31 de marzo de 2024

Domingo de Pascua de Resurrección

 

«Elevemos la gloria, el honor y las alabanzas al Dios vivo e inmortal que, por su Cruz, dio vida a sus criaturas, y,   por su Resurrección, salvó a su Iglesia y   alegró a su rebaño al levantarse de la muerte. Cuando aparezca al final de los tiempos, él dará gozo a su heredad. 

El Bueno, que es digno de gloria y  honor en esta  solemnidad y todos los    días de nuestra vida, y por todos los siglos».




«Te adoramos y te damos gracias, oh Hijo Unigénito del Padre, que descendiste al abismo de la muerte e hiciste admirables portentos en la mansión de los muertos, liberaste a los cautivos por tu Resurrección, despertaste a los justos sumergidos en el profundo sueño de la muerte y reuniste a los pueblos para que te adoraran y anunciaran tu salvación, proclamando alegremente:

¡Ayer el Rey fue crucificado y abatidopor el sufrimiento; hoy, por su por el sufrimiento; hoy, por su Resurrección, resplandece victoriosamente! 
¡Ayer fue atravesado su costado por una lanza; hoy, por su compasión fluyen las aguas del bautismo! ¡Ayer fue coronado de espinas; hoy corona a su Iglesia con esplendor!».


("Frumiyyun" [Preludio] y  fragmento inicial del "Sedro" [Cuerpo de la Oración]  que son parte del "Husoyo"  [Oración del Perdón] del Domingo de la Gloriosa Resurrección según la Liturgia Maronita)

La imagen corresponde a un vitral de la iglesia de la Asunción de la Virgen.

30 de marzo de 2024

Sábado Santo

 

Jesús, deshonrado y ultrajado, es puesto en un sepulcro nuevo con todos los honores. Nicodemo lleva una mezcla de mirra y áloe de cien libras para difundir un fragante perfume. Ahora, en la entrega del Hijo, como ocurriera en la unción de Betania, se manifiesta una desmesura que nos recuerda el amor generoso de Dios, la «sobreabundancia» de su amor. Dios se ofrece generosamente a sí mismo. Si la medida de Dios es la sobreabundancia, también para nosotros nada debe ser demasiado para Dios. Es lo que Jesús nos ha enseñado en el Sermón de la Montaña (Mt 5, 20). Pero es necesario recordar también lo que San Pablo dice de Dios, el cual «por nuestro medio difunde en todas partes el olor de su conocimiento. Pues nosotros somos [...] el buen olor de Cristo» (2 Co 2, 14-15). En la descomposición de las ideologías, nuestra fe debería ser una vez más el perfume que conduce a las sendas de la vida. En el momento de su sepultura, comienza a realizarse la palabra de Jesús: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, dará mucho fruto» (Jn 12, 24). Jesús es el grano de trigo que muere. Del grano de trigo enterrado comienza la gran multiplicación del pan que dura hasta el fin de los tiempos: él es el pan de vida capaz de saciar sobreabundantemente a toda la humanidad y de darle el sustento vital: el Verbo de Dios, que es carne y también pan para nosotros, a través de la cruz y la resurrección. Sobre el sepulcro de Jesús resplandece el misterio de la Eucaristía.

 


Oración:

