El Martirologio consigna hoy esta Memoria: «En la ciudad de Getafe, cerca de Madrid, en España, San Faustino Míguez, religioso de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, que, promovido al sacerdocio, se entregó por entero a la tarea docente, consiguiendo gran prestigio de maestro y perito en ciencias naturales. Fue diligente en su actividad pastoral y fundó la Congregación de las Hijas de la Divina Pastora (1925)».
Faustino Míguez nació en 1831 en una aldea de la provincia de Orense, en España. Creció en un ambiente familiar de profunda fe y en su juventud se sintió llamado al sacerdocio.
Ingresó al Noviciado de las Escuelas Pías de Madrid en diciembre de 1850. Entonces cambió su nombre de Manuel por el de Faustino de la Encarnación. Hizo su Profesión de Votos Solemnes el día 16 de enero de 1853 y fue ordenado sacerdote el 8 de marzo de 1856, en la parroquia de San Marcos de Madrid. En 1857 fue enviado a la nueva fundación escolapia en Cuba, donde permaneció durante casi tres años. Allí mostró dotes de educador e inclinaciones a la botánica y al estudio de las propiedades terapéuticas de las plantas.
En 1860 regresó a España, donde cumplió diversas tareas pastorales en varios destinos, entre ellos, Sanlúcar de Barrameda; allí fue donde decidió iniciar una nueva obra: la Congregación de Hijas de la Divina Pastora, dedicada a la educación integral de la infancia y juventud.
Se destacó como educador cordial y dedicado; también son interesantes sus aportes a la didáctica de las Ciencias, a través de sus libros sobre Nociones de Historia Natural, Nociones de Física Terrestre y Diálogos sobre las Láminas de Historia Natural.
Murió en Getafe el 8 de marzo de 1925.
Fue beatificado en 1998 y canonizado en 2017; a esta última ocasión hace referencia el afiche que mostramos, que fotografiamos en la iglesia porteña consagrada a San José de Calasanz.
De un sitio escolapio tomamos esta oración, con la que cerramos esta entrada:
Te damos gracias, Padre de amor y misericordia, porque hiciste de San Faustino un camino de evangelio desde el servicio a los niños y jóvenes, a la promoción integral de la mujer y al necesitado de la salud del amor. Haz que, imitando su ejemplo, sepamos hacer de nuestra vida una entrega incondicional a los humildes y pequeños en el seguimiento de tu Hijo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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