28 de julio de 2021

28 de julio: Nuestra Señora de Bétharram


En el Calendario Propio de la congregación de los  padres del Sagrado Corazón, familia religiosa fundada por San Miguel Garicoïts, se venera hoy la advocación mariana junto a la que nació la congregación, y que de hecho le da nombre ("padres betharramitas"): Nuestra Señora de Bétharram. 

El santuario de Bétharram está en el suroeste de Francia, al pie de los Pirineos, cerca de Lourdes.

Según algunos autores, los orígenes del santuario de Bétharram se remontan al siglo XI, cuando, bajo el impulso de San Bernardo, surgieron por toda Europa centros de devoción mariana. Bétharram se convirtió además en una de las etapas principales de las peregrinaciones que, desde toda Europa, iban al santuario de Santiago de Compostela en España. 

En torno a ese lugar, la tradición popular testimonia la presencia de tres milagros distintos atribuidos a la Virgen María.

El primero: unos pastores que llevaban a pastar sus ovejas en las orillas del Gave, fueron atraídos por una luz que provenía de algunas rocas de la ribera del río. Llegados al lugar, se encontraron delante de una imagen de la Virgen María. Entonces se decidió construir una pequeña capilla. Como pareció que el lugar del descubrimiento no era muy apto para una construcción, los pastores quisieron edificar la capilla sobre la otra orilla del Gave, pero no lo consiguieron: cada vez que trataban de trasladar la estatua de la Virgen, esta volvía milagrosamente a la otra ribera.  Entendiendo que María quería una capilla en el lugar exacto en donde se encontró la estatua, construyeron lo que fue la primera edificación mariana de Bétharram.

El segundo milagro se remonta a 1616. Algunos lugareños de un pueblo cercano estaban descansando después de su jornada de trabajo en el campo, cuando de pronto se produjo un viento impetuoso que derribó una gran cruz de madera que había sido levantada allí. Pero casi inmediatamente vieron la cruz enderezarse sola, rodeada por una aureola de luz. 

El tercer milagro tiene gran importancia, porque ha dado nombre a Bétharram. Una niña, atraída por una flor particularmente hermosa que había visto en la ribera del río Gave, se inclinó para recogerla y se cayó en las aguas caudalosas. Entonces invocó a la Virgen María y de inmediato vio ante sí un ramo que le era tendido para que se aferrase a él. Así lo hizo la niña y  salvó su vida.  Desde entonces la Virgen es venerada como la Virgen de Betharran, ya que, en dialecto local (bearnés), Bétharram significa "Bello Ramo".

El santuario mariano y un Vía Crucis monumental construido en el siglo XVII en la ladera del cerro hicieron de Bétharram uno de los lugares sagrados más visitados en toda Francia. 

En 1825 llega allí Miguel Garicoïts, más tarde fundador de la Congregación de los Padres del Sagrado Corazón de Jesús; gracias a su acción y a su  devoción a María, retoman impulso las peregrinaciones al Santuario de Bétharram, tras los años negros de la Revolución Francesa, en los que el templo había sido expropiado y el Vía Crucis parcialmente destruido.

Entre 1840 y 1845 un joven artista, Alexandre Renoir, inicia la restauración del Vía Crucis; y dota al santuario de una estatua de mármol de la Virgen del Bello Ramo. La imagen que se venera en Buenos Aires, en la iglesia de San Juan Bautista, y que vemos en la foto, es una réplica de aquella.

Himno de Laudes

Tú que elegiste morada
entre el Gave y el Calvario,
Tú que salvaste a la niña
del torrente y sus estragos,
atiende nuestra plegaria,
oh Virgen del Bello Ramo.

Al niño que se abre al mundo
y se ve desamparado,
que busca ansioso un camino,
una luz para sus pasos,
muéstrale que tú eres Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.

Al joven a quien asedian
con espejismos y halagos,
al que intrépido combate
por los valores, cristianos,
muéstrale que tú eres Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.

A quien le imponen silencio
ante el derecho violado,
y al que padece cadenas
por el más justo reclamo,
muéstrale que tú eres, Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.

