25 de diciembre de 2024

25 de diciembre: Nuestra Señora de Belén

Nuestra Señora de Belén es una «advocación mariana que está muy extendida en los países hispánicos. Esta advocación se relaciona con el nacimiento de Jesús», como ocurre con otras como la Virgen de la Expectación, la Virgen de la Leche, etc...

«El calendario mariano celebra la fiesta de la "Virgen de Belén" el mismo día de la Natividad de Nuestro Señor, el 25 de diciembre».

«En España está extendida esta advocación de manera especial por el Sur de la península», quizás porque según la tradición, Osio, obispo de Córdoba, al regreso del Concilio de Nicea (primera mitad del siglo IV) llevó consigo «una imagen mariana que recordaba el nacimiento de Jesús en Belén. Así se estableció en Córdoba esta devoción».

«Más tarde en el siglo XIV se encontró en la misma ciudad una pintura de Nuestra Señora de Belén, que llegaría a ocupar, pasados los años, el lugar de honor de la capilla del eremitario, como Patrona de las Ermitas de Córdoba.

En el contexto de la reconquista y más tarde en la evangelización de América, Nuestra Señora de Belén pasó a convertirse en una de las imágenes más difundidas por las órdenes religiosas de predicadores.

Muchas de las imágenes de la "Virgen de Belén" se propagaron gracias a la influencia franciscana, pues, el Misterio de la Navidad se ha celebrado especialmente desde que los franciscanos difundieron su culto».

Los párrafos entrecomillados proceden del sitio  Catholic.net.

La imagen que ilustra esta entrada se venera en la iglesia de San Juan Bautista.

23 de diciembre de 2024

Adviento: 23 de diciembre

Antífonas "O"


23 de diciembre


 O Emmanuel, Rex et legifer noster,

exspectatio Gentium, et Salvator earum:

veni ad salvandum nos, Domine, Deus noster.



Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro,

esperanza de las naciones 

y salvador de los pueblos:

¡ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro!

22 de diciembre de 2024

Adviento: 22 de diciembre

Antífonas "O"


 22 de diciembre


O Rex Gentium, et desideratus earum,

lapisque angularis, qui facis utraque unum:

veni, et salva hominem,

quem de limo formasti.

Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,

Piedra angular de la Iglesia, 

que haces de dos pueblos uno solo:

¡ven y salva al hombre,

que formaste del barro de la tierra!


21 de diciembre de 2024

Adviento: 21 de diciembre

Antífonas "O" 


21 de diciembre


O Oriens,

splendor lucis aeternae, et sol Iustitiae:

veni, et illumina sedentes in tenebris, 

et umbra mortis.



Oh Oriente,

esplendor de la luz eterna y sol de justicia:

¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas 

y en sombras de muerte!

20 de diciembre de 2024

Adviento: 20 de diciembre

Antífonas "O"


20 de diciembre


 O Clavis David, et sceptrum domus Israel;

qui aperis, et nemo claudit;

claudis, et nemo aperit:

veni, et educ vinctum de domo carceris,

sedentem in tenebris, et umbra mortis.


Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel,

que abres y nadie puede cerrar,

cierras y nadie puede abrir:

¡ven y libra a los cautivos

que viven en tinieblas y en sombra de muerte!

19 de diciembre de 2024

Adviento: 19 de diciembre

Antífonas "O"


19 de diciembre

 

O Radix Iesse, qui stas in signum populorum,

super quem continebunt reges os suum,

quem Gentes deprecabuntur:

veni ad liberandum nos, iam noli tardare.



Oh Raíz de Jesé, 

que te alzas como un signo para los pueblos;

ante quien los reyes enmudecen,

y cuyo auxilio imploran las naciones:

¡ven a librarnos, no tardes más!

18 de diciembre de 2024

Adviento: 18 de diciembre

Antífonas "O"


18 de diciembre


O Adonai, et Dux domus Israel,

qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti,

et ei in Sina legem dedisti:

veni ad redimendum nos in brachio extento.



Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,

que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente

y en el Sinaí le diste tu ley:

ven a librarnos con el poder de tu brazo.

