18 de agosto de 2025

18 de agosto: Santa Elena

Hoy se celebra la Memoria de Santa Elena.

Al parecer, Santa Elena nació en Drepano de Bitinia; probablemente era hija de un posadero. El general romano Constancio Cloro la conoció hacia el año 270 y se casó con ella, a pesar de su humilde origen. Pero cuando Constancio Cloro fue hecho césar, se divorció de Elena y se casó con Teodora, hijastra del emperador Maximiano. Por ese entonces ya habían tenido un hijo: Constantino el Grande.

Constantino llegó a amar y venerar profundamente a su madre, a la que confirió el título de «Nobilissima Femina». 

A la muerte de Constancio Cloro, ocurrida el año 306, sus tropas proclamaron césar a su hijo Constantino; dieciocho meses más tarde, Constantino fue oficialmente proclamado emperador. El joven entró a Roma el 28 de octubre de 312, después de la batalla del Puente Milvio. 

A principios del 313 Constantino publicó el Edicto de Milán, por el que permitía el cristianismo en todo el Imperio. 

Su madre Santa Elena, ya sexagenaria, se habría convertido por entonces  al cristianismo; Constantino siguió siendo catecúmeno hasta la hora de su muerte. 

Hacia 324, Elena fue a Palestina a visitar los lugares que el Señor había santificado con su presencia, movida por el deseo de descubrir la cruz en que había muerto el Redentor. Constantino mandó arrasar la explanada y el templo de Venus que el emperador Adriano había mandado construir sobre el Gólgota y el Santo Sepulcro, respectivamente, y escribió al obispo de Jerusalén para que erigiese una iglesia «digna del sitio más extraordinario del mundo». En su carta, Constantino mandaba expresamente que se hiciesen excavaciones en el Calvario para descubrir la cruz del Señor. Santa Elena, ya casi octogenaria, se encargó de supervisar la construcción del templo pedido por su hijo.   

Hay algunos documentos que relacionan el nombre de santa Elena con el descubrimiento de la Santa Cruz: por ejemplo, un sermón de San Ambrosio en 395, en el que dice que, cuando la santa descubrió la cruz, «no adoró al madero sino al rey que había muerto en él, llena de un ardiente deseo de tocar la garantía de nuestra inmortalidad». Varios otros escritores de la misma época afirman que Santa Elena desempeñó un papel importante en el descubrimiento de la cruz, aunque hay otros que lo ponen en duda.

Como fuere, se sabe que Santa Elena pasó sus últimos años en Palestina. Fue una cristiana fervorosa y piadosa; iba constantemente a la iglesia, vestida con gran modestia;  era bondadosa y caritativa con todos; prodigaba favores a las ciudades y a sus habitantes, sobre todo a los soldados, a los pobres y a los que estaban condenados a trabajar en las minas; libró de la opresión a muchos miserables y devolvió a su patria a varios desterrados. Aunque era la emperatriz,  se consideraba a sí misma como sierva de los siervos de Dios. 

Además, adornó con ricas decoraciones los templos, incluso los de los pueblos de menor importancia. Hizo construir una basílica en el Monte de los Olivos y otra en Belén. 


Se supone que murió en 329, probablemente en el Oriente, pero su cuerpo fue trasladado a Roma. 

La imagen que vemos en las fotos adopta la representación iconográfica tradicional de Santa Elena: sosteniendo piadosamente la cruz de Cristo, que gracias a ella fue hallada en Jerusalén.


Tomamos las fotos de esta entrada en dos ocasiones distintas en el templo parroquial de Santa Elena, en Buenos Aires.

16 de agosto de 2025

16 de agosto: San Roque

Aunque es uno de los santos más populares y prácticamente no hay templo que no tenga una imagen suya, sólo una vez en la vida de este blog nos ocupamos de San Roque.  Remediaremos esa injusticia mediante una imagen y una oración que fotografiamos en la iglesia de Santa María, sobre avenida La Plata.



Dado que poco se sabe sobre la vida de San Roque, el Martirologio es muy escueto en su elogio, mencionando el principal aspecto de su vida: «En Lombardía, San Roque, que, nacido en Montpellier, en el Languedoc, adquirió fama de santidad con su piadosa peregrinación por toda Italia curando a los afectados por la peste».  Murió hacia 1379. Se lo venera como "peregrino" (por eso los símbolos que lleva: bordón, calabaza y vieira) y también, aunque no hay pruebas de ello, como terciario franciscano.  La aparición de un  perro junto a San Roque en la mayoría de sus representaciones responde al hecho milagroso de que, habiéndose contagiado él mismo la peste, quiso alejarse para no perjudicar a otros, pero un perro le acercaba cada día un pan, para que no muriese de hambre.