A la madre que te implora
por el que no ha regresado,
o por un hijo indefenso,
en un medio despiadado,
muéstrale que tú eres Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.

Al que está solo, enfermo,
al anciano abandonado,
al que carece de pan,
de vivienda o de trabajo,
muéstrale que tú eres Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.

Enséñanos en la vida
a andar juntos como hermanos,
con entrega, sin temor,
y un corazón solidario.
Atiende nuestra plegaria,
oh Virgen del Bello Ramo.

23 de julio de 2021

23 de julio: San Charbel Makhluf

El Calendario Litúrgico de la Argentina trae hoy la memoria de San Charbel Makhluf, que con el nombre castellanizado como Sarbelio aparece el 24 de julio en el Martirologio: «San Sarbelio (José) Makhluf, presbítero de la Orden de los Maronitas Libaneses, que, por amor a la soledad y para alcanzar la más alta perfección, dejó el cenobio de Annaya, en el Líbano, y se retiró al desierto, en el que sirvió a Dios día y noche, viviendo con gran austeridad, ayunando y orando (1898)».


La imagen que vemos se venera en la catedral maronita porteña, consagrada a San Marón.

Charbel, cuyo nombre original era José, era hijo de un humilde mulero. Nació el 8 de mayo de 1828 en Beka-Kafra, en el Líbano.

A los 22 años decidió  ingresar en el monasterio de la orden maronita libanesa en Annaya, donde fue ordenado sacerdote en 1859. Tomó el nombre de Charbel (Sarbelio) en honor a un mártir de Antioquía del siglo II.

En 1875 se hizo ermitaño; desde entonces llevó una vida sencilla y muy austera en una desnuda celda que muchos visitaban para pedir sus consejos, sus oraciones y su bendición. 

Ordinariamente oficiaba la misa hacia el mediodía, de  forma que pasaba la mañana preparándose para el Santo Sacrificio, y la tarde dando gracias a Dios.

Al terminar la Consagración de la misa que estaba celebrando el 16 de diciembre de 1898, le sobrevino un ataque de parálisis del que ya no se recuperó. Murió el 24 de diciembre. 

Sus  restos reposan en el monasterio de San Marón, que actualmente es meta de peregrinaciones y lugar de muchos milagros.

Al abrir la fosa donde estaba enterrado Charbel y otros 52 dos monjes, con motivo de una inundación, encontraron su cuerpo incorrupto, y un líquido rojizo saliendo de él. Durante más de medio siglo, cada año fue desenterrado el cuerpo del santo, y siempre se veía el cadáver tan fresco como si estuviera dormido. Incluso luego de que un médico retiró todos los órganos del cuerpo, el flujo de ese líquido no se detuvo;  mediante la unción con este líquido  se produjeron muchísimas curaciones milagrosas.

Charbel fue beatificado por Pablo VI el 1965, al término del Concilio Vaticano II; el mismo papa lo canonizó el 9 de octubre de 1977.  Numerosos milagros -muchos más de los requeridos por las normas canónicas- fueron registrados durante el proceso de canonización.

Oración colecta
Dios nuestro, que llamaste al presbítero San Charbel
al combate espiritual en la soledad del desierto
y lo enriqueciste con un amor generoso y compasivo:
concédenos imitar la pasión del Señor y alcanzar su reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.

22 de julio de 2021

22 de julio: Santa María Magdalena, la Portadora de Mirra e Igual a los Apóstoles

"Santa María Magdalena, la Portadora de Mirra e Igual a los Apóstoles" (o "La Santa Mirófora, Igual a los Apóstoles, María Magdalena") es el nombre que recibe la conmemoración de hoy en las Liturgias orientales, tanto católicas como ortodoxas.


Himno en Tono I

Guardando Sus mandamientos y leyes santas, oh Santa María Magdalena,
seguiste a Cristo quien por nuestra causa nació de la Virgen,
Y celebrando tu santa memoria hoy, 
¡Nosotros recibimos el perdón de nuestros pecados y transgresiones por tus oraciones!

