La memoria de San Ambrosio, muerto en Milán en la noche de la Pascua del 4 al 5 de abril del 397, es celebrada en Roma, desde el siglo XI, en la fecha de su ordenación episcopal (7 de diciembre del 374). Desde el siglo XIII Ambrosio es celebrado como uno de los cuatro "Doctores Máximos" de la Iglesia latina, junto con Agustín, Jerónimo y Gregorio Magno.
En el texto a continuación, seguimos en líneas generales a Enzo Lodi en "Los santos del Calendario Romano":
«Nacido en Tréveris de familia romana cristiana hacia el 339 (su padre era prefecto del pretorio de la Galia), Ambrosio era romano de espíritu y por tradición; por eso al morir su padre volvió a Roma con su familia (...), donde estudió derecho y retórica». Como abogado, ocupó importantes cargos civiles en la estructura imperial, sobre todo en Milán.
«Cuando murió el obispo arriano Auxencio, intervino para impedir tumultos; pero fue aclamado improvisamente tras su discurso a favor de la paz. Así, de catecúmeno que era, ocho días más tarde fue bautizado e instruido por el presbítero Simpliciano y por último ordenado obispo (...). Por sus dotes personales, fue consejero de los emperadores Graciano (en Tréveris), Valentiniano II (en Sirmio) y (..) Teodosio I, sabiendo oponerse, empero, con la fuerza incluso, a la emperatriz filoarriana Justina. Reprendió ante el senado al emperador Teodosio, que en el año 390 había realizado una carnicería por venganza en Tesalónica, confirmando la libertad de la Iglesia frente al poder imperial y civil (...).
Fue apóstol de la caridad, reformador litúrgico (con sus himnos y sus sermones sacramentales como medio de catequesis), formador de almas (convirtió y bautizó a Agustín), promotor y defensor (...) de la virginidad (...), comentador de las Escrituras (especialmente de los textos del Antiguo Testamento y del evangelio de Lucas).
Dejó una huella indeleble en la Iglesia de Milán. Construyó también dos basílicas, añadidas las seis (o siete) ya existentes, y dio origen al que luego fue llamado rito ambrosiano». Su vida fue escrita por el diácono Paulino.
Las fotos que ilustran esta entrada corresponden a una pintura de la efigie del santo que decora las paredes de la iglesia de la Inmaculada Concepción de Belgrano.
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