En el último sábado del Tiempo Ordinario de este año, la memoria sabatina de Santa María nos lleva de nuevo a la hermosa e histórica Basílica del Santísimo Rosario, en el centro porteño.
Encontramos allí esta imagen de la "Divina Pastora", una simpática advocación mariana surgida en Sevilla a comienzos del siglo XVIII.
Del blog del Instituto Calasanciano "Divina Pastora" del barrio de Mataderos tomamos esta oración de consagración con que cerramos la entrada de hoy y el Año Litúrgico 2015/2016.
¡Oh Madre mía, Pastora amabilísima!
Yo, hijo tuyo, me ofrezco hoy a ti,
y te consagro para siempre todo lo que me resta de vida:
mi cuerpo con todas sus miserias,
mi alma con todas sus flaquezas,
mi corazón con todos sus afectos y deseos;
todas mi oraciones, trabajos, amores, sufrimientos y combates,
en especial mi muerte con todo lo que le acompañe:
mis últimos dolores y mi última agonía.
¡Madre mía dulcísima!
Acuérdate de éste tu hijo y de la consagración que de sí mismo te hace.
Y si yo, vencido por el desaliento y la tristeza,
Y si yo, vencido por el desaliento y la tristeza,
por la perturbación o el desvarío,
llegara alguna vez a olvidarme de Ti…
entonces, ¡Madre mía!, te pido y te suplico,
entonces, ¡Madre mía!, te pido y te suplico,
por el amor que tienes a Jesús,
por tus llagas y por su sangre,
que me protejas como a hijo tuyo
y no me abandones hasta que esté contigo en la Gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario