31 de enero de 2025

31 de enero: San Juan Bosco

Honramos hoy a San Juan Bosco con una imagen que se venera en el templo consagrado a María Auxiliadora en Asunción del Paraguay.

Ello nos da ocasión para aludir a la obra salesiana en esa nación hermana.

En 1878, el Papa Pío IX pidió al Don Bosco que enviase sus misioneros al Paraguay para fundar una misión entre los indígenas del Chaco. 

El deseo del Papa pudo concretarse recién en 1896. Ese año llegaron al Paraguay cuatro salesianos que se establecieron en Asunción y desde allí recorrieron de norte a sur la ribera occidental del río Paraguay, establecieron contacto con los nativos y buscaron un lugar para establecer la futura misión.

Los salesianos paraguayos dependieron primero de la Inspectoría “San José” del Uruguay (1896 a 1946) y luego de la Inspectoría “Nuestra Señora del Rosario” del Norte Argentino (1946 a 1954). En 1954 fue creada la Inspectoría “Nuestra Señora de la Asunción”.

En 1917, el Obispo de Asunción, monseñor Sinforiano Bogarín, firmó un contrato con el Superior de los Salesianos, encargándoles la evangelización de todo el extenso Chaco Paraguayo. El 11 de marzo de 1948, el Papa Pío XII creó el Vicariato Apostólico del Chaco Paraguayo, dependiente de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, desgajándolo de la Diócesis de Concepción, de la que dependía desde 1931. Todos los Vicarios Apostólicos desde entonces han sido salesianos.

Además, la Obra de Don Bosco se extiende por otras varias localidades en el Paraguay y atiende más de una docena de instituciones educativas.



Todos estos datos nos permiten entender mejor el significado de la imagen de San Juan Bosco que hoy compartimos. El santo está acompañado por un indígena y por un niño que sostiene un texto que dice "Morir, mas no pecar". 

28 de enero de 2025

28 de enero: Santo Tomás de Aquino

Visitamos hoy, en la Memoria de Santo Tomás de Aquino, la antigua e histórica iglesia dedicada a Santa Catalina, ubicada en el centro porteño.



Un vitral -que fotografiamos desde el coro superior durante una visita guiada- muestra la imagen del Aquinate con hábito dominico, un sol en el pecho, una pluma y un libro en sus manos, e iluminado por el Espíritu Santo.


Completamos esta entrada con las LETANÍAS A SANTO TOMÁS DE AQUINO


Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad

Señor, ten piedad


Cristo, Sabiduría eterna e increada, óyenos

Cristo, Sabiduría creadora y encarnada, escúchanos


Dios Padre celestial, ten piedad

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad

Dios Espíritu Santo, ten piedad

Trinidad Santa, un solo Dios, ten piedad


Santa María, Sede de la Sabiduría,

Santa María, Maestra de los Doctores,


Todos los santos doctores de la Iglesia,

Santo Tomás de Aquino,        -ruega por nosotros

Doctor Angélico,

Doctor común,

Doctor de la humanidad,

Doctor esclarecido,

Doctor sapientísimo,

Doctor humildísimo,

Doctor fidelísimo,

Doctor egregio,

Doctor de doctores,

Doctor Eucarístico,

Perenne alabanza del Santísimo Sacramento,

Verdadero adorador de Dios Eucaristía,

Liturgo de las aulas celestes,

Ángel entre ángeles,

Suma de pureza angelical,

Suma de ciencia divina,

Suma de la más auténtica teología,

Preclaro discípulo de Cristo Maestro,

Incansable buscador de la Verdad,

Orgullo de los sacerdotes,

Modelo insuperable de teólogos,

Acervo universal de cultura,

Manantial de la sana doctrina,

Conculcador del error,

Destructor de la herejía,

Impugnador de falacias,

Desbaratador de planes satánicos,

Saeta certera contra el Enemigo,

Compendio celestial de sapiencia,

Rayo incontaminado del Sol sin ocaso,

Honra incomparable de la Orden de Predicadores,

Esclarecido hijo de santo Domingo,

Luz perenne que atraviesa los siglos,

Mina de oro para la Iglesia de todos los tiempos,

 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.


 Oración

Dios nuestro, que hiciste de Santo Tomás de Aquino

un modelo de santidad y de doctrina,

concédenos la gracia de comprender sus enseñanzas

e imitar sus ejemplos.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, 

que vive y reina contigo 

en la unidad del Espíritu Santo

y es Dios, por los siglos de los siglos.

26 de enero de 2025

Domingo III Durante el Año

En el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, la Iglesia celebra el “Domingo de la Palabra de Dios”.  

Lo instituyó el Papa Francisco I para hacer “crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura”.


En igual fecha litúrgica del año pasado tomamos esta foto en la Catedral de Formosa.

23 de enero de 2025

23 de enero: San Ildefonso

Hoy el Calendario Romano recuerda a San Ildefonso, Obispo de Toledo, de quien dice el Martirologio:

«En la ciudad de Toledo, en la Hispania Tarraconense, San Ildefonso, que fue monje y rector de su cenobio, y después elegido obispo. Autor fecundo de libros y de textos litúrgicos, se distinguió por su gran devoción hacia la Santísima Virgen María, Madre de Dios».

