La iglesia porteña dedicada a San Agustín posee un hermoso conjunto de vitrales; algunos representan escenas de la vida del Obispo de Hipona, mientras que en otros aparecen santos vinculados de un modo u otro con el santo o con la orden que él fundó.
Cerca de la puerta principal del templo puede verse una pareja de vitrales que representan a San Gelasio y a San Posidio, como vemos junto a estas líneas.
Hoy nos ocuparemos del primero de ellos.
Gelasio I fue Sumo Pontífice entre los años 492 y 496, es decir, al comienzo de la Edad Media.
A él se debe la formulación de la «Teoría de las Dos Espadas» que regirá a lo largo de todo el Medioevo. Así aparece ese principio, en una carta (Epístola VIII) al emperador Anastasio I (491-518):
A él se debe la formulación de la «Teoría de las Dos Espadas» que regirá a lo largo de todo el Medioevo. Así aparece ese principio, en una carta (Epístola VIII) al emperador Anastasio I (491-518):
«Dos son los poderes por los que se rige principalmente el mundo: el de los obispos y el de los reyes. De los dos, es tanto mayor el de los obispos, cuanto que ellos tienen que dar cuenta ante el tribunal de Dios de todos los hombres, incluso de los reyes. Vuestra piadosa majestad no tendrá más remedio que admitir que nadie, en ningún momento ni con ningún pretexto humano, podrá atentar jamás contra la misión absolutamente única del hombre al que el mandato del mismo Cristo ha puesto a la cabeza de todos y al que la Santa Iglesia reconoce como su jefe. Lo que se apoya en el sólido fundamento del derecho divino puede, ciertamente, ser atacado por la insolencia de los hombres, pero nunca, sea cual sea el poder de donde procedan tales ataques, podrá ser vencido».
Además, en los apenas cuatro años que duró, el pontificado de Gelasio I fue muy prolífico en otros documentos, cartas y decretos, que ocupan un sitio importante en la historia de la Iglesia de ese tiempo.
A San Gelasio debemos por ejemplo una lista oficial de los libros de la Biblia; existen cánones bíblicos más antiguos, pero la lista de Gelasio puede considerarse la primera refrendada oficialmente por un Pontífice. Aunque proviene de un papa anterior (San Dámaso), Gelasio nos la transmitió y la confirmó con su autoridad. De hecho se conoce a ese listado con el nombre de «Canon Gelasiano». Junto con esa lista hay una de los escritos de los que en ese tiempos eran considerados «Padres de la Iglesia», así como otra, de escritos considerados «apócrifos».
Gelasio enunció, asimismo, con total claridad, el principio de que la Sede Romana es la que rige al resto de la Iglesia, por encima de las otras sedes: «Consiguientemente, la primera es la Sede del Apóstol Pedro, la de la Iglesia Romana, que no tiene mancha ni arruga ni cosa semejante».
Además, y por sobre todo, la vida de Gelasio se caracterizó por su profunda piedad, caridad, oración y penitencia.
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