29 de abril de 2025

29 de abril: Santa Catalina de Siena

 


El año pasado celebramos la Memoria de Santa Catalina de Siena con un fragmento de la catequesis que Benedicto XVI le dedicó en la audiencia del 24 de noviembre de 2010. Hoy publicaremos otro fragmento de ese mismo texto. Tomamos las fotos en 2019 y 2023 en la Basílica del Socorro, en Retiro.


«Como la santa de Siena, todo creyente siente la necesidad de uniformarse a los sentimientos del corazón de Cristo para amar a Dios y al prójimo como Cristo mismo ama. Y todos nosotros podemos dejarnos transformar el corazón y aprender a amar como Cristo, en una familiaridad con él alimentada con la oración, con la meditación sobre la Palabra de Dios y con los sacramentos, sobre todo recibiendo frecuentemente y con devoción la sagrada Comunión. También Catalina pertenece a la legión de santos eucarísticos con los cuales quise concluir mi exhortación apostólica Sacramentum Caritatis (cf. n. 94). Queridos hermanos y hermanas, la Eucaristía es un extraordinario don de amor que Dios nos renueva continuamente para alimentar nuestro camino de fe, fortalecer nuestra esperanza, inflamar nuestra caridad, para hacernos cada vez más semejantes a él.

En torno a una personalidad tan fuerte y auténtica se fue constituyendo una verdadera familia espiritual. Se trataba de personas fascinadas por la autoridad moral de esta joven de elevadísimo nivel de vida, y a veces impresionadas también por los fenómenos místicos a los que asistían, como los frecuentes éxtasis. Muchos se pusieron a su servicio y sobre
todo consideraron un privilegio ser dirigidos espiritualmente por Catalina. La llamaban «mamá» pues como hijos espirituales obtenían de ella el alimento del espíritu.

También hoy la Iglesia recibe un gran beneficio del ejercicio de la maternidad espiritual de numerosas mujeres, consagradas y laicas, que alimentan en las almas el pensamiento de Dios, fortalecen la fe de la gente y orientan la vida cristiana hacia cumbres cada vez más elevadas. «Hijo os declaro y os llamo —escribe Catalina dirigiéndose a uno de sus hijos espirituales, el cartujo Giovanni Sabbatini—, en cuanto yo os doy a luz mediante continuas oraciones y deseo en presencia de Dios, como una madre da a luz a su hijo» ¹. Al fraile dominico Bartolomeo de Dominici solía dirigirse con estas palabras: «Amadísimo y queridísimo hermano e hijo en Cristo dulce Jesús».

Otro rasgo de la espiritualidad de Catalina está vinculado al don de lágrimas. Estas expresan una sensibilidad exquisita y profunda, capacidad de conmoción y de ternura. No pocos santos han tenido el don de lágrimas, renovando la emoción de Jesús mismo, que no retuvo ni escondió su llanto ante el sepulcro del amigo Lázaro y ante el dolor de María y de Marta, y a la vista de Jerusalén, en sus últimos días terrenos. Según Catalina, las lágrimas de los santos se mezclan con la sangre de Cristo, de la cual ella habló con tonos vibrantes e imágenes simbólicas muy eficaces: «Haced memoria de Cristo crucificado, Dios y hombre (…). Poneos como objetivo a Cristo crucificado, escondiéndoos en las llagas de Cristo crucificado; sumergíos en la sangre de Cristo crucificado» ².

Aquí podemos comprender por qué Catalina, aun consciente de las faltas humanas de los sacerdotes, siempre tuvo una grandísima reverencia por ellos, pues dispensan, mediante los sacramentos y la Palabra, la fuerza salvífica de la sangre de Cristo. La santa de Siena siempre invitó a los ministros sagrados, incluso al Papa, a quien llamaba «dulce Cristo en la tierra», a ser fieles a sus responsabilidades, impulsada siempre y solamente por su amor profundo y constante a la Iglesia. Antes de morir dijo: «Al separarme de mi cuerpo yo, en verdad, he consumido y dado la vida en la Iglesia y por la Iglesia santa, lo cual es una singularísima gracia» ³.