San Ildefonso es sin duda una de las mayores glorias de la Iglesia de España.

Era sobrino de San Eugenio, Arzobispo de Toledo.

A pesar de la oposición de su padre, Ildefonso se hizo monje a temprana edad, en un convento cerca de Toledo, del que más tarde fue abad. Fue ordenado diácono hacia el año 630. Asistió a los Concilios de Toledo celebrados en 653 y en 655. 

Fue elevado a la dignidad arzobispal hacia 657; gobernó la sede de Toledo poco más de nueve años, destacándose por su virtud y recta doctrina. 

Unificó la liturgia propia de España y  compuso himnos y formularios de algunas misas. 

Un rasgo muy característico de San Ildefonso es su profunda devoción por la Santísima Virgen.  

Se cuenta en su vida  un hecho milagroso -que es recogido por la liturgia tradicional y por el arte- ocurrido en la noche del 18 de diciembre de 665: la aparición de la Virgen, sentada en la silla del obispo. La Virgen María le hizo una seña con la cabeza para que se acercara, fijó sus ojos sobre él y dijo: "Tú eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería". Habiendo dicho esto, la Virgen misma lo invistió, dándole las instrucciones de usarla en los días festivos designados en su honor. 

San Ildefonso de Toledo murió el 23 de enero de 667.



De su obra "
Sobre la virginidad de María contra tres infieles" trascribimos un breve fragmento: una hermosa oración a María.

Te ruego, Virgen santa, que yo obtenga a Jesús de aquel Espíritu por el cual tú engendraste a Jesús.

Que mi alma reciba a Jesús por aquel Espíritu por el cual tu carne concibió a Jesús.

Que yo conozca a Jesús por aquel Espíritu por el cual tú conociste, concebiste y diste a luz a Jesús.

Que yo pueda decir de Jesús cosas humildes y elevadas gracias a aquel Espíritu con el que tú confiesas que eres la esclava del Señor deseando que se realice en ti lo que se te anuncia por el Ángel.

Que yo ame a Jesús con aquel Espíritu con el que tú lo adoras como Señor y lo contemplas como Hijo.

Que tema verdaderamente a Jesús, así como Él, siendo Dios, era obediente a sus padres.


Las fotos fueron tomadas en la iglesia porteña consagrada a San Ildefonso: la segunda en 2016 y las restantes en dos ocasiones distintas en 2022.


21 de enero de 2025

21 de enero: Santa Inés

«La extraordinaria difusión del culto de Inés, a partir al menos de la primera mitad del s. IV, fue debida a los entusiastas elogios de algunos santos padres de la Iglesia (Ambrosio, Agustín de Hipona, Dámaso, Jerónimo,  Máximo de Turín,  Gregorio  Magno y Beda el Venerable), quienes propusieron a la niña romana como modelo ejemplar de virgen, de fe inquebrantable y de gran fuerza de ánimo, contrapuestas a la fragilidad de su cuerpo de adolescente. Todos los testimonios recogen una tradición oral precedente, cuyos únicos datos ciertos son el nombre, derivado del griego agne = casta, pura; la joven edad, 12 o 13 años; el martirio sufrido en Roma en época indeterminada, probablemente a mediados del s. III, durante una persecución anterior a la de Diocleciano, quizá de Decio (250-251) o Valeriano (258-260), porque el acontecimiento ya resultaba remoto para el papa Dámaso (366-384). En torno a este núcleo se fueron añadiendo poco a poco otros particulares, que llevaron a la redacción de la passio, en las versiones siriaca, griega y latina del s. V ca., retomada por la Legenda Aurea de Jacobo de Vorágine en el s. XIII (…)».

La leyenda «presenta a Inés sometida a juicio, como todos los primeros mártires, con la amenaza de torturas y muerte si no sacrificaba a los ídolos, contraponiendo su debilidad física y la minoría de edad, que por la ley le negaba la capacidad jurídica, a su ejemplar heroísmo para afrontar la decapitación, buscada con el ansia gozosa de una esposa que sale al encuentro del esposo, hasta el punto de turbar al juez y al verdugo. En el himno Agnes beatae virginis, atribuido a Ambrosio, se añaden las particularidades de la fuga de Inés de la casa donde sus padres la tenían escondida y, en el momento del martirio, el gesto púdico de cubrirse con la ropa y taparse el rostro con las manos al caer herida en la garganta: en este caso la pena es la degollación. En el elogio métrico del papa Dámaso, la joven, desnudada ante una hoguera encendida y amenazada de muerte, sueltos los cabellos para cubrirse el cuerpo, con un gesto que repetirá la hagiografía posterior, afrontó las llamas con valor, tal vez lanzándose en ellas, como Apolonia, o bien, según otros, sin ceder al miedo, acabando después decapitada. 


