27 de abril de 2024

27 de abril: Fiesta de Santo Toribio de Mogrovejo

La Memoria de Santo Toribio de Mogrovejo está inscripta el 23 de marzo en el Martirologio Romano. Pero en la Argentina se la celebra hoy, con categoría de Fiesta, como Patrono del Episcopado Latinoamericano.

Una imagen suya se aprecia en uno de los vitrales de la Basílica de Nuestra Señora de Luján.

Completamos esta entrada con  breves fragmentos -referidos a Santo Toribio- de las palabras pronunciadas por San Juan Pablo II en el encuentro del 2 de febrero de 1985 con miembros del episcopado del Perú:

«(...) Deseo compartir con vosotros algunas reflexiones que me sugiere la figura profética, central en vuestras Iglesias, de Santo Toribio de Mogrovejo, a quien he declarado recientemente Patrono de los obispos de América Latina.

(...) La primera evangelización germinó haciendo de la fe el sustrato del alma latinoamericana en general, y peruana en particular (Cf.. Puebla, 412). Esto fue en buena parte fruto del admirable esfuerzo apostólico de Santo Toribio de Mogrovejo y de su labor en el III Concilio Limense, ayudado por otros insignes misioneros.

(...) El Santo arzobispo de Lima fue un ejemplar constructor de unidad eclesial. En su trabajo evangelizador supo asociar a presbíteros, religiosos y laicos en un admirable intento de comunión. El III Concilio Limense es el resultado de ese esfuerzo, presidido, alentado y dirigido por Santo Toribio, y que fructificó en un precioso tesoro de unidad en la fe, de normas pastorales y organizativas, a la vez que en válidas inspiraciones para la deseada integración latinoamericana.

(...) En Santo Toribio descubrimos el valeroso defensor o promotor de la dignidad de la persona. Frente a intentos de recortar la acción de la Iglesia en el anuncio de su mensaje de salvación, supo defender con valentía la libertad eclesiástica. Él fue un auténtico precursor de la liberación cristiana.

(...) Es visible en Santo Toribio un elemento de fondo, que hoy es constitutivo de la piedad popular, peruana y latinoamericana; y que con su vida y obra él ayudó a construir: la cercanía espiritual y el afecto cálido al Sucesor de Pedro, a quien el Señor quiso poner como Cabeza de la Iglesia».

26 de abril de 2024

26 de abril: Nuestra Señora del Buen Consejo

Hoy se celebra, en el Calendario Litúrgico propio de los agustinos, la Memoria de Nuestra Señora del Buen Consejo. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Consolación, en Buenos Aires, tiene un vitral dedicado a aquella advocación, del cual veremos varias fotos en esta entrada.


La información que sigue está adaptada de la publicada en Corazones.org:

Mucho antes de la venida de Cristo, el pequeño pueblo de Genazzano, a treinta millas de Roma, construyó un  templo a Venus, la diosa pagana del amor, a la que le tenían particular adhesión. Allí se le ofrecía culto y  celebraban grandes fiestas en su honor, especialmente el 25 de abril. Todos los años la gente de Genazzano gozaba de las festividades bailando y cantando.

En el siglo IV de nuestra era, cuando el cristianismo había sido públicamente reconocido en el Imperio Romano, el Papa San Marco mandó construir una iglesia en una colina sobre el pueblo, no muy lejos de las ruinas del antiguo templo pagano. La iglesia, firme y fuerte pero pequeña y sencilla, fue dedicada a Nuestra Señora del Buen Consejo. A sabiendas del amor que la gente de Genazzano le tenía a las fiestas y celebraciones, el Papa declaró el 25 de abril (fecha de las antiguas fiestas paganas), como día de celebración cristiana en honor de Nuestra Señora del Buen Consejo.  

A través de los siglos, Nuestra Señora fue honrada de manera especial en la pequeña iglesia de la colina, la cual se puso a cargo de los frailes de la Orden de San Agustín en 1356. Pero el paso del tiempo comenzó a afectar el anciano templo. Para el siglo XV, la iglesia se había venido desvencijando tanto que algunos temían su total colapso. Pocos, sin embargo, parecían tener interés en repararla, posiblemente porque había otras iglesias mas nuevas y mejores en el pueblo.

