En una nueva memoria sabatina de Santa María, que en este caso se da en la víspera del día en que en la Argentina se celebra la Jornada Mundial de las Misiones, compartimos esta hermosa imagen de María, Reina de las Misiones, que se venera en la cripta de la Basílica de Luján.
Completan esta entrada las palabras finales de la encíclica Redemptoris Missio, de Juan Pablo II, dedicadas a la Virgen María:
«Como los Apóstoles después de la Ascensión de Cristo, la Iglesia debe reunirse en el Cenáculo con «María, la madre de Jesús» (Hech 1, 14), para implorar el Espíritu y obtener fuerza y valor para cumplir el mandato misionero. También nosotros, mucho más que los Apóstoles, tenemos necesidad de ser transformados y guiados por el Espíritu.
(...) Toda la Iglesia es invitada a vivir más profundamente el misterio de Cristo, colaborando con gratitud en la obra de la salvación. Esto lo hace con María y como María, su madre y modelo: es ella, María, el ejemplo de aquel amor maternal que es necesario que estén animados todos aquellos que, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan a la regeneración de los hombres. Por esto, «la Iglesia, confortada por la presencia de Cristo, camina en el tiempo hacia la consumación de los siglos y va al encuentro del Señor que llega. Pero en este camino ... procede recorriendo de nuevo el itinerario realizado por la Virgen María» (Enc. Redemptoris Mater, 2)
.
A la «mediación de María, orientada plenamente hacia Cristo y encaminada a la revelación de su poder salvífico» (Enc. Redemptoris Mater, 22), confío la Iglesia y, en particular, aquellos que se dedican a cumplir el mandato misionero en el mundo de hoy. Como Cristo envió a sus Apóstoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, así, mientras renuevo el mismo mandato, imparto a todos vosotros la Bendición Apostólica, en el nombre de la Santísima Trinidad. Amén».
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