Señor Jesucristo, al ser puesto en el sepulcro has hecho tuya la muerte del grano de trigo, te has hecho el grano de trigo que muere y produce fruto con el paso del tiempo hasta la eternidad. Desde el sepulcro iluminas para siempre la promesa del grano de trigo del que procede el verdadero maná, el pan de vida en el cual te ofreces a ti mismo. La Palabra eterna, a través de la encarnación y la muerte, se ha hecho Palabra cercana; te pones en nuestras manos y entras en nuestros corazones para que tu Palabra crezca en nosotros y produzca fruto. Te das a ti mismo a través de la muerte del grano de trigo, para que también nosotros tengamos el valor de perder nuestra vida para encontrarla; a fin de que también nosotros confiemos en la promesa del grano de trigo. Ayúdanos a amar cada vez más tu misterio eucarístico y a venerarlo, a vivir verdaderamente de ti, Pan del cielo. Auxílianos para que seamos tu perfume y hagamos visible la huella de tu vida en este mundo. Como el grano de trigo crece de la tierra como retoño y espiga, tampoco tú podías permanecer en el sepulcro: el sepulcro está vacío porque él –el Padre– no te «entregó a la muerte, ni tu carne conoció la corrupción» (Hch 2, 31; Sal 15, 10). No, tú no has conocido la corrupción. Has resucitado y has abierto el corazón de Dios a la carne transformada. Haz que podamos alegrarnos de esta esperanza y llevarla gozosamente al mundo, para ser de este modo testigos de tu resurrección.

(Meditación y oración en la XIV Estación del Vía Crucis de 2005 en el Coliseo de Roma). 

La imagen corresponde a la misma estación del Vía Crucis de la iglesia Inmaculada Concepción de Almagro. 

29 de marzo de 2024

Viernes Santo

 



En este Viernes Santo en que recordamos la Pasión y Muerte del Señor, ofrecemos un conjunto de fotos tomadas en la antigua e histórica iglesia de San Juan Bautista, en el centro porteño. Algunas de las imágenes las tomamos en 2016 y otras en 2023.




La explicación que acompaña a la bella imagen exime de otros comentarios.

Concluimos esta entrada con una oración al Nazareno, que también acompaña a la antigua imagen que hoy presentemos:

26 de marzo de 2024

Martes Santo

El Evangelio de la misa de hoy, Martes Santo, corresponde a un momento de la Última Cena, según el relato de San (Jn 13, 21-33. 36-38), en cuya primera parte (13, 21-30) Jesús anuncia la traición de Judas.  Veamos esa parte del texto (hay una frase que hemos puesto en negrita por los motivos que explicaremos abajo):

Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará».

Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.

Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere». Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?».

Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato».

Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: «Realiza pronto lo que tienes que hacer».

Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que hace falta para la fiesta», o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.

 

«Judas salió»:  el vitral muestra claramente ese momento. Jesús está «en la mesa con sus discípulos» y Juan «muy cerca de Jesús». El Iscariote, «después de recibir el bocado», se retira del Cenáculo para consumar su traición.

22 de marzo de 2024

Viernes de la Semana V de Cuaresma: Santa María junto a la Cruz

 

En una nueva Memoria de Santa María junto a la Cruz, transcribimos la Primera Lectura de la  misa de hoy.

Está tomada de la Carta de San Pablo a los cristianos de Roma  (8, 31b-39).

«Hermanos:

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores? ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?

¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.

Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor».

La imagen que ilustra esta entrada es un vitral de la iglesia porteña de la  Virgen de Pompeya.

20 de marzo de 2024

20 de marzo: San Juan Nepomuceno

Aunque San Juan Nepomuceno es conocido popularmente como "el santo del secreto de confesión", el Martirologio,  más prudentemente, no hace referencia a ello:

«En Praga, en Bohemia, San Juan Nepomuceno, presbítero y mártir, que por defender la Iglesia sufrió muchas injurias por parte del rey Wenceslao IV, y sometido a tormentos y torturas, todavía con vida fue arrojado al río Moldava».



En realidad, el hecho por el que San Juan Nepomuceno es llamado "el santo del secreto de confesión" es históricamente dudoso. Lo que se cuenta es que siendo Juan sacerdote en Praga, capital entonces del reino de Bohemia, fue nombrado predicador de la corte del rey Wenceslao IV, cuya esposa,  a su vez, eligió a Juan como su confesor. El rey, que creía que su mujer lo engañaba,  quiso hacer que Juan le revelara lo que ella le contaba en la confesión, pero como el santo rehusó, el monarca ordenó torturarlo y luego quitarle la vida arrojándolo al río Moldava desde un puente. San Juan Nepomuceno murió en 1393.