Precisamente de un  templo ortodoxo procede la imagen que ilustra esta entrada, y de un sitio ortodoxo tomamos la siguiente biografía:

«Santa María Magdalena, Mirófora (portadora de la mirra), nació en la cuidad de Magdala a orillas de lago Genesaret, en la región norte en la Tierra Santa. Esta pintoresca tierra es rica por sus frutas y pescado. Sus habitantes se distinguían de otros palestinos por su espontaneidad, por carácter fogoso y por su espíritu abnegado. Estas cualidades también eran propias de María Magdalena.

Desde su juventud María sufrió una posesión demoníaca. Por una coincidencia de circunstancias, o mejor dicho, por la misericordia divina, María tuvo un encuentro con nuestro Señor Jesucristo, cuando Él, predicando el Evangelio, visitó sus tierras. El Señor se compadeció y expulsó a siete demonios que la invadían, brindándole, de esta manera, una curación tanto física, como espiritual. Desde este momento María abandonó todo y se convirtió en una discípula de Cristo, sirviéndolo con otras virtuosas mujeres.

Cuando Cristo fue llevado ante Pilatos para ser injuriado, los discípulos vacilaron en su fe y huyeron, pero María no abandonó al Señor; estuvo junto a la cruz al lado de la Purísima Madre de Dios y el apóstol Juan, el discípulo más querido. Fue ella quien acompañó el cuerpo del Salvador cuando fue llevado a su tumba en el jardín de José de Arimathea y allí untó el Cuerpo con el precioso mirra y las sustancias aromáticas. Por ello fue llamada portadora de la mirra. Los funerales del cuerpo del Cristo fueron realizados de una manera muy apresurada, ya que era un viernes, y dentro de algunas horas, al anochecer, debía comenzar la festividad de la Pascua Judía.

Al día siguiente después de la Pascua, un domingo en la temprana mañana, cuando la oscuridad cubría todavía la tierra, María fue la primera en llegar a la tumba, para finalizar el rito de la sepultura del Cuerpo del Salvador. Durante su camino a la tumba, pensaba cómo iba a poder mover la roca a la entrada de la tumba que era muy pesada. Cuando llegó a la cueva, vio que la roca ya estaba apartada. Entonces, se apresuró a regresar al lugar donde estaban los apóstoles y les contó a Pedro y a Juan lo que había sucedido. Los Apóstoles fueron corriendo a la sepultura. Al encontrar los velos funerarios, los apóstoles se fueron. María llegando después de los apóstoles, entró en la cueva donde estaba la tumba y comenzó a llorar. Entonces vio a dos jóvenes vestidos en blanco. Eran dos ángeles. Uno de ellos preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". María respondió: "Se llevaron a mi Señor y no sé donde le han puesto". Al pronunciar estas palabras volvió la cabeza y vio a Jesucristo, pero no lo reconoció. Pensando que era el hortelano, le dijo: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto". Jesús le dijo: "¡María!", y reconoció ella su voz familiar y vio que era el Salvador que había resucitado. En un ímpetu de alegría se postró María a sus pies.

Ese mismo día por tercera vez, María fue digna de ver al Salvador Resucitado, cuando, junto a otras mujeres portadoras del mirra, volvió a la sepultura. Les contó a los apóstoles sobre las apariciones del Salvador, pero ellos no le creyeron. Después de la Ascensión del Señor, María, junto a los apóstoles, fue digna de la Gracia de Dios del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. 

María, testigo de la vida y de los milagros del Salvador, recorrió numerosos países predicado el cristianismo. Se dice que, predicando en Roma, fue al palacio del emperador Tiberio. Durante la audiencia le habló al emperador del Señor Jesucristo, de sus enseñanzas y de su Resurrección de la muerte. El emperador dudó de la Resurrección y pidió alguna evidencia de ello. Entonces María tomó un huevo cocido que estaba sobre una mesa y entregándoselo le dijo: "¡Cristo resucitó!". Mientras pronunciaba estas palabras, el huevo blanco, que tenia en sus manos el emperador, se puso de color rojo vivo. (...)  

