13 de diciembre de 2025

13 de diciembre: Santa Lucía

 

Pese a que es una de las santas más populares (su imagen aparece en muchísimos templos), una sola vez nos ocupamos de Santa Lucía en este blog.

Por otro lado, tampoco hasta hoy habíamos compartido imágenes de la iglesia de Santa Lucía ubicada en Palermo (aunque sí, en cambio, hemos visitado en nuestro blog la otra iglesia porteña dedicada a la santa, que se encuentra en el barrio de Barracas).

Para subsanar ambas "falencias" al mismo tiempo,  visitamos hoy el pequeño templo palermitano en la Memoria de su Titular, Santa Lucía, virgen y mártir.

Como ocurre en muchos otros casos, aunque hay elementos legendarios o fantasiosos en los relatos de la vida de Santa Lucía, son en cambio innegables su existencia real, su martirio (probablemente en la persecución de Diocleciano) y el culto que se le tributa desde tiempo muy antiguo. 

Leemos en "Los santos del Calendario Romano":

«De la pasión del siglo V o VI deriva la leyenda de los ojos que se habría arrancado por amor de Cristo, que tiene origen seguramente en la etimología popular del nombre de Lucía (de lux-crucis). Según este relato, en una peregrinación a la tumba de Santa Águeda, patrona de Catania, junto con su madre enferma, recibió de la santa, que se le apareció en sueños, la promesa de que el Señor glorificaría su ciudad de Siracusa, lo mismo que la de Catania, en vista del amor virginal de Lucía. Ésta obtuvo de su madre, curada en el viaje de vuelta, el poder destinar el patrimonio familiar que le correspondía como dote nupcial a asistencia de los pobres, provocando la venganza de su prometido abandonado, que la hizo arrastrar ante los jueces para ser sometida a la profanación violenta de su cuerpo. Pero no lo consiguió por virtud del Espíritu Santo, que la hizo tan pesada que no hubo manera de moverla; después de otras torturas, Lucía, herida en la garganta y pese a tenerla destrozada, siguió rezando y predicando al pueblo que asistía al martirio, muriendo sólo después de haber recibido el viático». 

En relación a su representación iconográfica tradicional y a su patronazgo como protectora contra los problemas de los ojos, citamos la obra "El Año Litúrgico", de Pascher:

«En el arte se representa generalmente a la santa con el puñal o la espada, con que, según la leyenda, se le atravesó el cuello. Extraña es como atributo suyo la fuente con los dos ojos, que no tiene fundamento alguno en la leyenda. Acaso sea una leyenda poética secundaria, la que explicaría que se la invoque en enfermedades de los ojos». Esa leyenda afirma que se le arrancaron los ojos, los cuales en las imágenes de la santa aparecen sostenidos por ella en una fuente. «María le habría dado otros nuevos más hermosos»

En la misma línea, y de un modo escueto y rotundo, esto decía el Misal Diario del padre Azcárate: 



El Martirologio Romano, sin mencionar ninguno de los supuestos hechos de la vida de Lucía, hace sutiles referencias al tema de la luz aludida en su nombre,  así como a las bodas (no celebradas con su prometido, sino con el Señor):

«Memoria de Santa Lucía, virgen y mártir, la cual, mientras vivió, conservó encendida la lámpara esperando al Esposo, y llevada al martirio en Siracusa, ciudad de Sicilia, mereció entrar con Él a las bodas y poseer la luz indefectible».



De las fotos -que tomamos en tres ocasiones distintas a lo largo de los años- surge que la imagen de Santa Lucía fue cambiada de ubicación y de ornato en la iglesia palermitana.

Terminemos esta entrada con la plegaria litúrgica de hoy, también muy sobria:

Oración colecta

Te pedimos, Señor y Dios nuestro,
que por la gloriosa intercesión de Santa Lucía,
virgen y mártir,
quienes celebramos su fiesta en la tierra
podamos contemplar su gloria en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

9 de diciembre de 2025

9 de diciembre: San Juan Diego

Hoy se celebra la Memoria de San Juan Diego. La celebramos con fotos que tomamos en 2016 en la Basílica de Santa Rosa de Lima y con unas letanías halladas en la Red.


Letanías a San Juan Diego ¹


Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.


Padre celestial, que eres Dios, 
Ten piedad de nosotros.

Hijo Redentor del mundo, que eres Dios, 
Ten piedad de nosotros.

Espíritu Santo, que eres Dios, 
Ten piedad de nosotros.


San Juan Diego, Ruega por nosotros.

Instruido en la doctrina del amor cristiano, 

Deseoso de aprender de los misioneros, 

Peregrino en la fe, la esperanza y la caridad,

Que abandonaste las sombras del paganismo, 

Que amaste la pobreza, 

Que practicaste la humildad, 

Que mantuviste un corazón limpio, 

Que viste el paraíso en el Tepeyac, 

Que fuiste testigo de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, 

Que oíste la dulce voz de María,

Que viste la belleza de María,

Que experimentarse la dulzura de María, 

Que admiraste la dulzura de María,

Tú que eres hijo predilecto de María,

Que obedeciste con prontitud a María, 

Que obedeciste y respetaste la jerarquía del obispo, 

Que soportaste las burlas y las incredulidades, 

Que supiste ser mensajero,

Que supiste ser paciente,

Que supiste ser prudente,

Que supiste ser perseverante,

Que renunciaste a privilegios,

Que atendiste con caridad a tu tío Juan Bernardino,

Que amaste a tu esposa María Lucía,

Que la hiciste vivir en la verdad del evangelio, 

Que subiste al cerro del Tepeyac,

Que cortaste las rosas del Tepeyac,

Que ofreciste su tilma a la Virgen de Guadalupe,

Que cuidaste de ella hasta la hora de tu muerte, 

Que te ocupaste con amor de las cosas de Dios, 

Que eres digno ejemplo de vida para nosotros,



Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

Ruega por nosotros, San Juan Diego, y si es voluntad de nuestro Señor, alcánzanos lo que te pedimos. 

