28 de octubre de 2021

28 de octubre: Fiesta de San Simón y San Judas

 

En 2019, al celebrar la fiesta de los apóstoles Simón y Judas, nos ocupamos sólo del segundo de ellos. Hoy dedicaremos la entrada a San Simón, y en este caso lo haremos con un vitral en la puerta de la Basílica de San Ponciano, en La Plata.

Simón es de los apóstoles de los que menos conocemos. El Martirologio sólo dice de él: «Fiesta de San Simón y San Judas, apóstoles, el primero llamado Cananeo o Zelotas».  En verdad, sabemos prácticamente sólo su nombre y su apodo:  Simón fue llamado por Mateo y Marcos «el cananeo», mientras que Lucas, en el Evangelio y en los Hechos, lo llama «el zelote».  Aparece en décimo o undécimo lugar en las listas de apóstoles (Lc 6, 15 y Mc 3, 18 respectivamente).

«Zelote» podría traducirse como «lleno de celo», sea que esto signifique simplemente "celoso cumplidor de la ley", o  bien miembro de una secta radical entre los judíos que se oponían a la dominación romana y a sus consecuencias. «Cananeo» podría significar «nacido en Caná» o bien ser la forma aramea original (qan'ana) del nombre (de origen griego) «zelote».

Simón no protagoniza ninguna anécdota particular en los evangelios y nada más sabemos sobre él después de Pentecostés. Pero la imaginación popular y la tradición completó de diversos modos las lagunas faltantes, por ejemplo, identificándolo con el novio de las Bodas de Caná o con el «Natanael de Caná» que menciona Juan (21, 2), etcétera.

San Fortunato de Poitiers (en el siglo VI) nos transmite que Simón evangelizó Persia con Judas Tadeo, y sufrió allí el martirio y fue enterrado. Como mártir, los atributos de Simón son  lanza, maza y espada, según las diversas historias acerca de su muerte.  Pero desde el siglo XIV, una leyenda tardía, según la cual lo habrían aserrado los adoradores del sol en Persia, le da el atributo de la sierra, que se hizo muy común:  en el vitral que ilustra esta entrada, por ejemplo, ese es el atributo que identifica a Simón.

Es considerado patrono de los aserradores, los tintoreros (pues según una leyenda fue también él tintorero), y finalmente, por confusión con el curtidor Simón, en cuya casa se hospedó Pedro en Jope (Hechos 9, 43; 10, 6),  también de los curtidores y trabajadores del cuero.

24 de octubre de 2021

Hallazgo de la Santa Cruz

En la Liturgia Armenia, tanto en la Iglesia Católica como en la Iglesia Apostólica, se celebra la Invención (Hallazgo) de la Santa Cruz. Dice el  sitio web de la iglesia católica armenia consagrada a Nuestra Señora de Narek: «En la Iglesia Armenia, celebramos el Hallazgo de la Cruz el séptimo domingo del período de la Cruz, que puede caer entre el 23 y el 29 de octubre».

De ese mismo sitio   tomamos la información que sigue:

«Antecedentes

Según la ley romana, tanto los condenados a muerte –en especial los cuerpos de los crucificados– como el instrumento de su tortura quedaban en el mismo sitio. El cuerpo de Cristo tuvo sepultura por orden y permiso de Pilatos, pero la Cruz –junto con las demás cruces– quedó enterrada en el mismo lugar del Gólgota, y así siguió durante 300 años.

El milagro

Después de la conversión del emperador Constantino, su madre Elena visitó Jerusalén con el propósito de honrar los Santos Lugares y descubrir la Cruz. Un judío estudioso llamado Judas la ayudó a localizar el sitio exacto del Gólgota. Empezaron a excavar y, a una profundidad de 6 metros, encontraron las 3 cruces. Era imposible distinguir la cruz de Cristo de las cruces de los ladrones. Entonces probaron las cruces poniendo el cadáver de un muchacho recién fallecido sobre cada una de ellas, a la espera de un milagro. Sobre la tercera cruz el muchacho resucitó, revelando la verdadera cruz de Cristo. El judío Judas se convirtió al cristianismo. La Cruz fue colocada y elevada dentro de la gran Catedral de Jerusalén por Elena, y quedó allí durante 400 años.