Después de Roma, María Magdalena fue a Éfeso y allí ayudo en la predicación al apóstol Juan Teólogo. Las circunstancias de su muerte son desconocidas. Durante el gobierno del emperador León (886-912) sus imperecederas reliquias fueron llevadas a Constantinopla. Los soldados de las cruzadas fueron los que llevaron las reliquias de la santa a Roma. El Papa Honorio II (1216-1227) las depositó debajo del altar de San Juan Letrán».



De esta biografía queremos subrayar tres aspectos. 

Primero, que se ciñe a los datos del Evangelio respecto de la figura de Magdalena; por lo tanto, ella no es llamada pecadora ni prostituta.
Segundo, que evoca el origen de la tradición de los huevos de Pascua, que incluso hoy, entre los orientales, se regalan mientras se dice "Cristo resucitó".
Tercero, que en el icono cuya foto publicamos se representan algunos episodios de la vida de la santa identificándola con la mujer pecadora que unge los pies de Jesús y con María de Betania, hermana de Lázaro. Esa tradición, hoy ya no mantenida -al menos en Occidente- (y no recogida, como vimos, en la biografía que transcribimos), reúne en una sola persona varios datos evangélicos dispersos, como explicamos en nuestra entrada del 22 de julio de 2016. También se recogen en la imagen escenas legendarias de la vida de Santa María Magdalena.

Finalmente, notemos que en el panel central del icono Magdalena tiene un pergamino con un texto ("Mucho se le perdonó porque mucho amó") que alude justamente al episodio de la mujer que unge los pies de Jesús (Lc 7, 36-50: primer panel superior de la izquierda).  El Señor se dirige a su anfitrión y le dice:

«¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor».

20 de julio de 2021

20 de julio: San Elías

El Martirologio dice hoy: «Conmemoración de San Elías Tesbita, profeta del Señor en tiempo de Ajab y Ococías, reyes de Israel, que defendió los derechos del único Dios ante el pueblo infiel a su Señor, con tal valor que prefiguró no sólo a Juan Bautista sino al mismo Cristo. No dejó oráculos escritos, pero se le ha recordado siempre fielmente, sobre todo en el Monte Carmelo».

En la iglesia del Patrocinio de San José encontramos un bello vitral consagrado a San Elías:


En el libro "Todos los Santos", de José Luis Repetto, se hace esta reseña de la vida del santo profeta veterotestamentario:



La historia del profeta Elías está relatada en la Biblia en el Libro Primero de los Reyes (capítulos 17 al 21), y en el Libro Segundo de los Reyes (capítulos 1 y 2). 

La imagen de Elías en el templo del Patrocinio de San José muestra algunos atributos iconográficos habituales en las representaciones del santo. 



El ave que le acerca alimento se basa en 1 Rey 17, 3-6: «"Vete de aquí; encamínate hacia el Oriente y escóndete junto al torrente Querit, que está al este del Jordán.  Beberás del torrente, y yo he mandado a los cuervos que te provean allí de alimento". Él partió y obró según la palabra del Señor: fue a establecerse junto al torrente Querit, que está al este del Jordán. Los cuervos le traían pan por la mañana y carne por la tarde, y él bebía del torrente».



La espada flamígera, atributo muy tradicional del santo, alude -en palabras de la "Guía Iconográfica de la Biblia y los Santos" de Duchet-Suchaux y Pastoureau- a «la llama que procede del cielo para caer sobre el holocausto de Elías en el monte Carmelo».    
En 1 Rey 18, 36-39 se lee: «A la hora en que se ofrece la oblación, el profeta Elías se adelantó y dijo: "¡Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel! Que hoy se sepa que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya hice todas estas cosas.  Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que les ha cambiado el corazón". Entonces cayó el fuego del Señor: Abrasó el holocausto, la leña, las piedras y la tierra, y secó el agua de la zanja. Al ver esto, todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y dijo: "¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!"».

