El párroco de una de las iglesias que visité a fin de recopilar material para este blog se mostró muy interesado en el emprendimiento y sugirió que no estaría mal hacer un relevamiento completo de todas las imágenes sagradas que se exhiben en los templos de Buenos Aires, para cumplir dos propósitos complementarios: conocer qué santos son venerados en cada iglesia, y en qué iglesia se venera a determinado santo.
Aclaro desde ya que sería un trabajo ímprobo, que excede las posibilidades e intenciones de esta sencilla bitácora virtual; pero no hay dudas de que, al menos parcialmente, nuestro blog viene a cumplir aquellos objetivos...
Toda esta introducción viene a cuento porque, mientras hay santos -además de la Virgen María- que están presentes en prácticamente todos los templos (San José, San Antonio...) hay otros -normalmente los vinculados específicamente con familias religiosas- que sólo pueden ser encontrados en algún lugar determinado. Este es el caso de San Cayetano Errico, cuya memoria celebramos hoy.
Al fundador de los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y María se lo venera en el templo dedicado a Nuestra Señora de los Dolores; esa parroquia de Caballito está a cargo, justamente, de la mencionada congregación religiosa.
Cayetano Errico nació en 1791 cerca de Nápoles. A los 16 años ingresó en el seminario de esa ciudad. En 1815 recibió la ordenación sacerdotal en la catedral local, y fue enseguida destinado a ser maestro y a trabajar en la parroquia de San Cosme y San Damián, donde él mismo había sido bautizado.
En 1818 tuvo lugar un hecho que marcará su vida: mientras Cayetano rezaba, se le apareció San Alfonso para comunicarle que Dios quería que fundara una congregación religiosa y que edificara una iglesia en honor de la Virgen Dolorosa en Secondigliano, su aldea natal. Tras no pocas dificultades, el templo quedó inaugurado en 1830; a continuación Cayetano le encargó a un escultor napolitano una estatua de madera de la Virgen Dolorosa, y supervisó personalmente la obra hasta quedar plenamente conforme con el rostro confeccionado por el artista.
Restaba el segundo y más importante encargo: la fundación de una congregación religiosa, que, por inspiración divina, Cayetano consagró a los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Junto al templo, construyó primero una pequeña casa adonde él mismo se mudó en 1833 (hecho considerado fundacional); luego la amplió para los misioneros que se incorporaran a la nueva familia religiosa. La congregación recibió reconocimiento oficial del Rey de Italia en 1839, y aprobación papal en 1846 (el Breve Apostólico lleva la fecha del 15 de septiembre, Memoria de la Virgen Dolorosa). Cayetano fue elegido unánimemente como Superior General de la nueva congregación, a la que se dedicó incansablemente hasta su muerte, el 29 de octubre de 1860.
Fue beatificado por San Juan Pablo II el 14 de abril de 2002, en la misma celebración en que lo fueron Artémides Zatti y María del Tránsito de Jesús Sacramentado. Fue canonizado por Benedicto XVI el 12 de octubre de 2008.
Prefacio propio
(tomado de la página oficial de los Misioneros de los Sagrados Corazones, en traducción propia del original italiano)
(tomado de la página oficial de los Misioneros de los Sagrados Corazones, en traducción propia del original italiano)
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Jesucristo, Señor nuestro.
Tú has elegido a San Cayetano Errico,
y lo has constituido en apóstol de tu amor.
Conformado al corazón misericordioso de tu Hijo
y animado por el afecto filial por la Virgen María,
anunció a todos el Evangelio del perdón
y trabajó incansablemente por el bien de tu pueblo.
Su gran ejemplo y su fraterna intercesión
nos sostienen en el camino de la vida
para que se cumpla en nosotros tu misterio de salvación.
Y nosotros,
unidos con los ángeles y los santos,
cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
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