15 de agosto de 2025

15 de agosto: Nuestra Señora de Elige

Visitamos hoy la iglesia maronita de Villa Lynch, consagrada al Monte Calvario y Nuestra Señora del Líbano. 

Allí se venera una imagen de Nuestra Señora de Elige, reproducción de un bello icono del siglo X  u XI,  también conocido como Nuestra Señora de los Maronitas, que representa a la Virgen-Madre sosteniendo en su regazo al Niño de sus entrañas.

El icono original fue descubierto en la Iglesia Patriarcal de Elige, en el Líbano (Notre Dame d'Ilige).

Un sitio oficial de la iglesia maronita nos proporciona esta información:

«La antigüedad y la autenticidad de este icono parecen estar respaldadas y verificadas por los siguientes elementos:

Los colores de las vestiduras de María (azul intenso) y de Cristo (púrpura intenso) son fieles a la tradición siríaca que data del siglo VI.

El azul (tono celeste) significa divinidad, y el púrpura (regio), realeza.

Los halos de ambas figuras son una simple banda ancha (dorada) típica de la iconografía siríaca y libre de influencias bizantinas, a saber, una cruz en el halo de Cristo y las letras de la «Madre de Dios» en el de la Señora.

La profesión de fe se hace mediante la forma simbólica de bendición de la mano derecha de Jesús, es decir, tres dedos unidos (para significar las tres Personas en un solo Dios), y el índice y el otro dedo (significan que Cristo es Dios y hombre). 

(...) 

Además, la mano derecha de la Señora declara la misma fórmula de fe calcedoniana: las dos naturalezas de Cristo: divina y humana.

Como es típico en los iconos siríacos, el cabello de la Virgen Madre está completamente oculto (...). Los dos símbolos en forma de estrella en la cabeza y el hombro de María representan su virginidad duradera antes y después del nacimiento de Cristo».




 De la misma fuente maronita procede esta hermosa plegaria:


Madre de Dios, eres la montaña sagrada

de la que fue tallada la Roca, sin manos humanas


Generaciones del cielo y de la tierra se unen para decir

   Bendita seas, arca de los Misterios

   Bendita seas, altar del primer fruto

   Bendito seas, valle fértil

   Bendita seas, brillante amanecer.

   Bendita seas, alegría de la maternidad. 


Te pedimos, oh Cristo,

por las oraciones de tu santa Madre:

renueva la faz de la tierra 

que creaste por amor a nosotros.

Donde  hay muerte y decadencia, devuelve la vida;

         donde hay hambre y sufrimiento, trae alivio; 

        donde la tierra está reseca e inflexible, haz que llueva.

Bendice los campos con grano,

los árboles frutales con con flores

y a los arbustos con un nuevo crecimiento.

Restaura la obra de tus manos, para que la tierra

y todo lo que hay en ella te adoren ahora y siempre. 

 

(Tomado del Sedro del Fenqitho Maronita 
de la fiesta de «Nuestra Señora de la Siembra») 

11 de agosto de 2025

11 de agosto: Santa Filomena

Mi tía, de nombre Filomena, junto a un cartel indicador
de una localidad llamada Santa Filomena.
Fecha de la foto: desconocida (pero no posterior a 1993)

Como explicamos el 11 de agosto de 2020, Santa Filomena no aparece en el actual Martirologio, aunque aparecía hasta los años 60. Alrededor de su existencia, de su biografía y de su culto ha habido y hay polémicas. Pero la devoción que le tenía, entre otros, el Cura de Ars, y el arraigo de su devoción en muchos lugares la hacen, aun hoy, una santa muy popular. 

Santa Filomena y San Fermín

La Basílica Nacional de Nuestra Señora de Luján tiene entre sus vitrales uno dedicado a Santa Filomena, que fotografiamos en tres ocasiones distintas. La santa es presentada con algunos de sus atributos iconográficos clásicos: la palma del martirio y un ancla.


Hay muchos sitios en Internet dedicados a Santa Filomena, en castellano y otros idiomas. De uno de ellos, en lengua inglesa, tomamos la oración que cierra esta entrada.


Salve, oh inocente Filomena, que por amor a Jesús conservaste en todo su esplendor el lirio de tu virginidad. Salve, oh ilustre Filomena, que  con tanto valor derramaste tu sangre  por Jesucristo.