La ropa que viste Elías en el vitral también es mencionada en la Escritura, en un fragmento donde vuelve a aparecer el fuego que desciende del cielo por intercesión del profeta:  «El rey les preguntó: "¿Cómo era el hombre que subió al encuentro de ustedes (...)?". Ellos le respondieron: "Era un hombre con un manto de piel y con un cinturón de cuero ajustado a la cintura. Entonces el rey exclamó: "¡Es Elías, el tisbita!". El rey envió a un oficial con sus cincuenta hombres para buscar a Elías. Cuando él subió a buscarlo, lo encontró sentado en la cumbre la montaña, y le dijo: "Hombre de Dios, el rey ha dicho que bajes". Elías respondió al oficial: "Si yo soy un hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore, a ti y a tus cincuenta hombres". Y bajó fuego del cielo y lo devoró, a él y a sus cincuenta hombres. El rey le volvió a enviar otro oficial con sus cincuenta hombres. Este tomó la palabra y dijo a Elías: "Hombre de Dios, así habla el rey: Baja en seguida".  Elías le respondió: "Si yo soy un hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore, a ti y a tus cincuenta hombres". Y bajo fuego del cielo y lo devoró, a él y a sus cincuenta hombres».



Una foto es de 2016 y las restantes de marzo de 2019.

17 de julio de 2021

17 de julio: San Alejo

Hoy se recuerda en el Martirologio a San Alejo, "el hombre de Dios", peregrino: «En Roma, en la basílica situada en el monte Aventino, se celebra con el nombre de Alejo a un hombre de Dios que, como cuenta la tradición, abandonó su opulenta casa para vivir como un pobre, mendigando limosna».


Como es habitual y hemos visto en otros casos, en la historia de este personaje se mezclan unos pocos datos auténticos con un sinnúmero de detalles legendarios. 

Según la leyenda, Alejo era el hijo único de un rico senador romano, que vivió en el siglo V. Sus padres le enseñaron que las riquezas que se reparten entre los pobres constituyen un tesoro en el cielo, por lo que, desde niño,  Alejo socorría a cuantos necesitados encontraba. Finalmente decidió renunciar a todas las cosas y retirarse del mundo. Para darles el gusto a sus padres se casó con una rica joven, pero el mismo día del matrimonio se fue de Roma, con el consentimiento de su esposa. Disfrazado de mendigo, llegó hasta Siria, donde vivió en la pobreza junto al templo de la Madre de Dios en Edesa. Allí pasó diecisiete años, hasta que una imagen de la Virgen habló para revelar al pueblo la santidad de Alejo,  a quien llamó «el hombre de Dios». Entonces para escapar de los honores, Alejo huyó nuevamente a Roma. Allí su padre, sin reconocerlo, lo aceptó como criado. Así vivió otros diecisiete años, desconocido de todos, sufriendo las afrentas de sus propios sirvientes, y oyendo los lamentos con que lo recordaban sus padres y su esposa.  Después de su muerte, se encontró un escrito en el que revelaba su verdadera identidad y relataba su vida. 

Lo rigurosamente histórico en este relato es mínimo: sabemos solamente que a principios del siglo V vivía en Edesa de Siria un mendigo a quien el pueblo veneraba como a un santo. Poco antes de morir, este "hombre de Dios" le reveló a un enfermero  que él era el único hijo de un noble romano. Después de su muerte, un autor anónimo escribió su biografía; como ignoraba el nombre del mendigo, le llamó simplemente «el hombre de Dios». Aunque el nombre de San Alejo no aparece en los martirologios antiguos ni en los libros litúrgicos romanos, ni tampoco hubo nunca ninguna aprobación oficial de su culto, sí está incluido en la última edición del Martirologio Romano.

La imagen de San Alejo que vimos se exhibe en el Museo "Fray Luis Giorgi", de la ciudad de Salta, anexo al Convento de San Francisco, junto a la célebre y hermosa Basílica que, aunque conocida por el nombre del santo de Asís, en realidad está dedicada a San Diego de Alcalá.