Hay otras versiones más plausibles y más documentadas respecto del hecho del martirio; sin embargo, la historia del secreto de confesión no revelado no necesariamente es falsa.  En todo caso es seguro que Juan Nepomuceno fue un mártir y recibió veneración de inmediato tras su muerte. 

Como detalle interesante y curioso, la Primera Lectura  de la Memoria de San Juan Nepomuceno, en el  Misal de la Forma Extraordinaria (y en su fecha anterior, el 16 de mayo) era la siguiente (del Misal Diario para América del padre Azcárate):

La imagen que vemos se venera en la Basílica del Santísimo Rosario de la ciudad de Buenos Aires. Es la primera vez que honramos a este santo en "Al ritmo del Año Litúrgico".

16 de marzo de 2024

16 de marzo: San José Gabriel del Rosario Brochero

En una vieja publicación del recordado semanario Esquiú de los años 90 del siglo pasado se anuncia la presentación de una nueva edición del poema criollo "El cura Brochero", del padre Julio Triviño, ilustrada por Manuel Jiménez. 


Decía la nota:

"Este poema es hijo del Martín Fierro", confesó el autor. Narrar la vida de Brochero en una poesía de expresión clásica y culta, seria un contrasentido. Como presentar un asado criollo en porcelana china. Así como el Martín Fierro cuenta la vida del hombre de campo argentino en la segunda mitad del siglo pasado, el poema del padre Triviño, sucesor del recordado apóstol cordobés en las sierras, narra la vida de un hombre que se consagró a la redención de los hombres de campo, en una formidable cruzada espiritual que dejara profundas huellas.

El poema narra, en treinta y tres cantos, la vida del cura Brochero, desde su nacimiento hasta su muerte. También se intercalan payadas al estilo de los sermones "brocherianos" porque —como lo afirma Triviño—, la predicación de la palabra de Dios fue algo esencial en la vida de José Gabriel Brochero.

Como recordó el autor, "El Cura Brochero" no es una  pieza de museo. Es un eslabón viviente de esa continuidad histórica que es la evangelización de América. Nada más justo y oportuno que exaltar la figura de este futuro santo argentino cuando, a cinco siglos del descubrimiento de América, la Iglesia nos invita a difundir la vida etemplar de los que, como este "Martín Fierro de sotana",  fueron verdaderos protagonistas de la evangelización en estas tierras.  En él honramos a todos los que han mantenido viva en nuestra Patria, en su devenir histórico, la llama de la fe cristiana. Hoy nos toca a nosotros continuar su obra. De no hacerlo, Dios, la Iglesia y la Patria nos lo demandarán.

La foto corresponde a una reliquia del cuerpo del santo que se exhibe a la piedad de los fieles en la Catedral de Córdoba. 

Esta entrada se completa con un fragmento del poema al que se refería la vieja nota de Esquiú, junto con una ilustración del libro.

13 de marzo de 2024

Miércoles de la Semana IV de Cuaresma: Conmemoración de la Flagelación del Señor

 

Estamos hoy frente a una conmemoración muy particular.

Cada miércoles de la semana IV de Cuaresma, en la iglesia de la Flagelación del Señor en Tierra Santa, se celebra, con el grado litúrgico de solemnidad -por tratarse del misterio Titular del templo-,  la singular Conmemoración  que hoy celebramos.


Oración colecta

Padre de infinita misericordia, que quisiste que tu único Hijo se sometiera por nuestra salvación al cruel tormento de la flagelación, concédenos reparar con una vida penitente el mal que hemos cometido y haz que el recuerdo constante de sus Llagas nos ayude a no ofenderlo de nuevo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

El vitral que representa a Jesús atado a una columna para ser flagelado se encuentra en la iglesia porteña de Nuestra Señora de Pompeya.

