28 de octubre de 2019

28 de octubre: Fiesta de San Simón y San Judas

Aunque en el Calendario Litúrgico Simón y Judas Tadeo aparecen juntos, hoy nos referiremos sólo al segundo.  San Judas Tadeo es titular, junto con San Saturnino, de una parroquia en Buenos Aires (que este blog visita hoy por primera vez), donde tomamos las dos fotos que ilustran nuestra entrada.


Antiguamente el Martirologio recogía la tradición que señala que Tadeo anunció el Evangelio en la Mesopotamia y luego marchó con Simón a Persia, donde ambos habrían sufrido juntos el martirio. La versión actual del Martirologio sólo evoca el dato (tomado de Jn 14, 22-23) acerca del breve diálogo entre Judas y Jesús en el Cenáculo, que incluye la única frase de San Judas que los Evangelios conservan: «Judas –no el Iscariote– le dijo: “Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”.  Jesús le respondió: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él”».

En la iconografía tradicional se  representa a San Judas -como en la imagen que vimos- con una alabarda, lanza o hacha; a veces también con una maza. Ello se debe a algunas leyendas sobre la forma de su martirio. 

La devoción por San Judas Tadeo es muy viva en la piedad popular; se le atribuye ayuda en trances desesperados y en las «causas difíciles e imposibles», como afirma la oración con la que cerramos esta entrada.

25 de octubre de 2019

25 de octubre: Aniversario de la Dedicación de la Catedral de Santa Fe de la Vera Cruz

La ciudad de Santa Fe fue fundada por Juan de Garay en 1573. En el acta fundacional se hace mención de los dos solares destinados a la construcción de una iglesia bajo el título de Todos los Santos, antecedente de la actual Catedral:
Juan de Garay, Capitán y Justicia Mayor en esta conquista y población del Paraná y Río de la Plata, digo que, en el nombre de la Santísima Trinidad y de la Virgen Santa María y de la universidad de todos los Santos, y en nombre de la real majestad del Rey don Felipe, nuestro Señor, y del ilustre señor Juan Ortiz de Zárate , Gobernador, Capitán General y Alguacil Mayor de todas las provincias del dicho Río de la Plata, y por virtud de los poderes que para ello tengo (...)  digo que, en el dicho nombre y forma que dicho tengo, fundo y asiento y nombro esta ciudad de Santa Fe en esta provincia de calchaquíes y mocoretaes (...) Otrosí, en la traza de esta ciudad tengo señalados dos solares para iglesia mayor, la cual nombro la vocación de Todos Santos. 
Esa iglesia matriz fue construida en Santa Fe “la Vieja”, la actual Cayastá. Cuando la ciudad fue traslada a su emplazamiento actual, el nuevo templo pasó a ocupar el mismo sitio que el primero, frente a la Plaza Mayor. La construcción data del siglo XVIII y los cambios más importantes que le dan el aspecto actual se desarrollaron en 1833.


La Diócesis de Santa Fe fue creada en 1897; el templo mayor pasó entonces a ser la catedral. Su primer obispo fue monseñor Juan Agustín Boneo. En 1934 la jurisdicción fue elevada a la dignidad arquidiocesana. En 1992 la Arquidiócesis pasó a denominarse según el nombre histórico de la ciudad sede: Santa Fe de la Vera Cruz.


Según el Calendario Litúrgico oficial de la Conferencia Episcopal Argentina, hoy es el aniversario de la Dedicación de este templo catedralicio. Recordemos la importancia litúrgica de esta celebración según el Ordo dedicationis ecclesiae et altaris:

Calendario Romano. Tabla de los días litúrgicos, I 4b y II 8b

Tomé las fotos de esta entrada en julio de 2018.

24 de octubre de 2019

24 de octubre: San Rafael Arcángel

Aunque en la Forma Ordinaria del Rito Romano los tres arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael son celebrados conjuntamente en la única fiesta del 29 de septiembre, en la Forma Extraordinaria se mantiene la práctica de honrarlos por separado. A San Rafael se le consagra la fecha de hoy, que elegimos para compartir estas imágenes.

Nos unimos a la memoria de San Rafael con fotografías que tomamos en julio del año pasado en el exterior de la iglesia porteña consagrada al santo arcángel.



