Uno de los numerosos vitrales de la porteña Basílica del Santísimo Sacramento está dedicado a la Beata Imelda.
Es lógico que así sea, pues ella se destacó por su piedad eucarística, es Patrona de los que toman la Primera Comunión, y fue protagonista de un milagro en el que una hostia voló hasta ella (que se hallaba absorta en oración cerca del tabernáculo, pero por su corta edad aun no podía comulgar), lo que motivó que el sacerdote que había celebrado la misa le diera inmediatamente la primera comunión, que fue también la última, ya que la niña, de sólo once años, murió tras consumir el Cuerpo del Señor.
Este episodio portentoso de la vida de Imelda Lambertini está representado en la parte inferior del vitral.
María Magdalena de Lambertini había nacido de padres nobles en Bolonia (Italia). Siendo aun muy niña fue acogida en el monasterio dominicano de Val di Pietra en la mencionada ciudad italiana, como «hermana monja». Su primera y última comunión y su muerte acontecieron el 12 de mayo de 1333. Su cuerpo se venera desde 1799 en la iglesia de San Segismundo de Bolonia. Su culto fue confirmado en 1826.
De un sitio de los dominicos tomamos la información precedente y la siguiente Oración Colecta de esta Memoria:
Señor Jesucristo,que llevaste al cielo a la Beata Imelda,herida por el amor ardiente a tu sagrado banquete;haz que nosotros, por su intercesión,acudamos con el mismo amora tu sagrada mesa,para que deseemos moriry merezcamos estar siempre contigo.Tú que vives y reinas con el Padreen la unidad del Espíritu Santoy eres Dios por los siglos de los siglos.
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