Festividad litúrgica

(...) El Himno del Día menciona los principales protagonistas de esta historia. En la primera estrofa se hace referencia a Elena (“la reina que ama a Dios”); en la segunda, al “bienaventurado Judas”; y en la última, al “joven muerto”, que es vivificado por la Santa Cruz...».


Ilustramos la entrada con dos imágenes de la típica cruz armenia [jachkar, jachtkar o khachkar (en armenio: խաչքար, «cruz de piedra»)]; ambas fotos fueron tomadas en la Catedral católica Nuestra Señora de Narek de la ciudad de Buenos Aires. Las fotografías, como siempre, son propias.


Y para terminar, compartimos unos fragmentos de la Liturgia del día:

ENTRADA (Ժամամուտ - Yamamúd)
Ante tu venerable Cruz, que todo lo vence, nos postramos en adoración y suplicamos el perdón de nuestros pecados; porque por medio de ella suprimiste la condenación del género humano. Y ahora, por medio de tu santo divino símbolo, concede tu paz celestial a todo el mundo.

HIMNO DEL DÍA (Ճաշու շարական - Dyashú sharagán)
El Señor reinó, se vistió de majestad.
Hoy el venerable madero de la Cruz depositado en el Gólgota, es buscado por la reina que ama a Dios. Venid, fieles, inclinémonos ante el divino santo símbolo.
Hoy el Gólgota presenta la cruz que estaba escondida en la tierra; ella
es ensalzada con inciensos de suave aroma por el bienaventurado
Judas. Venid, fieles, inclinémonos ante el divino santo símbolo.
Gloria al Padre † y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y
por los siglos de los siglos; amén.
Hoy por medio de la santa Cruz redentora es vivificado el joven
muerto, y Satanás llora su propia ruina. Mas nosotros, fieles de
Cristo, inclinémonos ante el divino santo símbolo.

LECTURA (Ընթերցուած - Ëntertsvádz)
Antífona (Sal. 4, 7b-8.2)
La luz de tu rostro se ha grabado sobre nosotros, y diste alegría a
nuestros corazones. Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi
defensor, tú, que en la angustia me diste un desahogo: ten piedad
de mí y escucha mi oración.

Lectura: 1 Cor 1, 18-24 

EVANGELIO (Աւետարան - Avedarán)
Aleluya (Sal. 85,16b-17a)
¡Aleluya, aleluya!
Fortalece a tu servidor, salva al hijo de tu servidora. Dame una prueba de tu bondad. ¡Aleluya!

 Evangelio: Mateo. 24, 27-36

23 de octubre de 2021

23 de octubre: San Juan de Capistrano



Dice hoy el Martirologio: 

«San Juan de Capistrano, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que luchó en favor de la disciplina regular, estuvo al servicio de la fe y costumbres católicas en casi toda Europa, y con sus exhortaciones y plegarias mantuvo el fervor del pueblo fiel, defendiendo también la libertad de los cristianos. En la localidad de Ujlak, junto al Danubio, en el reino de Hungría, descansó en el Señor».

En "Los santos del Calendario Romano", de Enzo Lodi, leemos: 

«La memoria facultativa de San Juan de Capistrano, muerto en Ilok (Villaco, junto a Sirmio, en Austria) el 23 de octubre de 1456, canonizado en 1690 e inscrito en el calendario en 1890 en una fecha arbitraria (28 de marzo), nos remite al corazón de la Iglesia y de la Europa en el siglo XV, atormentada por el gran cisma y por la amenaza de los turcos. 

Nacido en Capistrano, cerca de L'Aquila (en el reino de Nápoles) en 1386 (...), tras la muerte de su padre y los estudios jurídicos en Perugia ejerció el arte forense, convirtiéndose durante doce años en el príncipe de las jurisconsultos de la ciudad, de la que luego fue nombrado gobernador en 1412. Hecho prisionero cuando Perugia fue derrotada por los Malatesta de Rimini (...), tuvo una visión de San Francisco. que lo invitaba a entrar en su orden. Abandonó a su prometida y sus bienes y, después de una prueba de vocación, fue aceptado en los observantes del Monte de Perugia En 1416 vistió el hábito franciscano e hizo la profesión religiosa, cursando los estudios teológicos con Juan de la Marca (luego santo), y tuvo por primer maestro a San Bernardino de Siena. Ordenado sacerdote en 1418, se dedicó a la predicación, recorriendo las provincias italianas para combatir todos los errores e invitar a la conversión, convirtiéndose también en legislador de la renovación franciscana de la observancia.