La mayólica muestra los dos atributos clásicos de Rafael:  el bordón de peregrino y el pez.  Se lo invoca en la misma mayólica como «Patrono de los enfermos», «de los matrimonios» y «de los caminantes».  Tanto los atributos iconográficos como los patronazgos brotan de un episodio narrado en el libro de Tobías, que abarca varios capítulos pero que podemos resumir así:



Tobit, padre de Tobías, queda ciego; al mismo tiempo Sara, una mujer de otra comarca, sufre bajo la malvada acción de un demonio por lo que, cada vez que se casa, su marido muere. Cada uno de ellos ora rectamente a Dios y entonces «a un mismo tiempo, fueron acogidas favorablemente ante la gloria de Dios las plegarias de Tobit y de Sara, y fue enviado Rafael para curar a los dos: para quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, a fin de que viera con ellos la luz de Dios, y para dar a Sara, hija de Ragüel, como esposa de Tobías, hijo de Tobit, librándola del malvado demonio Asmodeo» (3, 16 s). 

Tobit envía a su hijo Tobías a un largo viaje, en el que es acompañado por el ángel, quien no se da a conocer y dice llamarse Azarías.

En un momento del camino, en el capítulo 6  (1-9) tiene lugar el episodio del pez:
El joven partió con el ángel, y el perro los seguía. Caminaron los dos y, al llegar la primera noche, acamparon a orillas del río Tigris. El joven bajó a lavarse los pies en el río, y de pronto saltó del agua un gran pez que intentó devorarle el pie. El joven gritó,  pero el ángel le dijo: «¡Agárralo y no lo dejes escapar!». Entonces él se apoderó del pez y lo sacó a tierra. El ángel le dijo: «Ábrelo, sácale la hiel, el corazón y el hígado, y colócalos aparte; luego tira las entrañas. Porque la hiel, el corazón y el hígado son útiles como remedios».  El joven abrió el pez, y le sacó la hiel, el corazón y el hígado. Asó una parte del pez y la comió, y guardó la otra parte después de haberla salado. Luego los dos juntos continuaron su camino hasta llegar cerca de Media.
Entretanto, el joven preguntó al ángel: «Hermano Azarías, ¿qué clase de remedio hay en el corazón, en el hígado y en la hiel del pez?». El ángel le respondió: «Si se quema el corazón o el hígado del pez delante de un hombre o de una mujer atacados por un demonio o espíritu maligno, cesan los ataques y desaparecen para siempre. En cuanto a la hiel, sirve para ungir los ojos afectados de manchas blancas: basta con soplar sobre esas manchas para que se curen». 
Poco después Rafael sugiere a Tobías  pasar esa noche en casa de Ragüel,  pariente de Tobías que tenía una única hija llamada Sara.  «Por ser tú el pariente más cercano -le dice-, tienes más derecho sobre ella que todos los demás, y es justo que recibas la herencia de su padre. Es una joven seria, decidida y muy hermosa, y su padre es una persona honrada»  (6, 11-12). 
Naturalmente, Tobías objeta la fama de esa mujer: «Hermano Azarías, he oído decir que ella se ha casado siete veces, y que todos sus maridos han muerto la noche misma de la boda, apenas se acercaban a ella. También he oído decir que es un demonio el que los mataba. Yo tengo miedo, ya que a ella no le hace ningún mal, porque la ama, pero mata a todo el que intenta tener relaciones con ella. Y soy hijo único, y si muero, mi padre y mi madre bajarán a la tumba llenos de dolor por mi causa. Y ellos no tienen otro hijo que les dé sepultura» (6, 14 ss).



El ángel le indica: «No te preocupes de ese demonio y cásate con ella. (...) Pero eso sí, cuando entres en la habitación, toma una parte del hígado y del corazón del pez, y colócalos sobre el brasero de los perfumes. Entonces se extenderá el olor, y cuando el demonio lo huela, huirá y nunca más aparecerá a su lado. Antes de tener relaciones con ella, levántense primero los dos para orar y supliquen al Señor del cielo que tenga misericordia de ustedes y los salve. No tengas miedo, porque ella está destinada para ti desde siempre y eres tú el que debe salvarla. Ella te seguirá, y yo presiento que te dará hijos que serán para ti como hermanos. No te preocupes» (6, 16-18).

Tobías se une a Sara no sin antes cumplir las indicaciones de Rafael; ora junto con su esposa -una plegaria hermosa que ocupa gran parte del capítulo 8- y ambos regresan acompañados por Rafael a la casa de Tobit. Allí, con la hiel del pez, Tobías cura la ceguera de su padre.  