Una viuda, Petruccia de Geneo, que amaba a la Virgen devotamente, se sintió inspirada a reconstruir la iglesia. Deseaba que la iglesia fuera más grande y más bonita, más apropiada para la Madre de Dios. Confiando en Nuestra Señora, Petruccia contrató trabajadores y constructores, compró también los materiales y vio las paredes subir. Sus vecinos la observaron por un tiempo en silencio, luego comenzaron a burlarse de ella, especialmente cuando les pedía ayuda, que ellos no deseaban proporcionar. Pero Petruccia no dejó dominar por los obstáculos; estaba determinada a hacer todo lo que pudiese para ver la iglesia completada.  Decía que algún día "una gran Señora vendría a tomar posesión de ella". 

Un poco después, durante la fiesta del pueblo, el 25 de abril, día de San Marcos de 1467, muchas personas estaban congregadas en la plaza del mercado festejando, bailando y cantando. No se sabe por qué ya no rendían honor a Nuestra Señora del Buen Consejo en ese día, como lo habían hecho sus antepasados en siglos anteriores. A través de los siglos, su devoción por Nuestra Señora  había disminuido, pero habían conservado el amor por los festejos.

En medio de las fiestas, alguien vio una nube flotando bien bajo a través del claro cielo azul. El asombro paralizó el baile y el canto. Toda la atención fue puesta en la nube que bajaba despacio y que finalmente se detuvo en un borde angosto de las paredes sin terminar de la iglesia de Petruccia. La nube se abrió gradualmente, y en su centro apareció una bellísima pintura de Nuestra Señora con el Niño Jesús. Todas las campanas del pueblo comenzaron a sonar sin la ayuda de manos humanas.

Atraídos por el inesperado y fuerte repicar de las campanas, los habitantes de las villas aledañas se apresuraron a Genazzano para averiguar la causa. Mientras tanto, al escuchar del milagro, Petruccia, que estaba orando en casa, se apresuró en llegar  a la iglesia. Llena de alegría dijo que ella sabía que Nuestra Señora vendría a tomar posesión de su iglesia. Toda la gente se le unió en las alabanzas a Nuestra Señora.

Nadie conocía la procedencia de la pintura ni la había visto antes. Pronto comenzaron a suceder numerosas gracias y milagrosas curaciones.

En esos días, dos extranjeros procedentes de Scutari, Albania, llegaron a Genazzano buscando la milagrosa pintura de la Virgen.  Ellos contaron su testimonio. Scutari fue la última ciudad tomada por los turcos en su invasión de Albania. Cuando comprendieron que ya no podian resistir más, le pidieron consejo a la Virgen sobre qué hacer para mantener su fe católica en aquellas circunstancias.  Esa noche, ante el asombro de los dos albaneses, la imagen de la Virgen se desprendió de la pared y elevándose por los cielos comenzó a trasladarse lentamente hacia el oeste.  Así pudieron seguirla, cruzaron el mar Adriático que separa Albania de Italia, y llegaron a Genazzano. Decidieron quedarse en Genazzano para vivir cerca de su Señora, que también se había refugiado.

Cuando el Santo Padre en Roma escuchó acerca de la pintura y de sus muchos milagros, mandó a dos obispos como comisionados a examinar y estudiar los acontecimientos extraordinarios. Después de una cuidadosa investigación, el Papa y los comisionados quedaron convencidos de que la pintura era verdaderamente Nuestra Señora del Buen Consejo, que había sido venerada por siglos en el pequeño pueblo de Scutari. El espacio vacío con las dimensiones exactas donde había estado la pintura en la iglesia original fue evidente para todos. La imagen -del espesor de cáscara de huevo- había sido pintada sobre el yeso de la pared. Ninguna habilidad humana podría haber tomado con éxito la pintura de la pared sin romperla. Ninguna mano humana podría haberla traído a través del mar Adriático y colocarla en el borde angosto de la iglesia sin sujetarla.

Naturalmente, la iglesia de Petruccia fue completada. Es más: hubo tantas donaciones y fue ofrecida tanta ayuda que se convirtió en una bella basílica. La pintura fue puesta en un relicario maravilloso con un marco de oro adornado con piedras preciosas. Mas tarde dos coronas de oro enviadas por el Vaticano fueron colocadas en las cabezas de la Madre y del Niño. Los monjes agustinos son los guardianes especiales de la iglesia y de la pintura milagrosa.

La basílica ha sido afectada por los siglos. Sufrió particularmente por la Segunda Guerra Mundial, ya que para arrestar el avance de los aliados, los alemanes no dudaron en bombardear las iglesias. En Genazzano, el santuario de Nuestra Señora no se libró del daño: una bomba explotó en él con toda fuerza. El altar mayor fue completamente destruido, todas las pinturas y las estatuas en las paredes se vinieron abajo, pero la milagrosa pintura de Nuestra Señora del Buen Consejo, se mantuvo perfectamente intacta, tan bella como cuando Petruccia la vio por primera vez.


En la imagen original, Nuestra Señora tiene los ojos parcialmente bajos como si estuviera escuchando con intensidad. Su vestido verde oscuro está adornado con un borde de oro. Su manto azul oscuro cubre su cabeza y sus hombros y cubre parcialmente al Niño Jesús, quien tiene una mano alrededor del cuello de su Madre. Su mejilla toca la de ella, y su mano izquierda esta sosteniendo el cuello de su vestido. El vestido rojo del Niño está adornado con un borde de oro. La expresión en ambos, Madre e Hijo, es de una profunda atención. El Niño Jesús parece que está listo para susurrarle algo a su Madre. Es una pintura sencilla pero atractiva.

Las palabras "Madre del Buen Consejo" fueron insertadas por Pío IX en las letanías de la Virgen María.

Pese a la insistente referencia al 25 de abril en la crónica precedente, la Memoria de la Madre del Buen Consejo se celebra hoy (probablemente para evitar la superposición con la Fiesta de San Marcos).

Mater Boni Consilii: ora pro nobis.

24 de abril de 2024

24 de abril: Santa María de Santa Eufrasia Pelletier


Rosa Virginia Pelletier nació en 1796 en la isla de Noirmoutier, frente a la costa de Bretaña.  En la escuela, Rosa oyó hablar del Instituto de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, que tenía una casa en Tours, donde ella vivía entonces. La congregación había sido fundada por San Juan Eudes en 1641 para rescatar y defender a las mujeres caídas o en peligro. Rosa ingresó en el noviciado en 1814; hizo sus votos en 1817. Tomó entonces el nombre de María de Santa Eufrasia. 

Pocos años más tarde fue elegida superiora del monasterio de Tours. Organizó la obra que llamó de las "magdalenas", «jóvenes convertidas que viven como religiosas con hábito y regla propia». En 1829 se le confió la fundación de un monasterio en la ciudad de Angers;  la santa fue allí a tomar posesión de una casa de refugio que existía desde hacía varios años y se llamaba «El Buen Pastor».  «Diversas causas llevan a este monasterio a constituirse en una nueva congregación, el Instituto de Hermanas del Buen Pastor», dedicado a «la recuperación y salvaguardia de la juventud femenina». En 1835 recibió la aprobación pontificia. Hasta su muerte, «fundó 111 casas de la nueva congregación en 15 países de los cinco continentes»; en vida de la santa, las religiosas llegaron a superar las 2300 y las "magdalenas" más de 1000. "Santa Eufrasia", como la llamaba el pueblo, fue reelegida superiora varias veces. 

Murió en olor de santidad el 24 de abril de 1868.  Fue beatificada en el Año Santo extraordinario de 1933 por Pío XI y canonizada en 1940 por Pío XII.

Las primeras religiosas de la congregación fundada por María de Santa Eufrasia llegaron a Buenos Aires en 1885, procedentes de Montevideo;  buscaban aquí refugio de la restrictiva Ley de Conventos dictada por ese entonces en el Uruguay. Se instalaron en una pequeña casa alquilada, sobre la avenida Independencia, pero poco después, aplacada la situación en el país vecino, las hermanas regresaron a Montevideo.

Gracias a una de las hermanas -la Madre María de San Agustín, de origen chileno y hoy en proceso de canonización-, se logró la definitiva fundación en Buenos Aires con la llegada de cinco monjas provenientes de Santiago de Chile. Una benefactora cedió una casa de su propiedad ubicada sobre  la avenida Belgrano. En abril de 1886 las religiosas se trasladaron a su nueva sede.  Pero el inmueble pronto resultó pequeño, por lo que la Madre San Agustín logró que una nueva bienhechora donara el terreno de lo que sería el asiento definitivo de la congregación en el barrio de Caballito. La donación  fue aceptada por el Arzobispado en junio de 1888; en febrero de 1890 comenzaron las excavaciones. El convento fue construido lentamente entre 1890 y 1894 con donaciones, subvenciones y préstamos.