14 de julio de 2021

14 de julio: San Camilo de Lelis

El Martirologio Romano consigna hoy esta Memoria:  «San Camilo de Lelis, presbítero, que nació cerca de Teano, en la región italiana de los Abruzos, y desde la adolescencia siguió la carrera militar y se dejó arrastrar por los vicios propios de una juventud alegre y despreocupada, pero, convertido de su mala vida, se entregó al cuidado de los enfermos en los hospitales de los incurables, a los que servía como al mismo Cristo. Ordenado sacerdote, puso en Roma los fundamentos de la Orden de Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos».



Nació en  1550 y murió en 1614. Fue beatificado en 1742 por Benedicto XIV y canonizado cuatro años más tarde por el mismo Papa.

La imagen de San Camilo que ilustra esta entrada (en foto que tomé en 2017) se exhibe en la iglesia porteña de San Bernardo.

Oración Colecta:

Oh Dios, 
que has enaltecido a san Camilo de Lelis con el carisma singular del amor a los enfermos, 
infunde en nosotros, por su intercesión, el espíritu de tu caridad, 
para que, sirviéndote en nuestros hermanos, 
podamos llegar seguros a ti en la hora de la muerte. 
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, 
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo 
y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

12 de julio de 2021

12 de julio: San Juan Gualberto

Juan Gualberto nació en Florencia a fines del siglo X, en una familia noble y rica; era heredero de una gran fortuna y su padre deseaba que ocupara altos puestos.

Su único hermano había sido asesinado. Un Viernes Santo, Juan Gualberto encontró  de pronto al asesino en un callejón; el enemigo no tenía a dónde huir, y Juan se dispuso a matarlo allí mismo. Pero el asesino se arrodilló, abrió sus brazos en cruz y le dijo: "Juan, hoy es Viernes Santo. Por Cristo que murió por nosotros en la cruz, perdóname la vida". Entonces Gualberto se bajó de su caballo, abrazó a su enemigo y le dijo: "Por amor a Cristo, te perdono". Siguió su camino y al llegar a la próxima iglesia se arrodilló ante un crucifijo; entonces le pareció que Jesús inclinaba la cabeza y le agradecía.

Desde aquel día su vida cambió por completo. Se dirigió a un convento benedictino para pedir que lo admitieran como religioso, pese a la oposición de su padre. 

A la muerte del abad, Juan abandonó el convento con otro compañero y partió en busca de un sitio más retirado, pues la elección del nuevo abad había sido escandalosa e infectada de simonía.

Resolvió entonces fundar una orden nueva; para ello eligió un lugar tranquilo y silencioso, llamado Valleumbrosa, donde estableció la nueva comunidad, que seguía la regla primitiva de San Benito.  Juan Gualberto, sin embargo, suprimió el trabajo manual para los monjes de coro e introdujo a los hermanos legos. 

Juan Gualberto se distinguía por su celo y por su humildad, así como por su amor por los pobres. Tenía el don de profecía y el de obrar milagros. El Papa, muchos obispos y el pueblo fiel sentían por él particular veneración. 

Murió el 12 de julio de 1073; fue canonizado en 1193.

La imagen que vemos en la entrada de hoy corresponde a una talla en madera en un confesionario de la Basílica del Santísimo Sacramento.

10 de julio de 2021

Santa María "en sábado"

La memoria sabatina de la Virgen nos lleva hoy a la iglesia de San Luis Gonzaga, donde se venera la hermosa imagen que aparece en las fotos (que tomamos en 2015).


La entrada se completa con un fragmento del Akathistos (Tono Cuarto, Oda Primera) en la versión en español preparada por la Comunidad Ortodoxa Antioquena de Argentina.

“Abro mi boca y se llena del espíritu; digo palabras de alabanza a la Reina Madre. Y me presento, jubilosamente entre los hombres, honrándola; cantando con alegría sus maravillas”. 

¡Oh Santísima Madre de Dios, sálvanos!

¡Oh Purísima Virgen!, cuando el Gran Arcángel vio que eres el Libro Vivo de Cristo, sellado por el Espíritu, exclamó ante Ti: “¡Salve, Oh Tabernáculo de alegría!, por quien se borró la maldición de nuestra primera madre”.
¡Oh Santísima Madre de Dios, sálvanos!