Cuando Tobit se dispone a pagarle sus servicios al guía y acompañante de Tobías, el joven revela su verdadera identidad:  «Cuando tú y Sara hacían oración, era yo el que presentaba el memorial de sus peticiones delante de la gloria del Señor  (...)  Dios también me envió para curarte a ti y a tu nuera Sara.  Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia» (12, 12-15).

22 de octubre de 2019

22 de octubre: San Juan Pablo II

En un día tal como hoy, hace 41 años, el papa Juan Pablo II, elegido pocos días antes, pronunciaba esta célebres palabras: 

«¡Hermanos y hermanas! ¡No tengáis miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad!
¡Ayudad al Papa y a todos los que quieren servir a Cristo y, con la potestad de Cristo, servir al hombre y a la humanidad entera!
¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!
Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre». ¡Sólo Él lo conoce!
Con frecuencia el hombre actual no sabe lo que lleva dentro, en lo profundo de su ánimo, de su corazón. Muchas veces se siente inseguro sobre el sentido de su vida en este mundo. Se siente invadido por la duda que se transforma en desesperación. Permitid, pues, —os lo ruego, os lo imploro con humildad y con confianza— permitid que Cristo hable al hombre. ¡Sólo Él tiene palabras de vida, sí, de vida eterna! ».

 El busto de San Juan Pablo II se exhibe en el Museo anexo a la Basílica Nacional de Luján.

19 de octubre de 2019

19 de octubre: Aniversario de la Dedicación de la Catedral de Paraná


La actual Arquidiócesis de Paraná fue creada como diócesis sufragánea de Buenos Aires el 13 de junio de 1859. Su primer obispo fue monseñor Luis José Gabriel Segura y Cubas, que ejerció el cargo por poco más de dos años,  hasta su muerte en 1862.


La jurisdicción fue elevada en 1934 a la jerarquía de  arquidiócesis. 

El actual templo catedralicio es el cuarto edificio eclesiástico que ocupa ese predio frente a la Plaza 1º de Mayo en la capital entrerriana. La Catedral actual data de 1886.

Su frente tiene seis columnas, una cúpula de 54 metros de altura y dos esbeltas torres. En el centro del frontispicio, un Cristo Redentor que es réplica del que se encuentra en Mendoza, en el límite con Chile.  Esta réplica, curiosamente, es anterior al original: fue instalada en 1901, cuando el Cristo Redentor "original" se encontraba todavía en Buenos Aires, en depósito, aguardando ser llevado a su destino; sólo en 1904 tuvo lugar su instalación en la cordillera.


La Catedral de Paraná está consagrada a Nuestra Señora del Rosario, Patrona también de la ciudad.


Todas las fotos son propias. Las tomé en julio de 2018.

Oración Colecta del Común de la Dedicación de una iglesia, en el aniversario de la Dedicación,  en la misma iglesia dedicada:

Dios nuestro, que cada año nos permites celebrar
el aniversario de la dedicación de tu santo templo,
escucha las oraciones de tu pueblo,
concédenos ofrecerte en este lugar un culto puro y verdadero
y recibir los frutos de tu redención.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

16 de octubre de 2019

16 de octubre: San Longinos

«Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas,  sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua» (Jn 19, 32-34).

A este soldado romano mencionado por Juan, la tradición le da nombre propio: Longinos, y le asigna una historia que es legendaria en gran parte. El nombre aparece por primera vez en algunas versiones del apócrifo Evangelio de Nicodemo o "Actas de Pilato". A veces se identifica a este militar con el que, en los Sinópticos, proclama la divinidad de Jesús inmediatamente después de la muerte del Crucificado: «... Jesús, dando un grito, expiró.  El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo.  Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: “¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!» (Mc 15, 37-39 y textos paralelos en Mt y Lc).

El Martirologio Romano registra la conmemoración de hoy con estas escuetas palabras, que sólo hacen referencia al episodio registrado por Juan: «En Jerusalén, conmemoración de San Longinos, venerado como el soldado que abrió con la lanza el costado del Señor crucificado (s. I)». En otros calendarios, Longinos aparece en fechas diversas.