Bendigo al Señor por todas las gracias que te concedió durante tu vida, y muy especialmente en la hora de tu muerte. Lo alabo y lo glorifico por el honor y el poder con que te ha coronado, y te suplico me consigas de Dios las gracias que pido por tu intercesión.

¡Santa Filomena, hija amada de Jesús y María, ruega por nosotros que recurrimos a ti! Amén.

8 de agosto de 2025

8 de agosto: Santo Domingo de Guzmán

Del luminoso magisterio del papa Benedicto XVI tomamos la enseñanza sobre nuestro santo de hoy. Corresponde a la audiencia general del 3 de febrero de 2010.


«Hoy quiero hablaros de (...) Santo Domingo, el fundador de la Orden de Predicadores, conocidos también como Frailes Dominicos.

Su sucesor al frente de la Orden, el Beato Jordán de Sajonia, ofrece un retrato completo de santo Domingo en el texto de una famosa oración: "Inflamado del celo de Dios y de ardor sobrenatural, por tu caridad sin límites y el fervor del espíritu vehemente te consagraste totalmente, con el voto de pobreza perpetua, a la observancia apostólica y a la predicación evangélica". Se subraya precisamente este rasgo fundamental del testimonio de Domingo: hablaba siempre con Dios y de Dios. En la vida de los santos van siempre juntos el amor al Señor y al prójimo, la búsqueda de la gloria de Dios y de la salvación de las almas.

Domingo nació en España, en Caleruega, en torno al año 1170. Pertenecía a una noble familia de Castilla la Vieja y, con el apoyo de un tío sacerdote, se formó en una célebre escuela de Palencia. Se distinguió en seguida por el interés en el estudio de la Sagrada Escritura y por el amor a los pobres, hasta el punto de vender los libros, que en su tiempo constituían un bien de gran valor, para socorrer, con lo obtenido, a las víctimas de una carestía.

Ordenado sacerdote, fue elegido canónigo del cabildo de la catedral en su diócesis de origen, Osma. Aunque este nombramiento podía representar para él cierto motivo de prestigio en la Iglesia y en la sociedad, no lo interpretó como un privilegio personal, ni como el inicio de una brillante carrera eclesiástica, sino como un servicio que debía prestar con entrega y humildad. ¿Acaso no existe la tentación de hacer carrera y tener poder, una tentación de la que no están inmunes ni siquiera aquellos que tienen un papel de animación y de gobierno en la Iglesia? Lo recordé hace algunos meses, durante la consagración de cincos obispos: "No buscamos poder, prestigio, estima para nosotros mismos. (...) Sabemos cómo las cosas en la sociedad civil, y no raramente también en la Iglesia, sufren por el hecho de que muchos de aquellos a quienes les ha sido conferida una responsabilidad trabajan para sí mismos y no para la comunidad" ¹.

El obispo de Osma, que se llamaba Diego, un pastor auténtico y celoso, notó muy pronto las cualidades espirituales de Domingo, y quiso contar con su colaboración. Juntos se dirigieron al norte de Europa, para realizar misiones diplomáticas que les había encomendado el rey de Castilla. Durante el viaje, Domingo se dio cuenta de dos enormes desafíos que debía afrontar la Iglesia de su tiempo: la existencia de pueblos aún sin evangelizar, en los confines septentrionales del continente europeo, y la laceración religiosa que debilitaba la vida cristiana en el sur de Francia, donde la acción de algunos grupos herejes creaba desorden y alejamiento de la verdad de la fe. Así, la acción misionera hacia quienes no conocen la luz del Evangelio, y la obra de nueva evangelización de las comunidades cristianas se convirtieron en las metas apostólicas que Domingo se propuso conseguir. Fue el Papa, al que el obispo Diego y Domingo se dirigieron para pedir consejo, quien pidió a este último que se dedicara a la predicación a los albigenses, un grupo hereje que sostenía una concepción dualista de la realidad, es decir, con dos principios creadores igualmente poderosos, el Bien y el Mal. Este grupo, en consecuencia, despreciaba la materia como procedente del principio del mal, rechazando también el matrimonio, hasta negar la encarnación de Cristo, los sacramentos en los que el Señor nos "toca" a través de la materia, y la resurrección de los cuerpos. Los albigenses estimaban la vida pobre y austera —en este sentido eran incluso ejemplares— y criticaban la riqueza del clero de aquel tiempo. Domingo aceptó con entusiasmo esta misión, que llevó a cabo precisamente con el ejemplo de su vida pobre y austera, con la predicación del Evangelio y con debates públicos. A esta misión de predicar la Buena Nueva dedicó el resto de su vida. Sus hijos realizarían también los demás sueños de santo Domingo:  la misión ad gentes, es decir, a aquellos que aún no conocían a Jesús, y la misión a quienes vivían en las ciudades, sobre todo las universitarias, donde las nuevas tendencias intelectuales eran un desafío para la fe de los cultos.

