San Juan de la Cruz, junto a Santa Teresa, a los pies de la Virgen del Carmelo. Vitral en la iglesia de Nuestra Señora del Carmelo (Marcelo T. de Alvear y Pueyrredón).
Transcribimos algunos fragmentos del libro "Los Santos del Calendario Romano", de Enzo Lodi.
"La memoria obligatoria de San Juan de la Cruz, muerto en el convento de Úbeda (Jaén) el 14 de diciembre de 1591, canonizado en 1726 y proclamado doctor de la Iglesia en 1926, celebra al doctor clásico de la teología mística
Juan de Yepes, nacido en Fontiveros en 1542 de noble familia venida a menos, recibió la formación intelectual en el colegio de los jesuitas mientras prestaba servicio de enfermero en un hospital. Después de haber aprendido varios oficios sin éxito (pintura, dibujo, escultura, etc.), pudo abrazar por fin la vida religiosa: primero (1563) con los hermanos carmelitas de la Virgen en Medina del Campo, que lo enviaron a completar sus estudios a la universidad de Salamanca; después, tras renunciar al propósito de hacerse cartujo (...), entró en la Orden carmelitana. Fue conquistado por la reforma del Carmelo, con una vuelta a la regla primitiva, redactada hacia 1209 y atenuada en 1431. Con el nombre de Juan de la Cruz (antes se llamaba Juan de San Matías), en 1568 comenzó con dos compañeros en Duruelo; posteriormente en otros conventos: Mancera, Pastrana (como maestro de novicios), y en el colegio universitario de Alcalá durante dieciséis meses. Desde 1572 a 1577 fue confesor de las carmelitas del convento de la Encarnación en Ávila, donde Teresa de Jesús lo había presentado como "un padre que es un santo".
En 1575 un capítulo general de los carmelitas, en Piacenza, emitió un severo juicio contra la acción de los reformadores de la regla de Castilla, por considerarlos "rebeldes, desobedientes y contumaces". Juan fue conducido en 1577 a Toledo para ser encerrado en una celda por nueve meses, durante los cuales sufrió penas físicas y morales hasta la angustia mística del Getsemaní, describiendo sus experiencias místicas en las primeras estrofas del Cántico espiritual. Por intervención de la Virgen pudo huir y refugiarse entre las carmelitas (...). Después fue a Andalucía, donde pasó el resto de sus días, primero como superior y fundador del convento de Baeza (1579), donde empezó a redactar su doctrina (Subida del monte Carmelo y Noche oscura); más tarde como prior en Granada (1582), donde ultimó el Cántico espiritual y la Llama de amor viva. (...)
En 1588 fue nombrado prior de Segovia; pero después de haber pedido al Señor ser menospreciado y tenido en nada, fue marginado por el capitulo general de Madrid de 1591, hasta ser humillado y pisoteado. En la opción que se le ofreció entre dos conventos, prefirió a Baeza (al que amaba) al de Úbeda, que le era hostil; y en 1591, de septiembre a diciembre, soportó las últimas penas físicas con gran amor, rechazando todo alivio. Mientras se recitaba la recomendación del alma solicitó que le leyeran el Cantar de los Cantares, y con el crucifijo en la mano, repitiendo las palabras de Cristo agonizante ("En tus manos...", Lc 23,46), expiró. Si fue el primer carmelita descalzo cronológicamente, no fue nunca el primero jerárquicamente en la reforma. No llegó a ser provincial ni vicario general; su misión en ella fue la de maestro y padre".
"Señor, que inspiraste a San Juan un total renunciamiento de sí mismo y un extraotrdinario amor a la cruz: concédenos que, tratando constantemehte de imitarlo, alcancemos la eterna contemplación de tu gloria". (Oración Colecta de la Memoria de San Juan de la Cruz, según el Misal Romano de la Conferencia Episcopal Argentina de 1981).
Próxima entrada: 18 de diciembre, "La Expectación del Parto" de la Virgen
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