En una nueva memoria sabatina de la Bienaventurada Virgen María, compartimos esta hermosa imagen que se venera en el templo porteño dedicado a San José de Calasanz, en Caballito.
Corresponde justamente, como se lee en la placa al pie de la imagen, a María como Madre de Dios, de especial veneración por los escolapios, la congregación fundada por San José de Calasanz.
Completamos esta entrada con otro fragmento del soberbio himno oriental Akathistos:
Salve, tú prenda de arcano misterio.
Salve, milagro primero de Cristo;
Salve, compendio de todos los dogmas.
Salve, celeste escalera que Dios ha bajado;
Salve, oh puente que llevas los hombres al cielo.
Salve, de angélicos coros solemne portento;
Salve, de turba infernal lastimero flagelo.
Salve, inefable, la Luz alumbraste;
Salve, a ninguno dijiste el secreto.
Salve, del docto rebasas la ciencia;
Salve, del fiel iluminas la mente.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Próxima entrada: 16 de octubre (San Gerardo Maiella)
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