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4 de octubre de 2022

4 de octubre: San Francisco de Asís

 


«Tres ordines hic ordinat»: tal el texto que se lee en la página izquierda del libro que sostiene abierto San Francisco de Asís en la imagen que contemplamos hoy, que se encuentra en la iglesia porteña de Monserrat.

En efecto, «San Francisco fundó tres órdenes, pues se lee en el Oficio del 4 de octubre: "Tres ordines hic ordinat: primumque Fratrum nominat Minorum: pauperumque fit Dominarum medius: sed Poenitentium tertius sexum capit utrumque" (Brev. Rom. Serap., in Solem. S.P. Fran., ant. 3, ad Laudes).  Estas tres órdenes -los Frailes Menores, las Hermanas Descalzas y los Hermanos y Hermanas de Penitencia- son generalmente referidas como la Primera, Segunda y Tercera Orden de San Francisco». 

Para completar esta entrada, transcribimos a continuación la Segunda Lectura del Oficio de Lecturas de hoy, tomada de la carta de San Francisco de Asís a todos los fieles

«Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a servir Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a servir y a suministrar las odoríferas palabras de mi Señor; y quiero comunicarles las palabras de nuestro Señor Jesucristo, que es el Verbo del Padre, y las palabras del Espíritu Santo, que son espíritu y vida. 
Siendo este Verbo del Padre sobre manera rico, quiso, junto con la bienaventurada Virgen, su Madre, escoger en el mundo la pobreza. Y puso su voluntad en la voluntad del Padre, diciendo: Padre, hágase tu voluntad; no se haga como yo quiero, sino como quieres tú. 
Y la voluntad de su Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio para nosotros, y que nació por nuestro bien, se ofreciese a sí mismo como sacrificio y hostia, por medio de su propia sangre, en el altar de la cruz; no para sí mismo, por quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas. 
Y quiere que todos seamos salvos por él y que lo recibamos con un corazón puro y con nuestro cuerpo casto. ¡Oh, cuán dichosos y benditos son los que aman a Dios y obran como dice el Señor mismo en el Evangelio: Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón y con toda la mente, y a tu prójimo como a ti mismo! 
Amemos, pues, a Dios y adorémoslo con puro corazón y mente pura, porque esto es lo que sobre todo desea cuando dice: Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad. Porque todos los que lo adoran, es preciso que lo adoren en espíritu de verdad. Y dirijámosle alabanzas y oraciones día y noche, diciendo: Padre nuestro, que estás en los cielos, porque es preciso oremos siempre y no desfallezcamos. 
Y de manera especial los religiosos, que renunciaron al siglo, están obligados a hacer más y mayores cosas, pero sin omitir éstas. No debemos ser sabios y prudentes según la carne, sino, más bien, sencillos, humildes y puros. 
Yo, hermano Francisco, vuestro menor siervo, os ruego y suplico, en la caridad, que es Dios, y con el deseo de besaros los pies, que os sintáis obligados a acoger, poner por obra y guardar con humildad y amor estas palabras y las demás de nuestro Señor Jesucristo. Y a todos aquellos y aquellas que las acojan benignamente, las entiendan y las envíen a otros para ejemplo, si perseveran en ellas hasta el fin, bendíganles el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén».

4 de octubre de 2017

4 de octubre: San Francisco de Asís


La imagen de hoy no está en un templo, sino en la vía pública, muy cerca del Instituto Unzué, en Mar del Plata. Tomé la foto en 2012.

Detrás de la imagen del santo,  las figuras en el paredón evocan el Cántico de las Creaturas, que reproducimos a continuación:

Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.

Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.

Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.

Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.

Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.


Próxima entrada: 9  de  octubre (San Héctor Valdivielso)

4 de octubre de 2016

4 de octubre: San Francisco de Asís

Celebramos hoy a uno de los santos más populares y queridos de la historia de la Iglesia: San Francisco de Asís, nacido en 1182, muerto en la tarde del 3 de octubre de 1226, y canonizado menos de dos años después.

El Martirologio dice en su página dedicada al 4 de octubre: 

"Memoria de San Francisco, el cual, después de una juventud despreocupada, se convirtió a la vida evangélica en Asís, localidad de Umbría, en Italia, y encontró a Cristo sobre todo en los pobres y necesitados, haciéndose pobre él mismo. Instituyó los Hermanos Menores y, viajando, predicó el amor de Dios a todos y llegó incluso a Tierra Santa. Con sus palabras y actitudes mostró siempre su deseo de seguir a Cristo, y escogió morir recostado sobre la nuda tierra".

El Martirologio dice lo esencial, pero deja afuera otros muchos rasgos de la vida, la espiritualidad y la misión de este gran santo, que son difíciles de sintetizar en unas pocas líneas. Su humildad y su pobreza, su amor por la naturaleza, su devoción por el misterio de la Navidad representado en el pesebre, su identificación con la Pasión de Cristo, cuyas llagas llevó en sus propias manos... son sólo algunos aspectos de la vida de San Francisco que lo hacen tan especial. Invitamos a los lectores a visitar el Directorio Franciscano, donde podrán encontrar no sólo la biografía de Francisco y las obras atribuidas a él, sino también diversas legendae, hagiografías de los principales santos de la Orden que fundó, documentos e intervenciones pontificias acerca del Poverello y de su Orden, estudios críticos, etcétera.

De allí tomamos las "Alabanzas del Dios Altísimo" (en su "Forma B") con las que cerramos esta entrada, no sin antes mencionar el origen de la imagen de hoy: es una foto que tomé el pasado Miércoles de Ceniza en la iglesia de San Bernardo, en la localidad marítima homónima, en el Partido de la Costa.

Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas. 
Tú eres fuerte, tú eres grande, 
tú eres altísimo, tú eres rey omnipotente, 
tú, Padre santo, rey del cielo y de la tierra. 
Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses, 
tú eres el bien, todo el bien, el sumo bien, 
Señor Dios vivo y verdadero. 
Tú eres amor, caridad; 
tú eres sabiduría, tú eres humildad, tú eres paciencia, 
tú eres belleza, tú eres mansedumbre, tú eres seguridad, 
tú eres quietud, tú eres gozo, 
tú eres nuestra esperanza y alegría, 
tú eres justicia, tú eres templanza, 
tú eres toda nuestra riqueza a satisfacción. 
Tú eres belleza, tú eres mansedumbre; 
tú eres protector, tú eres custodio y defensor nuestro; 
tú eres fortaleza, tú eres refrigerio. 
Tú eres esperanza nuestra, 
tú eres fe nuestra, 
tú eres caridad nuestra, 
tú eres toda dulzura nuestra, tú eres vida eterna nuestra: 
Grande y admirable Señor, 
Dios omnipotente, misericordioso Salvador.