29 de diciembre de 2020

29 de diciembre - Día V dentro de la Octava de Navidad


En la misa de hoy (Día V dentro de la Octava de Navidad) se lee este fragmento  del Evangelio de Lucas (2, 22-35):
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:«Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel».Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».



La conocida escena está representada en la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes de la ciudad de Buenos Aires. Tomamos la foto en abril de 2017.

25 de diciembre de 2020

25 de diciembre: Solemnidad de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo



Para celebrar el Nacimiento del Señor, hemos elegido una imagen que representa al Niño Jesús en su advocación de Aracoeli.

En la basílica conocida popularmente como de San Francisco en la ciudad de Salta se conserva una réplica de esa famosa imagen, cuyo original (una hermosa talla en madera de olivo, del siglo XV) se veneraba en la iglesia romana de Santa María de Aracoeli hasta que fue robada en 1994.


La imagen que se venera en el templo salteño fue bendecida por San Juan Pablo II en 1996, como lo atestigua esta imagen, que se exhibe allí mismo junto a la figura del Niño Jesús.


Antífona de entrada de la Misa del Día del 25 de diciembre (Cf. Is 9, 1.5):

Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado;

la soberanía reposa sobre sus hombros,

y su nombre será Consejero admirable.

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24 de diciembre de 2020

24 de diciembre: «Conmemoración de todos los santos antepasados de Jesucristo»

Es muy significativo que el 24 de diciembre, precisamente el día anterior a la Solemnidad del Nacimiento de Jesús, el Martirologio Romano comience su nómina de las Memorias del día con estas palabras:

«Conmemoración de todos los santos antepasados de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán, hijo de Adán, es decir, los padres que agradaron a Dios y fueron hallados justos y murieron en la fe sin haber recibido las promesas, pero viéndolas de lejos y saludándolas, de los cuales nació Cristo según la carne, que es Dios bendito sobre todas las cosas y por todos los siglos».


Una maravillosa representación plástica de esta conmemoración nos ofrece este relieve que forma parte del retablo del altar de Nuestra Señora del Rosario en la Basílica del Espíritu Santo. 

La Virgen María, con su Hijo en sus brazos -«Cristo según la carne, que es Dios bendito sobre todas las cosas y por todos los siglos»-, lo muestra a «los santos antepasados de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán, hijo de Adán». 

Puede verse a Adán y Eva (de rodillas), a Moisés (con las Tablas de la Ley), a David (tocado con corona y con un instrumento de cuerdas en sus manos) y a otros personajes del Antiguo Testamento (quizás el de capa azul es Abraham),  que representan a «los padres que agradaron a Dios y fueron hallados justos y murieron en la fe sin haber recibido las promesas, pero viéndolas de lejos y saludándolas».



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21 de diciembre de 2020

21 de diciembre: Aniversario de la ordenación episcopal de monseñor Pedro Laxague



En el día de la Sagrada Familia del año 2016, en nuestro Blog Heráldica en la Argentina, nos ocupamos del escudo episcopal de Monseñor Pedro Laxague.

Pedro Laxague, nacido en 1952,  fue ordenado sacerdote en 1989. Al  ser nombrado Obispo Auxiliar de Bahía Blanca con el Título de Castra Serviana en 2006, recibió la ordenación episcopal el 21 de diciembre de ese año. En 2015 fue promovido al cargo de Obispo de Zárate-Campana.

La explicación del escudo, escrita en primera persona y firmada personalmente por monseñor Laxague, es la que sigue:
El escudo contiene los símbolos que definen los pasos a seguir para lograr llevar a cabo, con la Gracia de Dios, mi ministerio pastoral.
El campo o fondo azul del escudo simboliza el Universo, todo lo creado por Dios. Además, los colores azul y plata son los del escudo de la Acción Católica, donde me inicié en la Iglesia como laico comprometido.
En el escudo se encuentra la Sagrada Familia, en cuyo centro está Jesús niño de quien procede toda Vida. También es el símbolo de mi participación en la pastoral familiar, el Movimiento Familiar Cristiano, y por mi numerosa familia.
La cruz color oro es símbolo de la promesa cumplida por Jesucristo, resucitado y glorioso. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn. 14,6).
El báculo de madera, signo del pastor, indica la misión pastoral de cuidar el rebaño, es decir, el Pueblo de Dios.
Al pie del escudo, el lema que es el mismo de mi Ordenación Sacerdotal, “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn. 14,6) resume el sentido de mi ministerio pastoral.
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(Conmemoración de todos los santos antepasados de Jesucristo)

18 de diciembre de 2020

18 de diciembre: Expectación del Parto de la Santísima Virgen

Ocho días antes de Navidad se celebra esta Memoria, que no figura actualmente en el Martirologio pero sí en algunos calendarios particulares. Nos referimos a ella en el año 2015.