Este gran santo nos recuerda que en el corazón de la Iglesia debe arder siempre un fuego misionero, que impulsa incesantemente a llevar el primer anuncio del Evangelio y, donde sea necesario, a una nueva evangelización:  de hecho, Cristo es el bien más precioso que los hombres y las mujeres de todo tiempo y de todo lugar tienen derecho a conocer y amar. Y es consolador ver cómo también en la Iglesia de hoy son tantos —pastores y fieles laicos, miembros de antiguas Órdenes religiosas y de nuevos movimientos eclesiales— los que con alegría entregan su vida por este ideal supremo:  anunciar y dar testimonio del Evangelio.

A Domingo de Guzmán se asociaron después otros hombres, atraídos por la misma aspiración. De esta forma, progresivamente, desde la primera fundación en Tolosa, tuvo su origen la Orden de Predicadores. En efecto, Domingo, en plena obediencia a las directrices de los Papas de su tiempo, Inocencio III y Honorio III, adoptó la antigua Regla de san Agustín, adaptándola a las exigencias de la vida apostólica, que lo llevaban a él y a sus compañeros a predicar trasladándose de un lugar a otro, pero volviendo después a sus propios conventos, lugares de estudio, oración y vida comunitaria. De modo especial, Domingo quiso dar relevancia a dos valores que consideraba indispensables para el éxito de la misión evangelizadora:  la vida comunitaria en la pobreza y el estudio.

Ante todo, Domingo y los Frailes Predicadores se presentaban como mendicantes, es decir, sin grandes propiedades de terrenos que administrar. Este elemento los hacía más disponibles al estudio y a la predicación itinerante y constituía un testimonio concreto para la gente. El gobierno interno de los conventos y de las provincias dominicas se estructuró sobre el sistema de capítulos, que elegían a sus propios superiores, confirmados después por los superiores mayores; una organización, por tanto, que estimulaba la vida fraterna y la responsabilidad de todos los miembros de la comunidad, exigiendo fuertes convicciones personales. La elección de este sistema nació precisamente del hecho de que los dominicos, como predicadores de la verdad de Dios, debían ser coherentes con lo que anunciaban. La verdad estudiada y compartida en la caridad con los hermanos es el fundamento más profundo de la alegría. El beato Jordán de Sajonia dice de santo Domingo:  "Acogía a cada hombre en el gran seno de la caridad y, como amaba a todos, todos lo amaban. Se había hecho una ley personal de alegrarse con las personas felices y de llorar con aquellos que lloraban" ².


En segundo lugar, Domingo, con un gesto valiente, quiso que sus seguidores adquirieran una sólida formación teológica, y no dudó en enviarlos a las universidades de la época, aunque no pocos eclesiásticos miraban con desconfianza a esas instituciones culturales. Las Constituciones de la Orden de Predicadores dan mucha importancia al estudio como preparación al apostolado. Domingo quiso que sus frailes se dedicasen a él sin reservas, con diligencia y piedad; un estudio fundado en el alma de cada saber teológico, es decir, en la Sagrada Escritura, y respetuoso de las preguntas planteadas por la razón. El desarrollo de la cultura exige que quienes desempeñan el ministerio de la Palabra, en los distintos niveles, estén bien preparados. Exhorto, por tanto, a todos, pastores y laicos, a cultivar esta "dimensión cultural" de la fe, para que la belleza de la verdad cristiana pueda ser comprendida mejor y la fe pueda ser verdaderamente alimentada, fortalecida y también defendida. En este Año sacerdotal, invito a los seminaristas y a los sacerdotes a estimar el valor espiritual del estudio. La calidad del ministerio sacerdotal depende también de la generosidad con que se aplica al estudio de las verdades reveladas.

