Entre los numerosos santos que aparecen en el mural de los santos del Patriarcado de Antioquía, en la iglesia San Jorge, se encuentra San Efrén el Sirio, a quien así elogia hoy el Martirologio Romano:
«San Efrén, diácono y Doctor de la Iglesia, que primero ejerció en Nísibe, su patria, el ministerio de la predicación y la enseñanza de la doctrina, y más tarde, al invadir Nísibe los persas, se trasladó a Edesa, en Osroene, donde inició una escuela teológica con los discípulos que le habían seguido, en la que ejerció su ministerio con la palabra y los escritos. Fue célebre por su austeridad de vida y la riqueza de su doctrina, y por los exquisitos himnos que también compuso mereció ser llamado "cítara del Espíritu Santo"».
En nuestra entrada del 9 de junio de 2021, con palabras de Benedicto XVI, nos ocupamos de la vida y obra de San Efrén. Hoy, en cambio, aprovechando que en este día también se celebra la Memoria de María, Madre de la Iglesia, transcribiremos fragmentos de un cántico admirable que en honor de María compuso el sabio poeta.
1. Entona himnos, cítara mía, en alabanza de la Virgen María; eleva tu voz y modula el cántico admirable de esta virgen, hija de David, que dio a luz a la Vida.
3. Engañó el hijo a la serpiente y la pisoteó, e hizo olvidar a Eva el veneno que le había inoculado el mortífero dragón, quien, mediante la mentira aquella la había hundido en el infierno.
16. María es el vellocino sobre el cual descendió del Padre la lluvia de bendición, con cuyas gotas fue asperjado Adán. Y volvió a la vida, y se levantó del sepulcro el que había sido sepultado en el infierno por sus enemigos.
20. Esta Virgen se convirtió en Madre, y conservó intacta su virginidad: siendo virgen lleva en su seno al niño y es Madre de Dios, esclava suya y obra de su sabiduría.
23. El Verbo de Dios descendió del alto cielo y habitó en la doncella; ésta lo concibió y lo dio a luz. Todo lo referente a esta casta virgen sobrepasa cuanto profieran los labios de cuantos hablan de ella.
27. María lleva el fuego entre sus dedos y con sus brazos abraza la llama. El incendio que la alimentaba asía sus pechos; ella daba su leche al que alimenta a todos los seres. ¿Quién podrá hablar dignamente de ella?
29. El hijo de la tierra trajo al mundo las enfermedades y los dolores y abrió la puerta a la muerte que, entrando, encadenó al mundo. Pero el Hijo de María asumió los dolores del mundo y le hizo el don de la vida.
30. María, conservando intacta su virginidad, como tierra bendita no arada, hizo germinar en su seno el árbol de la vida; gracias a su misericordia todos cuantos comen de él, viven.
37. María, fuente pura, concibió en su seno al torrente de vida, que descendió al mundo vivificando a todos los muertos que, por él, renacieron.
38. María es el templo puro en el que se hospeda Dios, el huésped eterno; en ella se realizó de un modo admirable el misterio por el cual el hombre se hace Dios y Adán es llamado hijo por el Padre.
40. María es la vid que brotó de la raíz bendita de David, cuyos ramos produjeron el racimo de sangre viviente. Adán bebió ese vino, se levantó y volvió al Edén.
44. ¡Oíd las alabanzas en el carro de triunfo de Dios, y los cánticos de la Virgen Madre! ¡En el carro de triunfo, su poder, y en María, su amor! El querubín alaba con temor, la virgen madre acaricia.
45. La voz de la vida es enviada por Ti, oh, Altísimo, al reino de los muertos y dice a Eva: "Una hija tuya, permaneciendo virgen, dio a luz a un hijo que pagó tu deuda".
51. Bendita eres, María, hija de David; y bendito es el fruto que nos diste. Alabado sea el Padre que envió a su Hijo para nuestra redención y bendito el Espíritu Paráclito que nos enseñó este misterio. Alabado sea su nombre.
San Efrén, Carmina Sogita 1 (selección)
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