Prudencio retoma la tradición del interrogatorio, de la invitación a sacrificar, en este caso a Minerva, y de la decapitación, añadiendo la infamante pena de la exposición en un rincón de la calle a las puertas de un prostíbulo. Incluye también el primer milagro, la curación, por intercesión de la santa, de un joven que había osado mirarla, cayendo al suelo ciego y desmayado. Todos estos elementos convergen en la legenda griega, y en su variante siriaca, donde Inés es presentada como una muchacha culta, tan preparada como para enseñar a las matronas que se reúnen en torno a ella y poder discutir con el juez sobre el sentido que asume la amenazada desnudez, nada temible, por cierto, pues mostrando un cuerpo creado por Dios no se prejuzga la nobleza del alma. Ulteriormente es elaborado el episodio de la exposición en un lupanar, con la presencia de un ángel vestido de blanco a su lado que la defiende de los calaveras, y la transformación del milagro de la curación en una resurrección del joven libidinoso, gracias a la intercesión de Inés solicitada por el mismo juez. Esto no le evita la muerte, porque, acusada de magia, es condenada a la hoguera. La passio latina añade aspectos novelescos, introduciendo la figura del hijo del prefecto Sempronio o Sinfronio prendado de la bellísima muchacha, según un topos literario difundido en la hagiografía relativa a las jóvenes vírgenes, que defendieron su pureza y su fe a costa de la vida, tentadas y denunciadas después por enamorados rechazados. 

Imperturbable a las lisonjas y amenazas, conducida desnuda al prostíbulo, Inés, cubierta por la abundante cabellera que le ha crecido milagrosamente, encuentra a un ángel que le entrega una blanca estola y la hace intangible aplacando a los jóvenes conducidos a ella por el vengativo pretendiente, que cae muerto al intentar violarla. Con gran caridad, la muchacha intercede por su vuelta a la vida, compadecida de las lágrimas del padre, que no tiene sin embargo el valor de salvarla de la acusación de hechicería, entregándola a su vicario Aspasio, identificado por algunos con la figura histórica de Aspasio Paterno, que desterró a San Cipriano de Cartago durante el reinado de Valeriano. Condenada a la hoguera, sale indemne de las llamas, que se revuelven contra la muchedumbre amenazante, y es degollada. A esta versión, ya conocida por Máximo de Turín y que por ello se remonta aproximadamente al s. V, se añade, con probabilidad en el s. VII, una última parte, formada por cinco párrafos, con algunos episodios posteriores al martirio, que después fueron recogidos en el texto definitivo, texto que entra en la liturgia occidental, transcrito en verso por un anónimo poeta carolingio y retomado por la Legenda Aurea, alcanzando un éxito enorme a lo largo de toda la Edad Media. (…). 

Otro episodio, que se ha hecho famosísimo, es la aparición de Inés a sus padres en el octavario de la muerte: la joven avanza entre una falange de vírgenes vestidas de oro acompañada por un cándido corderillo. Este particular será recogido por la iconografía de la santa, convirtiéndose en su símbolo característico. 

(...)

El último episodio es el más fabuloso: un sacerdote, Paulino, de la iglesia de Inés, solicita al obispo poderse casar, y recibe un anillo de esmeraldas con la exhortación a pedir el permiso al retrato de la santa; así lo hace, e Inés alarga milagrosamente el anular recibiendo el anillo, que permaneció después impreso en la imagen. Según otra versión, estando en ruinas el edificio, el papa pidió a un sacerdote si quería custodiar y alimentar a una esposa, entregándole un anillo para que se casase con la imagen, que alargó y retiró el dedo. 

La fecha del martirio, el 21 de enero, es recordada ya en la Depositio martyrum y figura en todos los martirologios y los textos litúrgicos más antiguos con pocas variantes. En el lugar de la Depositio se levantó un cementerio tanto subterráneo como en la superficie y sobre la tumba surgió (...) una primera basílica por deseo de Constantino; reparada varias veces, fue reedificada en estilo bizantino por Honorio 1 (625-638) y embellecida por el espléndido mosaico absidal; a lo largo de los siglos sufrió varias reformas hasta la ordenada por Pío IX entre 1855 y 1856. (…)». 

La iconografía de Santa Inés es riquísima; desde el siglo III,  «Inés ya es representada con el cordero al lado, que se convertirá en su símbolo característico, constantemente presente, sobre todo a partir del s. XII, en recuerdo del nombre y también del sueño de sus padres. En la Alta Edad media prevaleció la tipología de la hierática virgen bizantina, cubierta de joyas, tal como la veían los peregrinos en el mosaico absidal de su basílica en la vía Nomentana. Los más grandes artistas europeos, a partir de Giotto, se inspiraron en su passio, repetida a menudo en las elaboradas historias narradas por la Legenda Aurea, y Borromini transformó la iglesia de Santa Inés en plaza Navona en el triunfo del barroco. 

El motivo del cordero está presente también en el culto popular, en particular en la bendición de los corderos en la basílica ad corpus (el 21 de enero), cargando de valores simbólicos un gesto en origen sólo relacionado con un canon en especie que había que pagar en Letrán. Con la lana de estos corderos las benedictinas de Santa Cecilia tejen los palios sagrados, bendecidos después por el pontífice en el sepulcro de San Pedro la tarde del 28 de junio, víspera de su fiesta».  

(Leonardi, Riccardi y Zarri: "Diccionario de los Santos". 
Ed. San Pablo, Madrid, 2000)

19 de enero de 2025

Domingo II Durante el Año

 

Hoy sumamos un nuevo templo a la lista de las iglesias que visitamos en este blog. Se trata de la iglesia de la Natividad de María Santísima, en el barrio de Barracas.