Su apostolado en Italia se desarrolló en la lucha contra los "Fraticelli", para la que Martín V le dio (junto con Juan de la Marca) plenos poderes (1426). También Eugenio IV, cuya elección había predicho, le encargó (...) examinar la causa de los jesuatos, discípulos del beato Juan Colombini, atestiguando su inocencia ante el mundo católico (1437). Fue enviado a Oriente como visitador de la Orden (1439); luego, tras el Concilio de Florencia, en que sus esfuerzos ecuménicos fueron coronados por el éxito, fue nombrado Nuncio Apostólico en Sicilia y Legado en Francia ante Carlos VII. Fue misionero en Alemania, Austria (Baviera, Sajonia, Silesia), Polonia y por fin Hungría, donde, con el favor de Nicolás V y después de Calixto III,  predicó la cruzada contra los turcos, que, tras la conquista de Constantinopla (1453), asediaron la fortaleza de Belgrado en la frontera de Hungría (rodeada por las aguas del Sava y del Danubio). 

A su celo se debió la victoria que el general Juan Hunyadi, secundado por la fuerza de las oraciones hechas en el nombre de Jesús (según el símbolo de San Bernardino) y de la santa cruz, obtuvo en 1456 (es la fecha de la institución de la fiesta de la Transfiguración del Señor, para conmemorar el acontecimiento). Poco después de esta victoria murió Juan, a la edad de setenta años. Ha dejado muchos manuscritos (...), fuente histórica del primer Renacimiento». 


La imagen se venera en la iglesia de San Francisco de la ciudad de Santa Fe.

18 de octubre de 2021

18 de octubre: Nuestra Señora de Schoenstatt



Hoy se celebra a Nuestra Señora de Schoenstatt, porque en igual fecha de 1914 tuvo lugar la "Alianza de Amor con María"  que dio origen al Santuario de Schoenstatt. 

El padre José Kentenich, junto con los jóvenes a quienes dirigía, hizo un "pacto" con la Santísima Virgen el 18 de octubre de 1914, «también en representación de todos los que algún día lo realizarían. En aquel momento, el Padre Kentenich, al interpretar los deseos de Dios, pidió a María que se estableciera espiritualmente en el Santuario para transformarlo en un lugar de gracias; que se ocupara de la educación y crecimiento interior de los jóvenes y que los tomara como instrumentos en sus manos para la renovación religiosa y moral del mundo. Para colaborar con Ella, los jóvenes le entregarían su serio esfuerzo por alcanzar la santidad. Cada persona que sella la Alianza, se inserta en aquella primera Alianza de Amor que dio origen a Schoenstatt»  (→fuente).

María es venerada en Schoenstatt, ya desde entonces, como “Madre tres veces Admirable” (en latín Mater Ter Admirabilis,  a veces abreviado "MTA"). 

Más tarde, en 1939, se añadió al nombre oficial de la Virgen de Schoenstatt la palabra "Reina"; hacia el final de la vida del padre José Kentenich, en 1966, se agregó el título de "Victoriosa".  
Entonces la advocación quedó completa de esta manera: Madre, Reina y Victoriosa Tres veces Admirable de Schoenstatt.







La imagen de la foto -que tomamos en octubre de 2019- se venera en la iglesia de Nuestra Señora de Lima de la ciudad de Bragado.

12 de octubre de 2021

12 de octubre: Nuestra Señora de la Concepción Aparecida

 

Hoy, 12 de octubre, se celebra a Nuestra Señora Aparecida, declarada Patrona de Brasil por el Papa Pío XI y cuya imagen se venera en la Basílica que lleva su nombre, en el estado de San Pablo.

