Mostrando entradas con la etiqueta iglesia de Santa María (Avenida La Plata). Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta iglesia de Santa María (Avenida La Plata). Mostrar todas las entradas

16 de agosto de 2025

16 de agosto: San Roque

Aunque es uno de los santos más populares y prácticamente no hay templo que no tenga una imagen suya, sólo una vez en la vida de este blog nos ocupamos de San Roque.  Remediaremos esa injusticia mediante una imagen y una oración que fotografiamos en la iglesia de Santa María, sobre avenida La Plata.



Dado que poco se sabe sobre la vida de San Roque, el Martirologio es muy escueto en su elogio, mencionando el principal aspecto de su vida: «En Lombardía, San Roque, que, nacido en Montpellier, en el Languedoc, adquirió fama de santidad con su piadosa peregrinación por toda Italia curando a los afectados por la peste».  Murió hacia 1379. Se lo venera como "peregrino" (por eso los símbolos que lleva: bordón, calabaza y vieira) y también, aunque no hay pruebas de ello, como terciario franciscano.  La aparición de un  perro junto a San Roque en la mayoría de sus representaciones responde al hecho milagroso de que, habiéndose contagiado él mismo la peste, quiso alejarse para no perjudicar a otros, pero un perro le acercaba cada día un pan, para que no muriese de hambre.

5 de enero de 2024

5 de enero: San Eduardo

El pasado 6 de mayo pudimos ser partícipes, a través de la televisión, de un acontecimiento que no ocurría desde hacía  70 años: la ceremonia de coronación de un monarca británico. No entraremos en detalles que no vienen al caso en este blog, pero sí queremos subrayar que la corona que se usó en esa ocasión -y en todas las anteriores, desde hace un milenio- es la corona de San Eduardo, rey de Inglaterra, cuya Memoria se celebra hoy.

San Eduardo el Confesor nació en  Islip en el 1004. Era hijo del rey Etelredo II y de su esposa, Emma de Normandía. A los 10 años fue  desterrado a Normandía y no pudo volver hasta el 1041. Al año siguiente fue coronado rey.

Era «bondadoso con todos, solidario con los pobres y oprimidos, humilde, casto y lleno de justicia y piedad, mostró un gran celo por la religión».

Levantó la abadía de Westminster, donde se conserva su tumba y donde tienen lugar las coronaciones de reyes y reinas del Reino Unido desde el siglo XI.

San Eduardo murió el 5 de enero de 1066 y fue canonizado el 7 de febrero de 1161.

El vitral pertenece a la iglesia de Santa María, y fue confeccionado "en memoria de Eduardo Copello", familiar de Santiago Luis Copello, quien siendo Arzobispo de Buenos Aires erigió la parroquia e inauguró el templo, llamado así en memoria de su madre, María Bianchi de Copello. Para la construcción del templo, como de muchos otros de Buenos Aires, el arzobispo donó de su propio peculio personal.

20 de diciembre de 2022

Adviento: 20 de diciembre

A partir del 17 de diciembre, el Evangelio de las misas de los días feriales van recogiendo, en orden cronológico, después de la genealogía que trae Mateo (17 de diciembre) los hechos inmediatamente anteriores al nacimiento de Jesús. El texto que corresponde al 20 de diciembre es el de la Anunciación (Lucas 1, 26-38):



El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».

Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.

Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».

María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?».

El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».

María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».

Y el Ángel se alejó.

Infinitamente representado en el arte, el episodio lo vemos hoy en la fachada de la iglesia de Santa María, en el barrio de Caballito.

12 de octubre de 2022

12 de octubre: Beato Carlo Acutis

Hoy, 12 de octubre, celebramos la memoria del Beato Carlo Acutis, beatificado en 2020. «Su vida -dijo el Cardenal Agostino Vallini en la homilía de la misa de beatificación, celebrada en Asís- es un modelo, particularmente para los jóvenes, para no encontrar justificaciones no solo en los éxitos efímeros, sino en los valores perennes que Jesús sugiere en el Evangelio, es decir, para poner a Dios en primer lugar en las grandes y pequeñas circunstancias de la vida, y para servir a los hermanos, especialmente a los últimos».

Transcribimos la biografía publicada por Aciprensa, junto con una foto, que tomamos en octubre de 2021 en la iglesia de Santa María, sobre avenida La Plata:

Carlo Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Londres (Inglaterra), ciudad donde en aquel momento trabajaban sus padres, Andrea Acutis y Antonia Salzano, ambos italianos. Meses después de su nacimiento, los padres de Carlo decidieron regresar a Italia y se mudaron con él a Milán. Desde muy pequeño, Carlo evidenció un cariño especial por Dios y una sensibilidad muy peculiar para aprender y conocer las cosas relativas a la fe, a pesar de que sus padres no eran particularmente devotos en ese entonces. Aquel amor por el Señor no pararía de crecer y se fortalecería aún más en su adolescencia, cuando a Carlo le diagnosticaron leucemia mieloide aguda. En ese momento, lejos de desesperar, Carlo manifestó su voluntad de ofrecer sus sufrimientos “por el Señor, el Papa y la Iglesia”. Ese deseo, que revelaba una profunda madurez espiritual a sus cortos 15 años, era expresión de un corazón que fue tomando precozmente la forma del Corazón de Cristo.