Dice Juan Croisset en su célebre "Año Cristiano": 

«Se celebra este día en la Iglesia de España, y en muchas Iglesias de Francia una Fiesta particular en honra de la Santísima Virgen, que en España se llama la Fiesta de la Expectación del Parto de la Santísima Virgen, y en Francia se llama la semana de preparación, porque esta fiesta comienza ocho días antes de Navidad, y continúa esta devoción todos los días hasta el del sagrado parto de la Santísima Virgen. De suerte, que esta fiesta es propiamente una Octava antes de Navidad, destinada toda a preparamos para el nacimiento del Salvador, por medio de una devoción particular al parto de su Santísima Madre». 

San Ildefonso de Toledo,  «uno de los más devotos de la Madre de Dios, y muy celoso de su culto», confirmó el establecimiento de esta fiesta y «fue quien le dio el nombre de Expectación del Parto de la Virgen Santísima, para dar a entender a los fieles, que aunque en todo el Adviento deben pedir y desear fervorosamente con la Iglesia el Nacimiento del Salvador, pero particularmente deben estos ocho días aumentar sus deseos, sus votos, sus ansias, sus suspiros por el sagrado Parto de la Santísima Virgen. El Papa Gregorio XIII aprobó después esta fiesta, la que bien pronto pasó a Francia y, a otras partes, y se celebra todavía hoy con mucha magnificencia en muchas Iglesias».
Más adelante añade Croisset como reflexión: 
«Considera cuáles serian los transportes de, amor, cuáles los ardientes deseos, cuál la santa impaciencia, cuál la expectación de la Santísima Virgen durante los nueve meses de su preñado, pero sobre todo, los ocho días postreros. ¡Con qué amorosa inquietud suspiraría por aquel dichoso momento en que su Dios, su Salvador, y su querido hijo, debía nacer! ¡Qué pasión, qué ansia por abrazarle, por adorarle y hacerle todos los obsequios correspondientes a tal hijo! Seria necesario poder comprender cuál era la medida y el exceso de su amor a este querido hijo, para poder concebir cuáles fueron los ardientes deseos y los transportes de amor de esta feliz madre, durante la expectación de aquellos ocho días. Juntemos nuestros deseos con los suyos; unamos nuestra expectación con la suya, pues no puede haber preparación mas saludable para nosotros, ni mas grata a Dios. Pero para que sea eficaz, avivemos más y más nuestra ternura, nuestra veneración, nuestra confianza y nuestra religiosa devoción para con la Madre de Dios. Ella es a quien después de Dios somos deudores, por decirlo así, del Salvador que debe nacer; manifestémosle por medio de nuestra tierna devoción nuestro reconocimiento (...). Se sabe que sólo Jesucristo redimió al mundo con su sangre; pero no se puede ignorar que la sangre que derramó se formó de la sustancia de María, y por consiguiente que María suministró, ofreció y entregó por nosotros la sangre que sirvió para nuestro rescate».

Las dos fotos las tomamos en julio de 2019 en la Basílica de San Diego de Alcalá, más conocida con el nombre de San Francisco, en Salta. Muestran a la Virgen en evidente estado de embarazo, tocando suavemente su vientre cuyo fruto bendito es el Hijo de Dios. La piedad popular ha añadido escarpines en su mano derecha y a sus pies, ya que esta imagen mariana es muy venerada por mujeres que se encuentran en la dulce espera.

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17 de diciembre de 2020

17 de diciembre: San Juan de Mata


El 17 de diciembre de 2018 nos ocupamos de este santo. 
Su imagen se venera en la iglesia de la Santísima Trinidad.


Nació en Fauçon (Provenza) en 1160. 

«Aunque aspiraba desde joven a la vida religiosa, como no se decidia por ninguna orden, hizo en París los estudios de teología y se dedicó luego a la enseñanza. A fines de 1193 se ordena sacerdote y en su primera misa tiene una experiencia mística que le lleva a fundar la Orden de la Santísima Trinidad, destinada a la redención de cautivos. Madura la idea en el desierto de Cerfroid, cuyos ermitaños serían la base de su orden, aprobada por Inocencio III en 1198, y a la que Juan dirigió en el cumplimiento de su especial carisma», dice el libro "Todos los santos", de Repetto.