La historia de esta advocación se inicia en 1717, cuando un grupo de pescadores encontraron en el río Paraiba una imagen de la Inmaculada Concepción hecha en terracota  de unos 36 centímetros de altura. Según una versión de la historia, primero encontraron el cuerpo y luego la cabeza. La imagen presentaba un color oscuro, probablemente por el tipo de material del que estaba hecha y por haber pasado mucho tiempo expuesta a las aguas del río.  El hallazgo tuvo lugar después de que los pescadores habían pedido la intercesión de la Virgen María para que no les faltara el sustento necesario; por eso, pensaron que se trataba de una señal de que María los había escuchado. Y así fue: poco después, los pescadores volvían del mar con las redes llenas. Uno de ellos llevó la imagen a su casa y le armó un sencillo altar; más tarde, otro pescador trasladó la imagen a Itaguassú, donde le construyó un oratorio en su casa, donde los vecinos se reunían para rezar el Rosario y cantarle a la Virgen. No hay certeza sobre el origen de la imagen de la Virgen o de cómo apareció flotando sobre las aguas del río, pero todo indica que su fabricación se remonta a los primeros tiempos de la colonización de Brasil.

El título de "Aparecida" alude a la manera como la imagen fue encontrada. Es la Virgen que “apareció” para ayudar a sus hijos.

En 1743 se comenzó a construir el templo de Nuestra Señora Aparecida,  que fue inaugurado el 26 de julio de 1745. En 1955 comenzó la construcción de la actual basílica, que fue consagrada el 4 de julio de 1980 por San Juan Pablo II, durante su visita a Brasil. Es el santuario mariano más grande del mundo.

La foto corresponde al pequeño oratorio que hay al pie del Cristo Redentor de Río de Janeiro.

9 de octubre de 2021

Santa María "en sábado"

En junio de 2016 visitamos la iglesia de Nuestra Señora de Pompeya de la ciudad de Concordia, pero esta es la primera vez que ese templo entrerriano aparece en nuestro blog.

En este mes  de las Misiones, recordando con gratitud y alabanza la obra evangelizadora de España en nuestro continente, dedicamos esta conmemoración sabatina de la Madre de Dios al retablo de  Nuestra Señora de la Esperanza, Madre de América, en dicho templo.

Como en el retablo está expresamente mencionada la oración a Nuestra Señora de América compuesta por Eduardo Pironio,  la transcribimos a continuación:

Virgen de la esperanza,
Madre de los pobres,
Señora de los que peregrinan: óyenos.

Hoy te pedimos por América,
el continente que tú visitas,
con los pies descalzos,
ofreciéndole la riqueza
del Niño que aprietas en tus brazos.
Un niño pobre, que nos hace ricos.
Un niño esclavo, que nos hace libres.

Virgen de la esperanza:
América despierta.
Sobre sus cerros despunta la luz
de una mañana nueva.
Es el día de la salvación
que ya se acerca.
Sobre los pueblos que marchaban en
tinieblas, ha brillado una gran luz.
Esa luz es el Señor que tú nos diste,
hace mucho, en Belén, a medianoche.
Queremos caminar en la esperanza.



  
Madre de los pobres
hay mucha miseria entre nosotros.
Falta el pan material en muchas casas.
Falta el pan de la verdad en muchas mentes.
Falta el pan del amor en muchos hombres.
Falta el Pan del Señor en muchos pueblos.
Tú conoces la pobreza y la viviste.
Danos alma de pobres para ser felices.
Pero alivia la miseria de los cuerpos
y arranca del corazón de tantos
hombres el egoísmo que empobrece.


Señora de los que peregrinan:
Somos el Pueblo de Dios
en América.
Somos la Iglesia
que peregrina hacia la Pascua.


Que los obispos tengan
un corazón de padre.
Que los sacerdotes sean
los amigos de Dios para los hombres.
Que los religiosos muestren la alegría
anticipada del Reino de los Cielos.
Que los laicos sean ante el mundo
testigos del Señor resucitado.
Y que caminemos juntos con
todos los hombres y mujeres,
compartiendo sus angustias y esperanzas.
Que los pueblos de América
vayan avanzando hacia el progreso
por los caminos de la paz en la justicia.


