San Sebastián es uno de los santos cuya representación iconográfica es más popular y difundida: ¿quién no ha visto alguna vez una imagen suya, semidesnudo, atado a un árbol y atravesado por flechas?
Hoy, sin embargo, mostraremos una imagen distinta del célebre mártir. Sebastián era militar: «hacia el año 283 fue a Roma e ingresó en el ejército, al servicio del emperador Carino, con el propósito de ayudar a los confesores y mártires cristianos, sin despertar sospechas». Llegó a ser capitán bajo el emperador Diocleciano, que ignoraba su fe religiosa.
Precisamente la imagen que hoy compartimos lo muestra como militar y con flechas -el símbolo de su martirio- en la mano.
Al saberse que era cristiano, San Sebastián «fue finalmente conducido ante Diocleciano, quien le reprochó amargamente su ingratitud, y le entregó a un cuerpo de arqueros de la Mauritania» para que lo mataran. Sus verdugos abandonaron su cuerpo atravesado por las flechas, creyéndolo muerto. Sin embargo, estaba vivo; se restableció de las heridas y sanó. Tiempo después se enfrentó nuevamente con el emperador, quien dio la orden de matarlo a mazazos.
Una representación iconográfica poco habitual de San Sebastián, que encontramos en la iglesia castrense de Nuestra Señora de Luján.
Los párrafos entrecomillados y en cursiva fueron tomados de El Testigo Fiel.
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