Volvemos hoy a la iglesia de San Gabriel de la Dolorosa, en Vicente López, hermosamente engalanada con vitrales que representan a los Apóstoles.
Hoy es la Fiesta de San Matías, elegido para completar el número de los Doce después de la traición y muerte de Judas.
Así relata la elección el libro de los Hechos (capítulo 1):
Pedro se puso de pie en medio de los hermanos –los que estaban reunidos eran alrededor de ciento veinte personas– y dijo:
«Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, habla de Judas, que fue el jefe de los que apresaron a Jesús. Él era uno de los nuestros y había recibido su parte en nuestro ministerio. Pero después de haber comprado un campo con el precio de su crimen, cayó de cabeza, y su cuerpo se abrió, dispersándose sus entrañas. El hecho fue tan conocido por todos los habitantes de Jerusalén, que ese campo fue llamado en su idioma Hacéldama, que quiere decir: «Campo de sangre». En el libro de los Salmos está escrito: Que su casa quede desierta y nadie la habite. Y más adelante: Que otro ocupe su cargo. Es necesario que uno de los que han estado en nuestra compañía durante todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con nosotros, desde el bautismo de Juan hasta el día de la ascensión, sea constituido junto con nosotros testigo de su resurrección».
Se propusieron dos: José, llamado Barsabás, de sobrenombre el Justo, y Matías.
Y oraron así: «Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de los dos elegiste para desempeñar el ministerio del apostolado, dejado por Judas al irse al lugar que le correspondía». Echaron suertes, y la elección cayó sobre Matías, que fue agregado a los once Apóstoles.
La actual fecha de esta fiesta (que en distintos calendarios ha sido y es celebrada en diversos días) ha sido elegida para relacionarla con el lapso que va de la Ascensión a Pentecostés, en cuyas cercanías siempre cae, como ocurre este año.
Fuera de los datos que nos ofrece la Escritura, nada sabemos acerca de la vida San Matías; sólo tenemos leyendas, en general tardías, y en ocasiones contradictorias entre sí.
Según el apócrifo Hechos de Andrés y Matías, fue hecho prisionero por antropófagos; luego, cegado, curado milagrosamente y liberado por Andrés, y finalmente decapitado (por lo cual suele ser representado con un hacha).
El libro de J. Pascher sobre "El Año Litúrgico" nos dice que «distintas leyendas sobre la forma de su martirio le han valido diversos atributos: Lleva la espada (alabarda y hacha), una cruz y también piedras».
Por su parte, el libro de L. Monreal y Quesada, "Iconografía del cristianismo", señala que San Matías «carece de un atributo invariable, pudiendo llevar una cuerda al cuello, las piedras de una supuesta lapidación, el hacha de su degollación, o dos clavos".
En el vitral que ilustra esta entrada, San Matías es representado con un cuchillo o espada pequeña y piedras.
Cerramos esta entrada con el prefacio de la fiesta de hoy en el Rito Ambrosiano:
Para que el número de los apóstoles fuera completo
dirigiste una mirada particular de amor a Matías,
iniciado en el seguimiento y los misterios de tu Cristo.
Su voz se añadió
a la de los otros once testigos del Señor
y llevó al mundo el anuncio
de que Jesús de Nazaret había resucitado verdaderamente
y se había abierto a los hombres el reino de los cielos.
Próxima entrada: 15 de mayo (San Isidro Labrador)
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