30 de agosto de 2016

30 de agosto: Fiesta de Santa Rosa de Lima

En la Argentina y en otros países se celebra hoy a Santa Rosa de Lima, que en el Calendario Universal figura el 23 de agosto. Dice el Martirologio: "Santa Rosa, virgen, que, insigne desde muy niña por su austera sobriedad de vida, en Lima, en el Perú, vistió el hábito de las Hermanas de la Tercera Orden de Santo Domingo. Entregada a la penitencia y a la oración, y ardiente de celo por la salvación de los pecadores y de la población indígena, aspiraba a dar la vida por ellos, sometiéndose de buena gana a toda clase de sufrimientos para ganarlos para Cristo. Su muerte tuvo lugar el día veinticuatro de agosto (1617)"

La imagen de la santa que ilustra esta entrada fue tomada en la Basílica del Santísimo Rosario (Convento de Santo Domingo) de la ciudad de Buenos Aires.

Rosa de Lima es la primera santa americana canonizada. Nació en la capital del Perú en 1586 y fue bautizada con el nombre de Isabel; sin embargo, se la llamaba comúnmente Rosa, y así la llamó, en la Confirmación, el Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo. 
Piadosa y penitente, fue desde pequeña un ejemplo de humildad y de obediencia. 
Sus padres querían que ella se casara, pero Rosa hizo voto de virginidad y más tarde  ingresó en la Tercera Orden de Santo Domingo.  
Su piadoso modo de vida, sus prácticas ascéticas, las gracias sobrenaturales que recibió en vida, fueron admirados ya por sus contemporáneos. Murió, tras una larga y penosa enfermedad, el 24 de agosto de 1617, a los 31 años. El Papa Clemente X la canonizó en 1671.

En 1816, el Congreso de Tucumán la declaró Patrona de la Independencia Argentina.


Oración:

"Señor, Dios nuestro, tú has querido que santa Rosa de Lima, encendida en tu amor, se apartara del mundo y se consagrara a ti en la penitencia; concédenos, por su intercesión, que, siguiendo en la tierra el camino de la verdadera vida, lleguemos a gozar en el cielo de la abundancia de los gozos eternos".

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26 de agosto de 2016

26 de agosto: Melquisedec, Rey de Salem

El Martirologio Romano trae para hoy la "conmemoración de San Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, que saludó y bendijo a Abrahán cuando volvía victorioso, ofreciendo al Señor un sacrificio santo, una hostia inmaculada. Como figura típica de Cristo, ha sido interpretado rey de la paz y de la justicia y sacerdote eterno, aun falto de genealogía".


Melquisedec aparece una sola vez en el libro del Génesis:

"Cuando Abram volvía de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que lo acompañaban, el rey de Sodoma salió a saludarlo en el valle de Savé, o sea el valle del Rey. Y Melquisedec, rey de Salem, que era sacerdote de Dios, el Altísimo, hizo traer pan y vino, y bendijo a Abram, diciendo: «¡Bendito sea Abram de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra! ¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!». Y Abram le dio el diezmo de todo" (Gén 14, 17-20).






