Mis abuelos eran armenios. Llegaron a la Argentina en enero de 1923 con su pequeña hija -mi tía-, nacida en Constantinopla en noviembre de 1922, esto es, hace ahora 100 años.
Por ese motivo en la casa de mis padres se conservan numerosos ejemplares de "La Revista Armenia", publicación "de la Asistencia de la Colectividad Armenio - Católica". Y por la misma razón siempre me resultó familiar el nombre del Beato Der Gómidas.
En un número del año 1929 la revista celebra la entonces reciente beatificación de Gómidas Keumurdjian:
Hoy es la fecha en que se honra su memoria; el Martirologio lo elogia con estas palabras: «En Constantinopla, Beato Gómidas Keumurgian, presbítero y mártir, que, siendo padre de familia, nacido y ordenado en la Iglesia de Armenia, por mantener firmemente y propagar la fe católica profesada en el Concilio de Calcedonia, padeció enormemente y finalmente murió degollado mientras recitaba el símbolo niceno».
El Beato Der Gomidas nació en Constantinopla hacia 1656. Era hijo de un sacerdote armenio no católico. Hacia los veinte años contrajo matrimonio. Más tarde recibió la ordenación sacerdotal y fue destinado a la parroquia armenia San Jorge, en su ciudad natal. Cuando tenía 40 años se apartó del cisma ortodoxo, junto con su esposa y sus hijos. Varios sacerdotes armenios disidentes se plegaron a su movimiento en favor de la unión con Roma, lo que alarmó a las autoridades. Se generó entonces un clima hostil, por lo que Gomidas se trasladó a Jerusalén. En 1702, cuando murió el patriarca armenio de Constantinopla, que era quien había desatado allí la persecución, Gomidas regresó a la ciudad. Pero los problemas no cesaron.
Poco después, los disidentes de Constantinopla obligaron a las autoridades musulmanas a perseguir a los católicos. El padre Gomidas fue arrestado en la Cuaresma de 1707 y condenado a las galeras, pero sus amigos consiguieron ponerlo en libertad, pagando un rescate. El Viernes Santo, Gomidas volvió a su parroquia, donde siguió predicando la unión con Roma. Pero en noviembre fue arrestado nuevamente; en la prisión se lo privó de alimentos y bebidas. Tras recibir los sacramentos, se despidió de su esposa. Fue sentenciado a morir, condena que enfrentó con valor y heroísmo, rechazando las varias propuestas de apostatar de la fe cristiana ante los mahometanos o fingir que lo hacía.
Cuando se le dio la orden de arrodillarse para ser decapitado, Gomidas lo hizo, con el rostro hacia el oriente. Los guardias le ordenaron que se volviese al sur, pero él no obedeció. Comenzó a recitar el Credo de Nicea, y el verdugo le cortó la cabeza de un golpe.
El mártir más ilustre de Constantinopla desde la época de la persecución iconoclasta es también, seguramente, el primer sacerdote mártir a cuya ejecución asistieron su esposa y sus hijos. Como uno de ellos, también llamado Gomidas, adoptó el nombre de Cosme di Carbognano (o Cosme de Carbonian, como vemos en la imagen de "La Revista Armenia"), ese nombre se aplica también al beato mártir.
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