Son abundantes los testimonios sobre la alegría de Carlo, su fortaleza, su preocupación por el bien de los que le rodeaban, su sensibilidad y empatía para con sus compañeros de colegio -especialmente si eran maltratados-, o con los pobres, a quienes asistió en numerosas ocasiones junto a sus amigos. A muchos les llamaba la atención la naturalidad con la que Carlo se acercaba a los enfermos, a los pobres o a quien estuviese sufriendo, como asegurándose siempre de que Dios estuviera en sus vidas, y sea su amor el que los alivie material y espiritualmente.

A Carlo Acutis lo han llamado “ciberapóstol de la Eucaristía”, “apóstol de los millennials” y, más recientemente, “apóstol de la Internet”; y es que hay razones suficientes para ello: Carlo fue un promotor y divulgador de los milagros eucarísticos en el ciberespacio. Una de las cosas más interesantes que hizo fue diseñar un sitio web con ese fin. Allí escribió: “Mientras más frecuente sea nuestra recepción de la Eucaristía, más seremos como Jesús. Y en esta tierra podremos pregustar el Cielo”. Es claro que sus palabras revelan la sana comprensión que tenía de las nuevas tecnologías y su utilidad en la evangelización. Se dice también que gustaba de los videojuegos y que incluso tuvo una consola PlayStation 2, la que por decisión propia solo usaba los domingos durante una hora.

Sabemos que todo santo es hijo de su tiempo, aunque simultáneamente capaz de cuestionar las condiciones propias del momento en el que vive. En ese sentido, cualquier cosa que pueda decirse de Carlo Acutis solo puede entenderse bajo ese principio. Vivió como un chico común de finales del siglo XX -paseaba, jugaba, estudiaba, ayudaba en casa, se divertía con amigos y familiares- pero no se limitó a eso; Carlo escogió la ruta hacia lo eterno, la parte mejor, sin dejarse llevar por la corriente en contra.

Carlo tuvo un trato frecuente con la Eucaristía -en la oración frente al Santísimo Sacramento y en la comunión frecuente- y una hermosa relación con la Virgen María. Carlo iba a misa varias veces por semana y amaba rezar el Rosario todos los días. Fue un joven forjado en la oración que no se perdió en el “bullicio” del mundo de hoy. Constantemente decía: “La Eucaristía es mi autopista al Cielo”.

Carlo murió el 12 de octubre de 2006, día de la Virgen del Pilar. Fue sepultado en Asís, por pedido suyo, debido al gran amor que le tenía a San Francisco. Su causa de beatificación se abrió en 2013. Fue declarado “Venerable” en 2018 y desde el 10 de octubre de 2020, se cuenta entre los beatos.

El milagro que hizo posible su beatificación sucedió en Brasil. Gracias a su intercesión, un niño resultó curado de una grave enfermedad. El niño del milagro reconocido se llama Matheus. Él padecía una malformación congénita conocida como páncreas anular, condición que impide la correcta ingesta y digestión de los alimentos, entorpece la nutrición y atrofia el crecimiento de una persona, causándole además numerosos malestares. La madre de Matheus tuvo noticia de Carlo Acutis a través de un sacerdote amigo y se dedicó a pedir su intercesión por la curación de su hijo. El milagro tuvo lugar después de que Matheus venerara una de las reliquias del nuevo Beato.

25 de marzo de 2020

25 de marzo: Solemnidad de la Anunciación del Señor


El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate, llena de gracia!; el Señor está contigo».
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,  reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?».
El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó.
(Evangelio de la Misa de la Solemnidad de hoy: Lucas 1,  26-38)

«Para la solemnidad de la Encarnación del Verbo, en el Calendario Romano, con decisión motivada, se ha restablecido la antigua denominación —Anunciación del Señor—, pero la celebración era y es una fiesta conjunta de Cristo y de la Virgen: el Verbo que se hace "hijo de María" (Mc 6, 3), de la Virgen que se convierte en Madre de Dios. Con relación a Cristo, el Oriente y el Occidente, en las inagotables riquezas de sus Liturgias, celebran dicha solemnidad como memoria del "fiat" salvador del Verbo encarnado, que entrando en el mundo dijo: "He aquí que vengo (...) para cumplir, oh Dios, tu voluntad" (cf. Hb 10, 7; Sal 39, 8-9); como conmemoración del principio de la redención y de la indisoluble y esponsal unión de la naturaleza divina con la humana en la única persona del Verbo. Por otra parte, con relación a María, como fiesta de la nueva Eva, virgen fiel y obediente, que con su "fiat" generoso (cf. Lc 1, 38) se convirtió, por obra del Espíritu, en Madre de Dios y también en verdadera Madre de los vivientes, y se convirtió también, al acoger en su seno al único Mediador (cf. 1Tim 2, 5), en verdadera Arca de la Alianza y verdadero Templo de Dios; como memoria de un momento culminante del diálogo de salvación entre Dios y el hombre, y conmemoración del libre consentimiento de la Virgen y de su concurso al plan de la redención» (Pablo VI: Exhortación Apostólica Marialis Cultus, 6).

La foto corresponde al frente de la iglesia de Santa María, ubicada en Avenida La Plata 286.