9 de marzo de 2024

9 de marzo: Santa Catalina de Bolonia

En la audiencia general del 29 de diciembre de 2010, Benedicto XVI se refirió a nuestra santa de hoy. Omitiendo sólo unas pocas palabras  ocasionales, transcribimos el texto de esa catequesis, acompañado con fotos (tomadas en 2018 y 2023) de una reliquia que se conserva en el museo anexo a la Basílica de San Francisco.


«Hoy quiero presentaros a (...) Santa Catalina de Bolonia, mujer de vasta cultura, pero muy humilde; dedicada a la oración, aunque siempre dispuesta a servir; generosa en el sacrificio, pero llena de alegría a la hora de aceptar con Cristo la cruz.

Nace en Bolonia el 8 de septiembre de 1413, primogénita de Benvenuta Mammolini y de Giovanni de Vigri, rico y culto patricio de Ferrara, doctor en derecho y lector público en Padua, donde desempeñaba actividad diplomática para Nicolás III d'Este, marqués de Ferrara. Las noticias sobre la infancia y la niñez de Catalina son escasas y no todas son seguras. De niña vive en Bolonia, en casa de sus abuelos; allí la educan los familiares, sobre todo su madre, mujer de gran fe. Se traslada con ella a Ferrara cuando tenía cerca de diez años y entra en la corte de Nicolás III d’Este como dama de honor de Margarita, hija natural de Nicolás. El marqués está transformando Ferrara en una espléndida ciudad, llamando a artistas y literatos de varios países. Promueve la cultura y, aunque lleve una vida privada poco ejemplar, cuida mucho el bien espiritual, la conducta moral y la educación de sus súbditos.

En Ferrara, Catalina no se deja influir por los aspectos negativos que conllevaba a menudo la vida de corte; goza de la amistad de Margarita y se convierte en su confidente; enriquece su cultura: estudia música, pintura y danza; aprende a escribir poesías y composiciones literarias, y a tocar la viola; se hace experta en el arte de la miniatura y de la copia; perfecciona el estudio del latín. En su futura vida monástica valorizará mucho el patrimonio cultural y artístico adquirido en estos años. Aprende con facilidad, con pasión y con tenacidad; muestra gran prudencia, singular modestia, gracia y amabilidad en el comportamiento. En cualquier caso, una nota la distingue de modo absolutamente claro: su espíritu constantemente dirigido a las cosas del cielo. En 1427, a sólo catorce años, entre otras razones como consecuencia de algunos acontecimientos familiares, Catalina decide dejar la corte, para unirse a un grupo de mujeres jóvenes provenientes de familias nobles que hacían vida común, consagrándose a Dios. Su madre, con fe, da su consentimiento, aunque tenía otros proyectos para ella.

No conocemos el camino espiritual de Catalina antes de esta decisión. Hablando en tercera persona, afirma que ha entrado al servicio de Dios «iluminada por la gracia divina (…) con recta conciencia y gran fervor», solícita día y noche en la santa oración, esforzándose por conquistar todas las virtudes que veía en los demás, «no por envidia, sino para agradar más a Dios, en quien había puesto todo su amor» (Le sette armi spirituali, VII, 8, Bolonia 1998, p. 12). Sus progresos espirituales en esta nueva fase de la vida son notables, pero también son grandes y terribles sus pruebas, sus sufrimientos interiores, sobre todo las tentaciones del demonio. Atraviesa una profunda crisis espiritual hasta el umbral de la desesperación (cf. ib., VII, pp. 12-29). Vive en la noche del espíritu, asaltada también por la tentación de la incredulidad respecto a la Eucaristía. Después de sufrir mucho, el Señor la consuela: en una visión le da el conocimiento claro de la presencia real eucarística, un conocimiento tan luminoso que Catalina no logra expresarlo con las palabras (cf. ib., VIII, 2, pp. 42-46). En el mismo período una prueba dolorosa se abate sobre la comunidad: surgen tensiones entre quienes quieren seguir la espiritualidad agustiniana y quienes se orientan más hacia la espiritualidad franciscana.

