15 de agosto de 2022

15 de agosto: Beata María del Sagrario de San Luis Gonzaga

Hoy recordamos a la Beata María del Sagrario de San Luis Gonzaga (Elvira) Moragas Cantarero, virgen, de la Orden de las Carmelitas Descalzas,  mártir en la terrible persecución contra la Iglesia desatada en 1936 en España. Fue asesinada en Madrid en el día de la Asunción de María de ese año.

Su imagen se venera en la capilla Corpus Christi, ubicada sobre la calle Amenábar de la ciudad de Buenos Aires.

Nació en el año 1881. Sus padres eran Ricardo Moragas e Isabel Cantarero. Le pusieron por nombre Elvira, pero se lo cambió al entrar en la vida religiosa. Tardó algún tiempo en entrar en el convento por  consejo de su director espiritual, porque tenía que cuidar de su hermano menor;  cuando su hermano se hizo mayor, por fin pudo cumplir el deseo de  ser carmelita. Hizo los votos de su profesión religiosa en 1920. En 1927 la eligieron superiora del monasterio y poco tiempo después, debido a sus cualidades y a su santidad de vida, le dieron el cargo de maestra de novicias.  Fue elegida nuevamente superiora el 1° de julio de 1936. Al comenzar la cruel persecución religiosa, los conventos, seminarios e iglesias sufrieron los ataques de los enemigos de la fe. Cuando fue atacado su convento, envió a las hermanas a lugares seguros, y ella misma se fue a casa de su tía. La arrestaron en agosto, y tras varios interrogatorios y sin ninguna prueba contra ella, la mataron en la Pradera de San Isidro, en Madrid.  Fue beatificada por Su Santidad Juan Pablo II el 10 de mayo de 1998, quien en la ocasión dijo:

La madre María Sagrario, farmacéutica en su juventud y modelo cristiano para los que ejercen esta noble profesión, abandonó todo para vivir únicamente para Dios en Cristo Jesús (cf. Rm 6, 11) en el monasterio de las carmelitas descalzas de Santa Ana y San José de Madrid. Allí maduró su entrega al Señor y aprendió de él a servir y sacrificarse por los hermanos. Por eso, en los turbulentos acontecimientos de julio de 1936, tuvo la valentía de no delatar a sacerdotes y amigos de la comunidad, afrontando con entereza la muerte por su condición de carmelita y por salvar a otras personas.

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