Nuestra Señora de América:
ilumina nuestra esperanza,
alivia nuestra pobreza,
peregrina con nosotros,
hacia el Padre.
Así sea.

7 de octubre de 2021

7 de octubre: Nuestra Señora del Rosario

«Memoria de la santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquélla que estuvo especialmente unida a la encarnación, pasión y resurrección del Hijo de Dios», dice el Martirologio.


Prefacio  "María, modelo de la Iglesia en oración"

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
y alabarte debidamente en esta celebración
en honor de la Virgen María.

Ella, al aceptar tu Palabra con limpio corazón,
mereció concebirla en su seno virginal,
y al dar a luz a su Hijo,
preparó el nacimiento de la Iglesia.

Ella, al recibir junto a la Cruz
el testamento de tu amor divino,
tomó como hijos a todos los hombres
nacidos a la vida sobrenatural
por la muerte de Cristo.

Ella, en la espera pentecostal del Espíritu,
al unir sus oraciones a las de los discípulos,
se convirtió en modelo de la Iglesia suplicante.

Desde su Asunción a los Cielos,
acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina,
y protege sus pasos hacia la Patria celeste
hasta la Venida gloriosa del Señor.

Por eso,
con todos los ángeles y santos,
te alabamos cantando sin cesar...

Santo, Santo, Santo...




 Tomamos las fotos en Luque, Paraguay, en enero de 2018.

5 de octubre de 2021

5 de octubre: Santa Faustina Kowalska

5 de octubre: «En Cracovia, en Polonia, santa María Faustina (Elena) Kowalska, virgen de la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, que anunció solícita el misterio de la divina misericordia» (Martirologio Romano).

El papa Juan Pablo II dijo en la ceremonia de su canonización, en la Octava de Pascua, 30 de abril del año 2000:

«"Confitemini Domino quoniam bonus, quoniam in saeculum misericordia eius", "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia" (Sal 118, 1). Así canta la Iglesia en la octava de Pascua, casi recogiendo de labios de Cristo estas palabras del Salmo; de labios de Cristo resucitado, que en el Cenáculo da el gran anuncio de la misericordia divina y confía su ministerio a los Apóstoles: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. (...) Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos" (Jn 20, 21-23).

Antes de pronunciar estas palabras, Jesús muestra sus manos y su costado, es decir, señala las heridas de la Pasión, sobre todo la herida de su corazón, fuente de la que brota la gran ola de misericordia que se derrama sobre la humanidad. De ese corazón sor Faustina Kowalska, la beata que a partir de ahora llamaremos santa, verá salir dos haces de luz que iluminan el mundo: "Estos dos haces ―le explicó un día Jesús mismo― representan la sangre y el agua" (Diario, Librería Editrice Vaticana, p. 132).

¡Sangre y agua! Nuestro pensamiento va al testimonio del evangelista san Juan, quien, cuando un soldado traspasó con su lanza el costado de Cristo en el Calvario, vio salir "sangre y agua" (Jn 19, 34). Y si la sangre evoca el sacrificio de la cruz y el don eucarístico, el agua, en la simbología joánica, no sólo recuerda el bautismo, sino también el don del Espíritu Santo (cf. Jn 3, 5; 4, 14; 7, 37-39).

La misericordia divina llega a los hombres a través del corazón de Cristo crucificado: "Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia en persona", pedirá Jesús a sor Faustina (Diario, p. 374). Cristo derrama esta misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la misericordia un "segundo nombre" del amor (cf. Dives in misericordia, 7), entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón?

Hoy es verdaderamente grande mi alegría al proponer a toda la Iglesia, como don de Dios a nuestro tiempo, la vida y el testimonio de sor Faustina Kowalska. La divina Providencia unió completamente la vida de esta humilde hija de Polonia a la historia del siglo XX, el siglo que acaba de terminar. En efecto, entre la primera y la segunda guerra mundial, Cristo le confió su mensaje de misericordia. Quienes recuerdan, quienes fueron testigos y participaron en los hechos de aquellos años y en los horribles sufrimientos que produjeron a millones de hombres, saben bien cuán necesario era el mensaje de la misericordia.

