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23 de septiembre de 2024

23 de septiembre: San Pío de Pietrelcina

Pío de Pietrelcina fue canonizado el 16 de junio de 2002 por Juan Pablo II. La bella homilía del Pontífice en esa celebración concluyó con una plegaria al nuevo santo, que ahora transcribimos, junto con una foto de su imagen venerada en la  Basílica de Nuestra Señora de los Buenos Aires.


«"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque (...) has revelado estas cosas a los pequeños" (Mt 11, 25).

¡Cuán apropiadas resultan estas palabras de Jesús, cuando te las aplicamos a ti, humilde y amado padre Pío!

Enséñanos también a nosotros, te lo pedimos, la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás, con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Sostennos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

23 de septiembre de 2017

23 de septiembre: San Pío de Pietrelcina

Celebramos hoy a un santo del siglo XX: San Pío de Pietrelcina, nacido en 1887 y muerto en 1968.  Su nombre verdadero era Francisco Forgione, pero tomó el de Pío. Nació en Pietrelcina, y  fue ordenado presbítero en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos en 1910.  Se dedicó toda su vida a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes en el convento de San Giovanni Rotondo, en la región de Apulia, mostrando además una atención particular hacia los pobres y necesitados. 

Fue favorecido por el Señor con carismas especiales, el más famoso de los cuales fue el de los estigmas, que recibió en septiembre de 1918, y conservó por medio siglo, hasta su muerte, el 23 de septiembre de 1968, cuando desaparecieron misteriosamente sin dejar ninguna cicatriz. 


Durante su vida se dedicó solamente a su ministerio sacerdotal, entregado a la oración, la celebración de la misa, la administración de los sacramentos -de manera particular la reconciliación- y la dirección espiritual.

Su fama de santidad se difundió rápidamente en todo el mundo; muchos milagros se atribuyeron desde entonces a su intercesión. Apenas dos años y medio después de su muerte, dijo de él Pablo VI:  «¡Mirad qué fama ha tenido, qué clientela mundial ha reunido en torno a sí! Pero, ¿por qué? ¿Tal vez porque era un filósofo? ¿Porque era un sabio? ¿Porque tenía medios a su disposición? ¡Porque celebraba la Misa con humildad, confesaba desde la mañana a la noche, y era, es difícil decirlo, un representante visible de las llagas de Nuestro Señor! Era un hombre de oración y de sufrimiento».

El padre Pío fue beatificado y canonizado por San Juan Pablo II.


La imagen que ilustra esta entrada se venera en la iglesia porteña de Santa María de los Ángeles, atendida por los capuchinos. Tomé las fotos en marzo de este año.

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