Murió en Roma el 17 de diciembre de 1213. 

Su culto fue confirmado  por Alejandro VII en 1665, lo que equivale a una canonización.

Del "Año Cristiano" de Juan Croisset, en la fecha anterior de  la Memoria de San Juan de Mata (8 de febrero), tomamos la oración propia de este santo:



¡Oh Dios, 
que te dignaste instituir el Orden de la Santísima Trinidad 
para la redención de los cautivos, 
por medio de San Juan de Mata, 
valiéndote de una visión celestial, 
te suplicamos que por tu gracia 
y por sus merecimientos seamos libres 
del cautiverio de alma y de cuerpo! 
Por Nuestro Señor Jesucristo...

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15 de diciembre de 2020

15 de diciembre: Inmaculada Virgen de la Puerta

Entre las numerosísimas advocaciones marianas que se veneran en nuestros templos, encontramos a la Virgen de la Puerta, de origen peruano, cuya fiesta se celebra hoy.


La placa a los pies de la imagen explica algunos detalles de esta advocación:


La historia de la Virgen de la Puerta comienza con un caso de piratería, ocurrido en la ciudad de Trujillo. En 1674 apareció a la altura de Huanchaco una flota pirata que ya había cometido crímenes en el puerto de Guayaquil y en la entonces próspera villa de Saña, hoy desaparecida, donde falleciera en 1606 el Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo.

Los habitantes de Trujillo quedaron atemorizados con la aproximación de esa flota y enviaron emisarios a todas las ciudades y villas de la región, entre ellas a Otuzco, situada en la sierra, a 70 kilómetros de distancia.

Los vecinos del pueblo, como  no disponían de murallas ni contaban con otras posibilidades de defensa, decidieron recurrir a la Virgen María:  colocaron en la puerta de la ciudad una imagen de Nuestra Señora de la Concepción, devoción que las órdenes religiosas habían popularizado mucho antes de la proclamación del dogma en 1854.

Había en Otuzco una ermita dedicada a la Virgen de la Concepción, debida a la devoción de una ilustre dama, Doña Florencia Mora de Sandoval. Pero curiosamente no fue esa imagen, la Patrona de la ciudad, la que se colocó en la puerta, pues una costumbre del Virreinato exigía que ella saliese de su altar en la iglesia solamente para la procesión en el día de su fiesta. Respetuosos de esa costumbre, los habitantes de Otuzco no quisieron retirar a la Patrona de su lugar, ni siquiera ante esa inminente calamidad. Por ello quedó defendiendo la puerta de la ciudad otra imagen de Nuestra Señora de la Concepción, traída años antes de Venezuela para realizar procesiones fuera de los días de fiesta oficial. Después de colocarla en el lugar donde se esperaba en cualquier momento la aparición de los piratas, la población invocó la protección maternal de María Santísima, orando por tres días y tres noches a los pies de la imagen, mientras aguardaban el temido ataque.

Sin embargo, los piratas (protestantes holandeses, cuya superioridad numérica y de fuerza era evidente) ni siquiera desembarcaron. Hasta hoy ningún historiador consiguió presentar una explicación natural convincente para el hecho. Lo cierto es que la ciudad de Trujillo, y los pueblos de Huanchaco y Otuzco fueron preservados de cualquier ataque de los terribles piratas, gracias a la Virgen de la Puerta.

Las fotos las tomé en la iglesia de la Consolata.

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11 de diciembre de 2020

11 de diciembre: San Daniel Estilita

El Martirologio Romano recuerda hoy a San Daniel "Estilita":  «En Constantinopla, San Daniel, llamado «Estilita», presbítero, que, después de vivir en el cenobio y soportar muchos trabajos, según la costumbre y ejemplo de San Simeón permaneció en lo alto de una columna hasta su muerte, durante treinta y tres años y tres meses, sin que le hicieran mella el frío, el calor, ni los vientos».


Los "estilitas" son los eremitas orientales que vivían sobre una columna ("stylos"). El  más famoso estilita es San Simeón, seguido por nuestro santo de hoy.