Restaba  edificar una iglesia anexa al convento.  El templo debía estar dedicado al Sagrado Corazón de Jesús por pedido expreso de la donante. La piedra fundamental fue colocada en una ceremonia presidida por el Arzobispo Aneiros el 24 de abril de 1894.  Diez años después, pudieron comenzarse los trabajos para erigirla;  fue consagrada por el Arzobispo Espinosa el 3 de diciembre de 1907.

Diversos cambios se produjeron a lo largo del siglo en la casa y en la benemérita comunidad de religiosas. 

En 1996 el templo fue erigido en sede de la parroquia que se denominó "Sagrado Corazón de Jesús Buen Pastor". 

En ese bello templo neorrománico tomamos en junio del año pasado las fotos de esta entrada. 

Cerramos esta nota sobre la santa de hoy con el elogio que le hace el Martirologio Romano [«En Anjou, en Francia, Santa María de Santa Eufrasia (Rosa Virginia) Pelletier, virgen, que fundó el Instituto de las Hermanas del Buen Pastor, para acoger piadosamente a las mujeres de vida ligera, llamadas Magdalenas (1868)]»,  y con la frase que se lee en el libro que sostiene la imagen: «Un alma vale más que un mundo».

23 de abril de 2024

23 de abril: San Jorge

 Compartimos hoy un par de fotos tomadas en el año 2013 (¡hace once años!) en la iglesia porteña Santa Felicitas.



Corresponde a un vitral que representa a San Jorge con sus atributos habituales: vestimenta militar, escudo y espada, ya que normalmente se afirma que fue oficial del ejército romano. A sus pies yace un dragón.

El libro "La Biblia y los santos" afirma que «San Jorge es, en toda la Cristiandad, el patrón de los caballeros», y añade: «como personificación del ideal caballeresco, San Jorge es representado a caballo (...), con armadura, llevando un escudo y un estandarte plateado con cruz de gules». En este caso, sin embargo, el santo está representado de pie, y no vemos el campo del escudo.

El Martirologio recuerda que el glorioso martirio de San Jorge «tuvo lugar en Dióspolis o Lidda, en Palestina» y es celebrado «desde muy antiguo todas las Iglesias, desde Oriente hasta Occidente». 

21 de abril de 2024

Domingo IV de Pascua


«Yo soy el Buen Pastor»: la frase que se lee en una de las estaciones del Vía Lucis de la iglesia porteña de San Pablo corresponde al fragmento evangélico que se lee hoy en la misa (Juan     10, 11-18), del que copiamos más abajo el comienzo de la perícopa.


«Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí -como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas» (Jn 10, 11-15).

19 de abril de 2024

19 de abril: San Vernerio

El santo de hoy no figura en el Martirologio actual. Tampoco lo hemos encontrado en la versión anterior, de 1956, ni en "Año Cristiano" de 1864. 

Pero su imagen aparece en uno de los vitrales de la Basílica del Santísimo Sacramento. Por eso le dedicamos esta entrada.

Se trata de San Vernier o San Wernerio, también  llamado San Werner de Oberwesel.

En el sitio "Tus preguntas sobre los santos" encontramos esta biografía:

«Werner fue un adolescente, jornalero de unas viñas pertenecientes a unos judíos, que el Jueves Santo de 1287, fue encontrado asesinado (abierto en canal, desangrado y colgado cabeza abajo en un árbol) en un campo cerca de Bacharach, Alemania. No se halló el autor, por lo que se creyó que tendría el crimen tenía motivos ocultos y rituales, y de ahí a pensar que habían sido los judíos no hubo más que un paso. Era una época propicia a esto (...). Lamentablemente, esto se tradujo en una persecución popular contra los judíos (...) mientras que Werner fue considerado mártir y santo, puesto que habría padecido como Jesús.

(...) El rey Rodolfo I, convencido de la falsedad de la acusación, puso una multa a los asesinos de los judíos y ordenó quemar y desaparecer el cuerpo de Werner para evitar una veneración. Las reales instrucciones no fueron seguidas, y por el contrario se inició el culto a Werner como mártir. El cadáver del niño fue enterrado solemnemente en la capilla de San Cuniberto de la catedral de Bacharach (...). Asimismo se construyó una pequeña capillita conmemorativa en el sitio del hallazgo del cuerpo. 

