En realidad, el hecho por el que San Juan Nepomuceno es llamado "el santo del secreto de confesión" es históricamente dudoso. Lo que se cuenta es que siendo Juan sacerdote en Praga, capital entonces del reino de Bohemia, fue nombrado predicador de la corte del rey Wenceslao IV, cuya esposa, a su vez, eligió a Juan como su confesor. El rey, que creía que su mujer lo engañaba, quiso hacer que Juan le revelara lo que ella le contaba en la confesión, pero como el santo rehusó, el monarca ordenó torturarlo y luego quitarle la vida arrojándolo al río Moldava desde un puente. San Juan Nepomuceno murió en 1393.
Hay otras versiones más plausibles y más documentadas respecto del hecho del martirio; sin embargo, la historia del secreto de confesión no revelado no necesariamente es falsa. En todo caso es seguro que Juan Nepomuceno fue un mártir y recibió veneración de inmediato tras su muerte.
Como detalle interesante y curioso, la Primera Lectura de la Memoria de San Juan Nepomuceno, en el Misal de la Forma Extraordinaria (y en su fecha anterior, el 16 de mayo) era la siguiente (del Misal Diario para América del padre Azcárate):
La imagen que vemos se venera en la Basílica del Santísimo Rosario de la ciudad de Buenos Aires. Es la primera vez que honramos a este santo en "Al ritmo del Año Litúrgico".
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