Este misterioso personaje, que es nuevamente citado en el salmo 109 ("El Señor lo ha jurado y no se retractará: «Tú eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec»), es figura de Cristo,  como lo explica la Carta a los Hebreos (6, 16---7, 27).
La esperanza, dice el autor de la Carta,
...es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
(...) 
El nombre de Melquisedec significa, en primer término, «rey de justicia» y él era, además, rey de Salem, es decir, «rey de paz».De él no se menciona ni padre ni madre ni antecesores, ni comienzo ni fin de su vida: así, a semejanza del Hijo de Dios, él es sacerdote para siempre. 
Consideren ahora la grandeza de aquel a quien el mismo patriarca Abraham entregó como diezmo lo mejor del botín. A los descendientes de Leví que reciben el sacerdocio, la Ley les manda percibir el diezmo del pueblo, esto es, de sus propios hermanos, que sin embargo pertenecen como ellos a la descendencia de Abraham. Pero Melquisedec, que no tenía ascendencia común con ellos, recibió de Abraham el diezmo y bendijo al depositario de las promesas. Ahora bien, no cabe duda que corresponde al superior bendecir al inferior. Además, en el caso de los descendientes de Leví, los que perciben el diezmo son hombres mortales, mientras que en el caso de Melquisedec, se trata de alguien de quien se atestigua que vive. Por último, se puede decir que el mismo Leví, a quien corresponde percibir los diezmos, pagó los suyos a Melquisedec en la persona de Abraham, porque, en cierto sentido, Leví ya estaba en el cuerpo de su padre Abraham cuando Melquisedec le salió al encuentro.
Por lo tanto, si se podía alcanzar la perfección por medio del sacerdocio levítico, sobre el cual se funda la Ley dada al pueblo, ¿qué necesidad había entonces de que surgiera otro sacerdote, según el orden de Melquisedec y no según el orden de Aarón? Porque el cambio de sacerdocio implica necesariamente un cambio de Ley. De hecho, Jesús, de quien se dicen estas cosas, pertenecía a una tribu que no era la de Leví, ninguno de cuyos miembros se dedicó al servicio del altar. Porque es sabido que nuestro Señor desciende de Judá, y de esa tribu, nunca habló Moisés al referirse a los sacerdotes. Y esto se hace más evidente aún, si se tiene en cuenta que este nuevo sacerdote, a semejanza de Melquisedec, se constituye, no según la disposición de una ley meramente humana, sino según el poder de una vida indestructible. De él se ha atestiguado: "Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec". De esta manera queda derogada la disposición anterior, en razón de su ineficacia e inutilidad –ya que la Ley es incapaz de conducir a la perfección– y se introduce una esperanza mejor, que nos permite acercarnos a Dios.

La imagen de Melquisedec ofreciendo pan y vino pertenece a un relieve (lamentablemente deteriorado) en el retablo mayor de la Basílica del Espíritu Santo de la ciudad de Buenos Aires. 

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25 de agosto de 2016

25 de agosto: San Luis, Rey de Francia


Dice el Martirologio:  "San Luis IX, rey de Francia, que, tanto en tiempo de paz como durante las guerras interpuestas en defensa del cristianismo, se distinguió excepcionalmente por su activa fe y por la justicia en el gobierno, el amor a los pobres y la constancia en las adversidades. Tuvo once hijos en su matrimonio, a los que educó de una manera inmejorable y piadosa, y gastó sus bienes y fuerzas, y su vida misma, en la adoración de la cruz, la corona de espinas y el sepulcro del Señor, hasta que, mientras estaba acampado cerca de Túnez, en la costa de África del Norte, murió contagiado de peste".

Una imagen de San Luis Rey se venera en el templo porteño dedicado a Nuestra Señora de Monserrat, en el barrio epónimo. Tomé las fotos en dos ocasiones distintas, una en julio de 2012 y la otra en 2015, con una máquina más moderna.



Oración Colecta:

Oh Dios, que has trasladado a San Luis de Francia desde los afanes del gobierno temporal al reino de tu gloria, concédenos, por su intercesión, buscar ante todo tu reino en medio de nuestras ocupaciones temporales.

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16 de agosto de 2016

16 de agosto: San Roque

Prácticamente no hay iglesia en que no se venere alguna imagen de San Roque, que es uno de los santos más populares entre nosotros.


Para unirnos a la memoria de San Roque fuimos expresamente hasta el templo porteño que le está consagrado, ubicado en Plaza y Charlone.


El Martirologio trae el dato fundamental de su vida: "adquirió fama de santidad con su piadosa peregrinación por toda Italia curando a los afectados por la peste".  Cuando él mismo se contagió de aquella peste, como no quería ser una carga para nadie ni contagiar a otros,  se retiró hasta las afueras de la ciudad para morir solo. Pero un perro lo alimentó milagrosamente, llevándole cada día un pan. 


Estos breves datos biográficos -prácticamente los únicos que nos han llegado- justifican la tradicional representación iconográfica de San Roque, que siempre aparece representado como peregrino, mostrando las llagas de su enfermedad en la rodilla, y/o acompañado por un perro con un pan en sus fauces.