17 de diciembre de 2024

Adviento: 17 de diciembre

Del 17 al 23 de diciembre, es decir, en los últimos días del Adviento, con el Magnificat del Oficio de Vísperas  se rezan las antífonas «O». Son siete llamados al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y también son una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, lo espera la Iglesia en los días que preceden a la Solemnidad del Nacimiento del Salvador.

Se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», es decir «Oh». También se llaman «antífonas mayores».

Compuestas hacia los siglos VII u VIII, son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad. Se trata de breves oraciones dirigidas a Cristo, que condensan el espíritu del Adviento; todas empiezan por la exclamación «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento; todas  terminan con variantes de la misma súplica: «ven» ¹.

En cada uno de estos siete días, compartiremos la antífona correspondiente, junto con una imagen que, de una u otra manera, evoca la súplica expresada en ella. Las imágenes, como es norma en este blog, son fotos propias tomadas en templos argentinos o de los países limítrofes. 

Para los textos, usamos las versiones en castellano y latín publicadas en el sitio web de la Universidad Pontificia de México, en Liturgia Papal y sobre todo (porque en sus páginas conocimos las antífonas "O" hace más de 55 años) en el Misal Diario para América del padre Azcárate (Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 1946).


17 de diciembre


O Sapientia, quae ex ore Altissimi prodiisti,

attingens a fine usque ad finem,

fortiter suaviterque disponens omnia:

veni ad docendum nos viam prudentiae.

 



Oh Sabiduría, 

que brotaste de los labios del Altísimo,

abarcando del uno al otro confín,

y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:

ven y muéstranos el camino de la salvación.



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¹    Texto adaptado de la obra de José Laldazábal: "Enséñame tus caminos 1 - Adviento y Navidad día tras día - Comentarios al leccionario ferial" (Barcelona, CPL, 1996)

12 de diciembre de 2024

12 de diciembre: Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe

En el año 2019 tomamos  en la Catedral de San Miguel de Tucumán la foto que ilustra esta entrada:


En la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, nos complace compartir esta poesía del padre Enrique Portillo y Osio sj, escrita con motivo de la coronación pontificia de la sagrada imagen. Se titula Un Ayate, Unas Rosas, Una Imagen


 Un ayate... Unas rosas... Una imagen... 

¡y un prodigio de amor!


Sólo ofrece el ayate la rudeza

humilde de su burda contextura,

porque no tiene más... y en su pobreza

no ha soñado jamás con la hermosura.


Pero surgen las rosas, empapadas

en gotas de rocío: 

de tus manos brotadas,

tienen algo de cielo en su atavío.


Su lozana frescura se confunde

con las fibras; la tilma se estremece;

un suavísimo aroma se difunde,

¡y grabada tu imagen aparece!


Madre, mi corazón es otro ayate

tan tosco como aquel... ¡pero manchado!, 

porque en el ritmo que en sus fibras late,

se oye la sorda voz de mi pecado...


Repítase el milagro de Juan Diego:

¡Haz brotar en mi tilma desgarrada

las encarnadas rosas de tu fuego

y las de tu pureza inmaculada!


¡Fusiónese mi carne con  tus rosas,

quede con su fragancia enloquecida

y al calor de tus manos amorosas,

confúndase tu imagen con mi vida!


Otro ayate... Otras rosas... Otra imagen....

¡Repítase el milagro de tu  amor!

10 de diciembre de 2024

10 de diciembre: Nuestra Señora de Loreto

 

Durante una visita pastoral a Loreto en octubre de 2012, dijo el Papa Benedicto XVI:

