«Elevemos la gloria, el honor y las alabanzas al Dios vivo e inmortal que, por su Cruz, dio vida a sus criaturas, y, por su Resurrección, salvó a su Iglesia y alegró a su rebaño al levantarse de la muerte. Cuando aparezca al final de los tiempos, él dará gozo a su heredad.
El Bueno, que es digno de gloria y honor en esta solemnidad y todos los días de nuestra vida, y por todos los siglos».
«Te adoramos y te damos gracias, oh Hijo Unigénito del Padre, que descendiste al abismo de la muerte e hiciste admirables portentos en la mansión de los muertos, liberaste a los cautivos por tu Resurrección, despertaste a los justos sumergidos en el profundo sueño de la muerte y reuniste a los pueblos para que te adoraran y anunciaran tu salvación, proclamando alegremente:
¡Ayer el Rey fue crucificado y abatidopor el sufrimiento; hoy, por su por el sufrimiento; hoy, por su Resurrección, resplandece victoriosamente!
¡Ayer fue atravesado su costado por una lanza; hoy, por su compasión fluyen las aguas del bautismo! ¡Ayer fue coronado de espinas; hoy corona a su Iglesia con esplendor!».
("Frumiyyun" [Preludio] y fragmento inicial del "Sedro" [Cuerpo de la Oración] que son parte del "Husoyo" [Oración del Perdón] del Domingo de la Gloriosa Resurrección según la Liturgia Maronita)
La imagen corresponde a un vitral de la iglesia de la Asunción de la Virgen.
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