Oración Colecta:

Padre misericordioso,
protege a tu pueblo con incansable bondad,
y, por intercesión de San Roque,
líbranos de toda enfermedad del alma y del cuerpo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.


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15 de agosto de 2016

15 de agosto: Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María

Para celebrar la Solemnidad de la Asunción, trasponemos las fronteras argentinas y visitamos un templo que no está en el territorio nacional. Con el mismo criterio que usamos en Heráldica en la Argentina, ampliamos nuestro horizonte para abarcar en este blog también a las demás naciones que formaron parte del Virreinato del Río de la Plata y de las Provincias Unidas: Uruguay, Paraguay y Bolivia. En el futuro nos extenderemos también hacia los otros dos países limítrofes. En esta ocasión, por razones que resultan obvias, compartiremos fotos que tomé en febrero en la capital del Paraguay, más precisamente en la Catedral de Asunción.



En realidad, el vínculo entre Asunción y Buenos Aires, tanto desde el punto de vista civil como desde el punto de vista eclesiástico, es estrechísimo. Limitémonos ahora al aspecto eclesiástico:  e Obispado del Río de la Plata, con sede en Asunción, fue creado por Bula del Papa Paulo III en 1547; Buenos Aires dependió de esta jurisdicción, en lo eclesiástico, hasta 1620, año en que fue erigida la Diócesis de Buenos Aires. Por las vueltas de la historia, al elevarse esta sede a la dignidad arquidiocesana, en 1865, la sede de Asunción pasó a ser sufragánea de la metrópolis bonaerense. Esta situación perduró hasta 1929, año en que la sede asuncena fue elevada a su vez a la condición de Arquidiócesis, con las demás diócesis paraguayas como sufragáneas. 



La Catedral de Asunción está consagrada al gran misterio mariano que celebramos hoy, día que coincide con la fecha fundacional de la ciudad.  En efecto,  Asunción nació como fuerte militar el 15 de agosto de 1537, y lleva su nombre precisamente en honor a la fiesta mariana del día (si bien la fundación propiamente dicha, con la categoría de ciudad, corresponde a la creación del Cabildo local, el 16 de septiembre de 1541, por obra de Domingo  Martínez de Irala).



En el hermoso retablo mayor de la Catedral de Asunción se destaca, como la figura central, una bellísima imagen de la Asunción de la Virgen.


Nos unimos a esta fiesta transcribiendo párrafos de la lectura patrística del Oficio de Lecturas de hoy, tomada de la Constitución Apostólica  Munificentíssimus Deus, del Venerable Pío XII, firmada el 1° de noviembre de 1950:

"Los Santos Padres y grandes doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya conocido y aceptado por los fieles y lo explican con toda precisión, procurando, sobre todo, hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su Hijo único Jesucristo.


Y, así, san Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma, con elocuencia vehemente:
«Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su Hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios».



Según el punto de vista de san Germán de Constantinopla, el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal:
«Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y partícipe de la vida perfecta».

...

Por todo ello, la augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen integérrima en su divina maternidad, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos".

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13 de agosto de 2016

Santa María "en sábado"


Otra hermosa imagen de la Virgen María, esta vez correspondiente a un altar lateral de la Basílica de Santa Rosa de Lima, en Belgrano y Pasco.  

Oración colecta y Oración sobre las ofrendas de la Misa 7 del Común  de la Virgen María para el Tiempo Ordinario:


Dios nuestro, que elegiste el seno virginal de María
como digna morada de tu Hijo,
concédenos, con su ayuda,
participar con profunda alegría de esta celebración.
...

Acepta los dones de tu pueblo, Señor,
en la conmemoración de santa María:
ella te agradó por su pureza
y, en la humildad, concibió a tu Hijo, nuestro Señor.


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10 de agosto de 2016

10 de agosto: Fiesta de San Lorenzo

Hoy celebramos la Fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir. San Lorenzo fue uno de los diáconos de la iglesia romana. Al desatarse la persecución de Valeriano en el año 258, murió mártir, al igual que lo fueron el Papa Sixto II y muchos otros clérigos romanos. 