Hoy, Segundo Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo C, se lee el episodio de las Bodas de Caná, que aparece en el Evangelio de San Juan (2, 1-11):

    «Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga».
    
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron.   

El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento».
    
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él».

La escena está representada en uno de los hermosos vitrales de la iglesia de la Natividad de María, del cual hemos visto varias fotos a lo largo de esta entrada.

18 de enero de 2025

Santa María "en Sábado"

 


Aunque al pie del vitral dice "Santa Inés, Virgen y Mártir", la imagen principal en él  representada es la Virgen María.  Inés se encuentra a la izquierda: es la única de las doncellas que aparece auroleada y con vestiduras de colores. Además, lleva en sus brazos un cordero, atributo iconográfico típico de la santa, que permite identificarla de modo inequívoco.

Publicamos esta bella imagen en una nueva Memoria de Santa María en sábado y a pocos días de la Memoria de Santa Inés, que se va a celebrar el martes próximo.

¡Oh Reina de los mártires! Yo os ruego que por vuestros dolores y vuestros triunfos me deis vuestra maternal bendición: yo me pongo y coloco también bajo el manto de vuestra poderosa protección a todos mis parientes y amigos.

15 de enero de 2025

15 de enero: San Arnoldo Janssen

En nuestra colección personal de estampitas hay varias de San Arnoldo Janssen. Algunas son anteriores a su beatificación (que tuvo lugar el 19 de octubre de 1975); en otras (como la que veremos hoy) es llamado "beato";  finalmente, varias de ellas son posteriores a su canonización (5 de octubre de 2003).

La que compartimos hoy fue editada en 1987, con motivo del sesquicentenario de su nacimiento, por la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de la ciudad de Buenos Aires, atendida por los sacerdotes de la congregación religiosa fundada por Janssen en 1875 y que este año celebra su sesquicentenario


Al dorso aparece la llamada "Oración del Cuarto de Hora", que San Arnoldo rezaba cada quince minutos.

 

Dios. Verdad Eterna,

creemos en ti.

Dios, Salvación y Fortaleza nuestra,

esperamos en ti.

Dios, Bondad infinita,

te amamos de corazón.


Enviaste al Verbo, Salvador del mundo:

haz que todos seamos uno en él.

Infunde en nosotros el Espíritu de tu Hijo,

para que glorifiquemos tu Nombre. Amén.


13 de enero de 2025

13 de enero: San Hilario de Poitiers

Hoy la Iglesia honra a «San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia, que fue elevado a la sede de Poitiers, en Aquitania, en tiempo del emperador Constancio, el cual había abrazado la herejía arriana. Luchó denodadamente en favor de la fe nicena acerca de la Trinidad y de la divinidad de Cristo, y fue desterrado por esta razón a Frigia durante cuatro años. Compuso los celebérrimos comentarios a los Salmos y al evangelio de San Mateo», en palabras del Martirologio.

Por primera vez San Hilario aparece en este blog.



En la catequesis durante la audiencia general del 10 de octubre de 2007, el papa Benedicto XVI habló de este gran santo:

«Hoy quiero hablar de un gran Padre de la Iglesia de Occidente, San Hilario de Poitiers, una de las grandes figuras de obispos del siglo IV. Enfrentándose a los arrianos, que consideraban al Hijo de Dios como una criatura, aunque excelente, pero sólo criatura, San Hilario consagró toda su vida a la defensa de la fe en la divinidad de Jesucristo, Hijo de Dios y Dios como el Padre, que lo engendró desde la eternidad.

No disponemos de datos seguros sobre la mayor parte de la vida de San Hilario. Las fuentes antiguas dicen que nació en Poitiers, probablemente hacia el año 310. De familia acomodada, recibió una sólida formación literaria, que se puede apreciar claramente en sus escritos. Parece que no creció en un ambiente cristiano. Él mismo nos habla de un camino de búsqueda de la verdad, que lo llevó poco a poco al reconocimiento del Dios creador y del Dios encarnado, que murió para darnos la vida eterna.

Bautizado hacia el año 345, fue elegido obispo de su ciudad natal en torno a los años 353-354. En los años sucesivos, San Hilario escribió su primera obra, el Comentario al Evangelio de San Mateo. Se trata del comentario más antiguo en latín que nos ha llegado de este Evangelio. En el año 356 asistió como obispo al sínodo de Béziers, en el sur de Francia, el "sínodo de los falsos apóstoles", como él mismo lo llamó, pues la asamblea estaba dominada por obispos filo-arrianos, que negaban la divinidad de Jesucristo. Estos "falsos apóstoles" pidieron al emperador Constancio que condenara al destierro al obispo de Poitiers. De este modo, San Hilario se vio obligado a abandonar la Galia en el verano del año 356.

Desterrado en Frigia, en la actual Turquía, San Hilario entró en contacto con un contexto religioso totalmente dominado por el arrianismo. También allí su solicitud de pastor lo llevó a trabajar sin descanso por el restablecimiento de la unidad de la Iglesia, sobre la base de la recta fe formulada por el concilio de Nicea. Con este objetivo emprendió la redacción de su obra dogmática más importante y conocida: el De Trinitate ("Sobre la Trinidad").