Nacido en Maratha (Siria) en el 409, fue ofrecido por su madre a un monasterio, donde recibió el hábito monacal y el nombre de Daniel. Años más tarde fue nombrado superior o "hegúmeno" del monasterio, pero renunció al cargo y emprendió un largo viaje, visitando a los más famosos solitarios. Al cabo de algún tiempo se estableció en Constantinopla y, a la muerte de San Simeón Estilita, decidió continuar él mismo ese tipo de vida y vivir en adelante sobre dos columnas, alentando a todos, desde allí, a la vida cristiana con sus ejemplos y palabras. Murió el 11 de diciembre de 493.



En la iglesia ortodoxa de San Jorge, en una gran lámina con numerosos santos venerados en el Patriarcado de Antioquía, aparece San Daniel Estilita: de allí procede la imagen de nuestra entrada de hoy  (Daniel es el de más arriba a la derecha).

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7 de diciembre de 2020

7 de diciembre: Santa Fara

El Martirologio consigna hoy:  «En Eboriacum (hoy Faramoutiers), de la región de Meaux, en la Galia, Santa Fara, abadesa, la cual, habiendo gobernado durante muchos años el monasterio, fue agregada al grupo de las vírgenes que siguen al Cordero de Dios».

Fara (también llamada Burgondofara), «era hija de un noble franco que, pese a haber dejado que de niña la bendijera San Columbano y la consagrara a Dios, se opuso firmemente a la vocación religiosa de su hija».

Más tarde, lograda por fin la licencia de su padre, Fara «funda la abadía de Brige o Evoriacum, llamada luego Faremoutiers», de la que fue abadesa durante más de treinta años, «viviendo y haciendo vivir a sus monjas con gran santidad, como se muestra en la multitud de santas salidas de su convento».

«Eran hermanos suyos San Cagnoaldo, monje, y San Farón, Obispo de Meaux. Murió en el 657».

(Fuente: "Todos los santos", de Repetto)
A causa de un milagro que se le atribuye (haber devuelto la vista a una de las hermanas de su comunidad) suele invocársela como protectora de la vista y los problemas en los ojos.
La imagen que vemos se venera en la iglesia ortodoxa de San Martín de Tours, en el barrio de Palermo. La santa lleva en su mano un libro con la frase «Ceux qui sèment dans les larmes récoltent dans la joie», es decir, "Los que siembran entre lágrimas recogen con alegría", o bien, según la versión argentina de la Biblia, «Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones» (Salmo 126, 5).

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6 de diciembre de 2020

Domingo II de Adviento

En este Segundo Domingo de Adviento del Ciclo B se lee en la misa un fragmento del  Evangelio  según San Marcos (1, 1-8) que comienza así : 
Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
Como está escrito 
en el libro del profeta Isaías: 
'Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti 
para prepararte el camino.  
Una voz grita en el desierto
Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos', 
así se presentó Juan el Bautista en el desierto, 
proclamando un bautismo de conversión 
para el perdón de los pecados. 

Toda la gente de Judea 
y todos los habitantes de Jerusalén 
acudían a él, 
y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, 
confesando sus pecados (1, 1-5).



En los vitrales de la puerta interior de la iglesia porteña dedicada de San Isidro Labrador aparecen los cuatro evangelistas; Marcos es representado con un libro en que se leen las palabras que destacamos con negrita:  «Vox clamantis», es decir «Una voz grita» o «Una voz que clama»... 

Dice San Remigio (en Super Marcum,  como se puede leer en la Catena Áurea):  a Marcos «se le representa por un león, porque así como éste hace resonar su terrible voz en el desierto, así San Marcos empieza clamando en el desierto: "Voz que clama en el desierto" (Mc 1,6)».

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4 de diciembre de 2020

4 de diciembre: San Juan Damasceno

«Hoy quiero hablar de San Juan Damasceno, un personaje destacado en la historia de la teología bizantina, un gran doctor en la historia de la Iglesia universal. Es, sobre todo, un testigo ocular del paso de la cultura griega y siriaca, compartida por la parte oriental del Imperio bizantino, a la cultura del Islam, que se abrió espacio con sus conquistas militares en el territorio reconocido habitualmente como Oriente Medio o Próximo. Juan, nacido en una familia cristiana rica, aún joven asumió el cargo —quizá ocupado también por su padre— de responsable económico del califato. Sin embargo, muy pronto, insatisfecho de la vida de la corte, escogió la vocación monástica, entrando en el monasterio de San Sabas, situado cerca de Jerusalén. Era alrededor del año 700. Sin alejarse nunca del monasterio, se dedicó con todas sus fuerzas a la ascesis y a la actividad literaria, aunque no desdeñó la actividad pastoral, de la que dan testimonio sobre todo sus numerosas Homilías. Su memoria litúrgica se celebra el 4 de diciembre. El Papa León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia universal en 1890.

