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3 de agosto de 2025

Domingo XVIII Durante el Año

En la Iglesia Presbiteriana San Andrés, ubicada en el centro porteño, hay un atril en la forma tradicional de águila, como vemos en la foto.



Cuando visitamos ese templo, el 3 de agosto de 2023, el libro de la Palabra de Dios se encontraba abierto en el comienzo del libro del Eclesiastés. Precisamente un fragmento del primer capítulo de ese libro (1, 2; 2, 21-23) se lee hoy en la liturgia católica:

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet;

vanidad de vanidades, todo es vanidad!

Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto,

y tiene que dejarle su porción

a uno que no ha trabajado.

También esto es vanidad y grave desgracia.

Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos

y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?

De día su tarea es sufrir y penar,

de noche no descansa su mente.

También esto es vanidad.

1 de julio de 2025

1° de julio: Santa Ester

En antiguos calendarios y martirologios aparecía registrada en la fecha de hoy la Memoria de Ester, protagonista del libro homónimo en el Antiguo Testamento.

Del sitio de Ediciones Paulinas, que menciona a "Santa Ester" en el santoral del 1° de julio, tomamos el texto que sigue:

«Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la reina Vasti, la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia. Ella, confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. En un banquete, Ester descubrió al rey su nacionalidad hebrea y pidió protección para sí y para los suyos contra su perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán fue colgado en el mismo patíbulo que había preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto de Amán, debía ser aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz acontecimiento los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las Suertes).

El carácter histórico del libro de Ester siempre ha sido reconocido, tanto por la tradición judaica, como por la cristiana. La canonicidad del libro de Ester está bien asegurada. El Concilio de Trento ha definido también la canonicidad de la segunda parte del libro de Ester (cap. 10, vers. 4 al cap. 16, vers. 24), mientras los judíos y protestantes conservan solamente la primera parte en su canon de libros sagrados».


Por su parte, la introducción al Libro de Ester en El Libro del Pueblo de Dios (es decir la traducción argentina de la Biblia) dice:

«El libro de Ester, lo mismo que el de Judit, cuenta cómo el Pueblo judío fue liberado de sus enemigos gracias a la intervención de una mujer.  Este relato es anterior a la guerra de los macabeos, ya que en ese tiempo los Judíos de Palestina celebraban el “día llamado de Mardoqueo” (2 Mac 15, 36), Lo cual supone que  conocían la historia de Ester y probablemente el Libro mismo.  Es probable que la obra haya sido escrita a fines de la época persa o a comienzos del periodo griego, es decir, entre los siglos IV y III a. C.

Este Libro ilustra de manera ejemplar una idea contenida en los escritos sapienciales: «El que cava una fosa cae en ella» (Ecl. 10, 8). Toda la narración, en efecto, va presentando una serie de personajes contrapuestos y de situaciones que terminan por revertirse. La orgullosa reina Vasti es humillada y sustituida por Ester, la humilde joven judía. Amán, el primer ministro omnipotente y pagado de sí mismo, es ajusticiado en el patíbulo que había preparado para vengarse de Mardoqueo. Por fin, los Judíos dan muerte a todos sus enemigos en el día fijado para su propio exterminio. Detrás de todos estos «cambios de papeles», está el Señor, cuyo nombre no es mencionado ni una sola vez en el texto hebreo, pero que va guiando los acontecimientos para dar la victoria a su Pueblo.

El arte con que están narrados los hechos muestra que el autor no se propuso escribir la crónica detallada de un hecho histórico preciso. Su intención fue más bien presentar en forma novelada una triste experiencia vivida repetidas veces por el Pueblo elegido: la del odio y las persecuciones provocadas por lo que hoy en día se llama «antisemitismo». Esto explica, al menos en parte, el increíble encarnizamiento con que los judíos se desquitaron de la amenaza que había pesado sobre ellos. Lo cierto es que el libro de Ester se opone a la corriente universalista, que había encontrado una de sus más bellas expresiones en los libros de Rut y de Jonás.

El recuerdo de la gran liberación evocada en este relato fue relacionado más tarde con la fiesta de los «Purim» o de las «Suertes». Así dicha fiesta, de origen pagano y meramente profana, entró en el calendario de las fiestas nacionales del Judaísmo, convirtiéndose en la celebración del triunfo del Señor sobre los enemigos de su Pueblo. La versión griega de este Libro es bastante más extensa y tiene un tono mucho más religioso que el texto hebreo original, donde apenas se insinúa una posible intervención del Señor (4, 14). Las partes propias de la traducción griega se encuentran entre los Libros «deuterocanónicos».