Domingo, que quiso fundar una Orden religiosa de predicadores-teólogos, nos recuerda que la teología tiene una dimensión espiritual y pastoral, que enriquece el alma y la vida. Los sacerdotes, los consagrados y también todos los fieles pueden encontrar una profunda "alegría interior" al contemplar la belleza de la verdad que viene de Dios, verdad siempre actual y siempre viva. El lema de los Frailes Predicadores —contemplata aliis tradere— nos ayuda a descubrir, además, un anhelo pastoral en el estudio contemplativo de esa verdad, por la exigencia de comunicar a los demás el fruto de la propia contemplación.

Cuando Domingo murió, en 1221, en Bolonia, la ciudad que lo declaró su patrono, su obra ya había tenido gran éxito. La Orden de Predicadores, con el apoyo de la Santa Sede, se había difundido en muchos países de Europa en beneficio de toda la Iglesia. Domingo fue canonizado en 1234, y él mismo, con su santidad, nos indica dos medios indispensables para que la acción apostólica sea eficaz. Ante todo, la devoción mariana, que cultivó con ternura y que dejó como herencia preciosa a sus hijos espirituales, los cuales en la historia de la Iglesia han tenido el gran mérito de difundir la oración del santo rosario, tan arraigada en el pueblo cristiano y tan rica en valores evangélicos, una verdadera escuela de fe y de piedad. En segundo lugar, Domingo, que se hizo cargo de algunos monasterios femeninos en Francia y en Roma, creyó hasta el fondo en el valor de la oración de intercesión por el éxito del trabajo apostólico. Sólo en el cielo comprenderemos hasta qué punto la oración de las monjas de clausura acompaña eficazmente la acción apostólica. A cada una de ellas dirijo mi pensamiento agradecido y afectuoso».

La imagen de Santo Domingo que vemos en esta entrada se exhibe en el Museo de Arte Sacro de Asunción. Tomamos las fotos en enero de 2024.



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¹ Homilía en la misa de ordenación episcopal de cinco prelados, 12 de septiembre de 2009: L'Osservatore Romano,edición en lengua española, 18 de septiembre de 2009, p. 7

² Libellus de principiis Ordinis Praedicatorum autore Iordano de Saxonia, ed. H.C. Scheeben, [Monumenta Historica Sancti Patris Nostri Dominici, Romae, 1935]

6 de agosto de 2025

6 de agosto: Santa Cristina de Tiro

Hoy (24 de julio en el calendario juliano) se recuerda a Santa Cristina. De un sitio ortodoxo tomamos la biografía de esta santa.

Cristina fue «hija de un gobernante de la ciudad de Tiro, en Líbano. Sus padres eran paganos, pero, por la providencia de Dios, la llamaron con un nombre que predecía su futuro: el de ser cristiana. No había en la ciudad, entre las doncellas, persona más bella que ella. Su padre, deseando de que conserve su virginidad, construyó una vivienda especial para ella, colocando allí unos ídolos y ordenándole que ella los venere. Viviendo en la soledad, Cristina admiraba el cielo estrellado, e igual que Santa Bárbara, llegó a la conclusión de que tiene que existir un solo Creador. Dios hizo que ella conociera a unos cristianos, los cuales le explicaron sobre la fe cristiana, y ella creyó en Jesucristo. Después de esto, Cristina, con gran indignación, destruyó a los ídolos en su casa y por esta razón, por orden de su padre, fue sometida a diferentes torturas. Ella fue golpeada sin compasión, su cuerpo era cortado con cuchillos filosos, la quemaban con fuego, la tiraron en un hoyo con serpientes venenosas, etc. Finalmente los verdugos la traspasaron con lanzas y espadas. Esta fue la forma como la santa mártir Cristina sufrió por Cristo en el año 300. Su conmemoración, especialmente se festeja en el Oriente».

La imagen de Santa Cristina forma parte de un gran mural en la iglesia ortodoxa San Jorge del Patriarcado de Antioquía en el barrio de Palermo.

3 de agosto de 2025

Domingo XVIII Durante el Año

En la Iglesia Presbiteriana San Andrés, ubicada en el centro porteño, hay un atril en la forma tradicional de águila, como vemos en la foto.



Cuando visitamos ese templo, el 3 de agosto de 2023, el libro de la Palabra de Dios se encontraba abierto en el comienzo del libro del Eclesiastés. Precisamente un fragmento del primer capítulo de ese libro (1, 2; 2, 21-23) se lee hoy en la liturgia católica:

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet;

vanidad de vanidades, todo es vanidad!

Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto,

y tiene que dejarle su porción

a uno que no ha trabajado.

También esto es vanidad y grave desgracia.

Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos

y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?

De día su tarea es sufrir y penar,

de noche no descansa su mente.

También esto es vanidad.