En la Basílica de María Auxiliadora, detrás del altar mayor, hay una imagen del Sagrado Corazón rodeado a ambos lados de santos y santas, todos ellos vinculados de una u otra forma con la devoción al corazón de Jesucristo. Los siete varones son, de izquierda a derecha: San Juan Evangelista, San Longinos, Santo Tomás Apóstol (arrodillado), San Bernardo de Claraval, San Francisco de Asís, San Francisco Solano y San Francisco de Sales.

San Longinos aparece con indumentaria de soldado romano y con una lanza, su atributo iconográfico por excelencia, que sostiene inclinada hacia el piso.


«Con mucha precaución se abstuvo el Evangelista de usar las palabras "hirió su costado", o "lo rasgó", sino "abrió", a fin de que en cierto modo se franqueara la puerta por donde brotaron los sacramentos de la Iglesia, sin los cuales no se entra en la verdadera vida. Y sigue: "Y al instante salió sangre y agua". La sangre fue derramada por la remisión de los pecados, y el agua para suave bebida y purificación. Esto había sido prefigurado por la puerta que a Noé se le mandó abrir en el costado del arca para que entraran los animales que se habían de salvar del diluvio, en los que se simbolizaba la Iglesia. Por esta razón fue hecha la primera mujer del costado de Adán dormido, y este segundo Adán, inclinando la cabeza, durmió en la cruz, para que fuese formada su esposa y saliera de su costado durante su sueño. ¡Oh muerte que a los muertos resucitas! ¿Qué hay más puro que esta sangre? ¿Qué más saludable que esta herida?» (San Agustín)

11 de octubre de 2019

11 de octubre: San Juan XXIII



Dos pontífices canonizados al mismo tiempo pueden verse a ambos flancos de la Virgen de Luján, en la iglesia del Carmen en Lobos. Además el de la derecha (San Juan Pablo II) beatificó al de la izquierda (San Juan XXIII).

Hoy se celebra la Memoria de este último. Su vida y su actividad -dice el Martirologio- «estuvieron llenas de una singular humanidad. Se esforzó en manifestar la caridad cristiana hacia todos y trabajó por la unión fraterna de los pueblos. Solícito por la eficacia pastoral de la Iglesia de Cristo en toda la tierra, convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II. Murió piadosamente en Roma el 3 de junio de 1963».  Se lo recuerda justamente en la fecha de inauguración del Concilio Vaticano II.


7 de octubre de 2019

7 de octubre: La Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya

En la iglesia inferior del santuario de Lourdes, en Santos Lugares, hay hermosos vitrales con advocaciones marianas argentinas. Entre ellas se encuentra la imagen de Nuestra Señora del Río Blanco y Paypaya, Copatrona de la Diócesis de Jujuy.

El libro "María - Reina y Madre de los Argentinos" (H.M.E, 1947) nos trae la historia de esta imagen con estas palabras:

«En la catedral de Jujuy se venera una imagen denominada Nuestra Señora del Rosario de Paipaya y Río Blanco. Su historia está íntimamente vinculada a la conquista del norte argentino y a la independencia de todo el país. Su culto es antiquísimo y, por razón de su maravilloso origen y estupendos prodigios, los norteños le profesan gran devoción. Difícil fue para los españoles el sometimiento de las tribus indígenas de Jujuy; pero la Santísima Virgen, a quien invocaron, les ayudó con eficiencia. Ella fue la Gran Conquistadora, la Pacificadora y la Misionera de tales pueblos, como más tarde sería su Redentora, Libertadora y Defensora. (...)  Una de las tribus más hostiles fue la de Paipaya. Cierto día en que se disponía para asaltar a Jujuy, se le apareció entre celajes, sobre una fortaleza indígena, la Santísima Virgen del Rosario, luciendo un vestido de color rosa y manto celeste; empuñaba además el bastón de Soberana. Los indios, llenos de terror, huyeron despavoridos. En otras ocasiones trataron los salvajes de arrasar la ciudad. Mas, en cada una, la misma Soberana Señora, con un hermoso niño en los brazos, volvía a presentárseles, impidiéndoles el paso en cualquiera de los puntos en que intentaban penetrar. 
Grande fue la popularidad de la imagen a mediados y fines del siglo XVIII. Al ocurrir el alzamiento general de los indígenas, los españoles imploraron la protección de la Virgen del Rosario de Paipaya y Río Blanco, y Ella los libró milagrosamente de ser exterminados. No tardaron los indígenas en someterse a los españoles y abrazar el cristianismo. Al extinguirse el pueblo de Paipaya la imagen de la Virgen fue trasladada a la localidad de Río Blanco, y al desaparecer también ésta, fue llevada a Jujuy. 
La portentosa imagen jujeña, ante la que se postraron tantos conquistadores, vio en la época de la independencia, de hinojos ante su altar, a próceres como Belgrano, Arenales, Güemes, quienes la eligieron por Capitana de sus tropas. Nuestra Señora del Rosario de Paipaya y Río Blanco presidió los actos de la primera bendición de nuestra Bandera, el 25 de mayo 1812. El histórico templo donde tuvo lugar la ceremonia y donde se halla el trono de la Virgen, ha sido declarado monumento nacional. Güemes reconocía públicamente la protección otorgada por la Ssma. Virgen a la causa libertadora, y en una de sus proclamas la nombra Nuestra Generala. 
Las iniciativas que emprendieran Monseñor Padilla, Monseñor Romero y el Vicario Foráneo de Jujuy, Monseñor José de la Iglesia en pro de la Coronación de la imagen, tuvieron el más feliz de los resultados. La Santa Sede, en vista del ininterrumpido culto desde más de tres siglos, y por los portentos obrados por la Virgen del Rosario de Paipaya y Río Blanco, decretó su solemne coronación. Dicho acto se realizó el domingo 31 de octubre de 1920, en el mismo lugar en que el ejército de Belgrano y el pueblo de Jujuy juraron la Bandera, después de bendecida, el 25 de mayo de 1812. Coronó a la Virgen, en nombre del Sumo Pontífice Benedicto XV, el Nuncio Apostólico, Monseñor Alberto Vasallo de Torregrossa, acto que fue saludado con las aclamaciones de más de 5.000 personas. Fue éste el acontecimiento más grandioso y solemne que se registra en los anales históricos de Jujuy. 
Muchos han sido los milagros obrados por Nuestra Señora del Rosario de Paipaya y Río Blanco (...)».

5 de octubre de 2019

5 de octubre: Santa María Faustina Kowalska

Esta religiosa de la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia «anunció solícita el misterio de la divina misericordia», como dice el Martirologio.


Nacida en un pueblo de Polonia 1905, ingresó con casi 20 años en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en la que vivió trece años, trabajando en distintas casas de la Congregación y desarrollando tareas de cocinera, jardinera y portera. Cumplía esos deberes con fervor, «observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y callada, pero a la vez natural, llena de amor benévolo y desinteresado al prójimo. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios». «Los años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, el don de bilocación, los dones de leer en las almas humanas, de profecía y de desposorios místicos». Le cupo la misión de ser «secretaria y apóstol de su misericordia» y de fomentar el culto a la Divina Misericordia.  Murió a los 33 años y fue beatificada (en 1993) y canonizada (en el Año Santo del 2000) por su compatriota Juan Pablo II.  El Pontífice dijo en su canonización: 

«"Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. (...) Recibid el Espíritu Santo; a  quienes  les  perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos" (Jn 20, 21-23).

Antes de pronunciar estas palabras, Jesús muestra sus manos y su costado, es decir, señala las heridas de la Pasión, sobre todo la herida de su corazón, fuente de la que brota la gran ola de misericordia que se derrama sobre la humanidad. De ese corazón sor Faustina Kowalska, la beata que a partir de ahora llamaremos santa, verá salir dos haces de luz que iluminan el mundo:  "Estos dos haces -le explicó un día Jesús mismo- representan la sangre y el agua" (Diario, p. 132).

¡Sangre y agua! Nuestro pensamiento va al testimonio del evangelista san Juan, quien, cuando un soldado traspasó con su lanza el costado de Cristo en el Calvario, vio salir "sangre y agua" (Jn 19, 34). Y si la sangre evoca el sacrificio de la cruz y el don eucarístico, el agua, en la simbología joánica, no sólo recuerda el bautismo, sino también el don del Espíritu Santo (cf. Jn 3, 5; 4, 14; 7, 37-39).

La misericordia divina llega a los hombres a través del corazón de Cristo crucificado:  "Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia en persona", pedirá Jesús a sor Faustina (Diario, p. 374). Cristo derrama esta misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la misericordia un "segundo nombre" del amor (cf. Dives in misericordia, 7), entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón?

