Dice hoy escuetamente el Martirologio: «En Poitiers, de Aquitania, Santa Florencia, virgen, que, convertida al Dios verdadero por el obispo San Hilario durante su destierro en Asia, le siguió luego al regresar a su tierra».
Es muy poco, en efecto, lo que sabemos de esta esta santa. El libro "Todos los Santos" nos informa que era «hija de un colono romano establecido en Asia Menor», y que «tuvo ocasión de conocer a San Hilario de Poitiers cuando éste iba al sínodo de Seleucia del año 359. Le pidió el bautismo y siguió al desterrado obispo y volvió con él a las Galias, donde llevó vida eremítica consagrada a Dios por completo en Comblé, junto a Vienne».
En el museo de la Catedral de La Plata se exhibe una reliquia de Santa Florencia, junto a su imagen. Se trata de un fragmento de una falange de la santa, tomado del cuerpo que, como lo señala el certificado de autenticidad, se veneraba en la Catedral de Buenos Aires.
Nótese el dato curioso de que el certificado lo firma -el 3 de noviembre de 1900- el Vicario Capitular y Gobernador del Arzobispado en Sede Vacante, ya que, si bien para la fecha del documento ya había sido designado un arzobispo para Buenos Aires en la persona de monseñor Espinosa, éste todavía no había tomado posesión de la sede porteña, lo que ocurrió dos semanas después.
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