9 de junio de 2017

9 de junio: Beata Ana María Taigi


La imagen que vemos a la izquierda es en realidad, como puede notarse, una composición entre dos fotos (tomadas el mismo día) en la iglesia de la Santísima Trinidad.  Una de las fotos es de la imagen completa; la otra, superpuesta a la anterior, de su base. A causa de la diferencia de luz, en la primera foto no se veía el nombre de la persona representada.

Se trata de la  Beata Ana María Taigi, "madre de familia y terciaria trinitaria", como dice la placa, cuya Memoria litúrgica se celebra hoy. 

La elogia el Martirologio diciendo: "En Roma, beata Ana María Taigi, madre de familia, que, víctima de la violencia de su marido, cuidó de él y de sus siete hijos, educándolos convenientemente, y se distinguió, además, por su atención a las necesidades espirituales y materiales de los pobres y de los enfermos".

Ana María Gianetti, nacida en Siena, vivió en Roma desde muy joven. En su adolescencia trabajó como sirvienta en el palacio Maccarini, donde conoció al joven Domingo Taigi, con quien se casó en 1789; tuvieron siete hijos.

Tocada por la gracia de Dios, se dedicó a una vida de intensa piedad y mortificación, sin descuidar ni un instante sus deberes de esposa y madre. Su esposo era  un hombre simple, de escasas luces, que la trataba mal en ocasiones. Sin embargo, precisamente por eso, es valioso su testimonio sobre la abnegación y la precisión con que Ana María cumplía los deberes del hogar: «Con frecuencia sucedía que, al regresar a casa, me la encontraba llena de gente desconocida. Pero en cuanto Ana me veía, dejaba a cualquiera, ya fuese una gran señora o tal vez un prelado el que estuviese con ella, se levantaba y acudía a atenderme con el afecto y la solicitud de siempre. Se podía ver que lo hacía con todo el corazón; se habría arrodillado en el suelo a quitarme los zapatos, si yo se lo hubiese permitido. En resumidas cuentas, aquella mujer era una felicidad para mí y un consuelo para todos... Con su maravilloso tacto, era capaz de mantener una paz celestial en el hogar, a pesar de que éramos muchos, de muy distinto temperamento y había toda clase de problemas, sobre todo cuando Camilo, mi hijo mayor, se quedó a vivir con nosotros durante los primeros tiempos de su matrimonio. Mi nuera era una mujer que se complacía en crear la discordia y se empeñaba en desempeñar el papel de ama de casa para molestar a Ana; pero aquella alma de Dios sabía cómo mantener a cada cual en el puesto que le correspondía y lo hacía de una manera tan gentil, tan suave, que no la puedo describir. A veces llegaba yo a la casa cansado, de mal humor y hasta enojado, pero ella siempre se las arreglaba para aplacarme y hacerme alegre la existencia».  


La casa de Ana María Tiagi pronto se convirtió en un centro, diríamos hoy, de evangelización y promoción humana; allí acudían incluso personajes encumbrados para oír a Ana María y pedir su consejo. Surgió en torno Ana María la fama de milagros y experiencias místicas. Fue terciaria trinitaria, como lo indica la placa que vemos en la foto: ello explica la presencia de esa imagen en la iglesia porteña dedicada a la Santísima Trinidad.


Fuentes: "Todos los santos - Santos y beatos del Martirologio Romano" de José Luis Repetto Betes (BAC, 2007); sitio web "El Testigo Fiel" (de donde transcribimos el testimonio de Domingo Taigi).

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