Jesús dijo a sor Faustina: "La humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija con confianza a la misericordia divina" (Diario, p. 132). A través de la obra de la religiosa polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX, último del segundo milenio y puente hacia el tercero. No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

...


"Misericordias Domini in aeternum cantabo" (Sal 89, 2). A la voz de María santísima, la "Madre de la misericordia", a la voz de esta nueva santa, que en la Jerusalén celestial canta la misericordia junto con todos los amigos de Dios, unamos también nosotros, Iglesia peregrina, nuestra voz.

Y tú, Faustina, don de Dios a nuestro tiempo, don de la tierra de Polonia a toda la Iglesia, concédenos percibir la profundidad de la misericordia divina, ayúdanos a experimentarla en nuestra vida y a testimoniarla a nuestros hermanos. Que tu mensaje de luz y esperanza se difunda por todo el mundo, mueva a los pecadores a la conversión, elimine las rivalidades y los odios, y abra a los hombres y las naciones a la práctica de la fraternidad. Hoy, nosotros, fijando, juntamente contigo, nuestra mirada en el rostro de Cristo resucitado, hacemos nuestra tu oración de abandono confiado y decimos con firme esperanza: "Cristo, Jesús, en ti confío"».

La foto la tomé en febrero de 2019 en la Catedral de Formosa.

2 de octubre de 2021

2 de octubre: Santos Ángeles Custodios



«Queridos hermanos y hermanas, invoquemos con confianza (...) la protección de los ángeles custodios (...). La presencia invisible de estos espíritus bienaventurados nos es de gran ayuda y consuelo: caminan a nuestro lado y nos protegen en toda circunstancia, nos defienden de los peligros y podemos recurrir a ellos en cualquier momento. Muchos santos mantuvieron con los ángeles una relación de verdadera amistad, y son numerosos los episodios que testimonian su ayuda en ocasiones particulares. Como recuerda la carta a los Hebreos, los ángeles son enviados por Dios "a asistir a los que han de heredar la salvación" (Hb 1, 14), y, por tanto, son para nosotros un auxilio valioso durante nuestra peregrinación terrena hacia la patria celestial». 

Son palabras de Benedicto XVI en Castelgandolfo, el 29 de septiembre de 2008. Con ellas, y con dos imágenes de ángeles "músicos", en fotos que tomamos en la iglesia de San Antonio, en Areco, en enero de este año, celebramos la Memoria de hoy.

1 de octubre de 2021

1° de octubre: Santa Teresita del Niño Jesús

En la iglesia porteña de Nuestra Señora de las Mercedes hay una capilla, separada de la nave del templo, dedicada a Santa Teresita.


«Teresa Martín, carmelita descalza de Lisieux, -decía Juan Pablo II el día en que la declaró Doctora de la Iglesia, el Domingo Misional de 1997- deseaba ardientemente ser misionera. Y lo fue, hasta el punto de que pudo ser proclamada patrona de las misiones. Jesús mismo le mostró de qué modo podía vivir esa vocación: practicando en plenitud el mandamiento del amor, se introduciría en el corazón mismo de la misión de la Iglesia, sosteniendo con la fuerza misteriosa de la oración y de la comunión a los heraldos del Evangelio. Así, ella realizó lo que subrayó el Concilio Vaticano II, cuando enseñó que la Iglesia, por su naturaleza, es misionera (cf. Ad Gentes, 2). No sólo los que escogen la vida misionera, sino también todos los bautizados, de alguna manera, son enviados ad gentes. Por eso, he querido escoger este domingo misionero para proclamar Doctora de la Iglesia universal a Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz: una mujer, una joven y una contemplativa.

