29 de diciembre de 2017

29 de diciembre: Santo Tomás Becket

La Memoria de Santo Tomás Becket, Arzobispo de Canterbury, asesinado el 29 de diciembre del año 1170 en la Catedral y canonizado en 1173, es celebrada ya desde el siglo XII en el mismo día de su muerte, que cae dentro de la Octava de Navidad.

Nació en Londres en 1117 ó 1118, de familia normanda. Fue archidiácono y colaborador de Teobaldo,  Arzobispo de Canterbury.  Luego fue nombrado Canciller de Inglaterra por Enrique II.  Al morir Teobaldo, Tomás fue su sucesor en la Sede Primada de Canterbury. Desde entonces se convirtió en un firme defensor de los derechos de la Iglesia, incluso enfrentando al soberano. En 1162 fue ordenado sacerdote y obispo. Sus dificultades con el Rey se acrecentaron tras varias cuestiones que sería largo enumerar aquí, por lo que el monarca, según se cuenta, llegó a exclamar: "¿Quién me va a librar de este sacerdote intrigante?".  Cuatro caballeros interpretaron la frase como una invitación a deshacerse del obispo y se dirigieron a Canterbury. Tomás Becket fue advertido, pero se mantuvo en su puesto; recibió a los asesinos en la Catedral, vestido con  los ornamentos sagrados, y se dejó apuñalar sin ofrecer resistencia, levantando las manos como en la plegaria litúrgica. Murió encomendando su causa a Dios "por el nombre de Jesús y por la defensa de la Iglesia".



El Martirologio lo elogia con estas palabras:  "Santo Tomas Becket, obispo y mártir, que, por defender la justicia y la Iglesia, fue obligado a desterrarse de la sede de Canterbury y de su misma patria, Inglaterra, a la que volvió al cabo de seis años y donde padeció mucho hasta que emigró hacia Cristo, al ser asesinado en la catedral por los esbirros del rey Enrique II".

Comentamos la  Oración Colecta de la Misa de hoy siguiendo el texto de Enzo Lodi en su libro "Los santos del Calendario Romano":

" La colecta, que deriva del propio de la Iglesia de Inglaterra, pone de manifiesto el valor de este sacrificio, pidiendo: 


"Señor, que has dado a Santo Tomás Becket 
grandeza de alma 
para entregar su vida en pro de la justicia, 
concédenos, por su intercesión, 
sacrificar por Cristo nuestra vida terrena 
para recuperarla de nuevo en el cielo". 

Tomás es, sin duda, el modelo de esta coherencia con su misión de obispo. En efecto, como canciller había defendido primero los derechos del rey, incluso contrarios a la Iglesia; pero tras su elección se convirtió en paladín tanto contra la reivindicación de las cortes seculares de juzgar y sancionar a los eclesiásticos por causas ya tratadas por los tribunales de la Iglesia como a favor de la exención de los impuestos de los eclesiásticos y, por fin, de la libertad de apelar a Roma en los casos contenciosos. (...)  No se trataba tanto de una lucha político-religiosa, sino de una verdadera defensa de la libertad de la Iglesia, como él mismo dijo antes de morir, mientras lo apuñalaban.

La intercesión de la colecta, que nos invita a nosotros también a optar por un heroísmo semejante hasta perder la vida en este mundo por mantenernos fieles al Evangelio (Mc 8,35), recuerda otra frase pronunciada como testamento por el obispo mártir ante los monjes que le disuadían de que permaneciera en su puesto: 'Hemos venido para sufrir y no para luchar, y venceremos a nuestro enemigo más con el dolor que con la lucha' ".

La hermosa imagen que ilustra esta entrada se exhibe en la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, en el microcentro porteño.

Próxima entrada: 2 de enero (San Basilio Magno)

25 de diciembre de 2017

25 de diciembre: Solemnidad de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo




Un hermoso pesebre artesanal que se exhibe en la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes (sobre la calle Echeverría) ilustra la entrada de hoy, día de la Navidad del Señor. Añadimos bajo estas líneas los textos bíblicos (de los Evangelios de Lucas y de Mateo) que muestran la presencia de los distintos personajes en el pesebre


José y  María:

En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. 

El Niño:

Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;  y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.

Los pastores:

En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.  De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor,  pero el Angel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:  Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.  Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

Los ángeles:

Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:  ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él».

Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado». Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.  Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,  y todos los que los escuchaban quedaron admirados de que decían los pastores.

Los Magos:

Después de oír al rey, los Magos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.

Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría,  y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.

Próxima entrada: 29 de diciembre (Santo Tomás Becket)

24 de diciembre de 2017

Domingo IV de Adviento

Hoy, IV Domingo de Adviento del Ciclo B, se lee este fragmento del Evangelio de Lucas (1, 26-38):

En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: 
«¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!».

Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.

Pero el Ángel le dijo: 
«No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».

María dijo al Ángel: 
«¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?».

El Ángel le respondió: 
«El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».

María dijo entonces: 
«Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». 
Y el Ángel se alejó.

El vitral que vemos junto a estas líneas, que representa el episodio de la Anunciación relatado en la perícopa, pertenece a la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria.

Próxima entrada:  25 de diciembre (Natividad del Señor)

19 de diciembre de 2017

Adviento: 19 de diciembre

En las ferias de Adviento a partir del 17 de diciembre, se leen en la misa, en orden, los episodios que precedieron inmediatamente al Nacimiento de Jesús. Hoy, 19 de diciembre, se lee un fragmento del Evangelio según San Lucas   (1, 5-25), que reproducimos parcialmente aquí (1, 5-20):

En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.

Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.

Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. 

Pero el Ángel le dijo: 
«No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto».

Pero Zacarías dijo al Ángel: «¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada».

El Ángel le respondió: «Yo soy Gabriel , el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo».


El momento en que el Ángel Gabriel se le aparece a Zacarías, que está con el incensario en sus manos,  es representado en esta pintura ubicada en una capilla lateral de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.


Próxima entrada: IV Domingo de Adviento (24  de diciembre)

16 de diciembre de 2017

16 de diciembre: Santa Adela



Del templo parroquial dedicado a Santa Adela, ubicado en Av. Luis María Campos 155, tomamos las imágenes de hoy. En la primera, que acabamos de ver, se resumen los principales datos biográficos de la emperatriz cuyo onomástico celebramos hoy.


Aunque algunas fuentes se refieren a la santa con el nombre de Adelaida, entre nosotros se la conoce como Adela. La parroquia porteña lleva ese nombre porque el templo parroquial fue erigido en memoria de Adela Peña de Udaondo gracias a la contribución de su hija Elisa Udaondo.



La imagen que se venera en el retablo mayor del templo porteño muestra a la santa con una cruz en su mano y tocada de corona, como corresponde a su condición imperial.



Próxima entrada: 19 de diciembre 

13 de diciembre de 2017

13 de diciembre: Santa Lucía



Dice el Martirologio: "Memoria de Santa Lucía, virgen y mártir, la cual, mientras vivió, conservó encendida la lámpara esperando al Esposo, y llevada al martirio en Siracusa, ciudad de Sicilia, mereció entrar con Él a las bodas y poseer la luz indefectible".


La imagen se exhibe en el templo porteño consagrado a San Juan María Vianney.

Próxima entrada: 16 de diciembre (Santa Adela)

9 de diciembre de 2017

9 de diciembre: San Juan Diego


En la Memoria de San Juan Diego, testigo de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, publicamos esta imagen, que se exhibe en la Basílica de la Natividad de María, en Esperanza, Santa Fe. Muestra a Juan Diego ante el Obispo de México, en el momento en que abre su tilma para mostrar las rosas que había hecho surgir milagrosamente la Virgen María; en ese instante «en la tilma del pobrecito Juan Diego —como refiere la tradición— pinceles que no eran de acá abajo dejaban pintada una imagen dulcísima, que la labor corrosiva de los siglos maravillosamente respetaría» (Radiomensaje del Papa Pío XII a los fieles mexicanos en el 50° aniversario de la coronación canónica de la Virgen de Guadalupe, 12/10/1945).

Tomé la foto en agosto de 2010.



