Mostrando entradas con la etiqueta iglesia Santa Francisca Romana. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta iglesia Santa Francisca Romana. Mostrar todas las entradas

9 de marzo de 2022

9 de marzo: Santa Francisca Romana

En el Martirologio de 1956 la santa de hoy era recordada de este modo:

«En Roma, Santa Francisca Romana, Viuda, célebre por la nobleza del linaje, santidad de vida y don de milagros».

Y en Ceremonia y Rúbrica de la Iglesia Española leemos:

«Santa Francisca Romana veía siempre a su lado al ángel custodio. Éste se avergonzaba y se apartaba cuando ella cometía una falta, o cuando escuchaba conversaciones profanas. 

Jesús y María conversaban familiarmente con ella. ¿Admiras estas mercedes? Sin embargo, hay algo más admirable en la vida de Santa Francisca: su humildad y su obediencia. Por obedecer a su marido, en el acto abandonaba sus ejercicios de devoción. “Es –decía– dejar a Dios por Dios”. Murió en 1440».

Del mismo sitio tomamos esta antigua oración:

«Oh Dios, que entre otros dones de tu gracia, habéis concedido a la bienaventurada Francisca Romana, vuestra sierva, la merced de conversar familiarmente con su ángel custodio, haced, benignamente, que, por el auxilio de su intercesión, merezcamos entrar un día en la sociedad de estos espíritus bienaventurados. Por J. C. N. S.».

La presencia constante del ángel junto a Francisca Romana es representada en el vitral de la iglesia porteña a ella consagrada.

9 de marzo de 2019

9 de marzo: Santa Francisca Romana

Sobre la avenida San Martín, en el predio donde también funciona el Instituto de Oncología Ángel Roffo, se levanta una pequeña iglesia dedicada a Santa Francisca Romana. Las dos fotos de la entrada de hoy las tomé en ese templo en diciembre de 2016.

Francisca Romana nació en 1384 en Roma. Sus padres -nobles y acaudalados, y también buenos cristianos- la prometieron en matrimonio, cuando tenía 13 años, a Lorenzo Ponziano, un joven de buena posición y riqueza. Francisca, pese a que había manifestado su deseo de ser religiosa, aceptó por obediencia el casamiento. 

«Al principio, la santa encontró muy difícil de sobrellevar su nuevo estado; se esforzaba en vano por agradar a su marido y a los padres de éste. Vanozza, la esposa del hermano mayor de Lorenzo, sorprendió un día a Francisca llorando y ambas se hicieron confidencias; la santa le confesó que habría querido ser religiosa y descubrió que su cuñada habría preferido también una vida de retiro y oración. Tal fue el principio de una amistad que duró toda la vida. Las dos jóvenes empezaron a practicar la virtud, bajo una regla común. Modestamente vestidas, iban a visitar a los pobres de Roma y hacían cuanto podían por ellos. Sus esposos, que las amaban tiernamente, no opusieron objeción alguna a sus austeridades y obras de caridad» ¹.

Vivió 40 años con su marido y tuvo tres hijos, dos de los cuales murieron siendo muy jóvenes.  «De todas partes la llamaban para que curase a los enfermos y arreglase las disputas. Lorenzo, cuyo respeto y amor por su mujer crecieron con el tiempo, se mostró dispuesto a libertarla de todas las obligaciones matrimoniales, a condición de que siguiera viviendo en su casa. Así, pudo la santa llevar a cabo el proyecto, concebido desde largo tiempo atrás, de formar una congregación de mujeres que vivieran en el mundo, sin más votos que la obligación de consagrarse interiormente a Dios y al servicio de los pobres» ². El confesor de la santa obtuvo la afiliación de la nueva congregación a la orden de las benedictinas del Monte Oliveto, a cuya rama masculina él  pertenecía.  Inés de Lelis fue elegida Superiora de la nueva comunidad. Años más tarde la congregación compró  el edificio conocido con el nombre de Tor de Specchi, que se transformó en su sede.

Cuando murió Lorenzo, Santa Francisca anunció su intención de retirarse a Tor de Specchi y suplicó ser admitida en la congregación, donde se la recibió con gran júbilo. Inés de Lelis insistió en renunciar al cargo de superiora para que lo asumiera Francisca, quien no tuvo más remedio que aceptar.

Entre otros detalles de su vida que han llegado hasta nosotros, hay uno que debe destacarse, pues explica la representación iconográfica de la santa: sus frecuentes visiones de un ángel en forma de un niño pequeño.

Las últimas palabras de la santa antes de morir fueron «El ángel ha terminado su tarea y me manda que le siga».  

Murió en 1440. Fue canonizada en 1608.

Así la elogia el Martirologio Romano: «Santa Francisca, religiosa, que, casada aún adolescente, vivió cuarenta años en matrimonio y fue excelente esposa y madre de familia, admirable por su piedad, humildad y paciencia. En tiempos calamitosos distribuyó sus bienes entre los pobres, asistió a los atribulados y, al quedar viuda, se retiró a vivir entre las oblatas que ella había reunido bajo la Regla de san Benito, en Roma».



Oh Dios, que nos diste en Santa Francisca Romana 
un modelo singular de vida matrimonial y monástica, 
concédenos vivir en tu servicio con tal perseverancia, 
que podamos descubrirte y seguirte 
en todas las circunstancias de la vida.

----------
¹ y ² - Fuente: El Testigo Fiel

Próxima entrada: 
        Viernes de la Primera Semana de Cuaresma  (15 de marzo)