...

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¹ Tomadas de la página en Facebook de las Fiestas Patronales Nuestra Señora De Guadalupe Atiquizaya

4 de diciembre de 2025

4 de diciembre: San Juan Damasceno

En el amplio cuadro titulado "Sinaxis de santos del Patriarcado de Antioquía - hombres y mujeres santos de la Sede Ortodoxa de Antioquía", entre otros muchas imágenes, se encuentra la de San Juan Damasceno, cuya Memoria la Iglesia, en Oriente y en Occidente, celebra hoy.



El Martirologio lo elogia así:

San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las sagradas imágenes, y hecho monje en la Laura de San Sabas, cerca de Jerusalén, compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue enterrado en este día.


La frase que aparece en el pergamino que sostiene el santo forma parte de los  los idiómelos de San Juan Damasceno que se leen en el Oficio de Difuntos en las iglesias ortodoxas orientales:

Tono 1º - ¿Qué goce terrenal está libre de tristeza? ¿Qué gloria es constante sobre la tierra? Todo es más tenue que la sombra y más ficticio que el sueño. En un momento todo desaparece con la muerte. Por eso, a la luz de tu rostro, oh Cristo, y en el goce de tu hermosura, concede el descanso a tus siervos difuntos, pues sólo Tu eres inmortal.

Tono 2º -  ¡Ay de mí! ¿Qué hazaña espera al alma al separarse del cuerpo? Cuánto se lamenta entonces y nadie se apiada de ella. Mira hacía los ángeles y no hay quien la escuche; extiende los brazos hacia los hombres y no hay quien la ayude. Queridos hermanos, meditemos en lo rápido que pasa nuestra vida y pidamos a Cristo descanso para nuestro hermano difunto y clemencia para nuestras almas.

(...) 


Oración Colecta:

 

Señor y Dios nuestro,

que la intercesión del presbítero San Juan Damasceno

nos ayude para que la verdadera fe,

que él enseñó tan admirablemente,

sea siempre nuestra luz y nuestra fuerza.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,

que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,

y es Dios, por los siglos de los siglos.

2 de diciembre de 2025

Martes de la Semana I de Adviento

En la misa de hoy se lee un fragmento del libro del profeta Isaías (11, 1-10) que comienza con estas palabras (11, 1-2):

«Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor -y lo inspirará el temor del Señor-».

Sabiduría, inteligencia, consejo,  fortaleza, ciencia y temor del Señor: el texto de Isaías menciona seis de los dones del Espíritu Santo. Los siete dones están representados en el púlpito de la iglesia de la Sagrada Familia, de la ciudad de Buenos Aires.


«Ya los Padres de la Iglesia empezaron a desdoblar el último don mencionado por Isaías, en Piedad y Temor de Dios. En el año 382, el Papa Dámaso habla del Espíritu septiforme que reposó sobre el Mesías: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios».

1 de diciembre de 2025

1° de diciembre: San Carlos de Foucauld

El 1° de diciembre de 2016, en su Memoria litúrgica, que ese año coincidía con el centenario de su muerte, nos ocupamos del entonces Beato Carlos de Foucauld.  Junto con una imagen suya, publicamos la famosa oración que comienza con las palabras "Padre, me pongo en tus manos", escrita por él, aunque no en la forma que hoy conocemos: está basada en una meditación más amplia, redactada en 1896, en la cual Carlos intentaba unirse a la oración de Jesús en la cruz.


Esa misma oración aparece en la iglesia del Corpus Domini (que hoy hace su primera aparición en este blog),  junto a una imagen de Cristo portando la Cruz. Al final de esta entrada se ve una foto ampliada de esa plegaria.

Carlos de Foucauld fue canonizado por el papa Francisco I el 15 de mayo de 2022 junto con otros nueve beatos. En esa ocasión dijo el pontífice:

Siempre, el amor que yo doy está unido al amor de Jesús por mí: “así”. Así como Él me ha amado, así yo puedo amar. Es así de simple la vida cristiana, ¡así de simple! Somos nosotros los que la complicamos con tantas cosas. Pero en realidad es así de simple.     

(...)

Y, en concreto, ¿qué significa vivir este amor? Antes de darnos este mandamiento, Jesús les lavó los pies a sus discípulos; y después de haberlo pronunciado, se entregó en el madero de la cruz. Amar significa esto: servir y dar la vida. Nuestros compañeros de viaje, hoy canonizados, vivieron la santidad de este modo: se desgastaron por el Evangelio abrazando con entusiasmo su vocación —de sacerdote, algunos; de consagrada, otras; de laico—, descubrieron una alegría sin igual y se convirtieron en reflejos luminosos del Señor en la historia. Esto es un santo o una santa, un reflejo luminoso del Señor en la historia. Intentémoslo también nosotros (...)  Intentémoslo también nosotros, porque todos estamos llamados a la santidad, a una santidad única e irrepetible.