Hoy se lee en la misa un fragmento del Libro del Éxodo (20, 1-17) que también puede proclamarse en su versión breve (20, 1-4. 7-8. 12-17); esta última es la versión que transcribimos a continuación.
Dios pronunció estas palabras:
«Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud.
No tendrás otros dioses delante de mí.
No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas.
No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano.
Acuérdate del día sábado para santificarlo.
Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».
Esta es la primera formulación de los Diez Mandamientos, que más tarde (Éxodo 24) Dios entregará a Moisés en tablas de piedra. La representación tradicional muestra dos tablas: la primera suele tener sólo los tres primeros mandamientos; la segunda, los siete restantes. Pero Raúl Soldi, en esta pintura, pone las dos tablas en manos de unos ángeles; cada tabla contiene cinco mandamientos (representados por sus números correspondientes). Las fotos corresponden a la iglesia de Santa Ana, en Glew, provincia de Buenos Aires.
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