De Santa Catalina, por tanto, aprendemos la ciencia más sublime: conocer y amar a Jesucristo y a su Iglesia. En "El Diálogo de la Divina Providencia", ella, con una imagen singular, describe a Cristo como un puente tendido entre el cielo y la tierra. Está formado por tres escalones constituidos por los pies, el costado y la boca de Jesús. Elevándose a través de estos escalones, el alma pasa por las tres etapas de todo camino de santificación: el alejamiento del pecado, la práctica de la virtud y del amor, y la unión dulce y afectuosa con Dios».

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(Epistolario, carta n. 141: A don Giovanni de’ Sabbatini)
(Epistolario, carta n. 21: A uno cuyo nombre se calla)
3 (Raimundo de Capua, Santa Caterina da Siena, Legenda maior, n. 363).

28 de abril de 2025

28 de abril: San Pedro Chanel

 

Por primera vez en la vida de nuestro blog celebramos hoy la Memoria de San Pedro Chanel, que se incorpora así al ya largo catálogo de santos que venimos honrando "al ritmo del Año Litúrgico", siempre con fotos propias tomadas en templos argentinos y de países limítrofes.

En esta ocasión la imagen (que fotografiamos en 2023 con ocasión de una visita a la ciudad de Luján) se venera en la monumental Basílica consagrada a la Patrona de la Argentina.

El Martirologio se refiere a nuestro santo de hoy con estas palabras: «San Pedro Chanel, presbítero de la Sociedad de María y mártir, que dedicó su ministerio a atender a campesinos y niños, pero enviado después con algunos compañeros a evangelizar Oceanía occidental, llegó a la isla francesa de Futuna, donde no había aún comunidad cristiana, y a pesar de las muchas dificultades que encontró, con su singular mansedumbre convirtió a algunos a la fe, entre los cuales estaba el hijo del rey del lugar, el cual, furioso, lo mandó matar, convirtiéndolo en el primer mártir de Oceanía».

Había nacido en 1803. Ordenado presbítero en 1827,  sirvió como párroco durante tres años. Rápidamente fue reconocido por su sinceridad y su santidad. En 1831 se unió a la Sociedad de María, aun no aprobada canónicamente. En 1833 acompañó a Roma al P. Colin (fundador de los maristas), buscando dicha aprobación pontificia, finalmente obtenida en abril de 1836. Ese mismo año Pedro pudo finalmente cumplir su anhelo de ser misionero: trabajó con el primer grupo de misioneros maristas en Oceanía. La obra misional causó temor y celos en el rey cuando su hijo se convirtió a la fe cristiana; entonces dio órdenes de asesinar a los misioneros. Pedro Chanel fue golpeado hasta la muerte por un grupo de hombres el 28 de abril de 1841. 

Fue beatificado por León XIII en 1889 y canonizado el 12 de junio de 1954 por el papa Pío XII. 

Oración Colecta:

Señor, tú que has concedido la palma del martirio a San Pedro Chanel cuando trabajaba por extender tu Iglesia, concédenos a nosotros que, en medio de las alegrías pascuales, celebremos de tal modo el misterio de Cristo muerto y resucitado, que seamos verdaderamente testigos de una vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

26 de abril de 2025

Sábado de la Octava de Pascua

En la misa del Sábado de la Octava de Pascua se lee un fragmento del Evangelio de San Marcos (16, 9-15), que transcribimos a continuación, el cual se refiere a distinas apariciones de Jesús resucitado.


Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.

Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.

En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación».

La segunda aparición relatada («a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado») hace recordar inmediatamente al episodio de los discípulos que se dirigían a Emaús, narrado con detalle por Lucas. En la iglesia de Nuestra Señora de la Rábida hay un relieve que evoca ese encuentro del Señor resucitado con dos discípulos en camino.

23 de abril de 2025

Miércoles de la Octava de Pascua

 


Sólo Cristo,  el Viviente, «puede dar sentido a la existencia y hacer que reemprenda su camino el que está cansado y triste, el desconfiado y el que no tiene esperanza. Es lo que experimentaron los dos discípulos que el día de Pascua iban de camino desde Jerusalén hacia Emaús (cf. Lc 24, 13-35). Hablan de Jesús, pero su «rostro triste» (cf. v. 17) expresa sus esperanzas defraudadas, su incertidumbre y su melancolía. Habían dejado su aldea para seguir a Jesús con sus amigos, y habían descubierto una nueva realidad, en la que el perdón y el amor ya no eran sólo palabras, sino que tocaban concretamente la existencia. Jesús de Nazaret lo había hecho todo nuevo, había transformado su vida. Pero ahora estaba muerto y parecía que todo había acabado.

Sin embargo, de improviso, ya no son dos, sino tres las personas que caminan»

Jesús se une a los dos discípulos, y de inmediato les hace la pregunta que vemos en la imagen de la entrada de hoy: 

«¿De qué conversaban?»

Los discípulos «son incapaces de reconocerlo. Ciertamente, han escuchado las voces sobre la resurrección; de hecho le refieren: «Algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo» (vv. 22-23). Y todo eso no había bastado para convencerlos, pues «a él no lo vieron» (v. 24). Entonces Jesús, con paciencia, «comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras» (v. 27). El Resucitado explica a los discípulos la Sagrada Escritura, ofreciendo su clave de lectura fundamental, es decir, él mismo y su Misterio pascual: de él dan testimonio las Escrituras (cf. Jn 5, 39-47). El sentido de todo, de la Ley, de los Profetas y de los Salmos, repentinamente se abre y resulta claro a sus ojos. Jesús había abierto su mente a la inteligencia de las Escrituras (cf. Lc 24, 45)».

Los párrafos entrecomillados pertenecen a la catequesis de Benedicto XVI en la audiencia general del 11 de abril de 2012, que era, como hoy, el Miércoles de la Octava de Pascua. El pontífice está comentando brevemente algunos fragmentos del Evangelio de la misa de hoy (Lucas 24, 13-35).

Las imágenes corresponden al Vía Lucis de la iglesia porteña dedicada a San Pablo.

20 de abril de 2025

Domingo de Pascua de Resurrección

Antífona de entrada

El Señor resucitó verdaderamente, aleluia.

A él sea la gloria y el poder

por los siglos de los siglos. Aleluia, aleluia.


Oración Colecta

 Dios nuestro,

que hoy has abierto para nosotros

 las puertas de la eternidad

por la victoria de tu Hijo unigénito sobre la muerte:

te pedimos que quienes celebramos

 la Resurrección del Señor,

por la acción renovadora de tu Espíritu,

alcancemos la luz de la vida eterna.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,

que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,

y es Dios, por los siglos de los siglos.


El vitral pertenece a la Catedral de Mercedes-Luján.

18 de abril de 2025

Viernes Santo

 


Estamos recorriendo el Triduo Sacro con imágenes de la Catedral de Mercedes.  Hoy, Viernes Santo, contemplamos el hermoso vitral denominado "La muerte de N.S.J.C.".

Oración

Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia

y santifica con tu eterna protección

a esta familia tuya por la que Cristo, tu Hijo,

instituyó, por medio de su Sangre, el misterio pascual.

Que vive y reina por los siglos de los siglos.

17 de abril de 2025

Jueves Santo

Recorreremos estos días del Triduo Sacro con imágenes de la Catedral de Mercedes-Luján.

Hoy, Jueves Santo, compartimos este hermoso vitral: "La Cena".


Notemos tres detalles: Juan recostado en el pecho de Jesús, un apóstol con una jarra de agua y Judas, de espaldas, sosteniendo la bolsa con las monedas que fueron el pago de su traición.

13 de abril de 2025

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

El Domingo de Ramos en la Pasión del Señor se lee, este año, la Pasión según San Lucas  (22, 7. 14—23, 56). Transcribimos a continuación el texto completo junto con cuatro fotografías de sendos vitrales de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya


C. Llegó el día de los Ázimos, en el que se debía inmolar la victima pascual. Cuando fue la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo:

+ «He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios».

C. Y tomando una copa, dio gracias y dijo:

+ «Tomen y compártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios».

C. Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

+ «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía».

C. Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo:

+ «Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes. La mano del traidor está sobre la mesa, junto a mí. Porque el Hijo del hombre va por el camino que le ha sido señalado, pero ¡ay de aquel que lo va a entregar!».

C. Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el que iba a hacer eso.

Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande.

+ Jesús les dijo: «Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor. Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.

Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas. Por eso yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí. Y en mi Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos».

C. Pedro le dijo:

S. «Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte».

C. Pero Jesús replicó:

+ «Yo te aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces».

C. Después les dijo:

+ «Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalia, ¿les faltó alguna cosa?».

C. Respondieron:

S. «Nada».

C. Él agregó:

+ «Pero ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una. Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores. Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí».

C. Ellos le dijeron:

S. «Señor, aquí hay dos espadas».

C. El les respondió:

+ «Basta».

C. En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos. Cuando llegaron, les dijo:

+ «Oren, para no caer en la tentación».

C. Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba:

+ «Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».

C. Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba. En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo.

"Se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba"

Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza. Jesús les dijo:

+ «¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación».

C. Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo:

+ «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?».

C. Los que estaban con Jesús, viendo lo que iba a suceder, le preguntaron:

S. «Señor, ¿usamos la espada?».

C. Y uno de ellos hirió con su espada al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. Pero Jesús dijo:

+ «Dejen, ya está».

C. Y tocándole la oreja, lo curó. Después dijo a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo:

+ «¿Soy acaso un ladrón para que vengan con espadas y palos? Todos los días estaba con ustedes en el Templo y no me arrestaron. Pero esta es la hora de ustedes y el poder de las tinieblas».

C. Después de arrestarlo, lo condujeron a la casa del Sumo Sacerdote. Pedro lo seguía de lejos. Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor de él y Pedro se sentó entre ellos. Una sirvienta que lo vio junto al fuego, lo miró fijamente y dijo:

S. «Este también estaba con él».

C. Pedro lo negó diciendo:

S. «Mujer, no lo conozco».

C. Poco después, otro lo vio y dijo:

S. «Tú también eres uno de aquellos».

C. Pero Pedro respondió:

S. «No, hombre, no lo soy».

C. Alrededor de una hora más tarde, otro insistió, diciendo:

S. «No hay duda de que este hombre estaba con él; además, él también es galileo».

C. Dijo Pedro:

S. «Hombre, no sé lo que dices».

C. En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo. El Señor, dándose vuelta, miró a Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: «Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente.

C. Los hombres que custodiaban a Jesús lo ultrajaban y lo golpeaban; y tapándole el rostro, le decían:

S. «Profetiza, ¿quién te golpeó?».

C. Y proferían contra él toda clase de insultos.

Cuando amaneció, se reunió el Consejo de los ancianos del pueblo, junto con los sumos sacerdotes y los escribas. Llevaron a Jesús ante el tribunal y le dijeron:

S. «Dinos si eres el Mesías».

C. Él les dijo:

+ «Si yo les respondo, ustedes no me creerán, y si los interrogo, no me responderán. Pero en adelante, el Hijo del hombre se sentará a la derecha de Dios todopoderoso».

C. Todos preguntaron:

S. «¿Entonces eres el Hijo de Dios?».

C. Jesús respondió:

+ «Tienen razón, yo lo soy».

C. Ellos dijeron:

S. «¿Acaso necesitamos otro testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca».

C. Después se levantó toda la asamblea y lo llevaron ante Pilato. Y comenzaron a acusarlo, diciendo:

S. «Hemos encontrado a este hombre incitando a nuestro pueblo a la rebelión, impidiéndole pagar los impuestos al Emperador y pretendiendo ser el rey Mesías».

C. Pilato lo interrogó, diciendo:

S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».

+ «Tú lo dices».

C. Le respondió Jesús. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la multitud:

S. «No encuentro en este hombre ningún motivo de condena».

C. Pero ellos insistían:

S. «Subleva al pueblo con su enseñanza en toda la Judea. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí».

C. Al oír esto, Pilato preguntó si ese hombre era galileo. Y habiéndose asegurado de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo envió. En esos días, también Herodes se encontraba en Jerusalén.

Herodes se alegró mucho al ver a Jesús. Hacía tiempo que deseaba verlo, por lo que había oído decir de él, y esperaba que hiciera algún prodigio en su presencia. Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le respondió nada. Entre tanto, los sumos sacerdotes y los escribas estaban allí y lo acusaban con vehemencia.

Herodes y sus guardias, después de tratarlo con desprecio y ponerlo en ridículo, lo cubrieron con un magnífico manto y lo enviaron de nuevo a Pilato. Y ese mismo día, Herodes y Pilato, que estaban enemistados, se hicieron amigos.

"Después de tratarlo con desprecio y ponerlo en ridículo,
lo cubrieron con un magnífico manto"

Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo, y les dijo:

S. «Ustedes me han traído a este hombre, acusándolo de incitar al pueblo a la rebelión. Pero yo lo interrogué delante de ustedes y no encontré ningún motivo de condena en los cargos de que lo acusan; ni tampoco Herodes, ya que él lo ha devuelto a este tribunal. Como ven, este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad».

C. Pero la multitud comenzó a gritar:

S. «¡Qué muera este hombre! ¡Suéltanos a Barrabás!».

C. A Barrabás lo habían encarcelado por una sedición que tuvo lugar en la ciudad y por homicidio.

Pilato volvió a dirigirles la palabra con la intención de poner en libertad a Jesús. Pero ellos seguían gritando:

S. «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!».

C. Por tercera vez les dijo:

S. «¿Qué mal ha hecho este hombre? No encuentro en él nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad».

C. Pero ellos insistían a gritos, reclamando que fuera crucificado, y el griterío se hacía cada vez más violento. Al fin, Pilato resolvió acceder al pedido del pueblo. Dejó en libertad al que ellos pedían, al que había sido encarcelado por sedición y homicidio, y a Jesús lo entregó al arbitrio de ellos.

"Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene"

Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:

+ «¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo en que se dirá: ¡Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron! Entonces se dirá a las montañas: ¡Caigan sobre nosotros!, y a los cerros: ¡Sepúltennos! Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?».

C. Con él llevaban también a otros dos malhechores, para ser ejecutados.

Cuando llegaron al lugar llamado «del Cráneo», lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía:

+ «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

"Cuando llegaron al lugar llamado «del Cráneo», lo crucificaron"

C. Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos.

El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían:

S. «Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!».

C. También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían:

S. «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!».

C. Sobre su cabeza había una inscripción: «Este es el rey de los judíos».

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:

S. «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».

C. Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo».

C. Y decía:

S. «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino».

C. El le respondió:

+ «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».

C. Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó:

+ «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».

C. Y diciendo esto, expiró.

Aquí todos se arrodillan, y se hace una breve pausa.

C. Cuando el centurión vio lo que había pasado, alabó a Dios, exclamando:

S. «Realmente este hombre era un justo».

C. Y la multitud que se había reunido para contemplar el espectáculo, al verlo sucedido, regresaba golpeándose el pecho. Todos sus amigos y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea permanecían a distancia, contemplando lo sucedido.

José colocó el cuerpo de Jesús en un sepulcro cavado en la roca. Llegó entonces un miembro del Consejo, llamado José, hombre recto y justo, que había disentido con las decisiones y actitudes de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado.

Era el día de la Preparación, y ya comenzaba el sábado.

Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y vieron cómo había sido sepultado. Después regresaron y prepararon los bálsamos y perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley.

Palabra del Señor

12 de abril de 2025

Sábado de la Semana V de Cuaresma


El Salmo Responsorial de la misa de hoy está tomado en realidad del libro del profeta Jeremías (31, 10. 11-12ab. 13).


Lo transcribimos a continuación:


R. El Señor nos cuidará 
como un pastor a su rebaño.


¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: «El que dispersó a Israel  lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor 
a su rebaño.» R.


Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.


Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.


Del texto de este hermoso himno surge claramente el motivo por el que elegimos la imagen de esta entrada.

7 de abril de 2025

7 de abril: San Juan Bautista de la Salle

Por primera vez en la vida de este blog celebramos la «Memoria de San Juan Bautista de la Salle, presbítero, que en Reims, en la región de Normandía, en Francia, se dedicó con ahínco a la instrucción humana y cristiana de los niños, en especial de los pobres. Instituyó la Congregación de Hermanos de las Escuelas Cristianas, a causa de lo cual soportó muchas tribulaciones, si bien fue merecedor de gratitud por parte del pueblo de Dios», en palabras del Martirologio.

Del sitio oficial de los lasallanos tomamos los datos que a continuación consignamos:

Juan Bautista de La Salle (...) era el primogénito de una familia acomodada que vivió en Francia hace 300 años. Juan Bautista de La Salle nació en Reims, recibió la tonsura a la edad de 11 años y fue nombrado canónigo de la Catedral de Reims a los 16.

Cuando murieron sus padres tuvo que encargarse de la administración de los bienes de la familia. Pero, terminados sus estudios de teología, fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1678. Dos años más tarde, obtuvo el título de doctor en teología. En ese período de su vida, intentó comprometerse con un grupo de jóvenes rudos y poco instruídos, a fin de fundar escuelas para niños pobres.

En aquella época, sólo algunas personas vivían con lujo, mientras la gran mayoría vivía en condiciones de extrema pobreza: los campesinos en las aldeas y los trabajadores miserables en las ciudades. Sólo un número reducido podía enviar a sus hijos a la escuela. La mayoría de los niños tenían pocas posibilidades de futuro. Conmovido por la situación de estos pobres que parecían «tan alejados de la salvación» en una u otra situación, tomó la decisión de poner todos sus talentos al servicio de esos niños, «a menudo abandonados a sí mismos y sin educación».

Para ser más eficaz, abandonó su casa familiar y se fue a vivir con los maestros, renunció a su canonjía y su fortuna y a continuación, organizó la comunidad que hoy llamamos Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Su empresa se encontró con la oposición de las autoridades eclesiásticas que no deseaban la creación de una nueva forma de vida religiosa, una comunidad de laicos consagrados ocupándose de las escuelas «juntos y por asociación». Los estamentos educativos de aquel tiempo quedaron perturbados por sus métodos innovadores y su absoluto deseo de gratuidad para todos, totalmente indiferente al hecho de saber si los padres podían pagar o no.

A pesar de todo, De La Salle y sus Hermanos lograron con éxito crear una red de escuelas de calidad, caracterizada por el uso de la lengua vernácula, los grupos de alumnos reunidos por niveles y resultados, la formación religiosa basada en temas originales, preparada por maestros con una vocación religiosa y misionera a la vez y por la implicación de los padres en la educación. Además, de La Salle fue innovador al proponer programas para la formación de maestros seglares, cursos dominicales para jóvenes trabajadores y una de las primeras instituciones para la reinserción de «delincuentes».

Extenuado por una vida cargada de austeridades y trabajos, falleció  en San Yon, cerca de Rouen, en 1719, sólo unas semanas antes de cumplir 68 años.

Juan Bautista de La Salle fue el primero que organizó centros de formación de maestros, escuelas de aprendizaje para delincuentes, escuelas técnicas, escuelas secundarias de idiomas modernos, artes y ciencias. Su obra se extendió rapidísimamente en Francia, y después de su muerte, por todo el mundo.

En 1900, Juan Bautista de La Salle fue declarado Santo. En 1950, a causa de su vida y sus escritos inspirados, recibió el título de Santo Patrono de los que trabajan en el ámbito de la educación. Juan Bautista mostró cómo se debe enseñar y tratar a los jóvenes, cómo enfrentarse a las deficiencias y debilidades con compasión, cómo ayudar, curar y fortalecer. Hoy, las escuelas lasalianas existen en 79 países del mundo.

Nacido en Reims, Francia, el 30 de abril de 1651

Ordenado sacerdote el 9 de abril de 1678

Fallecido el 7 de abril de 1719

Beatificado el 19 de febrero de 1888

Canonizado el 24 de mayo de 1900

Proclamado Patrono de los Educadores Cristianos el 15 de mayo de 1950


Un busto de San Juan Bautista de la Salle  está emplazado en la plaza Rodríguez Peña, cerca de la esquina de la  calle homónima y Paraguay, prácticamente enfrente de la sede del Ministerio de Educación. La foto es de 2016.

Cerramos esta entrada con el escudo familiar del santo. Tomamos la foto del escudo también en 2016; se encuentra en el piso del vestíbulo del Colegio La Salle de la ciudad de Buenos Aires. Para conocer el significado del escudo, invitamos a visitar nuestro Blog Heráldica en la Argentina.

5 de abril de 2025

5 de abril: San Vicente Ferrer

5 de abril en el Martirologio: «San Vicente Ferrer, presbítero de la Orden de Predicadores, de origen español, que recorrió incansablemente ciudades y caminos de Occidente en favor de la paz y la unidad de la Iglesia, predicando a pueblos innumerables el Evangelio de la penitencia y la venida del Señor, hasta que en Vannes, lugar de Bretaña Menor, entregó su espíritu a Dios».


Vicente Ferrer nació en Valencia el 23 de enero de 1350 y murió el 5 de abril de 1419. Perteneció a la orden de Santo Domingo y fue taumaturgo, predicador y filósofo. Sus viajes de predicación  hicieron que fuera conocido y apreciado por la población de varias regiones de Europa. Fue canonizado rápidamente, en 1455, y se convirtió en el patrono principal de la ciudad de Valencia.

Señalaremos los tres elementos más característicos de la iconografía de San Vicente Ferrer, presentes en la imagen que hoy compartimos:

1.    Trompeta: San Vicente Ferrer es conocido popularmente por ser un gran predicador; de ahí que la trompeta esté presente en la mayoría de sus imágenes. Su  voz potente y enérgica se asemejaba  al sonido de ese instrumento. Pero sobre todo su predicación puede ser comparada con la melodía de una trompeta, capaz de penetrar en los oídos más apáticos, provocando en ellos el gozo por el anuncio o el terror por la denuncia. La trompeta también lo identifica con los siete ángeles apocalípticos, como veremos.
2.    Mano: El gesto más característico de San Vicente Ferrer es su mano derecha alzada señalando con el dedo índice hacia arriba. Este es un gesto expresivo, que hace cualquier orador en un discurso, para subrayar alguna frase o expresión. San Vicente señala el cielo porque ese es nuestro destino final: allí nos espera Dios. También se cree que con este gesto el santo realizaba milagros.
 3.    Alas: San Vicente se compara con uno de los siete ángeles del Apocalipsis, cuyas trompetas sonaban anunciando signos y portentos. Es por eso que algunas imágenes del santo lo representan con alas, como si fuese realmente un ángel o el Ángel del Apocalipsis”.
 

Las fotos fueron tomadas en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, en dos ocasiones distintas.

4 de abril de 2025

4 de abril: San Benito de Palermo


El Martirologio Romano registra hoy el tránsito -en Palermo, ciudad de Sicilia-, de 
«San Benito Massarari, denominado el «Negro» por el color de su piel. Fue primero eremita, y entró después en la Orden de los Hermanos Menores. Se mostró siempre humilde en todo y lleno de fe en la divina Providencia»

Benito nació hacia 1526 en un pueblito cerca de Messina, en Sicilia. Sus padres habían nacido en África y eran esclavos de un rico propietario, cuyo apellido adoptaron, conforme la costumbre de la época. Su amo les había prometido la libertad de Benito, que era el hijo mayor. 

Ya de niño, por su piedad y amabilidad, Benito era llamado «il moro santo» (el negro santo),  apodo que conservó toda su vida. 

Cuando contaba alrededor de 21 años, Benito vendió sus escasas posesiones y fue a reunirse con un grupo de ermitaños que procuraban imitar a San Francisco. Los ermitaños cambiaron varias veces de residencia y finalmente se establecieron en Montepellegrino, cerca de Palermo.  Benito llegó a ser superior de la comunidad.

Cuando Benito tenía más o menos 38  años, el Papa ordenó a los ermitaños que se dispersasen o se uniesen a alguna de las órdenes religiosas ya existentes. Por ese motivo, Benito entró como hermano lego en el convento franciscano de Santa María, cerca de Palermo. 

En 1578, los Frailes Menores de la Observancia decidieron transformar el convento de Santa María en un monasterio reformado, y eligieron superior a Benito, quien -pese a ser lego y no saber leer ni escribir- ejerció el cargo de un modo excepcional. Pronto se divulgó por toda Sicilia la fama de su santidad. Más tarde, Benito fue nombrado vicario del convento y maestro de novicios, cargos en que también se distinguió.   Sin embargo, fue para él una alegría que sus superiores lo relevaran del cargo y lo enviaran de nuevo a la cocina, su primer destino. Sus últimos años, sin perder la austeridad que lo caracterizaba, estuvieron signados por las numerosas visitas que recibía: pobres, enfermos, atribulados...



San Benito murió en 1589, a los 63 años. Fue beatificado en 1743 y canonizado en 1807.  Su nombre dio denominación a uno de los principales barrios porteños.

La imagen que vemos se venera en la Basílica del Pilar.

2 de abril de 2025

2 de abril: San Francisco de Paula

En 2019 visitamos el Museo de Arte Sacro de San Miguel de Tucumán y, entre otras muchas, tomamos allí las siguientes fotografías:



En "Los santos del Calendario Romano" aparece esta breve biografía:

«Francisco, nacido en Paula, Calabria (que en aquel tiempo pertenecía al reino de Nápoles), en 1416, después de un voto hecho por sus padres a Francisco de Asís, vistió a los trece años el hábito franciscano, y luego, dos años más tarde, se retiró a la vida eremítica. En torno suyo se reunieron algunos discípulos, que compartieron su rigor ascético y constituyeron (en 1452) la Orden de los Ermitaños de San Francisco de Asís, llamados también Mínimos. Por orden del papa Sixto IV, que había hecho investigar la verdad de los milagros y de los dones extraordinarios que Dios le otorgaba, Francisco fue a Francia para asistir al rey Luis XI, preparándolo para la muerte (1483); y, después de su muerte, asumió la dirección espiritual del hijo, Carlos VIII, continuando sus servicios también con Luis XII. Pasó quince años en Francia y fundó numerosos conventos. Murió serenamente el 2 de abril (era un viernes santo) de 1507, en Plessis-lés-Tours. Fue canonizado en 1519. En el calendario actual es una memoria facultativa (1969)».


Oración colecta

Dios nuestro, recompensa de los humildes

que has elevado a San Francisco de Paula

a la gloria de tus santos,

concédenos, por sus méritos y ejemplos,

alcanzar los premios prometidos

a los humildes de corazón.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo

que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo

y es Dios, por los siglos de los siglos.