Entre 1429 y 1430 la responsable del grupo, Lucia Mascheroni, decide fundar un monasterio agustiniano. Catalina, en cambio, con otras, elige vincularse a la regla de santa Clara de Asís. Es un don de la Providencia, porque la comunidad habita cerca de la iglesia del Espíritu Santo anexa al convento de los Frailes Menores que se han adherido al movimiento de la Observancia. Así Catalina y sus compañeras pueden participar regularmente en las celebraciones litúrgicas y recibir una asistencia espiritual adecuada. También tienen la alegría de escuchar la predicación de San Bernardino de Siena (cf. ib., VII, 62, p. 26). Catalina narra que, en 1429 —tercer año desde su conversión— va a confesarse con uno de los Frailes Menores que estima, hace una buena confesión y pide intensamente al Señor que le conceda el perdón de todos los pecados y de la pena unida a ellos. Dios le revela en una visión que le ha perdonado todo. Es una experiencia muy fuerte de la misericordia divina, que la marca para siempre, dándole nuevo impulso para responder con generosidad al inmenso amor de Dios (cf. ib., ix, 2, pp. 46-48).

En 1431 tiene una visión del juicio final. La estremecedora escena de los condenados la impulsa a intensificar oraciones y penitencias por la salvación de los pecadores. El demonio sigue atacándola y ella se encomienda de modo cada vez más total al Señor y a la Virgen María (cf. ib., x, 3, pp. 53-54). En sus escritos, Catalina nos deja algunas anotaciones esenciales de esta misteriosa batalla, de la que sale vencedora con la gracia de Dios. Lo hace para instruir a sus hermanas y a quienes deseen encaminarse por la senda de la perfección: quiere poner en guardia ante las tentaciones del demonio, que a menudo se esconde bajo apariencias engañosas, para luego insinuar dudas de fe, incertidumbres vocacionales y sensualidad.

En el tratado autobiográfico y didascálico, Las siete armas espirituales, Catalina ofrece, al respecto, enseñanzas de gran sabiduría y de profundo discernimiento. Habla en tercera persona al referir las gracias extraordinarias que el Señor le da y en primera persona al confesar sus pecados. Su escrito refleja la pureza de su fe en Dios, la profunda humildad, la sencillez de corazón, el ardor misionero, el celo por la salvación de las almas. Identifica siete armas en la lucha contra el mal, contra el diablo: 1. tener cuidado y solicitud en obrar siempre el bien; 2. creer que nosotros solos nunca podremos hacer algo verdaderamente bueno; 3. confiar en Dios y, por amor a él, no temer nunca la batalla contra el mal, tanto en el mundo como en nosotros mismos; 4. meditar a menudo los hechos y las palabras de la vida de Jesús, sobre todo su pasión y muerte; 5. recordar que debemos morir; 6. tener fija en la mente la memoria de los bienes del Paraíso; 7. tener familiaridad con la Santa Escritura, llevándola siempre en el corazón para que oriente todos nuestros pensamientos y acciones. ¡Un buen programa de vida espiritual, también hoy, para cada uno de nosotros!

En el convento, Catalina, a pesar de que estaba acostumbrada a la corte de Ferrara, se ocupa de lavar, coser, hacer pan y cuidar de los animales. Todo, incluso los servicios más humildes, lo hace con amor y con obediencia pronta, dando a sus hermanas un testimonio luminoso. En efecto, ella ve en la desobediencia el orgullo espiritual que destruye cualquier otra virtud. Por obediencia acepta el cargo de maestra de novicias, pese a que se considere incapaz de desempeñar esta responsabilidad, y Dios sigue animándola con su presencia y sus dones: de hecho, es una maestra sabia y apreciada.