Pronto surgió la idea de dedicarle una iglesia propia, comenzaron las peregrinaciones y se comenzó una bella iglesia gótica, que aún no terminada comenzó a abandonarse. El culto fue efímero y pronto cayó en el olvido durante casi dos siglos (...)».

En 1426, apoyado por Luis III, un sacerdote comenzó a trabajar para relanzar el culto y terminar la capilla iniciada. Exhumó el cuerpo, lo trasladó a una urna abierta, y puso la mano derecha en una custodia de oro; mandó que se recogieran en un libro los testimonios de gracias y milagros concedidos a los fieles que le rezaban al niño mártir. Además se implicó en la canonización de Vernerio, para dar estabilidad al culto y a las peregrinaciones. Pero sólo logró un débil reconocimiento local, pues Roma no accedió a canonizarlo. Sin embargo, el culto continuó y se extendió. La fiesta de San Werner se celebró en la Diócesis de Trier hasta 1963, cuando la  iglesia local eliminó la fiesta de su calendario propio. Sin embargo, en algún santoral alemán todavía aparece "San Werner de Oberwesel", sus imágenes abundan y su veneración por parte de gremios y asociaciones continúa. Se lo representa con elementos de labranza, racimos de uva y una daga, arma del  supuesto martirio. Es el Patrono de los bodegueros y de los viticultores en varias regiones de Alemania y Francia. 

Mientras la parte superior del vitral de la Basílica del Santísimo Sacramento exhibe  al santo con herramientas de labranza aludiendo a su oficio de viñatero, la parte inferior muestra el modo en que, según la tradición, sufrió el martirio.

17 de abril de 2024

17 de abril: Beata Mariana de Jesús

En la foto que sigue se aprecia el retablo mayor de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced de la ciudad de Buenos Aires.

Además de tres célebres santos mercedarios, arriba, a la derecha, hay una imagen de la beata a quien la Iglesia honra hoy, de quien así habla el Martirologio:

«En Madrid, en España, Beata María Ana de Jesús Navarro de Guevara, virgen, la cual, después de superar la oposición de su padre, recibió el hábito de la Orden de Nuestra Señora de la Merced y se dedicó a la vida de oración, penitencia y ayuda a pobres y afligidos».

María Ana de Jesús Navarro de Guevara  murió el 17 de abril de 1624, es decir, hace hoy exactamente 400 años. La honramos también con parte de  los textos de la misa de su Memoria:


Antífona de entrada

Esta es una virgen sabia y prudente, que salió al encuentro con Cristo con la lámpara encendida.

Oración colecta

Oh Señor, que a tu virgen Mariana, modelo de penitencia y de amor a la Eucaristía, la enseñaste a servir a Cristo en los hermanos, concédenos por su intercesión participar íntimamente a los misterios que celebramos y escuchar la voz de tu Espíritu que nos invita a la conversión y al servicio fiel de nuestro prójimo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


13 de abril de 2024

Sábado de la II Semana de Pascua: Nuestra Señora del Valle

En el sitio dedicado a la Virgen Morenita de Catamarca, cuya fiesta se celebra hoy, encontramos este bonito acto de consagración a la Virgen del Valle: 


Postrado humildemente a tus pies, ¡oh Virgen Santísima del Valle!, vengo, a pesar de mi indignidad, a elegirte por Madre, abogada y protectora, ante Jesús, tu Hijo divino, para amarte, honrarte y servirte fielmente todos los días de mi vida.

Alcánzame de Jesús un vivo horror al pecado; la gracia de vivir y morir en la fe más viva, en la esperanza más firme, en la caridad más ardiente y generosa.

¡Oh Virgen del Valle! Dame el consuelo de que en la hora de mi muerte, entregue mi alma en tus manos, y sea conducido por ti a la gloriosa inmortalidad.

Amén.


Otros detalles acerca de esta venerada advocación pueden verse en nuestras entradas de esta misma fecha litúrgica en 2016 y 2019.

En la iglesia de Lourdes de Santos Lugares, entre los vitrales consagrados a otras advocaciones marianas, se encuentra el que ilustra la entrada de hoy, que fotografiamos en febrero de 2019.