Desde el siglo IV, San Lorenzo ha sido uno de los mártires más venerados de la iglesia romana. Según la tradición,  San Lorenzo fue quemado hasta la muerte en una parrilla de hierro. Por ello siempre se lo representa  con una parrilla, instrumento de su martirio.

Lo vemos de ese modo en una bella imagen que corresponde a un vitral de la Basílica de la Natividad de María, en Esperanza, provincia de Santa Fe. Tomé la foto en agosto de 2010. 

En el vitral se ve a Lorenzo, junto con otros mártires (se destaca junto a él el protomártir Esteban y más atrás Juan el Bautista, entre otros), todos en actitud de dirigir su mirada a la Virgen María, "Reina de los Mártires", como dice en latín el texto al pie del vitral.



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6 de agosto de 2016

6 de agosto: Fiesta de la Transfiguración del Señor

«Es difícil para los occidentales imaginar la importancia que tiene la fiesta del 6 de agosto en Oriente. La transfiguración de nuestro Señor Jesucristo es una de las “doce grandes fiestas” del año, muy antigua», dice María Donadeo en su libro "Iconos de Cristo y de santos", de Ediciones Paulinas. Hoy nos moveremos, justamente,  en el ámbito espiritual de las iglesias del Oriente cristiano, tanto en las imágenes como en los textos.

El relato de la Transfiguración lo traen los tres Evangelios sinópticos y la Segunda Carta de Pedro. 

Cuando la escena es representada, en el centro domina Cristo, vestido de blanco, de quien brotan rayos de luz en todas las direcciones; junto a él, más bien a sus pies, están Pedro, Santiago y Juan, en actitud de estupor o tapándose el rostro.

Las imágenes que ilustran la entrada de hoy son vitrales en la iglesia de San Jorge, de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía (ubicada en Scalabrini Ortiz a metros de Cabrera). Los textos litúrgicos son transcriptos de la misma obra de María Donadeo.
«Tú te transfiguraste en el monte, oh Cristo Dios, mostrando a tus discípulos tu gloria, en la medida en que les era posible. Haz que resplandezca también sobre nosotros pecadores tu luz eterna por las  oraciones de la Madre de Dios. Dador de luz, ¡gloria a ti!».
(Tropario con que terminan todas las horas del Oficio del día en la Liturgia Bizantina)



«En el monte te transfiguraste, y tus discípulos, en la medida en que podían, vieron tu gloria, oh Cristo Dios, a fin de que, cuando te vieran crucificado, comprendieran que tu pasión era voluntaria y predicasen al mundo que tú eres verdaderamente el esplendor del Padre».
(Kontakion de la fiesta en la Litrugia Bizantina)


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2 de agosto de 2016

2 de agosto: San Pedro Julián Eymard

Pedro Julián Eymard nació en 1811 en un pueblito de la diócesis de Grénoble. Trabajó con su padre, fabricante de cuchillos, y luego en una prensa de aceite, hasta  los dieciocho años. En su horas de descanso, estudiaba  latín y recibía lecciones de un sacerdote de Grénoble.

En 1831 ingresó en el seminario de Grénoble, donde recibió la ordenación sacerdotal tres años después. Tras algunos años de ministerio parroquial, pidió permiso para  ingresar en la congregación de los Hermanos Maristas. En esa congregación llegó a ocupar diversos cargos de responsabilidad.

La devoción al Santísimo Sacramento fue siempre el centro de su vida espiritual. Durante una procesión de Corpus Christi, mientras llevaba en sus manos al Santísimo Sacramento, tuvo una experiencia extraordinaria que relata así: «Mi alma se inundó de fe y de amor por Jesús en el Santísimo Sacramento. Las dos horas pasaron como un instante. Puse a los pies del Señor a la Iglesia de Francia, al mundo entero, a mí mismo. Mis ojos estaban llenos de lágrimas, como si mi corazón fuese un lagar. Hubiese yo querido en ese momento que todos los corazones estuvieran con el mío y se incendiaran con un celo como el de San Pablo».