Más tarde le encomiendan el servicio del locutorio. Le cuesta mucho interrumpir a menudo la oración para responder a las personas que se presentan a la reja del monasterio, pero tampoco esta vez el Señor deja de visitarla y de estar cerca. Con ella el monasterio es cada vez más un lugar de oración, de ofrenda, de silencio, de esfuerzo y de alegría. A la muerte de la abadesa, los superiores piensan inmediatamente en ella, pero Catalina los impulsa a dirigirse a las Clarisas de Mantua, más instruidas en las Constituciones y en las observancias religiosas. Sin embargo, pocos años después, en 1456, piden a su monasterio que haga una nueva fundación en Bolonia. Catalina preferiría terminar sus días en Ferrara, pero el Señor se le aparece y la exhorta a cumplir la voluntad de Dios yendo a Bolonia como abadesa. Se prepara al nuevo compromiso con ayunos, disciplinas y penitencias. Va a Bolonia con dieciocho hermanas. Como superiora es la primera en la oración y en el servicio; vive en profunda humildad y pobreza. Cuando termina el trienio de abadesa es feliz de que la sustituyan, pero al cabo de un año debe retomar sus funciones, porque la nueva elegida se ha quedado ciega. Aunque sufre y la atormentan graves enfermedades, presta su servicio con generosidad y entrega.

A lo largo de un año más exhorta a sus hermanas a la vida evangélica, a la paciencia y a la constancia en las pruebas, al amor fraterno, a la unión con el Esposo divino, Jesús, a fin de preparar así la propia dote para las nupcias eternas. Una dote que Catalina ve en saber compartir los sufrimientos de Cristo, afrontando con serenidad necesidades, angustias, desprecio, incomprensión (cf. Le sette armi spirituali, X, 20, pp. 57-58). A comienzos de 1463 sus enfermedades se agravan; reúne a las hermanas por última vez en el capítulo, para anunciarles su muerte y recomendar la observancia de la Regla. Hacia finales de febrero padece fuertes sufrimientos que ya no la abandonarán, pero es ella quien consuela a las hermanas en el dolor, asegurándoles su ayuda también desde el cielo. Después de recibir los últimos sacramentos, entrega a su confesor el escrito Las siete armas espirituales y entra en agonía; su rostro se embellece y se ilumina; mira de nuevo con amor a cuantas la rodean y expira dulcemente, pronunciando tres veces el nombre de Jesús: es el 9 de marzo de 1463 (cf. I. Bembo, Specchio di illuminazione. Vita di S. Caterina a Bologna, Florencia 2001, cap. III). Catalina es canonizada por el Papa Clemente XI el 22 de mayo de 1712. La ciudad de Bolonia, en la capilla del monasterio del Corpus Domini, conserva su cuerpo incorrupto.

Queridos amigos, santa Catalina de Bolonia, con sus palabras y su vida, es una fuerte invitación a dejarnos guiar siempre por Dios, a cumplir diariamente su voluntad, aunque a menudo no coincida con nuestros proyectos, a confiar en su Providencia que nunca nos deja solos. Desde esta perspectiva, santa Catalina habla con nosotros. A pesar de que han pasado muchos siglos, es muy moderna y habla a nuestra vida. Como nosotros sufre la tentación, sufre las tentaciones de la incredulidad, de la sensualidad, de un combate difícil, espiritual. Se siente abandonada por Dios, se encuentra en la oscuridad de la fe. Pero en todas estas situaciones se agarra siempre a la mano del Señor, no lo deja, no lo abandona. Y avanzando de la mano del Señor, va por el camino correcto y encuentra la senda de la luz. Así, nos dice también a nosotros: ánimo, incluso en la noche de la fe, incluso entre tantas dudas que podemos tener, no dejes la mano del Señor, camina de su mano, cree en la bondad de Dios; ¡esto es ir por el camino correcto! Y quiero subrayar otro aspecto, el de su gran humildad: es una persona que no quiere ser alguien o algo; no quiere sobresalir; no quiere gobernar. Quiere servir, hacer la voluntad de Dios, estar al servicio de los demás. Precisamente por esto Catalina era creíble en la autoridad, porque se podía ver que para ella la autoridad era exactamente servir a los demás. Pidamos a Dios, por intercesión de nuestra santa, el don de realizar el proyecto que él tiene para nosotros, con valentía y generosidad, para que sólo él sea la roca firme sobre la cual se edifica nuestra vida».

Publicamos esta entrada en el día en que Catalina de Bolonia figura en el Martirologio; en calendarios propios franciscanos, sin embargo, se la celebra el 9 de mayo.

6 de marzo de 2024

6 de marzo: Santa Rosa de Viterbo

Rosa nació en Viterbo en 1234. Era hija de una familia modesta. 

En la adolescencia vistió el hábito franciscano como terciaria, después de que en una visión así se lo pidiera la Virgen. 

En tiempos del enfrentamiento entre güelfos y gibelinos, Rosa exhortaba a los fieles por las calles a ser leales a la Iglesia y al Papa. Por estas prédicas debió pasar un tiempo en el destierro. Quiso entrar en las clarisas pero no se lo permitieron, y permaneció seglar hasta su temprana muerte, ocurrida en 1252 ó 1253. 

Fue sepultada en la iglesia de Santa María en Podio, pero en 1258 su cuerpo fue trasladado a la iglesia del convento de Santa María de las Rosas (justamente donde había sido rechazada), como ella misma lo había vaticinado. En 1357, un incendio destruyó la iglesia,  pero el cuerpo de Rosa quedó intacto. Desde entonces, anualmente, el ataúd es llevado en procesión por las calles de Viterbo. 

La imagen que publicamos se venera en la iglesia santiagueña de San Francisco Solano; tomamos la foto en 2019.

4 de marzo de 2024

Lunes de la Semana III de Cuaresma

El Salmo Responsorial de la misa de hoy es el  Salmo 41 (41, 2-3; 42, 3. 4).


Un fragmento de ese bello salmo (el versículo 2) está representado y citado en una de las pinturas del presbiterio de la Basílica de María Auxiliadora: Quemadmodum desiderat cervus ad fontes aquarum, ita desiderat anima mea ad te, Deus.

Transcribimos a continuación el texto completo del Salmo Responsorial de hoy, destacando en negrita el fragmento que corresponde a la pintura.

R. Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo veré el rostro de Dios?


Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío. R.


Tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios? R.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R.

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R.

3 de marzo de 2024

Domingo III de Cuaresma

La Primera Lectura de la misa de hoy   trae la enumeración de los Diez Mandamientos del Decálogo según el libro del Éxodo (20, 1-17).

Transcribiremos a continuación la versión breve de la lectura (Éx 20, 1-4. 7-8. 12-17), ilustrando cada uno de los mandamientos con sendos vitrales que los representan, en la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores


 

Dios pronunció estas palabras:

«Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud.

No tendrás otros dioses delante de mí.

No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas.

Primer Mandamiento
(Moisés rompe las Tablas de la Ley al ver que el pueblo adora
a un becerro de oro)


No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano.

Segundo Mandamiento
(Pedro jura falsamente que no conoce a Jesús, la noche de la Pasión)


Acuérdate del día sábado para santificarlo.

Tercer Mandamiento
(Los discípulos de Jesús recogen espigas un sábado)


Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da.

Cuarto Mandamiento
(El regreso del hijo pródigo)


No matarás.

Quinto Mandamiento
(Dios le pide cuentas a Caín, que ha matado a Abel)


No cometerás adulterio.

Sexto Mandamiento
(En tiempos de Noé "los hombres tenía una conducta depravada"
y Dios envía el diluvio)



No robarás.

Séptimo Mandamiento
(Jesús recibe en su Reino al Buen Ladrón)


No darás falso testimonio contra tu prójimo.

Octavo Mandamiento
(Dan testimonio ante Jesús contra una mujer)


No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».


Noveno Mandamiento

Décimo Mandamiento