En Oriente se recuerdan de él sobre todo los tres Discursos contra quienes calumnian las imágenes santas, que fueron condenados, después de su muerte, por el concilio iconoclasta de Hieria (754). Sin embargo, estos discursos fueron también el motivo principal de su rehabilitación y canonización por parte de los Padres ortodoxos convocados al segundo concilio de Nicea (787), séptimo ecuménico. En estos textos se pueden encontrar los primeros intentos teológicos importantes de legitimación de la veneración de las imágenes sagradas, uniéndolas al misterio de la encarnación del Hijo de Dios en el seno de la Virgen María.

San Juan Damasceno fue, además, uno de los primeros en distinguir, en el culto público y privado de los cristianos, entre la adoración  y la veneración: la primera sólo puede dirigirse a Dios, sumamente espiritual; la segunda, en cambio, puede utilizar una imagen para dirigirse a aquel que es representado en esa imagen. Obviamente, el santo no puede en ningún caso ser identificado con la materia de la que está compuesta la imagen. Esta distinción se reveló en seguida muy importante para responder de modo cristiano a aquellos que pretendían como universal y perenne la observancia de la severa prohibición del Antiguo Testamento de utilizar las imágenes en el culto. Esta era la gran discusión también en el mundo islámico, que acepta esta tradición judía de la exclusión total de imágenes en el culto. En cambio los cristianos, en este contexto, han discutido sobre el problema y han encontrado la justificación para la veneración de las imágenes.

San Juan Damasceno escribe: "En otros tiempos Dios no había sido representado nunca en una imagen, al ser incorpóreo y no tener rostro. Pero dado que ahora Dios ha sido visto en la carne y ha vivido entre los hombres, yo represento lo que es visible en Dios. Yo no venero la materia, sino al creador de la materia, que se hizo materia por mí y se dignó habitar en la materia y realizar mi salvación a través de la materia. Por ello, nunca cesaré de venerar la materia a través de la cual me ha llegado la salvación. Pero de ningún modo la venero como si fuera Dios. ¿Cómo podría ser Dios aquello que ha recibido la existencia a partir del no ser? (...) Yo venero y respeto también todo el resto de la materia que me ha procurado la salvación, en cuanto que está llena de energías y de gracias santas. ¿No es materia el madero de la cruz tres veces bendita? (...) ¿Y no son materia la tinta y el libro santísimo de los Evangelios? ¿No es materia el altar salvífico que nos proporciona el pan de vida? (...) Y antes que nada, ¿no son materia la carne y la sangre de mi Señor? O se debe suprimir el carácter sagrado de todo esto, o se debe conceder a la tradición de la Iglesia la veneración de las imágenes de Dios y la de los amigos de Dios que son santificados por el nombre que llevan, y que por esta razón habita en ellos la gracia del Espíritu Santo. Por tanto, no se ofenda a la materia, la cual no es despreciable, porque nada de lo que Dios ha hecho es despreciable".

Vemos que, a causa de la encarnación, la materia aparece como divinizada, es considerada morada de Dios. Se trata de una nueva visión del mundo y de las realidades materiales. Dios se ha hecho carne y la carne se ha convertido realmente en morada de Dios, cuya gloria resplandece en el rostro humano de Cristo. Por consiguiente, las invitaciones del Doctor oriental siguen siendo de gran actualidad, teniendo en cuenta la grandísima dignidad que la materia recibió en la Encarnación, pues por la fe pudo convertirse en signo y sacramento eficaz del encuentro del hombre con Dios.

Así pues, San Juan Damasceno es testigo privilegiado del culto de las imágenes, que ha sido uno de los aspectos característicos de la teología y de la espiritualidad oriental hasta hoy. Sin embargo, es una forma de culto que pertenece simplemente a la fe cristiana, a la fe en el Dios que se hizo carne y se hizo visible. La doctrina de San Juan Damasceno se inserta así en la tradición de la Iglesia universal, cuya doctrina sacramental prevé que elementos materiales tomados de la naturaleza puedan ser instrumentos de la gracia en virtud de la invocación (epíclesis) del Espíritu Santo, acompañada por la confesión de la fe verdadera.

En unión con estas ideas de fondo San Juan Damasceno pone también la veneración de las reliquias de los santos, basándose en la convicción de que los santos cristianos, al haber sido hechos partícipes de la resurrección de Cristo, no pueden ser considerados simplemente "muertos". Enumerando, por ejemplo, aquellos cuyas reliquias o imágenes son dignas de veneración, San Juan precisa en su tercer discurso en defensa de las imágenes: "Ante todo (veneramos) a aquellos en quienes ha habitado Dios, el único santo, que mora en los santos (cf. Is 57, 15), como la Santa Madre de Dios y todos los santos. Estos son los que, en la medida de lo posible, se han hecho semejantes a Dios con su voluntad y por la inhabitación y la ayuda de Dios, son llamados realmente dioses (cf. Sal 82, 6), no por naturaleza, sino por contingencia, como el hierro al rojo vivo es llamado fuego, no por naturaleza sino por contingencia y por participación del fuego. De hecho dice: "Seréis santos, porque yo soy santo" (Lv 19, 2)".

Por eso, después de una serie de referencias de este tipo, San Juan Damasceno, podía deducir serenamente: "Dios, que es bueno y superior a toda bondad, no se contentó con la contemplación de sí mismo, sino que quiso que hubiera seres beneficiados por él que pudieran llegar a ser partícipes de su bondad; por ello, creó de la nada todas las cosas, visibles e invisibles, incluido el hombre, realidad visible e invisible. Y lo creó pensándolo y realizándolo como un ser capaz de pensamiento enriquecido por la palabra y orientado hacia el espíritu. Y para aclarar aún más su pensamiento, añade: "Es necesario asombrarse de todas las obras de la providencia, alabarlas todas y aceptarlas todas, superando la tentación de señalar en ellas aspectos que a muchos parecen injustos o inicuos; admitiendo, en cambio, que el proyecto de Dios va más allá de la capacidad de conocer y comprender del hombre, mientras que, por el contrario, sólo él conoce nuestros pensamientos, nuestras acciones e incluso nuestro futuro". Por lo demás, ya Platón decía que toda filosofía comienza con el asombro: también nuestra fe comienza con el asombro ante la creación, ante la belleza de Dios que se hace visible.

El optimismo de la contemplación natural, de ver en la creación visible lo bueno, lo bello y lo verdadero, este optimismo cristiano no es un optimismo ingenuo: tiene en cuenta la herida infligida a la naturaleza humana por una libertad de elección querida por Dios y utilizada mal por el hombre, con todas las consecuencias de disonancia generalizada que han derivado de ella. De ahí la exigencia, percibida claramente por el teólogo de Damasco, de que la naturaleza en la que se refleja la bondad y la belleza de Dios, heridas por nuestra culpa, "fuese reforzada y renovada" por la venida del Hijo de Dios en la carne, después de que de muchas formas y en diversas ocasiones Dios mismo hubiera intentado demostrar que había creado al hombre no sólo para que tuviera el "ser", sino también el "bienestar"».

Fragmento de la catequesis del Papa Benedicto XVI en la Audiencia General del 6 de mayo de 2009; hemos omitido las palabras en griego y las citas, que el lector interesado puede encontrar en la página web del Vaticano. 

La imagen se venera en la iglesia ortodoxa de San Martín de Tours en el barrio de Palermo.

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2 de diciembre de 2020

2 de diciembre: Aniversario de la ordenación episcopal de monseñor Charbel Mehri

Hoy en la Eparquía de San Charbel en Buenos Aires para los fieles católicos de rito maronita en la Argentina se recuerda el aniversario de la ordenación episcopal de Charbel Merhi, primer Eparca y actual Eparca emérito de esa iglesia particular.

La Eparquía Maronita de San Charbel fue creada en 1990;  ese mismo año Charbel Merhi fue nombrado obispo. Nacido en 1937, Merhi recibió la ordenación sacerdotal en 1964 en la Congreghación de los Misioneros Maronitas Libaneses. Fue nombrado eparca (obispo) en 1990, y recibió la ordenación el 2 de diciembre de ese año. Habiendo cumplido la edad canónica para renunciar a su sede, dejó el cargo en abril de 2013.

Su escudo episcopal fue objeto de la entrada de nuestro Blog Heráldica en la Argentina el 23 de septiembre de 2011.


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