El Martirologio trae hoy la Memoria de San Mesrob «doctor de la Iglesia armenia», nacido hacia 361 (otras fuentes señalan 345) y muerto en 440 ó 441.
«En Armenia, San Mesrob, doctor de los armenios, el cual, siendo discípulo de San Narsete y escriba en el palacio real, se hizo monje. Inventó los signos del alfabeto para que el pueblo fuese instruido en las Sagradas Escrituras, tradujo al armenio los dos testamentos y compuso himnos y cánticos».
Las imágenes de esta entrada las obtuve durante una visita al templo dedicado a San Gregorio Iluminador, de la Iglesia Apostólica Armenia.
Según la tradición, la primera proclamación del Evangelio en Armenia la llevaron a cabo los apóstoles San Bartolomé y San Judas Tadeo, quienes están muy presentes en el templo que mencionamos, como tendremos ocasión de verlo a lo largo de este año.
Más tarde, Armenia fue cristianizada gracias a San Gregorio el Iluminador, quien, con el apoyo del rey Tirídates III, hizo proclamar al cristianismo como religión oficial del estado en 301. Al respecto dice San Juan Pablo II: «La conversión de Armenia, que tuvo lugar en los albores del siglo IV y que tradicionalmente se sitúa en el año 301», dio a los armenios «la conciencia de ser el primer pueblo oficialmente cristiano, mucho antes de que el cristianismo fuera reconocido como religión propia del imperio romano».
A comienzos del siglo siguiente aparece -con la creación del alfabeto armenio- la figura de San Mesrob, a quien celebramos hoy. Del libro "Armenia a través de sus poetas", de Jorge Sarafian, tomamos los datos de su biografía, que transcribimos abajo, omitiendo sólo un par de detalles menores:
Las imágenes de esta entrada las obtuve durante una visita al templo dedicado a San Gregorio Iluminador, de la Iglesia Apostólica Armenia.
Según la tradición, la primera proclamación del Evangelio en Armenia la llevaron a cabo los apóstoles San Bartolomé y San Judas Tadeo, quienes están muy presentes en el templo que mencionamos, como tendremos ocasión de verlo a lo largo de este año.
Más tarde, Armenia fue cristianizada gracias a San Gregorio el Iluminador, quien, con el apoyo del rey Tirídates III, hizo proclamar al cristianismo como religión oficial del estado en 301. Al respecto dice San Juan Pablo II: «La conversión de Armenia, que tuvo lugar en los albores del siglo IV y que tradicionalmente se sitúa en el año 301», dio a los armenios «la conciencia de ser el primer pueblo oficialmente cristiano, mucho antes de que el cristianismo fuera reconocido como religión propia del imperio romano».
«En su juventud fue encargado de la redacción de los decretos reales en la corte del rey Josrov, como conocedor de varios idiomas extranjeros. Luego abrazó el estado religioso y fue célebre tanto por su sabiduría como [por] su vida virtuosa, austera y ejemplar.Hasta esa época, solamente las escrituras persa, griega y asiria eran utilizadas en Armenia. Mesrob tuvo la idea genial, con la ayuda del rey Vramshabuh y el patriarca Sahag Bartev, de crear en el 406 un alfabeto armenio y una literatura que tuvieron decisiva importancia para el destino histórico de Armenia.Evangelizador activo y enérgico, (...) fue particularmente célebre por sus esfuerzos en suprimir los restos de las costumbres y ritos pagamos.Se lo considera el autor de un libro ritual (Mashdots). Participó también en la mayor parte de las traducciones efectuadas después de la invención del alfabeto armenio.Murió en Vagharshabat (...)».
San Mesrob (derecha) junto a Sahag Bartev, "los colosos inmortales de las letras armenias" |
Dada la complejidad de la transliteración del armenio al español, hay que aclarar que el rey Josrov es llamado también (y más comúnmente) Cosroes, y que Sahag Bartev es también conocido como San Isaac de Armenia o Isaac el Parto (Sahak Parthev), a causa de su origen. Estas diferencias en el modo de mencionar a personas y lugares armenios son muy comunes.
Del mismo libro citado, en traducción de Jorge Sarafian, transcribimos a continuación el fragmento inicial de la poesía "Ante ti", de San Mesrob Mashdots:
Me arrodillo ante ti
e imploro perdón por mis pecados;
no dejes de atender mis ruegos, Padre.
Clamo como el recaudador
y dejo correr mis lágrimas ante ti, como la pecadora;
no dejes de atender mis ruegos, Padre.
Me derrotó el enemigo invisible
y me hirió la flecha oculta del calumniador;
no dejes de atender mis ruegos, Padre.
***
Próxima entrada: 22 de febrero (Cátedra de San Pedro)
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