¡Salve, Oh Virgen Esposa de Dios, la recuperación de Adán y de los que yacen cautivos en el Hades! ¡Salve, Purísima Virgen; Palacio de quien es el Único Rey! ¡Salve, Flameante Trono del Todopoderoso! 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

¡Salve, Oh Rosal, de donde floreció la Única Rosa Inmarcesible! ¡Salve, Tú, que pariste la Manzana Perfumada! ¡Salve, Oh Virgen que no contrajiste nupcias! ¡Fragancia del Rey de todos y Preservador del mundo!
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos, Amén.

¡Salve, Oh Tesoro de la pureza, por intermedio de quien nos levantamos de nuestras caídas! ¡Salve, Oh Soberana, Azucena de dulce esencia que esparce perfume entre los fieles! ¡Salve, Oh Fragante Incienso y más Preciosa Mirra!

6 de julio de 2021

6 de julio: Nuestra Señora de la Peña de Francia

Hoy, en la Arquidiocesis de Córdoba, se celebra la Memoria libre de Nuestra Señora de la Peña de Francia. La celebración coincide con el aniversario de la fundación de la ciudad de Córdoba, pues  el fundador,  Jerónimo Luis de Cabrera, llevaba consigo una imagen de esa antigua advocación mariana, originalmente venerada en el santuario ubicado en la cima de la Peña de Francia, en Salamanca, España. El fundador la designó titular de la Iglesia Matriz, que luego sería la Catedral de Córdoba.


La imagen original  "fundadora" llevada por Cabrera aun se conserva. Pero la que exhibimos hoy es una mayólica ubicada en el exterior del templo catedralicio, que incluye el escudo de la ciudad.  Tomé la foto en septiembre de 2019. 

1 de julio de 2021

Jueves de la Semana XIII Durante el Año

 

Aunque la pintura del relieve está algo deteriorada, se aprecia claramente que se trata de una representación del sacrificio de Isaac, célebre episodio bíblico que se relata en el Génesis y que se proclama hoy, Jueves de la Semana XIII del Tiempo Ordinario, Año Impar, en la Primera Lectura de la misa:

«Después de que Abraham permaneció largo tiempo en el país de los filisteos, Dios puso a prueba a Abraham. 

«¡Abraham!», le dijo.

Él respondió: «Aquí estoy».

Entonces Dios le siguió diciendo: «Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré».

A la madrugada del día siguiente, Abraham ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus servidores y a su hijo Isaac, y después de cortar la leña para el holocausto, se dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado. Al tercer día, alzando los ojos, divisó el lugar desde lejos, y dijo a sus servidores: «Quédense aquí con el asno, mientras yo y el muchacho seguimos adelante. Daremos culto a Dios, y después volveremos a reunirnos con ustedes».

Abraham recogió la leña para el holocausto y la cargó sobre su hijo Isaac; él, por su parte, tomó en sus manos el fuego y el cuchillo, y siguieron caminando los dos juntos. Isaac rompió el silencio y dijo a su padre Abraham: «¡Padre!».
Él respondió: «Sí, hijo mío».
«Tenemos el fuego y la leña, continuó Isaac, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?».
«Dios proveerá el cordero para el holocausto», respondió Abraham. Y siguieron caminando los dos juntos.

Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. Pero el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo: «¡Abraham, Abraham!».
«Aquí estoy», respondió él.
Y el Ángel le dijo: «No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único».
Al levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Abraham llamó a ese lugar: «El Señor proveerá», y de allí se origina el siguiente dicho: «En la montaña del Señor se proveerá».

Luego el Ángel del Señor llamó por segunda vez a Abraham desde el cielo, y le dijo: «Juro por mí mismo -oráculo del Señor- : porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos, y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz».

Abraham regresó a donde estaban sus servidores. Todos juntos se fueron a Berseba, y Abraham residió allí»
(Gén 22, 1-9).