8 de abril de 2024

Solemnidad de la Anunciación del Señor

La Solemnidad de la Anunciación se celebra el 25 de marzo, pero este año, al verse impedida por la Semana Santa y la Octava de Pascua, se traslada al día de hoy.

Toma su nombre de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la Santísima Virgen María, referente a la Encarnación del Hijo de Dios.



El Sagrario de la Basílica del Espíritu Santo representa el acontecimiento de la Anunciación. La ubicación de esta imagen no es casual: en el Tabernáculo está presente el Verbo hecho carne, hecho alimento para nosotros, y la Anunciación es justamente el momento de la Encarnación del Verbo, que constituye -en palabras de San Juan Pablo II- «la verdad-clave de la fe, expresada por San Juan al principio de su evangelio: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros", y en otro pasaje: "Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna"» (Encíclica Redemptor Hominis, 1)

Más adelante dice el Papa en el mismo párrafo:

«"Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas; últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo..."; por medio del Hijo-Verbo, que se hizo hombre y nació de la Virgen María. En este acto redentor, la historia del hombre ha alcanzado su cumbre en el designio de amor de Dios. Dios ha entrado en la historia de la humanidad y en cuanto hombre se ha convertido en sujeto suyo, uno de los millones y millones, y al mismo tiempo Único. A través de la Encarnación, Dios ha dado a la vida humana la dimensión que quería dar al hombre desde sus comienzos y la ha dado de manera definitiva —de modo peculiar a él solo, según su eterno amor y su misericordia, con toda la libertad divina— y a la vez con una magnificencia que, frente al pecado original y a toda la historia de los pecados de la humanidad, frente a los errores del entendimiento, de la voluntad y del corazón humano, nos permite repetir con estupor las palabras de la Sagrada Liturgia: "¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!"».

Oración colecta:

Dios todopoderoso,

has querido que tu Verbo se encarnara

en el seno de la Virgen María;

a quienes confesamos a nuestro Redentor

como verdadero Dios y verdadero hombre

concédenos participar también de su naturaleza divina.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,

que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,

y es Dios, por los siglos de los siglos.

5 de abril de 2024

Viernes de la Octava de Pascua

El Viernes de la Octava de Pascua se lee en la misa el episodio evangélico de la pesca milagrosa narrado por San Juan (21, 1-14) con estas palabras:


Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. 

Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. 

Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar». 

Ellos le respondieron: «Vamos también nosotros». Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. 

Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo para comer?».

Ellos respondieron: «No». 

El les dijo: «Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». 

Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. 

Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar». 

Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: «Vengan a comer». 

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres?», porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. 

Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.

La pintura que representa el episodio se expone en la iglesia de San Lucas, antigua capilla del Hospital de Clínicas, reinaugurada en 1980 y más tarde sede de la Parroquia Universitaria.


3 de abril de 2024

Miércoles de la Octava de Pascua

 


El célebre episodio del encuentro de Jesús resucitado con dos discípulos en el camino de Emaús, que se lee hoy en la misa, termina con el Señor accediendo al ruego de los peregrinos: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». Entonces «Él entró y se quedó con ellos.  Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron» (cfr Lc 24, 29-31).

El momento preciso en que Jesús comparte la mesa y el pan con los dos discípulos está representado en el altar de la hermosa iglesia dedicada a Nuestra Señora del Carmen en la localidad de Wilde, que hoy visitamos por primera vez en este blog. Las fotos son de marzo de 2019.

1 de abril de 2024

Lunes de la Octava de Pascua

El Lunes de la Octava de Pascua se lee en la misa un fragmento del Evangelio según San Mateo (28, 8-15) en que la primera palabra que pronuncia el Señor resucitado es "Alégrense".


El texto completo del Evangelio de hoy (con esa palabra remarcada) es el siguiente:

«Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos.

De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: «No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».

Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido. Estos se reunieron con los ancianos y, de común acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna: «Digan así: "Sus discípulos vinieron durante la noche y robaron su cuerpo, mientras dormíamos". Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo».

Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna. Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día de hoy».

Una de las imágenes del Vía Lucis de la iglesia de San Pablo, en Buenos Aires, representa el encuentro de Jesús Resucitado con las mujeres, y destaca esa misma expresión del Señor: "¡Alégrense".