Terminamos con unas palabras de San Juan Pablo II en la canonización de San Juan Diego, el 31 de julio de 2002:
¿Cómo era Juan Diego? ¿Por qué Dios se fijó en él? El libro del Eclesiástico (...) nos enseña que sólo Dios “es poderoso y sólo los humildes le dan gloria” (3, 20). También las palabras de San Pablo proclamadas en esta celebración iluminan este modo divino de actuar la salvación: “Dios ha elegido a los insignificantes y despreciados del mundo; de manera que nadie pueda presumir delante de Dios” (1 Co 1, 28.29).
Es conmovedor leer los relatos guadalupanos, escritos con delicadeza y empapados de ternura. En ellos la Virgen María, la esclava “que glorifica al Señor” (Lc 1, 46), se manifiesta a Juan Diego como la Madre del verdadero Dios. Ella le regala, como señal, unas rosas preciosas y él, al mostrarlas al Obispo, descubre grabada en su tilma la bendita imagen de Nuestra Señora.
“El acontecimiento guadalupano (...)  significó el comienzo de la evangelización con una vitalidad que rebasó toda expectativa. El mensaje de Cristo a través de su Madre tomó los elementos centrales de la cultura indígena, los purificó y les dio el definitivo sentido de salvación”. Así pues, Guadalupe y Juan Diego tienen un hondo sentido eclesial y misionero y son un modelo de evangelización perfectamente inculturada.
(...)  Juan Diego, al acoger el mensaje cristiano sin renunciar a su identidad indígena, descubrió la profunda verdad de la nueva humanidad, en la que todos están llamados a ser hijos de Dios en Cristo. Así facilitó el encuentro fecundo de dos mundos y se convirtió en protagonista de la nueva identidad mexicana, íntimamente unida a la Virgen de Guadalupe, cuyo rostro mestizo expresa su maternidad espiritual que abraza a todos los mexicanos. 
Próxima entrada: 13 de diciembre (Santa Lucía)

6 de diciembre de 2017

6 de diciembre: San Nicolás de Bari

Para honrar la Memoria litúrgica de San Nicolás, el célebre Obispo de Mira, visitamos hoy la Basílica porteña que lo tiene como Titular. 



Una pintura representa un famoso y popular episodio de la vida de Nicolás de Mira.  Según la tradición, el santo habría resucitado a tres niños a los que un posadero había asesinado y sepultado en un montón de sal.  

En el frontis del templo también aparece representado este episodio legendario.


Oración Colecta:
Imploramos tu misericordia, Señor y Dios nuestro,
y por la intercesión del obispo San Nicolás
líbranos de todos los peligros,
para que podamos recorrer sin obstáculos
el camino de la salvación.


Próxima entrada: 9 de diciembre (San Juan Diego)

4 de diciembre de 2017

4 de diciembre: Santa Bárbara

Más leyenda que datos históricos precisos encontramos en la biografía de Santa Bárbara, santa que, sin embargo,  fue siempre muy popular. No obstante ello,  como en muchos otros casos, de en medio de la maraña de datos legendarios o fantásticos, podemos extraer el culto inmemorial a una persona real, que dio su vida por la fe en Cristo.


Nos concentraremos en un par de detalles que permiten entender la devoción que siempre se le tributó a Santa Barbara, y su  iconografía.

Bárbara era una bella joven, muy codiciada. Su padre, Dioscuro, hizo construir una torre para resguardarla de sus pretendientes. Ella, sin embargo, no tenía intención de casarse, sino de consagrarse a Dios. 

Por orden de su padre, la torre iba a tener dos ventanas, pero Bárbara quería tres, en honor de la Santísima Trinidad. 

Su padre, que era pagano, al saber acerca de la profesión de fe cristiana de su hija,  decidió matarla. Tras varios intentos frustrados milagrosamente y tras soportar diversas torturas, finalmente  fue condenada a la decapitación. Fue su mismo padre quien ejecutó la sentencia, pero inmediatamente descendió fuego del cielo e incineró completamente al cruel progenitor.

Santa Bárbara es invocada especialmente contra la muerte súbita, por alusión a la muerte de su padre;  más tarde, su protección se extendió a todas las personas expuestas, por su trabajo, al peligro de una muerte inmediata. De allí la relación de Santa Bárbara con las bombas y  con la artillería. Provienen de allí la expresión "santabárbara", que designa al "pañol o paraje destinado en las embarcaciones para custodiar la pólvora", así como la locución "volar la santabárbara" con el sentido de tomar una determinación extrema sin reparar en los estragos que pueda causar el medio empleado. Por similares motivos es reconocida como patrona de los artilleros, armeros, bomberos, trabajadores de fuegos de artificio, electricistas, etcétera...  Asimismo se la invoca como protectora contra explosiones, tormentas, especialmente eléctricas, y relámpagos,  entre otros males.

En la imagen que compartimos hoy vemos a la santa junto a su atributo iconográfico principal, la torre; en la parte baja del altar se ve que la torre tiene tres ventanas.




La bella imagen se venera en la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, ubicada sobre la calle Reconquista, en la ciudad de Buenos Aires.



Tomé las fotos en enero del año pasado.

Próxima entrada: 6 de diciembre (San Nicolás)