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18 de junio de 2025

18 de junio: San Gregorio Barbarigo

Mis padres eran miembros de la Congregación Mariana. En mi casa se conservaba, como una reliquia que luego heredé, un "diploma de las Congregaciones Marianas", de expreso carácter «histórico-apologético». En él se pretendía «dar artísticamente una idea de la grandeza de la institución, del brillo y esplendor del espíritu de piedad, actividad y celo que caracterizan su gloriosa historia».


El diploma muestra en el centro a la Virgen María rodeada de santos y personajes célebres vinculados con las Congregaciones Marianas, así como de figuras alegóricas y diversos textos.




Uno de los santos representados -en este caso por haber sido congregante mariano- es Gregorio Barbarigo, cuya Memoria se celebra hoy. Así lo elogia el Martirologio Romano:

«En Padua, en el territorio de Venecia, San Gregorio Barbarigo, obispo, que instituyó un seminario para clérigos, enseñó el catecismo a los niños en su propio dialecto, celebró un sínodo, mantuvo coloquios con su clero y abrió muchas escuelas, mostrándose liberal con todos y exigente consigo mismo».

Gregorio nació en Venecia en 1625 en una familia de antiguo y noble linaje. Recibió una sólida educación intelectual y religiosa en su su ciudad natal. Apenas tenía 20 años cuando el gobierno veneciano lo eligió como acompañante de su embajador al Congreso de Münster, donde se firmó el Tratado de Westfalia, que puso fin a la Guerra de Treinta Años. Durante su estancia en Münster, Barbarigo trabó amistad con el nuncio apostólico, Fabio Chigi, futuro papa Alejandro VII. Influido por Chigi, se orientó al sacerdocio; completó sus estudios en Padua.

En 1657, Alejandro VII lo nombró Obispo de Bérgamo; en 1660 lo hizo cardenal; cuatro años más tarde fue trasladado como Obispo de Padua.

Su labor pastoral  fue notable. Se destacó por su prodigalidad, benignidad y  piedad; fomentó la cultura y la educación. Murió pacíficamente el 15 de junio de 1697. 

Fue beatificado en 1761 y canonizado por Juan XXIII el 26 de mayo de 1960.

5 de noviembre de 2022

5 de noviembre: Beato Gomidas Keumurgian

Mis abuelos eran armenios. Llegaron a la Argentina en enero de 1923 con su pequeña hija -mi tía-, nacida en Constantinopla en noviembre de 1922, esto es, hace ahora 100 años.

Por ese motivo en la casa de mis padres se conservan numerosos ejemplares de "La Revista Armenia", publicación "de la Asistencia de la Colectividad Armenio - Católica". Y por la misma razón siempre me resultó familiar el nombre del Beato Der Gómidas.

En un número del año 1929 la revista celebra la entonces reciente beatificación de Gómidas Keumurdjian:


Hoy es la fecha en que se honra su memoria; el Martirologio lo elogia con estas palabras: «En Constantinopla, Beato Gómidas Keumurgian, presbítero y mártir, que, siendo padre de familia, nacido y ordenado en la Iglesia de Armenia, por mantener firmemente y propagar la fe católica profesada en el Concilio de Calcedonia, padeció enormemente y finalmente murió degollado mientras recitaba el símbolo niceno».

El Beato Der Gomidas nació en Constantinopla hacia 1656. Era hijo de un sacerdote armenio no católico. Hacia los veinte años contrajo matrimonio. Más tarde recibió la ordenación sacerdotal y fue destinado a la parroquia armenia San Jorge, en su ciudad natal. Cuando tenía 40 años se apartó del cisma ortodoxo, junto con su esposa y sus hijos. Varios sacerdotes armenios disidentes se plegaron a su movimiento en favor de la unión con Roma, lo que alarmó a las autoridades. Se generó entonces un clima hostil, por lo que Gomidas se trasladó a Jerusalén. En 1702, cuando murió el patriarca armenio de Constantinopla,  que era quien había desatado allí la persecución, Gomidas regresó a la ciudad. Pero los problemas no cesaron.

Poco después, los disidentes de Constantinopla obligaron a las autoridades musulmanas a perseguir a los católicos. El padre Gomidas fue arrestado en la Cuaresma de 1707 y condenado a las galeras, pero sus amigos consiguieron ponerlo en libertad, pagando un rescate. El Viernes Santo, Gomidas volvió a su parroquia, donde siguió predicando la unión con Roma.  Pero en noviembre fue arrestado nuevamente; en la prisión se lo privó de alimentos y bebidas.  Tras recibir los sacramentos, se despidió de su esposa.  Fue sentenciado a morir,  condena que enfrentó con valor y heroísmo, rechazando las varias propuestas de apostatar de la fe cristiana ante los mahometanos o fingir que lo hacía.

Cuando se le dio la orden de arrodillarse para ser decapitado, Gomidas lo hizo, con el rostro hacia el oriente. Los guardias le ordenaron que se volviese al sur, pero él no obedeció. Comenzó a recitar el Credo de Nicea, y el verdugo le cortó la cabeza de un golpe.

El mártir más ilustre de Constantinopla desde la época de la persecución iconoclasta es también, seguramente, el primer sacerdote mártir a cuya ejecución asistieron su esposa y sus hijos. Como uno de ellos, también llamado Gomidas, adoptó el nombre de Cosme di Carbognano (o Cosme de Carbonian, como vemos en la imagen de "La Revista Armenia"), ese nombre se aplica también al beato mártir.