En la Misa de hoy se proclama un fragmento del Segundo libro de los Reyes (2, 1. 6-14) que relata «lo que sucedió cuando el Señor arrebató a Elías y lo hizo subir al cielo en el torbellino» (vers. 1). Transcribimos un trozo de esa lectura; la escena se desarrolla en el río Jordán.
(...) Elías se quitó el manto, lo enrolló y golpeó las aguas. Estas se dividieron hacia uno y otro lado, y así pasaron los dos por el suelo seco. (...)
Y mientras iban conversando por el camino, un carro de fuego, con caballos también de fuego, los separó a uno del otro, y Elías subió al cielo en el torbellino. Al ver esto, Eliseo gritó: «¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!». Y cuando no lo vio más, tomó sus vestiduras y las rasgó en dos pedazos. Luego recogió el manto que se le había caído a Elías de encima, se volvió y se detuvo al borde del Jordán. (...)
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