29 de enero de 2018

29 de enero: San José Freinademetz


«"Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes" (Mc 16, 20). Así concluye su evangelio el evangelista san Marcos. Y luego añade que el Señor no deja de acompañar la actividad de los Apóstoles con el poder de sus prodigios. De esas palabras de Jesús se hacen eco estas, llenas de fe, de San José Freinademetz:  "No considero la vida misionera como un sacrificio que ofrezco a Dios, sino como la mayor gracia que Dios habría podido darme". Con la tenacidad típica de la gente de montaña, este generoso "testigo del amor" se entregó a sí mismo a las poblaciones chinas de la región meridional de Shandong. Abrazó por amor y con amor su condición de vida, según el consejo que él mismo daba a sus misioneros:  "El trabajo misionero es vano si no se ama y no se es amado". Este santo, modelo ejemplar de inculturación evangélica, imitó a Jesús, que salvó a los hombres compartiendo hasta el fondo su existencia».

Son palabras de San Juan Pablo II en la canonización de San José Freinademetz, el 5 de octubre de 2003. 

El santo al que hoy recordamos, nacido en 1852 en un pueblito de los Alpes, siendo ya sacerdote ingresó en la naciente Congregación del Verbo Divino, y fue el primer misionero enviado a China por esa congregación religiosa. En aquella lejana nación predicó el Evangelio con la palabras y el ejemplo hasta su muerte, en enero de 1908.  

La imagen del santo que ilustra esta entrada se exhibe en la Casa Stella Maris, de la misma congregación, ubicada en Entre Ríos. 


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