En la iglesia porteña consagrada a la Asunción de María, ubicada en Gaona 2798, pueden verse hermosos vitrales; entre ellos, el que vemos junto a estas líneas.
Representa la Ascensión del Señor a los cielos, el misterio que confesamos en el Credo ("Et resurrexit tertia die, secundum Scripturas. Et ascendit in coelum") y que litúrgicamente celebramos hoy.
«Elevado fuiste a la gloria,
oh Cristo nuestro Dios,
llenando de gozo a los discípulos
con la promesa del Espíritu Paráclito;
con tu larga bendición
ellos tienen ya la certeza
de que tú eres el Hijo de Dios, el Redentor del mundo».
(Apolytikion - Himno de despedida de la Liturgia Bizantina)
«Cuando fuiste elevado a la gloria,
oh Cristo nuestro Dios,
ante la mirada de tus discípulos,
las nubes te arrebataron con tu cuerpo.
Se abrieron las puertas del paraíso
ante la mirada de tus discípulos,
las nubes te arrebataron con tu cuerpo.
Se abrieron las puertas del paraíso
y el coro de los Ángeles
exultó de gozo y alegría
y las potencias celestiales
y las potencias celestiales
cantaban diciendo:
Portones, alzad los dinteles,
que va a entrar el Rey de la gloria.
Mientras los discípulos, atemorizados,
Portones, alzad los dinteles,
que va a entrar el Rey de la gloria.
Mientras los discípulos, atemorizados,
te decían:
No he alejes, buen Pastor, de nosotros;
envía sobre nosotros tu Espíritu santísimo
como guía y fortaleza de nuestras almas».
(Liturgia bizantina de la Ascensión).
Próxima entrada: 31 de mayo, Visitación de María
No he alejes, buen Pastor, de nosotros;
envía sobre nosotros tu Espíritu santísimo
como guía y fortaleza de nuestras almas».
(Liturgia bizantina de la Ascensión).
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