En ella, San Hilario expone su camino personal hacia el conocimiento de Dios y se esfuerza por demostrar que la Escritura atestigua claramente la divinidad del Hijo y su igualdad con el Padre no sólo en el Nuevo Testamento, sino también en muchas páginas del Antiguo Testamento, en las que ya se presenta el misterio de Cristo. Ante los arrianos insiste en la verdad de los nombres de Padre y de Hijo, y desarrolla toda su teología trinitaria partiendo de la fórmula del bautismo que nos dio el Señor mismo: "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

El Padre y el Hijo son de la misma naturaleza. Y si bien algunos pasajes del Nuevo Testamento podrían hacer pensar que el Hijo es inferior al Padre, s

San Hilario ofrece reglas precisas para evitar interpretaciones equívocas: algunos textos de la Escritura hablan de Jesús como Dios, otros en cambio subrayan su humanidad. Algunos se refieren a él en su preexistencia junto al Padre; otros toman en cuenta el estado de abajamiento (kénosis), su descenso hasta la muerte; otros, por último, lo contemplan en la gloria de la resurrección.

En los años de su destierro, San Hilario escribió también el Libro de los Sínodos, en el que reproduce y comenta para sus hermanos obispos de la Galia las confesiones de fe y otros documentos de los sínodos reunidos en Oriente a mediados del siglo IV. Siempre firme en la oposición a los arrianos radicales, San Hilario muestra un espíritu conciliador con respecto a quienes aceptaban confesar que el Hijo era semejante al Padre en la esencia, naturalmente intentando llevarles siempre hacia la plena fe, según la cual, no se da sólo una semejanza, sino una verdadera igualdad entre el Padre y el Hijo en la divinidad. También me parece característico su espíritu de conciliación: trata de comprender a quienes todavía no han llegado a la verdad plena y, con gran inteligencia teológica, les ayuda a alcanzar la plena fe en la divinidad verdadera del Señor Jesucristo.

En el año 360 ó 361, San Hilario pudo finalmente regresar del destierro a su patria e inmediatamente reanudó la actividad pastoral en su Iglesia, pero el influjo de su magisterio se extendió de hecho mucho más allá de los confines de la misma. Un sínodo celebrado en París en el año 360 o en el 361 retomó el lenguaje del concilio de Nicea. Algunos autores antiguos consideran que este viraje antiarriano del Episcopado de la Galia se debió en buena parte a la firmeza y a la bondad del obispo de Poitiers. Esa era precisamente una característica peculiar de San Hilario: el arte de conjugar la firmeza en la fe con la bondad en la relación interpersonal.

En los últimos años de su vida compuso los Tratados sobre los salmos, un comentario a 58 salmos, interpretados según el principio subrayado en la introducción de la obra: "No cabe duda de que todas las cosas que se dicen en los salmos deben entenderse según el anuncio evangélico, de manera que, independientemente de la voz con la que ha hablado el espíritu profético, todo se refiera al conocimiento de la venida de nuestro Señor Jesucristo, encarnación, pasión y reino, y a la gloria y potencia de nuestra resurrección" (Instructio Psalmorum 5). En todos los salmos ve esta transparencia del misterio de Cristo y de su cuerpo, que es la Iglesia. En varias ocasiones, San Hilario se encontró con San Martín: precisamente cerca de Poitiers el futuro obispo de Tours fundó un monasterio, que todavía hoy existe. San Hilario falleció en el año 367. Su memoria litúrgica se celebra el 13 de enero. En 1851 el Beato Pío IX lo proclamó doctor de la Iglesia.

Para resumir lo esencial de su doctrina, quiero decir que el punto de partida de la reflexión teológica de San Hilario es la fe bautismal. En el De Trinitate, escribe: Jesús "mandó bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (cf. Mt 28, 19), es decir, confesando al Autor, al Unigénito y al Don. Sólo hay un Autor de todas las cosas, pues sólo hay un Dios Padre, del que todo procede. Y un solo Señor nuestro, Jesucristo, por quien todo fue hecho (1 Co 8, 6), y un solo Espíritu (Ef 4, 4), don en todos. (...) No puede encontrarse nada que falte a una plenitud tan grande, en la que convergen en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo la inmensidad en el Eterno, la revelación en la Imagen, la alegría en el Don" (De Trinitate 2, 1).

Dios Padre, siendo todo amor, es capaz de comunicar en plenitud su divinidad al Hijo. Considero particularmente bella esta formulación de San Hilario: "Dios sólo sabe ser amor, y sólo sabe ser Padre. Y quien ama no es envidioso, y quien es Padre lo es totalmente. Este nombre no admite componendas, como si Dios sólo fuera padre en ciertos aspectos y en otros no" (ib. 9, 61).

Por esto, el Hijo es plenamente Dios, sin falta o disminución alguna: "Quien procede del perfecto es perfecto, porque quien lo tiene todo le ha dado todo" (ib. 2, 8). Sólo en Cristo, Hijo de Dios e Hijo del hombre, la humanidad encuentra salvación. Al asumir la naturaleza humana, unió consigo a todo hombre, "se hizo la carne de todos nosotros" (Tractatus in Psalmos 54, 9); "asumió en sí la naturaleza de toda carne y, convertido así en la vid verdadera, es la raíz de todo sarmiento" (ib. 51, 16).

