21 de marzo de 2020

21 de marzo: San Nicolás de Flüe

Hoy el Martirologio señala la Memoria de San Nicolás de Flüe, «que, por inspiración divina, deseoso de otro género de vida, dejó a su esposa y a sus diez hijos, y se retiró al monte para abrazar la vida de anacoreta, en la cual llegó a ser célebre por su dura penitencia y desprecio del mundo. Solamente una vez salió de su celda, y fue para apaciguar con una breve exhortación a quienes estaban a punto de enfrentarse en una guerra civil».

«Nicolás von Flüe, “Bruder Klaus, ocupa un lugar privilegiado en la estimación de sus conciudadanos (...) y puede asegurarse que ninguna figura religiosa en la historia de Suiza ha inspirado tan variada y voluminosa literatura», dice El Testigo Fiel, de donde también proceden los restantes párrafos que transcribamos en cursiva y entrecomillados.

Nació en 1417. Su madre, que era una mujer profundamente religiosa, educó a Nicolás (así como a su hermano Pedro) para que pertenecieran como ella a la hermandad de los «Amigos de Dios» (Gottesfreunde). Se trataba de una sociedad extendida por Alemania, Suiza y Holanda, cuyos miembros, mediante una vida estricta y una constante meditación de la Pasión, querían entrar en una íntima relación con Dios. Estaba formada por clérigos y laicos, y éstos de ambos sexos. 

Nicolás, desde pequeño, se destacó por su piedad, su amor a la paz y su sano criterio.  Se casó con una joven devota, y tuvieron diez hijos. A lo largo de su vida matrimonial Nicolás continuó las prácticas devotas de su juventud. Cuando tenía alrededor de cincuenta años se sintió atraído «a abandonar el mundo por completo y pasar el resto de sus días como ermitaño. Su esposa no se opuso, porque los «Amigos de Dios», reconocían tales vocaciones como venidas de lo alto. Nicolás renunció a sus cargos, dejó a su mujer y a sus hijos en el otoño de 1467, y partió descalzo y descubierta la cabeza, enfundado en un hábito oscuro, llevando un rosario y su báculo».

Se retiró a la soledad y pasó así los restantes 20 años de su vida. «Durante las primeras doce horas del día estaba en oración y contemplación y por las tardes entrevistaba a los que tomaban el camino de su ermita, buscando su consejo sobre asuntos espirituales o temporales. Dios le había dado el don de saber aconsejar». Compatriotas y extranjeros se sintieron atraídos por la fama de Nicolás, que además vivía sin comer ni beber y rara vez abandonaba su retiro. Sus sabios consejos también sirvieron para consolidar la paz y la unidad de la Confederación Suiza en 1481.

Murió el día que cumplía 70 años. De inmediato fue honrado en toda Suiza como patriota y como santo. Su culto fue confirmado en 1669 (lo que equivale a una beatificación); fue canonizado en 1947. 

Su imagen, cuya foto vemos junto a estas líneas, se venera en la iglesia de San Bonifacio, sobre la calle Cuba de nuestra ciudad de Buenos Aires.


ESTA FUE LA ENTRADA NÚMERO 500 DE ESTE BLOG.

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