9 de octubre de 2023

Lunes de la Semana XXVII Durante el Año

El Lunes de la Semana XXVII del Tiempo Ordinario se lee en el Evangelio la famosa parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 25-37):

   Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?».

    Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».

    Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo».

    «Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida».

    Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?».

    Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió:

«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver".

    ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?».

    «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor.

    Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».


La parábola está representada en un relieve en el altar del Sagrado Corazón de la Basílica del Espíritu Santo.

Completamos esta entrada transcribiendo aquí uno de los prefacios comunes (el VII) que trae el Misal Romano con esta expresa indicación: 

Este prefacio se dice en las Misas del tiempo "durante el año" que carecen de prefacio propio. Es oportuno usarlo en el domingo XV del tiempo «durante el año» del ciclo C y el lunes de la semana XXVII del tiempo «durante el año».

...

En verdad es justo darte gracias,

y es deber nuestro alabarte,

Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,

en todos los momentos y circunstancias de la vida,

en la salud y en la enfermedad,

en el sufrimiento y en el gozo,

por tu servidor, Jesús, nuestro Redentor.


Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien

y curando a los oprimidos por el mal.

También hoy, como buen samaritano,

se acerca a todo hombre

que sufre en su cuerpo o en su espíritu,

y cura sus heridas con el aceite del consuelo

y el vino de la esperanza.


Por este don de tu gracia,

incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor,

vislumbramos la luz pascual

en tu Hijo, muerto y resucitado.


Por eso, unidos a los ángeles y a los santos,

cantamos a una voz el himno de tu gloria:


Santo, Santo, Santo...



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