En el Calendario Propio de la congregación de los padres del Sagrado Corazón, familia religiosa fundada por San Miguel Garicoïts, se venera hoy la advocación mariana junto a la que nació la congregación, y que de hecho le da nombre ("padres betharramitas"): Nuestra Señora de Bétharram.
El santuario de Bétharram está en el suroeste de Francia, al pie de los Pirineos, cerca de Lourdes.
Según algunos autores, los orígenes del santuario de Bétharram se remontan al siglo XI, cuando, bajo el impulso de San Bernardo, surgieron por toda Europa centros de devoción mariana. Bétharram se convirtió además en una de las etapas principales de las peregrinaciones que, desde toda Europa, iban al santuario de Santiago de Compostela en España.
En torno a ese lugar, la tradición popular testimonia la presencia de tres milagros distintos atribuidos a la Virgen María.
El primero: unos pastores que llevaban a pastar sus ovejas en las orillas del Gave, fueron atraídos por una luz que provenía de algunas rocas de la ribera del río. Llegados al lugar, se encontraron delante de una imagen de la Virgen María. Entonces se decidió construir una pequeña capilla. Como pareció que el lugar del descubrimiento no era muy apto para una construcción, los pastores quisieron edificar la capilla sobre la otra orilla del Gave, pero no lo consiguieron: cada vez que trataban de trasladar la estatua de la Virgen, esta volvía milagrosamente a la otra ribera. Entendiendo que María quería una capilla en el lugar exacto en donde se encontró la estatua, construyeron lo que fue la primera edificación mariana de Bétharram.
El segundo milagro se remonta a 1616. Algunos lugareños de un pueblo cercano estaban descansando después de su jornada de trabajo en el campo, cuando de pronto se produjo un viento impetuoso que derribó una gran cruz de madera que había sido levantada allí. Pero casi inmediatamente vieron la cruz enderezarse sola, rodeada por una aureola de luz.
El tercer milagro tiene gran importancia, porque ha dado nombre a Bétharram. Una niña, atraída por una flor particularmente hermosa que había visto en la ribera del río Gave, se inclinó para recogerla y se cayó en las aguas caudalosas. Entonces invocó a la Virgen María y de inmediato vio ante sí un ramo que le era tendido para que se aferrase a él. Así lo hizo la niña y salvó su vida. Desde entonces la Virgen es venerada como la Virgen de Betharran, ya que, en dialecto local (bearnés), Bétharram significa "Bello Ramo".
El santuario mariano y un Vía Crucis monumental construido en el siglo XVII en la ladera del cerro hicieron de Bétharram uno de los lugares sagrados más visitados en toda Francia.
En 1825 llega allí Miguel Garicoïts, más tarde fundador de la Congregación de los Padres del Sagrado Corazón de Jesús; gracias a su acción y a su devoción a María, retoman impulso las peregrinaciones al Santuario de Bétharram, tras los años negros de la Revolución Francesa, en los que el templo había sido expropiado y el Vía Crucis parcialmente destruido.
Entre 1840 y 1845 un joven artista, Alexandre Renoir, inicia la restauración del Vía Crucis; y dota al santuario de una estatua de mármol de la Virgen del Bello Ramo. La imagen que se venera en Buenos Aires, en la iglesia de San Juan Bautista, y que vemos en la foto, es una réplica de aquella.
Himno de Laudes
Tú que elegiste morada
entre el Gave y el Calvario,
Tú que salvaste a la niña
del torrente y sus estragos,
atiende nuestra plegaria,
oh Virgen del Bello Ramo.
Al niño que se abre al mundo
y se ve desamparado,
que busca ansioso un camino,
una luz para sus pasos,
muéstrale que tú eres Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.
Al joven a quien asedian
con espejismos y halagos,
al que intrépido combate
por los valores, cristianos,
muéstrale que tú eres Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.
A quien le imponen silencio
ante el derecho violado,
y al que padece cadenas
por el más justo reclamo,
muéstrale que tú eres, Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.
A la madre que te implora
por el que no ha regresado,
o por un hijo indefenso,
en un medio despiadado,
muéstrale que tú eres Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.
Al que está solo, enfermo,
al anciano abandonado,
al que carece de pan,
de vivienda o de trabajo,
muéstrale que tú eres Madre,
tiéndele tu Hermoso Ramo.
Enséñanos en la vida
a andar juntos como hermanos,
con entrega, sin temor,
y un corazón solidario.
Atiende nuestra plegaria,
oh Virgen del Bello Ramo.
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