Hoy es verdaderamente grande mi alegría al proponer a toda la Iglesia, como don de Dios a nuestro tiempo, la vida y el testimonio de sor Faustina Kowalska. La divina Providencia unió completamente la vida de esta humilde hija de Polonia a la historia del siglo XX, el siglo que acaba de terminar. En efecto, entre la primera y la segunda guerra mundial, Cristo le confió su mensaje de misericordia. Quienes recuerdan, quienes fueron testigos y participaron en los hechos de aquellos años y en los horribles sufrimientos que produjeron a millones de hombres, saben bien cuán necesario era  el  mensaje  de  la  misericordia.

Jesús dijo a sor Faustina:  "La humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija con confianza a la misericordia divina" (Diario, p. 132). A través de la obra de la religiosa polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX, último del segundo milenio y puente hacia el tercero. No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

¿Qué nos depararán los próximos años? ¿Cómo será el futuro del hombre en la tierra? No podemos saberlo. Sin embargo, es cierto que, además de los nuevos progresos, no faltarán, por desgracia, experiencias dolorosas. Pero la luz de la misericordia divina, que el Señor quiso volver a entregar al mundo mediante el carisma de sor Faustina, iluminará el camino de los hombres del tercer milenio.

Pero, como sucedió con los Apóstoles, es necesario que también la humanidad de hoy acoja en el cenáculo de la historia a Cristo resucitado, que muestra las heridas de su crucifixión y repite:  "Paz a vosotros". Es preciso que la humanidad se deje penetrar e impregnar por el Espíritu que Cristo resucitado le infunde. El Espíritu sana las heridas de nuestro corazón, derriba las barreras que nos separan de Dios y nos desunen entre nosotros, y nos devuelve la alegría del amor del Padre y la de la unidad fraterna».

Tomé las fotos en julio del año pasado en la iglesia del Sagrado Corazón de la ciudad de Santa Fe.

2 de octubre de 2019

2 de octubre: Santos Ángeles Custodios


«Cada fiel, aunque sea muy pequeño en la Iglesia,  se dice que está asistido por un ángel del que Cristo asegura que contempla sin cesar el rostro del Padre» (Orígenes) ¹.

«Hay que decir que toda alma de hombre está bajo la dirección de un ángel, como de un padre» (Orígenes) ².

«Todo creyente está bajo la protección de un ángel, si no lo ahuyentamos por el pecado. Custodia el alma como un ejército» (San Basilio Magno) ³.

La foto -que tomamos en septiembre de 2018- muestra la puerta de la iglesia de Balvanera.

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¹ "Sobre los principios", II, 10, 7
² "Comentario al Evangelio de Mateo", XIII, 5
³ "Homilía sobre los Salmos", 33, 6; PG XXIX, 364

1 de octubre de 2019

1° de octubre: Santa Teresita del Niño Jesús

Hace tres días visitamos la iglesia parroquial de Santa Teresa del Niño Jesús, para venerar allí una imagen de la Virgen de la Sonrisa. Hoy volvemos al mismo templo, ya que celebramos la Memoria de la santa carmelita de Lisieux.


Santa Teresita del Niño Jesús nació en 1873. Ingresó con apenas 15 años en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Lisieux, en Francia. En palabras del Martirologio, «llegó a ser maestra de santidad en Cristo por su inocencia y simplicidad». Murió el 30 de septiembre de 1897; tenía 24 años. Fue beatificada por Pío XI en 1923 y canonizada por el mismo Papa apenas dos años después. En 1927 fue proclamada Patrona de las Misiones, junto con San Francisco Javier. En el año 1997, San Juan Pablo II la proclamó Doctora de la Iglesia.

La imagen, en la fachada del templo, la muestra rodeada de niños, como subrayando el don de la "infancia espiritual" tan característico de la santa. «Confianza y amor  -dijo Benedicto XVI en la audiencia  general del 6 de abril de 2011- son (...) dos palabras que, como faros, iluminaron todo su camino de santidad para poder guiar a los demás por su mismo «caminito de confianza y de amor», de la infancia espiritual. Confianza como la del niño que se abandona en las manos de Dios, inseparable del compromiso fuerte, radical, del verdadero amor, que es don total de sí mismo, para siempre, como dice la santa contemplando a María: «Amar es darlo todo, darse incluso a sí mismo». Así Teresa nos indica a todos que la vida cristiana consiste en vivir plenamente la gracia del Bautismo en el don total de sí al amor del Padre, para vivir como Cristo, en el fuego del Espíritu Santo, su mismo amor por todos los demás».