Precisamente por esto el camino hacia Cristo está abierto a todos —porque él ha atraído a todos hacia su humanidad—, aunque siempre se requiera la conversión personal: "A través de la relación con su carne, el acceso a Cristo está abierto a todos, a condición de que se despojen del hombre viejo (cf. Ef 4, 22) y lo claven en su cruz (cf. Col 2, 14); a condición de que abandonen las obras de antes y se conviertan, para ser sepultados con él en su bautismo, con vistas a la vida (cf. Col 1, 12; Rm 6, 4)" (ib. 91, 9).

La fidelidad a Dios es un don de su gracia. Por ello, San Hilario, al final de su tratado sobre la Trinidad, pide la gracia de mantenerse siempre fiel a la fe del bautismo. Es una característica de este libro: la reflexión se transforma en oración y la oración se hace reflexión. Todo el libro es un diálogo con Dios.

Quiero concluir la catequesis de hoy con una de estas oraciones, que se convierte también en oración nuestra: "Haz, Señor —reza San Hilario, con gran inspiración— que me mantenga siempre fiel a lo que profesé en el símbolo de mi regeneración, cuando fui bautizado en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. Que te adore, Padre nuestro, y juntamente contigo a tu Hijo; que sea merecedor de tu Espíritu Santo, que procede de ti a través de tu Unigénito. Amén" (De Trinitate 12, 57)».

El vitral pertenece a la Basílica de Luján.

7 de enero de 2025

7 de enero: «Sinaxis del santo e ilustre profeta y precursor Juan Bautista»

Tal como lo explicamos el 7 de enero de 2021, las iglesias de la tradición bizantina celebran hoy, al día siguiente de la gran Teofanía, la «Sinaxis del santo e ilustre profeta y precursor Juan Bautista». 

Celebramos la fecha con una imagen que se venera en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de la localidad bonaerense de Chivilcoy. Tomamos la foto en septiembre de 2023.

Transcribimos lo que señala para la fecha de hoy el sitio web de la Iglesia Ortodoxa Antioquena (Arquidiócesis de México, Venezuela, Centroamérica y El Caribe).


«Al día siguiente de la gran fiesta de la Epifanía - Bautismo del Señor en el Jordán, celebramos la memoria del Glorioso, Profeta, Precursor y Bautista Juan.

San Juan Bautista era hijo del sacerdote Zacarías y de Elizabet, hasta los 30 años vivió en el desierto de Judea teniendo una vida ascética, dedicada enteramente a la oración y en busca de la perfección espiritual. Su vestimenta era de pelo de camello, en su cintura tenia un cinto de cuero y sus alimentos eran las langostas y la miel silvestre. Poseía la Gracia Divina para ser un gran predicador de la Palabra de Dios y con esa gracia convocaba a multitudes a escucharlo. Protestaba duramente contra los fariseos, quienes con una imagen supuestamente santa, ocultaban bajo su ropa la crueldad, la impureza mental y espiritual. Esencialmente su enseñanza se basaba en una frase característica: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca” preparando así el camino para el plan salvador de Nuestro Señor Jesucristo. Al comenzar Cristo su exposición pública, la gente dejaba lentamente a Juan y lo seguía a Él; este cambio en la gente hubiese causado envidia y celos en cualquier persona que no tenga el Espíritu Santo (...) [pero] a Juan este cambio le dio mucha alegría y felicidad. Esta festividad de San Juan el Precursor, por quien Cristo dijo: “Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista” (Mateo 11:11), fue establecida en el siglo V.

Tropario, tono 2

La memoria del justo es con alabanzas, pero a ti, oh Precursor, te basta el testimonio del Señor. Porque te volviste verdaderamente el más honrado de los profetas al ser digno de bautizar en el Jordán al que fue anunciado; y así como defendiste la verdad con alegría, anunciaste, hasta a los que estaban en el Hades, a Dios que se ha revelado en el cuerpo, que quita el pecado del mundo y nos otorga la gran misericordia».

6 de enero de 2025

6 de enero: Santa Rafaela María del Sagrado Corazón

Hoy se cumplen 100 años de la muerte de Santa Rafaela María del Sagrado Corazón. La ocasión es excelente para traer por primera vez a este blog a esta santa, cuya Memoria litúrgica, naturalmente, se celebra en este día.

Publicamos a continuación una breve biografía que procede de un sitio oficial de la congregación religiosa fundada por la santa.

«Santa Rafaela María nació el 1 de marzo de 1850 en Pedro Abad (Córdoba). En el año 1874 comienza su andadura en la vida religiosa, fundando la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón en 1877. Murió en 1925 en Roma, donde permaneció los últimos 32 años de su vida.

Rafaela María fue una mujer enamorada de la vida. Se sintió amada especialmente por Dios y, a pesar de las dificultades que vivió, lo encontró en todo, y vivió reconciliada y reconciliando. Supo amar a cada persona en lo que era y alentarla para que pudiera ser lo que Dios soñaba de ella. Creía en las personas y en sus posibilidades.