Al destacar la violenta oposición entre judíos y paganos, este Libro nos lleva a comprender mejor el alcance de la obra reconciliadora de Cristo. «Él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba... Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz» (Ef. 2. 14-15)».

La imagen de Ester en un hermoso vitral pertenece a la Iglesia Presbiteriana San Andrés.

3 de junio de 2025

Martes de la VII Semana de Pascua

Las Primeras Lecturas de las misas feriales del Tiempo Pascual estan tomadas del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hoy, Martes de la Séptima Semana de Pascua, se proclama este fragmento (Hech 20, 17-27), del cual remarcamos una frase por los motivos que se develarán al ver la imagen:

«Pablo, desde Mileto, mandó llamar a los presbíteros de la Iglesia de Efeso. Cuando estos llegaron, Pablo les dijo:

"Ya saben cómo me he comportado siempre con ustedes desde el primer día que puse el pie en la provincia de Asia. He servido al Señor con toda humildad y con muchas lágrimas, en medio de las pruebas a que fui sometido por las insidias de los judíos. Ustedes saben que no he omitido nada que pudiera serles útil; les prediqué y les enseñé tanto en público como en privado, instando a judíos y a paganos a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús. Y ahora, como encadenado por el Espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que me sucederá allí. Sólo sé que, de ciudad en ciudad, el Espíritu Santo me va advirtiendo cuántas cadenas y tribulaciones me esperan. Pero poco me importa la vida, mientras pueda cumplir mi carrera y la misión que recibí del Señor Jesús: la de dar testimonio de la Buena Noticia de la gracia de Dios.

Y ahora sé que ustedes, entre quienes pasé predicando el Reino, no volverán a verme. Por eso hoy declaro delante de todos que no tengo nada que reprocharme respecto de ustedes. Porque no hemos omitido nada para anunciarles plenamente los designios de Dios"».


La frase destacada (Hech 20, 19) es transcripta así en algunas Biblias en lengua inglesa: "Serving the Lord with all humility of mind, and with many tears, and temptations, which befell me by the lying in wait of the Jews". La expresión "Serving the Lord with all humility of mind" está escrita en el vitral que ilustra esta entrada, que pertenece a la Iglesia Presbiteriana San Andrés, que hoy visitamos por primera vez.

Leemos en Art Bible este comentario (traducción del inglés proporcionada por Google):

«El versículo Hechos 20:19 en la  versión King James de la Biblia dice: "Sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas y pruebas que me sobrevinieron por las asechanzas de los judíos". Este versículo lo pronuncia el apóstol Pablo mientras reflexiona sobre su ministerio y los desafíos que enfrentó al servir al Señor.

(...) Pablo enfatiza la importancia de servir al Señor con humildad de mente, reconociendo su propia debilidad y dependencia de Dios. Esta humildad se contrasta con las lágrimas y las tentaciones que soportó, demostrando las pruebas y dificultades que a menudo acompañan una vida de fe. A pesar de estos desafíos, Pablo se mantuvo firme en su compromiso de servir al Señor, mostrando resiliencia y perseverancia frente a la adversidad.

El contexto de este versículo es importante para entender su significado. Pablo está hablando a los ancianos de la iglesia de Éfeso, preparándose para dejarlos y viajar a Jerusalén. Sabe que enfrentará más persecución y dificultades, pero está decidido a seguir predicando el evangelio y cumpliendo su llamado. En este contexto, las palabras de Pablo transmiten un sentido de urgencia y determinación, ya que implora a los ancianos a permanecer fieles y vigilantes en su propio ministerio.

(...) En un mundo donde el orgullo y la confianza en uno mismo suelen ser valorados, el énfasis de Pablo en la humildad sirve como recordatorio de la verdadera fuente de poder y eficacia en el servicio cristiano. Las lágrimas y las tentaciones que menciona simbolizan las pruebas y tribulaciones que los creyentes pueden enfrentar mientras buscan seguir a Cristo. Estos desafíos pueden tomar muchas formas, incluyendo la persecución, la duda y las luchas internas, pero el ejemplo de Pablo anima a los creyentes a permanecer firmes en su fe a pesar de estos obstáculos.

En general, Hechos 20:19 es un poderoso recordatorio de las exigencias y las recompensas de una vida dedicada a servir al Señor. (...) En un mundo que a menudo valora la autosuficiencia y el éxito, el mensaje de este versículo es tan relevante y desafiante hoy como lo fue en la época del apóstol Pablo».