El Martirologio Romano consigna hoy: «En Soissons, de la Galia Bélgica, santos Crispín y Crispiniano, mártires».
Estos dos mártires fueron muy famosos en el norte de Europa durante la Edad Media. Shakespeare los nombra en un monólogo de Enrique V en que el rey llama al combate, la víspera de una batalla, en el día de la fiesta de Sn Crispín.
Sobre nuestros santos de hoy dice El Testigo Fiel:
«Hay una tradición local, de Kent, en Inglaterra, que relaciona a estos mártires con el pequeño puerto de Faversham. Debía ser muy conocida en su tiempo, puesto que todavía existe: cuenta que los dos hermanos se refugiaron en dicho puerto para huir de la persecución y que abrieron una zapatería en el extremo de la calle Preston, “cerca del Pozo de la Cruz”. Un tal Mr. Southouse, que escribió alrededor del año 1670, dice que, en su época, “muchas personas extranjeras que practicaban el noble oficio de zapateros solían visitar el lugar”, de suerte que la tradición debía ser conocida fuera de Inglaterra. En la parroquia de Santa María de la Caridad había un altar dedicado a San Crispín y San Crispiniano».
Poco es lo que sabemos con certeza acerca de estos mártires, además de su existencia y de su martirio (ambos aparecen en el Martirologio Hieronymianum, del siglo VI). Es muy posible que hayan muerto en Roma y que sus reliquias hayan sido posteriormente transladadas a Soissons, donde empezó a tributárseles culto.
Nosotros nos ceñimos hoy a San Crispín, porque de él es la imagen que mostramos en esta entrada.
Tomamos las fotos hace varios años en el panteón de la Asociación de Socorros Mutuos San Crispín, en el cementerio de la Chacarita. La institución, una de las más antiguas de su tipo en el país, fue fundada en 1856.
San Crispín está rodeado de herramientas, que revelan su oficio de zapatero.
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