Rafaela María y las primeras Esclavas del Sgdo. Corazón comprendieron que el corazón es el centro de la persona, desde donde ésta se forja, por ser la sede de la voluntad y del amor. Intuyeron quefavorecer y cuidar el corazón sano es educar para que la persona crezca libre, sana y feliz.

 Pablo VI la proclamó santa el 23 de enero de 1977».

La imagen se venera en la capilla de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, en Luis María Campos y Maure.

4 de enero de 2025

4 de enero: Santa Isabel Ana Seton

Por primera vez en la vida de este blog celebramos hoy la Memoria de Santa Isabel Ana Seton,  nacida en Nueva York o cerca de esa ciudad el 28 de agosto de 1774 y fallecida el 4 de enero de 1821. Lo hacemos con una foto de uno de los vitrales de la monumental iglesia levantada en Buenos Aires en honor de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.

Transcribimos algunos fragmentos de la homilía de Juan XXIII en la misa de beatificación, celebrada el Tercer Domingo de Cuaresma de 1963. A partir de la frase  “Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan” (Lc 11,28), el Papa dijo en esa ocasión:

Esta tarde le place al humilde Vicario de Cristo aplicar esas palabras a quien la Iglesia venera desde hoy en la gloria de los beatos: Isabel Ana Bayley Seton. Verdaderamente bienaventurada, porque oyó la voz de Dios y la puso en práctica.

El Señor nos ha concedido gozar un nuevo rayo de la Divina Providencia, y al elevar el himno de acción de gracias, con las notas del Te Deum, nuestro ánimo se llena de emocionada gratitud. Siempre admirable en sus santos (Ps 67, 36), Dios enciende, en la humanidad que peregrina hacia el cielo, rayos de un nuevo esplendor.

El pensamiento gusta detenerse en la mansa y fuerte figura de la beata, propuesta como universal ejemplo de heroica virtud, para aportar luces de enseñanza, de aliento y de buenas inspiraciones.

Isabel Seton es la primera flor     —oficialmente reconocida—  de santidad que los Estados Unidos de América ofrecen al mundo. Hija auténtica de aquella nación, vivió desde 1774 a 1821, justamente cuando la joven República acababa de afianzarse en el concierto de las naciones, para dar prueba de sus inagotables posibilidades en todos los campos. Además, en aquellos años se constituía la jerarquía católica, y sobre la sólida roca de la fe cristiana se ponían las bases seguras de un maravilloso desarrollo de las obras católicas, como hoy aparece con toda su eficiencia.

(...) 

En este Tercer Domingo de Cuaresma de 1963 es la primera vez que sobre el altar de la cátedra de San Pedro aparece gloriosa la imagen de una heroína de los Estados Unidos de América. En el vario concierto de la santidad de la Iglesia se suma una nueva nota, que aporta el elemento propio de aquel pueblo, pues, como dice San Ambrosio, es un único cuerpo real, que se compone de diversas procedencias: “reina, con reinado indiviso, formando un único cuerpo de diversos y distantes pueblos” (Exposit. Evang. sec. Luc. lib. 7, cap. II: PL 15,1700). De esta forma toda la Iglesia, aquí representada por hombres de diversas procedencias y estirpes, rinde un homenaje de veneración a Isabel Seton.

Miramos de cerca a esta que hoy se eleva a la gloria de los beatos: Isabel Seton, prodigio de la gracia celestial.

Dios llevó a esta mujer a muchas experiencias y a profundas decisiones de vida espiritual, siéndole la fe algo habitual, como la respiración de su vida; llenándola del amor al prójimo, especialmente, en una hora dolorosísima de su existencia, para que tocase con su mano la presencia de Dios, que consuela a los humildes (2 Cor 7,6).

Pensamos en el apostolado, lleno de delicadeza, que desarrolló la familia Filicchi, con la que Isabel estuvo en contacto en 1803, con ocasión de su viaje a Italia. En Livorno se le murió el marido en aquel año. Aquella familia livornesa, instrumento dócil para las inspiraciones celestiales y verdaderamente sabia para ponerlas en práctica, fue límpido ejemplo de fidelidad a la Iglesia, presentando a los ojos de la ferviente episcopaliana —cual entonces era Isabel— el cuadro ideal de un catolicismo vivido, y del que se sintió atraída.

La nueva beata, como puede decirse de otros insignes personajes del siglo pasado, llegó al catolicismo no a través de la negación del pasado, sino como a una meta providencial de estudio, de oración y de caridad, a la cual la disponía toda la orientación de su vida anterior. Un paso después de otro, encontrarse en el seno de la Iglesia católica fue para ella un enriquecer el patrimonio que ya poseía, un abrir el cofre cerrado que estaba en sus manos, un penetrar en el conocimiento de la verdad plena, cerca de cuya morada se había encontrado desde sus jóvenes años.

(...)

Isabel Seton, que fue objeto de especial amor de Dios y al prójimo, dio, a su vez, impulso y avance a la caridad.

El nombre y el símbolo de la caridad se convirtió en el programa de su vida interior y de su actividad exterior; este latido se propagó desde su familia natural a la extensa familia de sus hermanos de ayer, y a todos los encuadrados en las bienaventuranzas de Cristo: los pobres, los perseguidos, los débiles, los enfermos, los oprimidos.

Con la fundación de la familia religiosa de las Hermanas de la Caridad de San José, cuatro años después de su encuentro con el catolicismo, quiso dedicarse a todas las formas de la caridad con el ejercicio voluntarioso de las obras de misericordia espiritual y corporal. Junto a las innumerables providencias en favor de los huérfanos y necesitados ocupó un primer puesto su obra en pro de la educación de la juventud, por lo cual es justamente tenida como una de las precursoras del sistema escolar parroquial, que tantos frutos ha dado y continúa dando en los Estado Unidos, ofreciendo a la Iglesia y a la nación escuadras de católicos fervientes y de ciudadanos ejemplares.

La figura de Isabel Seton continúa viviendo en la entrega de sus hijas espirituales, que todavía se dedican, cada una de ellas, a beneficiar a innumerables escuadras de adultos y de niños, de necesitados en el cuerpo y en espíritu. Y gustamos detener nuestra mirada en todas las hermanas de la caridad. Con hábitos distintos y reglas adaptadas a los climas y a las costumbres de los diversos países renuevan la gesta de San Vicente Paúl y de Santa Luisa de Marillac. De la incansable actividad de cada una, movida por el amor a Dios, se levanta en todo el mundo, con múltiples aplicaciones, el himno de San Pablo, con toda su frescura y atracción: “La caridad es paciente, es benigna, la caridad no es fastidiosa... no busca su propio interés, se alegra en la posesión de la verdad, a todo se acomoda, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Cor 13, 4-7).

Nos sentimos afecto paternal, admiración y gratitud por todas las religiosas (...).  La glorificación de una heroína de la caridad quiere infundir un nuevo afán de entrega, no solamente a estas beneméritas religiosas, sino también a todos los miembros de la Iglesia, sacerdotes y seglares, ancianos y jóvenes, para que con la caridad sepan dar el testimonio de amor y de obras que el mundo espera.

¡Oh beata Isabel Seton, que brillas hoy ante el mundo por tu fidelidad a las promesas bautismales, mira con ojos de predilección a tu pueblo, que de ti se gloría como primera flor de santidad! Concédeles de Dios la gracia de guardar el sagrado patrimonio de la vocación al Evangelio, la firmeza en la fe, el ardor en la caridad para que corresponda a su particular vocación. Y sobre la Iglesia entera extiende tu protección, ofreciéndole como ejemplo el fuego de generosidad y de amor, que te impulsó de caridad en caridad (2 Cor 3,18) a la glorificación de hoy.

En el Año Santo de 1975 Isabel Seton fue canonizada por el papa Pablo VI. 

1 de enero de 2025

1° de enero: Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

 

En la Octava de Navidad, primer día del año civil, la Iglesia honra a María con su más antiguo y glorioso título: el de Madre de Dios.

Nos unimos a esta grandiosa solemnidad con imágenes de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo (Consolata) que registramos en mayo de 2017, y con la célebre alabanza a la Madre de Dios de San Cirilo de Alejandría.

«Te saludamos, María, Madre de Dios, tesoro digno de ser venerado por todo el orbe, lámpara inextinguible, corona de la virginidad, trono de la recta doctrina, templo indestructible, lugar propio de aquel que no puede ser contenido en lugar alguno, madre y virgen, por quien es llamado bendito, en los santos evangelios, el que viene en nombre del Señor.

Te saludamos, a ti, que encerraste en tu seno virginal a aquel que es inmenso e inabarcable; a ti, por quien la santa Trinidad es adorada y glorificada; por quien la cruz preciosa es celebrada y adorada en todo el orbe; por quien exulta el cielo; por quien se alegran los ángeles y arcángeles; por quien son puestos en fuga los demonios; por quien el diablo tentador cayó del cielo; por quien la criatura, caída en el pecado, es elevada al cielo; por quien toda la creación, sujeta a la insensatez de la idolatría, llega al conocimiento de la verdad; por quien los creyentes obtienen la gracia del bautismo y el aceite de la alegría; por quien han sido fundamentadas las Iglesias en todo el orbe de la tierra; por quien todos los hombres son llamados a la conversión.

Y ¿qué más diré? Por ti, el Hijo unigénito de Dios ha iluminado a los que vivían en tinieblas y en sombra de muerte; por ti, los profetas anunciaron las cosas futuras; por ti, los apóstoles predicaron la salvación a los gentiles; por ti, los muertos resucitan; por ti, reinan los reyes, por la santísima Trinidad.

¿Quién habrá que sea capaz de cantar como es debido las alabanzas de María? Ella es madre y virgen a la vez; ¡qué cosa tan admirable! Es una maravilla que me llena de estupor. ¿Quién ha oído jamás decir que le esté prohibido al constructor habitar en el mismo templo que él ha construido? ¿Quién podrá tachar de ignominia el hecho de que la sirviente sea adoptada como madre?

Mirad: hoy todo el mundo se alegra; quiera Dios que todos nosotros reverenciemos y adoremos la unidad, que rindamos un culto impregnado de santo temor a la Trinidad indivisa, al celebrar, con nuestras alabanzas, a María siempre Virgen, el templo santo de Dios, y a su Hijo y esposo inmaculado: porque a él pertenece la gloria por los siglos de los siglos. Amén».