«Aquí, en Loreto, tenemos la oportunidad de ponernos a la escuela de María, de aquella que ha sido proclamada «bienaventurada» porque «ha creído» (Lc 1, 45). Este santuario, construido en  torno a su casa terrenal, custodia la memoria del momento en el que el ángel del Señor vino a María con el gran anuncio de la Encarnación, y ella le dio su respuesta. Esta humilde morada es un testimonio concreto y tangible del suceso más grande de nuestra historia: la Encarnación; el Verbo se ha hecho carne, y María, la sierva del Señor, es el canal privilegiado a través del cual Dios ha venido a habitar entre nosotros (cf. Jn 1, 14). María ha ofrecido la propia carne, se ha puesto totalmente a disposición de la voluntad divina, convirtiéndose en «lugar» de su presencia, «lugar» en el que habita el Hijo de Dios. Aquí podemos evocar las palabras del salmo con las que Cristo, según la Carta a los Hebreos, ha iniciado su vida terrena diciendo al Padre: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo… Entonces yo dije: He aquí que vengo… para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad» (10, 5.7). María dice algo muy parecido al ángel que le revela el plan de Dios sobre ella: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). La voluntad de María coincide con la voluntad del Hijo en el único proyecto de amor del Padre y en ella se unen el cielo y la tierra, Dios creador y su criatura. Dios se hace hombre, María se hace «casa viviente» del Señor, templo donde habita el Altísimo. Hace cincuenta años, aquí en Loreto, el beato Juan XXIII invitaba a contemplar este misterio, «a reflexionar sobre aquella conjunción del cielo con la tierra que fue el objetivo de la Encarnación y de la Redención», y continuaba afirmando que el mismo Concilio tenía como objetivo concreto extender cada vez más el rayo bienhechor de la Encarnación y Redención de Cristo en todas las formas de la vida social (cf. AAS 54 [1962], 724). Ésta es una invitación que resuena hoy con particular fuerza. En la crisis actual, que afecta no sólo a la economía sino a varios sectores de la sociedad, la Encarnación del Hijo de Dios nos dice lo importante que es el hombre para Dios y Dios para el hombre. Sin Dios, el hombre termina por hacer prevalecer su propio egoísmo sobre la solidaridad y el amor, las cosas materiales sobre los valores, el tener sobre el ser. Es necesario volver a Dios para que el hombre vuelva a ser hombre. Con Dios no desaparece el horizonte de la esperanza incluso en los momentos difíciles, de crisis: la Encarnación nos dice que nunca estamos solos, Dios ha entrado en nuestra humanidad y nos acompaña.

Pero que Hijo de Dios habite en la «casa viviente», en el templo, que es María, nos lleva a otro pensamiento: donde Dios habita, reconocemos que todos estamos «en casa»; donde Cristo habita, sus hermanos y sus hermanas jamás son extraños».

Hermosa reflexión para celebrar la memoria de hoy, ilustrada con una bellísima imagen de la Virgen de Loreto en el templo porteño consagrado a Ella.

8 de diciembre de 2024

8 de diciembre: Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Por especial concesión de la Santa Sede, en la Argentina, como en otras naciones de Hispanomérica, hoy la Solemnidad de la Inmaculada Concepción prevalece sobre el Segundo Domingo de Adviento.

Se cumplen además 170 años de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción: 

Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles 

(Pío IX, Bula Ineffabilis, 1854; DS, 2.803)


Nos complace compartir en esta ocasión una estampita de nuestra colección, que es, además, un pequeño pero valioso documento histórico que tiene 120 años. Se trata de un recuerdo de una celebración que tuvo lugar en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, de Buenos Aires, en el cincuentenario de la proclamación del dogma, es decir, en 1904. La misma estampa ofrece otros datos:


(La parroquia de Guadalupe era también llamada entonces "Las Heras" en alusión a la circunscripción civil; este uso desapareció poco después, ya que en ese mismo mes y año el Arzobispo de Buenos Aires, durante una visita canónica, determinó que «en todos los actos parroquiales se pondrá en el sello: "parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe" (...) y se acostumbrará al pueblo a llamarla así»).



Al dorso de la estampa, una oración a la Virgen Inmaculada compuesta por el papa entonces reinante, San Pío X. (Nótese que tanto en el frente como en el dorso se usa la palabra "imaculada": no sabemos si se trata de un error o era el uso lingüístico entonces). La plegaria alude expresamente al jubileo de la proclamación del dogma mariano


7 de diciembre de 2024

7 de diciembre: San Ambrosio

 


Es pura casualidad, pero desde el nacimiento de este blog, hemos dedicado cada 7 de diciembre, en los años pares (salvo en 2020) a la figura del gran Obispo de Milán. Pueden verse las entradas de 2016, 2018 y 2022. Seguiremos hoy la involuntaria tradición.

