Muchos detalles de la vida de San Patricio, el gran evangelizador de Irlanda, nos son desconocidos o pertenecen al terreno de la leyenda.
Para lo que sí parece haber un fundamento histórico es para el dato de que, a su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saúl y emprendió, con su energía característica, la tarea de conquistar el favor del «Gran Rey» Laoghaire, que moraba con su corte en Tara, de la región de Meath. Indudablemente que hay mucho de fábula en lo que se cuenta sobre el encuentro de San Patricio con los magos druidas, pero es imposible negar que, de aquel encuentro resultó una decisión trascendental y de que el santo, ya fuera por el poder de su carácter o por el don de obrar milagros, obtuvo una rotunda victoria sobre sus oponentes paganos y hechiceros y, aquel triunfo sirvió para ganar cierta tolerancia a la predicación del cristianismo entre los pobladores de Irlanda. En los textos del Senchus Mor (el antiguo código de las leyes irlandesas), no obstante que pertenecen a una época muy posterior a la de San Patricio, hacen referencias precisas a cierto acuerdo concertado en Tara con los paganos y vinculan al santo y a su discípulo Benigno (Benen) a las gestiones para obtenerlo. Dicen esos textos que «Patricio convocó a los hombres del Erin para que se reunieran todos en un sitio a fin de conferenciar con él. Cuando estuvieron reunidos, se les predicó el Evangelio de Cristo para que todos lo escucharan. Y sucedió que, en cuanto los hombres del Erin se enteraron del exterminio de los seres vivientes y de la resurrección de los muertos, cuando conocieron el gran poder de Patricio, demostrado desde su arribo al Erin y, cuando vieron al rey Laoghaire y a sus druidas asombrados por las grandes maravillas y los milagros que se obraban en presencia de los hombres del Erin, todos se inclinaron para mostrar su obediencia a la voluntad de Dios y a Patricio» ( → fuente)
También es conocido el hecho de que San Patricio utilizó un trébol para explicar el misterio de la Trinidad.
El decisivo encuentro de San Patricio -que sostiene un trébol en su mano- con el rey y su corte está representado con esta gran pintura de la iglesia de la Santa Cruz.
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