(...) Santa Teresa de Lisieux no pudo acudir a universidades ni realizar estudios sistemáticos. Murió muy joven y, a pesar de ello, desde hoy tendrá el honor de ser Doctora de la Iglesia, un notable reconocimiento que la exalta en la estima de toda la comunidad cristiana más de lo que pudiera hacer un "título académico". En efecto, cuando el Magisterio proclama a alguien Doctor de la Iglesia, desea señalar a todos los fieles, y de modo especial a los que prestan en la Iglesia el servicio fundamental de la predicación o realizan la delicada tarea de la investigación y la enseñanza de la teología, que la doctrina profesada y proclamada por una persona puede servir de punto de referencia, no sólo porque es acorde con la verdad revelada, sino también porque aporta nueva luz sobre los misterios de la fe, una comprensión más profunda del misterio de Cristo. El Concilio nos recordó que, con la asistencia del Espíritu Santo, crece continuamente en la Iglesia la comprensión del "depositum fidei", y a ese proceso de crecimiento no sólo contribuyen el estudio rico de contemplación a que están llamados los teólogos y el magisterio de los pastores, dotados del "carisma cierto de la verdad", sino también el "profundo conocimiento de las cosas espirituales" que se concede por la vía de la experiencia, con riqueza y diversidad de dones, a quienes se dejan guiar con docilidad por el Espíritu de Dios (cf. Dei Verbum, 8). La Lumen Gentium, por su parte, enseña que en los santos "nos habla Dios mismo" (n. 50). Por esta razón, con el fin de profundizar en los divinos misterios, que son siempre más grandes que nuestros pensamientos, se atribuye un valor especial a la experiencia espiritual de los santos, y no es casualidad que la Iglesia escoja únicamente entre ellos a las personas a quienes quiere otorgar el título de "Doctor".

Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz es la más joven de los "Doctores de la Iglesia", pero su ardiente itinerario espiritual manifiesta tal madurez, y las intuiciones de fe expresadas en sus escritos son tan vastas y profundas, que le merecen un lugar entre los grandes maestros del espíritu. En la carta apostólica que he escrito para esta ocasión, he señalado algunos aspectos destacados de su doctrina. Pero no puedo menos de recordar, en este momento, lo que se puede considerar el culmen, a la luz del relato del conmovedor descubrimiento que hizo de su vocación particular dentro de la Iglesia. "La caridad escribe me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto por diferentes miembros, no le faltaba el más noble de todos: comprendí que la Iglesia tenía un corazón y que este corazón ardía de amor. Comprendí que sólo el Amor hacía actuar a los miembros de la Iglesia: que si el Amor se apagara, los apóstoles no anunciarían el Evangelio, los mártires no querrían derramar su sangre (...). Comprendí que el amor encerraba todas las vocaciones (...). Entonces, con alegría desbordante, exclamé: oh Jesús, Amor mío, (...) por fin he encontrado mi vocación. Mi vocación es el amor" (Ms B, 3 v). Es una página admirable (...)

Teresa de Lisieux no sólo captó y describió la profunda verdad del amor como centro y corazón de la Iglesia, sino que la vivió intensamente en su breve existencia. Precisamente esta convergencia entre la doctrina y la experiencia concreta, entre la verdad y la vida, entre la enseñanza y la práctica, resplandece con particular claridad en esta santa, convirtiéndola en un modelo atractivo especialmente para los jóvenes y para los que buscan el sentido auténtico de su vida. Frente al vacío espiritual de tantas palabras, Teresa presenta otra solución: la única Palabra de salvación que, comprendida y vivida en el silencio, se transforma en manantial de vida renovada. A una cultura racionalista y muy a menudo impregnada de materialismo práctico, ella contrapone con sencillez desarmante el "caminito" que, remitiendo a lo esencial, lleva al secreto de toda existencia: el amor divino que envuelve y penetra toda la historia humana. En una época, como la nuestra, marcada con gran frecuencia por la cultura de lo efímero y del hedonismo, esta nueva Doctora de la Iglesia se presenta dotada de singular eficacia para iluminar el espíritu y el corazón de quienes tienen sed de verdad y de amor».

En una de las paredes de la misma capilla se lee una frase de la santa, que sintetiza su mensaje y lo que San Juan Pablo II expresaba en la homilía de la que acabamos de transcribir algunos fragmentos escogidos:

«Para vivir en un acto de perfecto amor, me ofrezco como víctima de holocausto a vuestro amor misericordioso, suplicando que me consumáis sin cesar, dejando desbordar, en mi alma, los raudales de amor que en Vos se encierran...». Son palabras que forman parte de la consagración o "acto de ofrenda al amor misericordioso" que hizo Teresita en la fiesta de la Santísima Trinidad de 1895.