La imagen que vemos es un vitral de la Basílica de Luján. Lo acompañamos con un fragmento de una obra de San Ambrosio


Medita y habla las palabras de Dios:

En todo momento tu corazón y tu boca deben meditar la sabiduría, y tu lengua proclamar la justicia, siempre debes llevar en el corazón la ley de tu Dios. Por esto te dice la Escritura: Hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado. Hablemos, pues, del Señor Jesús, porque él es la sabiduría, él es la palabra, y Palabra de Dios.

Porque también está escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. Por él anhela quien repite sus palabras y las medita en su interior. Hablemos siempre de él. Si hablamos de sabiduría, él es la sabiduría; si de virtud, él es la virtud; si de justicia, él es la justicia; si de paz, él es la paz; si de la verdad, de la vida, de la redención, él es todo esto.

Está escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. Tú ábrela, que él habla. En este sentido dijo el salmista: Voy a escuchar lo que dice el Señor, y el mismo Hijo de Dios dice: Abre tu boca y yo la saciaré. Pero no todos pueden percibir la sabiduría en toda su perfección, como Salomón o Daniel; a todos sin embargo se les infunde, según su capacidad, el espíritu de sabiduría, con tal de que tengan fe. Si crees, posees el espíritu de sabiduría.

Por esto, medita y habla siempre las cosas de Dios, estando en casa. Por la palabra casa podemos entender la iglesia o, también, nuestro interior, de modo que hablemos en nuestro interior con nosotros mismos. Habla con prudencia, para evitar el pecado, no sea que caigas por tu mucho hablar. Habla en tu interior contigo mismo como quien juzga. Habla cuando vayas de camino, para que nunca dejes de hacerlo. Hablas por el camino si hablas en Cristo, porque Cristo es el camino. Por el camino, háblate a ti mismo, habla a Cristo. Atiende cómo tienes que hablarle: Quiero -dice- que los hombres oren en todo lugar levantando al cielo las manos purificadas, limpias de ira y de altercados. Habla, oh hombre, cuando te acuestes, no sea que te sorprenda el sueño de la muerte. Atiende cómo debes hablar al acostarte: No daré sueño a mis ojos, ni reposo a mis párpados, hasta que encuentre un lugar para el Señor, una morada para el Fuerte de Jacob. Cuando te levantes, habla también de él, y cumplirás así lo que se te manda. Fíjate cómo te despierta Cristo. Tu alma dice: Oigo a mi amado que me llama, y Cristo responde: Ábreme, amada mía. Ahora ve cómo despiertas tú a Cristo. El alma dice: ¡Muchachas de Jerusalén, os conjuro a que no vayáis a molestar, a que no despertéis al amor! El amor es Cristo.


(Comentario sobre los salmos, 36, 65-66; Liturgia de las Horas)

1 de diciembre de 2024

Domingo I de Adviento

¡Feliz Año Nuevo! Hoy damos comienzo a un nuevo Año Litúrgico para alabanza de  nuestro Señor Jesucristo, el que era, el que es y el que viene. Al Señor del tiempo y de la historia, honor y  gloria por los siglos de los siglos.



En este nuevo año, seguiremos teniendo 13 entradas cada mes, e incluso 14 en alguna ocasión; es decir, globalmente, habrá más entradas en este Año Litúrgico que las que venimos publicando hasta ahora. Ello se debe a que en pocos días comienza el Año Santo 2025, y el Jubileo amerita un despliegue mayor que los años ordinarios.

El Año Litúrgico comienza con el tiempo de Adviento. Compartimos a continuación uno de los himnos propuestos para Laudes, junto con una imagen alegórica que hemos fotografiado hace casi seis años en la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes de Santos Lugares


Preparemos los caminos
-ya se acerca el Salvador-
y salgamos, peregrinos,
al encuentro del Señor.

Ven, Señor, a libertarnos,
ven, tu pueblo a redimir;
purifica nuestras vidas
y no tardes en venir.

El rocío de los cielos
sobre el mundo va a caer,
el Mesías prometido,
hecho niño, va a nacer.




De los montes la dulzura,
de los ríos leche y miel,
de la noche será aurora
la venida de Emmanuel.

Te esperamos anhelantes
y sabemos que vendrás;
deseamos ver tu rostro
y que vengas a reinar.

Consolaos y alegraos,
desterrados de Sión,
que ya viene, ya está cerca,
él es nuestra salvación.