Como sabemos, San Pedro y San Pablo son honrados conjuntamente en la Solemnidad del 29 de junio, y además cada uno tiene por separado su propia celebración, ambas con categoría de Fiesta: la Cátedra de San Pedro (18 de enero) y la Conversión de San Pablo (25 de enero). Sin embargo, en la Liturgia tradicional (expresada en el Misal Romano de 1962) y en algunos calendarios particulares, como en el de los barnabitas, en la fecha de hoy se celebra la conmemoración del apóstol San Pablo.
Nos ha parecido interesante señalar aquí la explicación que da el Misal Diario para América del padre Azcárate sobre esta celebración:
También queremos compartir fragmentos de la Liturgia de hoy según el Misal anterior a las reformas postconciliares.
El Introito y la Oración Colecta:
Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba, y cómo aventajaba en el Judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas.Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran Apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco.Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días. No vi a ningún otro Apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor.En esto que les escribo, Dios es testigo de que no miento.
La imagen de San Pablo que ilustra esta entrada se venera en la Catedral de Buenos Aires. El Apóstol de los Gentiles es representado con su atributo iconográfico habitual, la espada, instrumento de su martirio a la vez que evocación de «la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios», como el mismo Pablo dice en Efesios 6, 17.
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