Celebramos hoy una antigua y veneradísima advocación mariana, la de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. La imagen original es un antiguo icono, difícil de datar con precisión, procedente de la isla de Creta y venerado en Roma en la iglesia de San Alfonso, a cargo de los redentoristas.
Se trata del icono llamado «Madre de Dios de la Pasión»; la Virgen tiene en sus brazos al Niño, quien observa con temor a dos ángeles (Gabriel y Miguel) que le muestran instrumentos de la Pasión, y con sus dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira al observador. Otros mil detalles encantadores tiene la hermosa imagen.
En el frente de la iglesia parroquial porteña dedicada a esta advocación, sobre la calle Irigoyen, hay una reproducción escultórica de la imagen de la Virgen con el Niño y dos ángeles a sus lados.
Y en el edificio del colegio adjunto puede verse esta otra imagen, que reproduce el escudo del instituto educativo, donde nuevamente vemos la imagen de María con su Hijo, en este caso acompañados de una bella corona de flores y el texto "Deus charitas est", "Dios es amor":
De la página Devocionario Católico tomamos esta oración a la Virgen del Perpetuo Socorro, con la que cerramos esta entrada:
Oh Madre del Perpetuo Socorro, en cuyos brazos el mismo Niño Jesús parece buscar seguro refugio: ya que a ese mismo Dios, hecho Hijo tuyo, como tierna Madre lo estrechas contra tu pecho y sujetas sus manos con tu diestra, no permitas, Señora, que ese mismo Jesús ofendido por nuestras culpas, descargue sobre el mundo el brazo de su irritada justicia; sé tú nuestra poderosa Medianera y Abogada, y detenga tu maternal socorro los castigos que hemos merecido. En especial, Madre mía, concédeme la gracia que te pido.
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