En 1851, en el santuario mariano de Fourvière (Lyon), vivió una profunda experiencia espiritual, en la que comprendió la necesidad de la Eucaristía para la renovación de la vida cristiana y para la formación de sacerdotes y laicos. «Me obsesionaba la idea de que no hubiese ninguna congregación consagrada a glorificar al Santísimo Sacramento, con una dedicación total. Debía existir esa congregación ... Entonces prometí a María trabajar con ese objeto. Se trataba aún de un plan muy vago y no me pasaba por la cabeza abandonar la Compañía de María... ¡Qué horas tan maravillosas pasé allí!». 

Tras algunos años de discernimiento, decidió finalmente salir de la Compañía de María para comenzar  una nueva fundación. En 1856 presentó al Arzobispo de París su plan de fundar una congregación de sacerdotes adoradores del Santísimo Sacramento. Recibida la aprobación,  Pedro Julián se instaló con su primer compañero en una casa que le ofreció el mismo Arzobispo. El 6 de enero de 1857 expuso por primera vez el  Santísimo Sacramento en la capilla de la casa  y predicó ante un nutrido auditorio.

Las dificultades no faltaron en los primeros años.  Pero también hubo consuelos y gracias. En 1859 Pío IX emitió un Breve alabando la nueva congregación.  San Juan María Vianney, que conoció personalmente a Eymard, alabó su obra. 
Al cabo de unos años se abrieron nuevas casas en Francia, así como un noviciado, y más tarde la Congregación comenzó a extenderse por el mundo. La Santa Sede aprobó finalmente la congregación en vida de su fundador, y la confirmó «in perpetuum» en 1895. 

El P. Eymard fundó también  la congregación de las Siervas del Santísimo Sacramento, dedicadas a la adoración perpetua;  la Liga Eucarística Sacerdotal, cuyos miembros se comprometen a pasar diariamente una hora en oración ante el Santísimo; la «Obra de Adultos» destinada a preparar para la primera comunión a los hombres y mujeres que, por edad o por trabajo, no podían asistir al catecismo parroquial; la  Archicofradía del Santísimo Sacramento. Además, escribió varias obras sobre la Eucaristía.

Durante los últimos años de su vida, a San Pedro Julián lo aquejaron diversos males físicos y también se renovaron las dificultades exteriores. Murió en su ciudad natal el 1° de agosto de 1868. Antes del fin de ese año se habían realizado ya varios milagros en su tumba. 

Su beatificación tuvo lugar en el Año Santo de 1925 y fue canonizado por San Juan XXIII el 9 de diciembre de 1962.

En Buenos Aires, los padres sacramentinos tienen a su cargo, ad nutum Sancta Sedis, la parroquia del Santísimo Sacramento, cuyo magnífico templo basilical acaba de cumplir 100 años.

Fue mandado a construir por Mercedes Castellanos de Anchorena. Durante una visita a París, la señora de Anchorena había tenido ocasión de rezar en una capilla regenteada por los padres sacramentinos, donde se practicaba la Adoración Perpetua. Concibió entonces la idea de establecer algo similar en Buenos Aires. Debía ser un templo grandioso: "Si yo vivo en un palacio, mi Dios debe tener el suyo", decía. Obtuvo el permiso del Arzobispo y costeó  los terrenos y toda la obra, que fue planeada  por los arquitectos franceses Coulomb y Chauvet, y dirigida aquí por el célebre padre Vespignani. La iglesia debía encomendarse luego a la Congregación del Santísimo Sacramento; los primeros religiosos llegaron a nuestra ciudad en 1903. En 1916, en el marco del primer Congreso Eucarístico Nacional, la iglesia fue solemnemente consagrada por el Arzobispo de Buenos Aires, y declarada Basílica por el Breve Nihil est Nobis antiquius del 25 de noviembre de ese año.

Las fotos que vemos corresponden a una monumental  imagen de San Pedro Julián Eymard, sosteniendo en alto una custodia. La imagen está ubicada en el frente de la Basílica. 

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