Un hermoso vitral, en la Basílica de Nuestra Señora de Luján, honra a Santa Catalina de Alejandría.
Del "Misal Romano Diario y Devocionario" del padre Natalio Díaz, publicado en 1957, tomamos esta nota hagiográfica:
«Natural de Alejandría (Egipto), empleó los primeros años de su vida en el estudio de las letras sagradas y profanas; a los diez y ocho años descollaba por sus conocimientos filosóficos y por sus estudios profundos sobre la religión cristiana, y como estaba dotada de excelente ingenio, llegó a ser un prodigio de sabiduría. Habiendo publicado Maximino un edicto contra los cristianos, presentóse ante el emperador para echarle en cara su crueldad, el cual le preguntó quién era, y ella le respondió: "Quién soy yo, es bien sabido en toda la ciudad de Alejandría: llámome Catalina, y mi casa es de las más ilustres del país. Me he dedicado toda la vida al conocimiento de la verdad; cuanto más estudiaba, más iba descubriendo la vanidad de los ídolos que adoras. Mi gloria y mis riquezas consisten en ser cristiana y esposa de Jesucristo. Todo mi deseo es que tú y tu imperio le conozca, renunciando a las supersticiones en que os habéis criado: esto me dió aliento para presentarme, sin otro fin que el de hacerte una representación tan humilde como importante". No considerándose el emperador con suficiente caudal para contestar a la doncella filósofa, mandó convocar cincuenta filósofos paganos de los más nombrados. Disputó con todos y convirtió a la fe a muchos; por lo cual, después de varios tormentos, entre ellos fué atada a una rueda con cuchillas, la decapitaron. Es celestial patrona de los filósofos y los abogados».

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